miércoles, abril 18, 2007

Polonia paranoica

Las llaman "leyes de lustración". Es decir, de purificación ritual, según el diccionario. Lo cual, en este país donde el catolicismo está clavado a la historia, no deja de tener una profunda significación de arrepentimiento y penitencia. En virtud de esta ley votada en octubre de 2006 y que entró en vigor el pasado 15 de marzo, setecientos mil polacos tendrán que confesar si colaboraron con los comunistas de 1945 a 1989. Todos los altos funcionarios, profesores, abogados, directores de escuela y periodistas nacidos antes de agosto de 1972 tienen tiempo hasta el 15 de mayo para confesar su pecado.

Todos tienen que llenar un formulario y contestar a la pregunta: "¿Colaboró usted en secreto y conscientemente con los antiguos servicios de seguridad comunistas?". Tendrán que entregarlo a su superior jerárquico que lo dirigirá al Instituto de la Memoria en Varsovia. Este Instituto verificará en sus archivos y entregará un certificado de "limpieza política". En caso de que se pruebe la colaboración, los periodistas que trabajen en servicios públicos serán automáticamente despedidos. Quienes se nieguen a responder, o de quienes se pruebe que mintieron, se arriesgan a una pena de prohibición de ejercer su profesión durante diez años.

Ver artículo completo en Le Monde Diplomatique.

lunes, abril 16, 2007

Complot Minero

Por Raymundo Riva Palacio, 16 de abril de 2007
Periódico El universal (www.eluniversal.com.mx/columnas)

Intereses oscuros a favor del Grupo México llevaron al gobierno foxista al límite de la legalidad con el sindicato de los mineros

La historia detrás de lo que está sucediendo en el interior del sindicato minero poco tiene que ver con la vida sindical. Atrás de las maniobras ilegales de altos personeros de la administración foxista para destituir y reemplazar liderazgos sindicales, se oculta la lucha entre dos magnates de la minería que utilizaron como peones de ajedrez a Napoleón Gómez Urrutia y a Elías Morales, la colusión de varios miembros del gabinete de Vicente Fox con uno de ellos, el pánico de su ex superasesor Ramón Muñoz de que la desgracia en la mina de Pasta de Conchos -que sucedió en el contexto de esa lucha- fuera utilizada electoralmente por Andrés Manuel López Obrador, y el choque de agendas personales dentro de un equipo de gobierno donde el ex presidente había perdido el control. ¿Confundido?

El episodio de la restitución de Gómez Urrutia al frente del sindicato minero comienza con una estrategia empresarial que nada tenía que ver con él. En la segunda parte de 2005, Germán Larrea, accionista más poderoso del Grupo México, decidió buscar la compra de Altos Hornos de México (AHMSA), de Alonso y Jorge Ancira, nada transparentes al igual que Larrea, y el segundo de los hermanos prófugo de la justicia. El problema de Larrea era que sus últimas operaciones, particularmente en Sudamérica, habían sido cuestionadas por la poca transparencia de sus actos y resultado muy onerosas, por lo que una nueva compra, ante sus eventuales futuros financiadores, tendría que ser muy bien explicada y debidamente justificada. En esa ruta estratégica, Gómez Urrutia era un estorbo.

Cuando los Ancira se dieron cuenta de los intereses de Larrea, pusieron en movimiento a Gómez Urrutia. No les costó mucho trabajo. No sólo el dirigente de los mineros era muy cercano a Jorge Larrea, sino que su hijo, Alejandro Gómez Casso, quien como el padre se encuentra en Canadá por el presunto fraude de 55 millones de dólares, era empleado de AHMSA. Gómez Urrutia, que nunca fue minero, había sido reconocido como líder de los mineros por el primer secretario de Trabajo foxista, Carlos Abascal, en un trabajo jurídico que realizó su entonces subsecretario, Fernando Franco, a quien hizo posteriormente magistrado de la Suprema Corte.
Pese a las denuncias de los mineros contra Gómez Urrutia, Abascal lo apoyó. Podría ser coincidencia que en el lapso del respaldo, tras torcer la ley, el sindicato minero, históricamente combativo -de hecho, es uno de los pies de crianza de esta nación-, aceptara sin mayores problemas las privatizaciones en la industria. Pero el interés de Larrea en AHMSA y en encontrar un dirigente sindical que le diera, precisamente, las reformas al contrato colectivo para hacer viable y factible la operación, agotaron la vida sindical de Gómez Urrutia a ojos del gobierno foxista. Larrea venía primero.

