jueves, marzo 22, 2007

Fox, Maquiavelo y el engaño

Lorenzo Meyer

Al final, en México hubo un cambio de partido en el poder,
pero se mantuvo el espíritu y el proyecto del pasado

Juicio

Al final, el partido en el poder ya es diferente pero no el espíritu ni el proyecto dominante. Al final, quedó claro que la prioridad del gobierno de Vicente Fox fue consolidar el dominio de la derecha ideológica, no la democracia.

A ocho días de acabar su periodo, Fox declaró que esperaba confiado "el implacable juicio de la historia". Sin embargo, ese juicio no existe, lo que hay son una variedad de juicios elaborados por observadores y estudiosos, una pluralidad de opiniones en torno a su persona, su gobierno y su papel histórico. En el arranque tales expresiones tendrán un carácter acusadamente polémico, contradictorio y crispado, reflejo natural del desorden administrativo, de la gran confrontación política y de la aguda división social que ha dejado el guanajuatense al concluir su mandato. Aun cuando el observador debería guiarse por la objetividad, desafortunadamente, en el estudio de los fenómenos sociales la objetividad plena no es posible, y menos cuando se está tan cerca de los acontecimientos en el tiempo y el espacio.

Perspectiva

Fox y su obra pueden ser dictaminados desde múltiples ángulos: personal, económico, administrativo, jurídico, social, cultural, político, etcétera. El que aquí se intentará será político y en sentido propuesto por Otto von Bismarck en 1867, al definir a la política como "el arte de lo posible". Desde esta perspectiva, el Presidente no estaba obligado a lo imposible, pero sí a poner todo su empeño en alcanzar, dentro de lo posible, lo prometido: consolidar una democracia duramente ganada. En vez de dedicar el grueso de su energía a este propósito, lo empleó en impedir, a como diera lugar, que la elección del 2006 abriera la puerta de la alternancia a la izquierda.

La coyuntura histórica

Con la elección de Fox la sociedad mexicana logró no sólo un cambio de gobierno sino de régimen político, pues al acabar con el monopolio de 71 años del PRI sobre la Presidencia, se operó una transformación en las viejas reglas que regían la adquisición, el ejercicio y la pérdida del poder político. México pasó del autoritarismo a un sistema plural y supuestamente democrático. El origen de tal cambio fue la combinación de transformaciones en el entorno mundial -el fin de la Guerra Fría y del anticomunismo más el surgimiento de la "tercera ola democrática"-, mudanzas estructurales en la sociedad mexicana -urbanización, educación, acceso a la información, rechazo creciente a los abusos del autoritarismo priista, etcétera-, el esfuerzo de un buen número de actores colectivos e individuales -el neopanismo, el neocardenismo y el neozapatismo, entre otros- y, finalmente, el papel de Fox como líder de una oposición conservadora pero cargada de optimismo, energía... y simplismo.

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