A principios de febrero, en una acción que se mantuvo en secreto hasta muy recientemente, la Secretaría del Trabajo, para entonces al encargo de Francisco Salazar, un títere de Abascal -ya nombrado secretario de Gobernación-, que tenía como subsecretario a una figura central en este episodio, Emilio Gómez Vives, gente muy cercana a Larrea, hicieron la toma de nota del nuevo líder minero, Elías Morales, lo que significaba la destitución legal de Gómez Urrutia. Todo se hubiera podido consumar con una adquisición hostil de AHMSA, salvo que el día 19 se dio la explosión en Pasta de Conchos, una mina operada por el Grupo México, que hizo quedar atrás los intentos de compra. Los secretarios de Gobernación y del Trabajo se toparon con una situación de vulnerabilidad y altamente delicada. Incluso, días después de la tragedia, Salazar reconocía públicamente a Gómez Urrutia como líder, aunque en realidad ya habían falsificado firmas para destituirlo días atrás.

Pasta de Conchos tenía conmocionado al país cuando el superasesor de Fox, Ramón Muñoz, recibió en Los Pinos al consultor político Dick Morris, quien al ilustrarle el problema político que les representaba la pasividad en plena campaña presidencial, le pidió que pensara qué sucedería "si al día siguiente llegara López Obrador a Pasta de Conchos a rascar la tierra con sus propias manos" sumándose al rescate. Muñoz no lo pensó mucho. Lo que se vino fue una acción muy violenta contra Gómez Urrutia, presionando por todos lados para que actuaran en contra del líder, llegando el ex presidente a solicitarle al gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, estado donde se encontraba la mina y la sede del dirigente sindical, que lo arrestara. Muñoz no sabía lo que se traían entre manos Abascal y Salazar, y no se sabe si Fox estaba enterado. Sin embargo, un alto funcionario del gobierno calderonista estima altamente improbable que el ex presidente no estuviera al tanto.

Las secciones sindicales leales a Gómez Urrutia reaccionaron con violencia cuando el gobierno foxista los embistió. Cuando uno de sus lugartenientes, Juan Linares Montúfar fue detenido en el aeropuerto -y liberado después por deficiencias en el procedimiento-, lanzaron acusaciones contra Abascal de que los había traicionado al haber incumplido su promesa de no aprehender a ninguno de los mineros acusados de fraude, asociación delictuosa y lavado de dinero, además de restituir a su líder, a cambio de levantar el paro en la planta de Sicartsa, en Michoacán. Lo que no sabían era que la virulencia contra el dirigente prófugo no había sido ordenada por Abascal, sino por Muñoz, aunque en efecto, las extrañas relaciones de los secretarios de Gobernación y del Trabajo con Larrea en su intento de compra de AHMSA habían dado pie a la defenestración de Gómez Urrutia.

Este episodio que nació de la protección a un empresario y la lucha de otro por el control de mineras, que dejó muertos en el camino y trastocó por completo la vida sindical, hoy ha saltado a otro nuevo estadio. ¿Qué va a hacer el gobierno de Felipe Calderón? El secretario del Trabajo, Javier Lozano, dice que serán los sindicalistas quienes decidirán a quién desean como líder. Bien, pero insuficiente. Abascal, Salazar, Franco y Gómez Vives, por mencionar a cuatro personajes importantes, tienen mucho que explicar no ante la opinión pública sola, sino ante las autoridades. Desde septiembre pasado, el entonces procurador Daniel Cabeza de Vaca, hoy asesor jurídico en Los Pinos, encontró los peritajes de las firmas falsificadas para dar la toma de nota a Elías Morales. No se actuó: Abascal y Salazar eran miembros del gabinete. ¿El presidente Fox? Él calló. Es inverosímil que tanto se jugara frente a sus ojos sin que supiera o se diera cuenta. Desde el 12 de febrero pasado, la Secretaría de la Función Pública inició auditorías en la Secretaría del Trabajo sobre este caso. Nadie lo dice abiertamente en el gobierno, pero quieren ir judicialmente en contra de los funcionarios responsables de las ilegalidades. Y al menos un secretario foxista está en la mira.

rriva@eluniversal.com.mx
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domingo, abril 15, 2007

Irán, más cerca de la bomba

Por Florentino Portero, analista del Grupo de Estudios Estratégicos GEES (ABC, 10/04/07):

Las últimas declaraciones del presidente iraní Ahmadineyad han producido un gran revuelo en Occidente, lo que resulta ilustrativo de cómo enfocamos los problemas de política internacional. En realidad, las declaraciones tienen un interés muy relativo. Simplemente nos ha comunicado que las 3.000 centrifugadoras instaladas el pasado diciembre en la planta de Natanz ya están operativas. Era de esperar. Lo relevante sobre este tema lo sabíamos desde tiempo atrás, otra cosa es que no hayamos querido darnos por enterados.

Irán violó el Tratado de No proliferación Nuclear ocultando a la Agencia Internacional de la Energía Atómica la existencia de un programa de enriquecimiento de uranio. Cuando la Agencia lo descubrió, Irán lo negó. Cuando ante la evidencia de los hechos no pudo seguir negándolo, lo reconoció, pero aseguró que era sólo para fines pacíficos. No ha permitido realizar a los inspectores su trabajo con normalidad y se ha negado a cumplir las condiciones impuestas por la Agencia. Ante tal situación el tema fue remitido al Consejo de Seguridad que ha condenado con contundencia el comportamiento de Irán y ha aprobado dos resoluciones imponiendo serias sanciones económicas.

Las autoridades iraníes han rechazado de plano la idea de abandonar su programa nuclear. Lo han dicho por activa y por pasiva. Se les han ofrecido alternativas para que puedan desarrollar energía nuclear para usos civiles sin tener que producir el uranio enriquecido, pero la respuesta siempre ha sido la misma: Irán tiene derecho a tener un programa nuclear propio y va a seguir adelante hasta conseguirlo, sin importar las presiones o sanciones que se le impongan.

Hace ahora un año se instalaba en Natanz la primera cascada de 164 centrifugadoras. A fines de verano la cascada era ya capaz de enriquecer el uranio a un 4 por ciento, un nivel útil para una central nuclear de «agua ligera». Ahora el número de cascadas debe ascender a unas dieciocho. Si queremos ver la botella medio llena podemos poner en duda que de verdad estén operativas las 3.000 centrifugadoras. De la misma forma que Stalin se inventaba divisiones para dar una imagen de mayor fortaleza frente a los norteamericanos, es muy posible que el presidente iraní haya exagerado el estado en el que se encuentra el programa nuclear. Por otro lado, Irán no está reconociendo las ingentes averías que están teniendo las centrifugadoras, un plagio paquistaní de una patente alemana y fabricación iraní. Si, por el contrario, preferimos ver la botella medio vacía podemos aceptar la plena operatividad de las centrifugadoras y asumir que en un tiempo breve las averías por deficiente fabricación quedarán atrás.

En cualquier caso nuevas cascadas se irán incorporando, el enriquecimiento mejorará paulatinamente hasta llegar al 80 por ciento necesario para fabricar una bomba rudimentaria y, como muy pronto, en 2009 Irán podrá tener una bomba de fisión. Sólo necesitan tiempo y eso es lo que nosotros les estamos proporcionando.

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Resucitó: el triunfo de la justicia y de la vida

Por Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y CC. de las religiones en la Universidad Carlos III de Madrid (EL CORREO DIGITAL, 11/04/07):

Durante la Semana Santa he compartido, en un clima de solidaridad y esperanza, la dolorosa experiencia de la parroquia de San Carlos Borromeo en el barrio madrileño de Entrevías, cuyo cierre ha sido anunciado por el arzobispo de Madrid. ¿Razones? No celebrar la eucaristía conforme a las normas litúrgicas establecidas y hacer unas catequesis eclesialmente no homologables. El arzobispado, no obstante, ha elogiado la «acción social-caritativa» (según el lenguaje eclesiástico) que se lleva a cabo en la parroquia y, para mejor controlarla, ha pedido a los sacerdotes que sigan trabajando socialmente conforme a los cánones de la acción caritativa de la Iglesia y bajo el control de Cáritas.

En cuanto me enteré de la decisión de la jerarquía eclesiástica, fui a visitar a Enrique de Castro, uno de los sacerdotes de la parroquia, a quien conozco desde hace muchos años, para peguntarle el porqué de esa resolución episcopal. Él me explicó la trayectoria de la parroquia. Durante más de cinco lustros viene siendo hogar de los marginados y excluidos, sin discriminación de ningún tipo, ni religiosa, ni social, ni geográfica, ni sexual, ni étnica, ni racial, ni de género. En ella han encontrado acogida y tienen su hogar prostitutas, toxicómanos, insumisos, okupas, personas sin hogar, niños y adolescentes de la calle, inmigrantes, gitanos, ex presos, madres contra la droga, verdaderas heroínas en lucha contra el tráfico de la ‘heroína’ que mata a sus hijos, ex presos, personas creyentes de otras religiones, no creyentes. Actualmente hay censadas en la comunidad parroquial 180 personas que necesitaban regularizar su situación.

Me contó la confesión de un joven musulmán que fue acogido en la parroquia: «Mira, Enrique, soy musulmán, pero aquí he descubierto mi iglesia». Me habló de la manera de celebrar la fe en el barrio de Entrevías: no individualmente, sino en comunidad; no como acto ritual vacío, sino como experiencia de compartir; no con protagonismo clerical, sino con participación activa de todos los miembros de la comunidad; no reducida sólo a fieles cristianos, sino abierta a quienes quieren asumir con ellos el compromiso por la justicia y la defensa de la vida. En la eucaristía ofrecen, comparten y bendicen el pan amasado por el colectivo de madres contra la droga; comparten igualmente la copa de vino, como hizo Jesús de Nazaret en la cena pascual que celebró con sus discípulos. Pan y vino que, como dice la liturgia católica, son «fruto de la tierra y del trabajo del ser humano». ¿Dónde está la heterodoxia en la manera de celebrar de la parroquia de San Carlos Borromeo, cuando es la del propio Jesús, de los primeros cristianos y cristianas y de muchas comunidades en el mundo? La comunidad considera inseparable la celebración de la fe y la lucha por la justicia; la liturgia y la acogida a las hermanas y hermanos necesitados.

Enrique me habló de los jóvenes que habían muerto por la droga. Por eso ha asumido el compromiso titánico de luchar por la vida y ha implicado a los propios jóvenes, muchos de ellos drogadictos, en esa lucha que, bien seguro, van a ganar. Su discurso era impecable por la coherencia entre su vida y sus ideas, así como por la plena sintonía entre su fe y su praxis de liberación hecha realidad a diario. Y todo ello en el mundo de la marginación, que es -debería ser- el lugar de las religiones y, por supuesto, del cristianismo. Volví a casa con admiración, reconocimiento y agradecimiento. Fue una de las mejores lecciones que, tras tantos años de estudio y enseñanza de la teología, he recibido en mi vida.

Ya en casa, consulté los documentos del Concilio Vaticano II, el concilio de la renovación de la Iglesia convocado por Juan XXIII en la década de los sesenta del siglo pasado, por ver si encontraba algún texto que pudiera justificar el cierre de la parroquia. ¿Y qué me encontré? Todo menos argumentos a favor de la medida represiva del arzobispado de Madrid. El Concilio manda adaptar la liturgia a las necesidades de nuestro tiempo. Y, más importante todavía, muestra la opción por los pobres y los que sufren, en un texto realmente antológico: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón».

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¿Resurgimiento religioso?

Por Bruce Mazlish, profesor emérito de Historia del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y autor de La nueva historia global, Routledge, 2006. © Yale Center for the Study of Globalization. Traducción: José María Puig de la Bellacasa (LA VANGUARDIA, 11/04/07):

En nuestro mundo crecientemente globalizado se detecta la existencia de una voz insistente - cuyos ejemplos frecuentes pueden advertirse tanto en titulares de prensa como en artículos de revista e imágenes de televisión alusivas a actos de violencia inspirada por fanatismos religiosos- que exclama “¡Dios se alza con la victoria!” de forma y modo que, según tal perspectiva, la laicidad de hecho habría concluido sus días. Además - se razona- el soplo confesional en la política es una guía mejor, más positiva y segura para el presente y para el futuro. No obstante, considero que al actual resurgimiento religioso se le dispensa una atención desproporcionada al tiempo que los medios de comunicación deforman y tergiversan la propia realidad en la que la perspectiva en este caso laicista - definida aquí como indiferencia o rechazo de las creencias o convicciones religiosas- ha ido ganando terreno permanentemente.

Por otra parte, una perspectiva más amplia y con sentido histórico indica de hecho que los despliegues y manifestaciones de gran fervor religioso que presenciamos casi a diario son precisamente resultado de un creciente proceso de laicización en lugar de ser atribuibles, por el contrario, a su declive y decadencia. Presenciamos, en efecto, una reacción contra la amenaza encarnada por la modernización y la globalización que remite a la actitud de quienes sienten que están perdiendo la partida y, de forma desesperada, intentan volver a la fe tradicional;sólo que, en la cuestión que nos ocupa, una reformulación radical ha suplantado la dimensión tradicional de la religión (como, por lo demás, ya ha ocurrido otras veces).

¿De qué indicios o pruebas disponemos de un resurgimiento de lo laico a largo plazo?

China, país donde vive una quinta parte de la población mundial, no experimenta actualmente un renacimiento religioso (el movimiento Falun Gong, de hecho, no prospera allí notablemente); el nacionalismo disfrazado de comunismo parece satisfacer las necesidades de las autoridades como también de la mayoría de la población.

Rusia, aunque presencia un renacimiento religioso, no es en esencia una sociedad religiosa. Lo propio puede decirse de Japón aunque por razones muy diferentes (dejando aparte el sintoísmo, una fe secular).

Europa, por su parte - hogar de otros quinientos millones de habitantes de la población mundial- se ha secularizado de forma creciente pese a esporádicas llamaradas de espíritu religioso. El tributo más reciente prestado a las fuerzas laicas ha sido el reconocimiento de que el verdadero enemigo de la Iglesia católica en Occidente estriba en una sociedad crecientemente laica y secularizada.

El problema de referencia se plantea más bien en Oriente Medio y África así como, específicamente, en el caso de las confesiones musulmana y cristiana. Estados Unidos constituye un caso aparte, en cuyo seno una sociedad laica muestra la impronta de elementos religiosos que reaccionan combatiendo para conservar una posición de predominio que se les escapa entre sus dedos.

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Lo políticamente incorrecto

Por Manuel Jiménez de Parga, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (ABC, 11/04/07):

Se ha extendido la recomendación de sólo emplear en nuestro lenguaje las expresiones políticamente correctas. Una serie de tópicos, más o menos oficializados, se repiten con frecuencia. Las otras formulaciones, las heterodoxas, deben ser mal acogidas.

Acaso esto sea aquí una herencia del franquismo, sin perjuicio de la influencia norteamericana. En aquella época española -por fortuna ya lejana- se mencionaba mucho «la Revolución pendiente». Nunca se supo con certeza el cambio radical que se pretendía con esa invocación. Pero raro era el discurso político que no aludiera a «la Revolución pendiente». Así durante casi cuatro decenios.

Otra afirmación políticamente correcta en los años cuarenta del siglo XX era achacar todos los males a «la pertinaz sequía». Es cierto que entonces llovió poco en varias zonas de España. Sin embargo, el subdesarrollo que padecíamos no fue debido exclusivamente a que las nubes del cielo no descargaran.

Estos tópicos de antaño fueron simples expresiones triviales, carentes como tales de importancia y novedad. Menos inocuas resultan algunas de las frases que a diario se repiten en los actuales medios de comunicación. Son los componentes de un lenguaje políticamente incorrecto.

Porque no es admisible que se nos presente a un personaje como «portavoz de la ilegalizada Batasuna». Si la organización ha sido ilegalizada, nadie, en un Estado de Derecho, está autorizado para actuar públicamente en su nombre. Lo que ha quedado fuera del Ordenamiento jurídico tiene que ser excluido también del debate público. Considerar a alguien portavoz de lo que está ilegalizado resulta jurídicamente escandaloso.

También nos asombran los razonamientos que se hacen sobre «el proceso de paz». En este caso la palabra «paz» se desfigura. Sólo quienes están en una guerra pueden anhelar la paz. Y en el País Vasco no se ha declarado la guerra entre dos contendientes con sus correspondientes ejércitos. Una banda de asesinos nunca ha de ser considerada un ejército enfrentado a una determinada situación. La idea de paz nos obliga a considerar la idea de guerra. Y si no existe una lucha armada entre dos contendientes, resulta incorrecto hablar de «proceso de paz».

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La amenaza del populismo

Por Gustavo de Arístegui, portavoz de Exteriores del Partido Popular en el Congreso de los Diputados (EL MUNDO, 11/04/07):

El esperpéntico viaje del ministro de Asuntos Exteriores a Cuba merece un análisis en profundidad de los riesgos que regímenes radicales como el cubano representan para todo el continente americano -y para el mundo en general-, así como del error cómplice que ha supuesto el cambio de política del Gobierno en política exterior en general y hacia Latinoamérica en particular.

Es absolutamente insólito que el Ejecutivo de Zapatero no sólo se haya vuelto complaciente con brutales regímenes dictatoriales como el castrista, o en clara y preocupante deriva totalitaria como el de Hugo Chávez en Venezuela, sino que además haya tenido la escandalosa ocurrencia de tratar de imponer ese giro radical de política exterior al resto de la Unión Europea, con la consiguiente irritación en no pocas cancillerías del centro y el este de Europa, en países que conocen de sobra la barbarie de las dictaduras comunistas-estalinistas que les esclavizaron durante décadas.

Es simplemente insultante que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, diga que se va a hablar de todo, incluso de Derechos Humanos, sin que se haga mención alguna a los presos políticos y de conciencia de Cuba. Nadie ha contestado desde el Gobierno a la repugnante declaración del ministro de Exteriores cubano, Pérez Roque, tildando a los presos políticos de «mercenarios» y «terroristas». Es triste, patético y escandaloso que el Gobierno español haya llegado hasta este nivel de entreguismo y claudicación. Convendría recordarle que hoy España -con los socialistas en La Moncloa- no va a poder jugar papel relevante alguno en la transición cubana -palabra, por cierto, proscrita y maldita por el régimen cubano, lo que confirma su inmovilismo-. Los disidentes rechazan de pleno la vergonzosa política de nuestro Gobierno hacia Cuba; el régimen castrista nos desprecia y nos da por descontados, y en Estados Unidos (republicanos y demócratas por igual) desconfían del actual Gobierno de España.

Lo peor es que el personalismo autoritario y caudillista -de cualquier color político- no es novedoso en el maltrecho continente en el que las dictaduras, de extrema izquierda o de extrema derecha, han martirizado a casi todos los países. Sin embargo, la actual variante del populismo tiene elementos novedosos que conviene desentrañar. El populismo no es propiamente de izquierdas o de derechas; en la actualidad, el fenómeno es una fusión ideológica entre los componentes más extremos de ambas.

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La ascensión y la caída de las marinas

Por Paul Kennedy. Ocupa la cátedra J. Richardson de Historia y es director del Instituto de Estudios sobre Seguridad Internacional en la Universidad de Yale. Su último libro es The Parliament of Man, sobre Naciones Unidas. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia (EL PAÍS, 11/04/07):

Para los historiadores mundiales, no hay nada tan fascinante como darse cuenta de una coincidencia o una disyunción en el espacio pero que se producen, más o menos, en el mismo periodo de tiempo.

Por ejemplo, ¿fue una mera coincidencia que los nuevos y pujantes Estados de Alemania, Japón, Italia y Estados Unidos “madurasen” al mismo tiempo, a partir de 1870 aproximadamente? ¿Y no fue una extraña disyunción que la cultura política en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos durante el periodo de entreguerras fuera tan pacifista, mientras en Alemania, Italia y Japón se desarrollaba un espíritu agresivo y militarista, hasta el punto de hacer que la Segunda Guerra Mundial fuera prácticamente inevitable?

También podemos retroceder hasta una de las disyunciones más extrañas de la historia. En los primeros decenios del siglo XV, el gran almirante chino Cheng Ho dirigió una serie de asombrosas expediciones marítimas a mundos lejanos, a través del estrecho de Malaca, por el océano Índico, hasta las costas orientales de África. En aquella época, no había nada comparable a la marina china.

Sin embargo, en los 10 años siguientes, las autoridades de Pekín abandonaron las aventuras marinas, ansiosos por no desviar el dinero que necesitaban para hacer frente a la amenaza terrestre de los manchúes, en el norte, y preocupados porque una sociedad marinera y de mercados abiertos podía debilitar su poder.

Al mismo tiempo, en el otro extremo del mundo, los exploradores y pescadores de Portugal, Galicia, Bretaña y el sureste de Inglaterra surcaban los mares hasta Terranova, las Azores, las costas occidentales de África.

Mientras las grandes flotas chinas empezaban a desmantelarse por orden imperial, Europa occidental empezaba a descubrir “nuevos” mundos, llenos de antiguos y extraordinarios pueblos y culturas, en las Américas, África, Asia y el Pacífico. Cualquier lugar vulnerable al poder naval y militar de Occidente estaba en peligro. Como nos enseñó el capitán de Marina estadounidense A. T. Mahan hace más de un siglo en su clásica The Influence of Sea Power Upon History (La influencia del poder naval en la historia) (1890), Occidente consideraba que las marinas eran la clave para tener influencia en el mundo.

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La sinecura

Por Gabriel Tortella, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá. Su último libro es Los orígenes del siglo XXI (EL PAÍS, 11/04/07):

Hay dos concepciones de lo que es un cargo público: puede concebirse como un empleo remunerado cuyo objetivo es el bien común; o bien se lo puede ver como una sinecura o incluso como una satrapía. Naturalmente, todos creemos que es, y debe ser, lo primero; pero hay abundante evidencia de que en muchos momentos y latitudes ha predominado de hecho la segunda concepción, por supuesto sin que se proclame abiertamente. Recordemos que “sinecura”, en latín “sin cuidado”, es un empleo o situación que no da trabajo y sin embargo está bien remunerado; y que los sátrapas, gobernadores del antiguo imperio persa, eran famosos por su codicia y despotismo.

Pues bien, en España (y no sólo en España, en toda la Europa absolutista) hay una larga tradición de concebir los empleos públicos como, en el mejor de los casos, sinecuras, y, muy frecuentemente, algo parecido a las satrapías. No hay prueba más clara de esto que la acendrada práctica de la “venta de oficios” en la España de los Austrias, comenzada por Carlos V.

Esta práctica consistía en que la Corona exigiera un pago determinado para nombrar a un individuo a un cargo público. La venta de cargos u oficios se convirtió pronto en una saneada fuente de ingresos para las arcas públicas, hasta el extremo de que se multiplicaron estos puestos, que se creaban simplemente para allegar fondos al erario. Los que más frecuentemente se concedían eran los de regidor (concejal) y jurado (empleado de abastos). Puede imaginarse que quien compraba estos cargos no lo hacía por afán de servir al pueblo, sino de cobrar un sueldo sin trabajar y, a ser posible, de utilizar sus prerrogativas para compensarse del desembolso inicial y enriquecerse. Al fin y al cabo, el flamante funcionario se sentía más propietario que nunca del cargo, puesto que lo había pagado. En consecuencia, el oficio era un bien de capital, como pudiera serlo una casa o una finca, y era lógico que así actuara el oficial: tratando de maximizar la renta que de él obtenía. El bien común sería, lógicamente, la última de sus preocupaciones.

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Las miserias del perdón

Por Pedro Larrea (EL CORREO DIGITAL, 05/04/07):

El pasado verano supimos por los medios de comunicación que el antiguo ministro de Policía de Sudáfrica, Adriaan Vlok, había lavado rodilla en tierra los pies del reverendo Frank Chikane, ex secretario general del Consejo de Iglesias Sudafricanas, al que en varias ocasiones había intentado liquidar; y que, días después, repetía el gesto con las madres de diez jóvenes negros torturados y asesinados en las dependencias policiales. El 3 de noviembre paseaban a orillas del Urumea dos personas a las que el crimen político había emparejado: Jo Berry, hija del parlamentario británico asesinado en 1984 en atentado del IRA contra el Gran Hotel de Brighton, y Pat Magee, el activista que colocó la bomba. El 27 de enero, también en Donosti, fallecía Esperanza Chaos, viuda de De Juana y madre de Iñaki y Altamira, casada ésta con el hijo de un comandante del Ejército asesinado por ETA en 1977. Aquejada de Alzheimer, la madre del terrorista recibía diaria y puntualmente la asistencia abnegada de su consuegra. Y a principios de febrero, María Fida Moro, hija del primer ministro italiano asesinado, y Adriana Faranda, antigua dirigente de las Brigadas Rojas, presentaban conjuntamente sendos libros, desvelando haber estado en contacto en los últimos veinte años.

Sorprendentemente, estas cuatro historias y otras similares han merecido un escueto tratamiento mediático, salvo excepciones, y una discretísima atención de parte de una sociedad a la que se predica con reiteración que el arrepentimiento y el perdón son clave para un futuro en paz. Es cierto que el discurso de la reconciliación y el perdón es un obstáculo insalvable para aquellos partidos amigos de capitalizar sin ningún pudor patrias, símbolos y hasta muertos, como munición para su particular guerra política. Pero son sin duda otras razones más sutiles y profundas las que explican por qué la reconciliación de una víctima con su verdugo causa tanto incomodo y dolor: según la vulgata psicoanalítica, el imaginario ciudadano tendería a reprimir y expulsar del consciente, personal y colectivo, todo hecho percibido como traumático.

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El reconocimiento de las víctimas

Por Daniel Innerarity, profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza (EL CORREO DIGITAL, 12/04/07):

Si dentro de un tiempo, al explicar a nuestros hijos lo que ha pasado en el País Vasco durante estos años, tuvieran dificultades para entender que aquí se mató por ideas políticas, que hubo asesinatos, torturas y estrategias deliberadas de imposición y exclusión, si aquello les resultara literalmente algo increíble, eso significaría que las cosas han ido bien, que se ha asentado en nuestra sociedad el principio de que ningún proyecto político justifica el asesinato de personas inocentes. Una sociedad no supera la violencia ni mediante el olvido ni mediante la memoria, sino cuando la violencia se le ha vuelto literalmente incomprensible. Puede que ésa sea la clave de deslegitimación social del terrorismo: cuando en una sociedad se agota la credibilidad del discurso que vinculaba la violencia con algún esquema justificatorio, los actos de violencia quedan mudos, sin sentido, incomprensibles. Y en el final del proceso se convierten en algo inaudito, difícil incluso de creer. Pero no estamos en ese momento, sino en otro mucho más cercano a unos acontecimientos que nos interpelan desde un pasado reciente y todavía se ciernen sobre nosotros como una posible amenaza. Porque conviene no desdramatizar los acontecimientos, ni quitarse de encima una responsabilidad que afecta, aunque sea de diversa manera, a todos. Quienes hemos asistido a esta tragedia no podemos echarla al olvido sin plantearnos qué pudimos hacer mejor y, sobre todo, cómo debemos recordarla para evitar que se repita en el futuro.

En la película ‘Ararat’, de Atom Egoyan, en la que se narra el genocidio del pueblo armenio a manos del Estado turco (algo que sigue siendo negado por Turquía), se recoge el relato de una mujer alemana que ha visto cómo los soldados turcos cometían actos de una crueldad innombrable contra mujeres armenias. La testigo termina su narración con esta frase: «Ahora, ¿qué voy a hacer con mis ojos?». Ésa es efectivamente la pregunta ética fundamental después de la violencia. A partir de ahora, ¿cómo hemos de mirar, recordar, contar de tal manera que se reconozca a las víctimas, se deslegitime la violencia y se pueda divisar un horizonte de reconciliación? La paz nos exige otra forma de mirar al pasado, al presente y al futuro. Y es que cuando se ha alcanzado la paz queda todavía lo más difícil: superar el odio y el sectarismo, construir la confianza y eliminar el miedo, reconstruir el respeto a la ley y su no instrumentalización. Queda, sobre todo, el problema de la «memoria justa» (Ricoeur), cómo digerir las atrocidades del pasado y cómo ayudar a las víctimas a recuperar la esperanza.

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Europa: "to be or not to be"

Por Eugeni Bregolat, embajador de España en la RP China de 1987 a 1991 y de 1999 a 2003. Director político (responsable de la coordinación de la Política Exterior y de Seguridad Común con los socios de la UE), de 1977 a 1999 (LA VANGUARDIA, 12/04/07):

Medio siglo después de la firma del tratado de Roma su éxito es indiscutible. En lo político, se ha hecho impensable una nueva guerra entre países de Europa Occidental, en primer lugar entre Francia y Alemania, poniendo fin a una historia milenaria de conflictos. La democracia, la libertad y el respeto por los derechos humanos florecen. En lo económico, el éxito no ha sido menos rotundo. Sin embargo, la obra que se propusieron los padres fundadores está a medio hacer: Europa carece de una política exterior y de seguridad, y la unión política no está en el horizonte. Los países miembros sólo han cedido su soberanía a órganos supranacionales en algunos campos concretos, como el comercio exterior, la política agraria, o, para los integrantes del euro, la política monetaria, de modo que la concepción intergubernamental prevalece, hasta ahora, sobre la federalista.

Las tendencias en curso dibujan, para mediados del siglo XXI, un mundo multipolar con potencias de escala continental, como EE. UU., China, India o Rusia. En ese contexto, si los países europeos no son capaces de unificar su política exterior y de seguridad están condenados a la irrelevancia. Incluso los mayores países de la UE, con sus asientos en el Consejo de Seguridad de laONUo en el G-8, o sus modestas fuerzas nucleares, no serán, uno a uno, más que potencias de segunda fila, con escasa influencia a nivel global. Ya lo veía así, en 1954, Jean Monnet: “Nuestros países se han hecho demasiado pequeños para el mundo actual, por la escala de los modernos medios técnicos, por la medida de Estados Unidos y Rusia hoy, de China y la India mañana”.

He tenido ocasión, como embajador de España, de desempeñar en una ocasión la presidencia de la CEE y en otra la de la UE en China. A este país, partiendo de la rígida vertical de poder de la tradición confuciana, le cuesta entender a un grupo de estados independientes que han puesto en común partes de su soberanía y retienen otras. Piensan que Europa atraviesa aún la etapa de los estados combatientes previa a la unificación de China, veinticinco siglos atrás. Cuenta Felipe González que un día Deng Xiaoping le dijo: “Ustedes los europeos, tan poquitos que son, ¿cómo no se ponen de acuerdo?”. China sólo empezó a tomar en serio a la UE con el euro, la creación de la Fuerza de Despliegue Rápido y del Alto Representante de la PESC, el proyecto de Constitución. El rechazo de este último por Francia y Holanda la ha dejado perpleja. Aunque le cueste comprenderla, China tiene un enorme interés en que la UE avance hacia la unificación de su política exterior y seguridad, si no la plena integración política, y se convierta en uno de los polos del mundo multipolar que auspicia. En una ocasión oí comentar a Chris Patten en Pekín, con humor muy inglés: “A veces los chinos parecen creer más en Europa que nosotros”. Es cierto que, como decía Monnet, “la construcción europea, como todas las revoluciones pacíficas, necesita tiempo. Tiempo para convencer, tiempo para adaptar las mentalidades y ajustar las cosas a grandes transformaciones”. Por primera vez en la historia un grupo de países ha iniciado un proceso de integración pacífica a base de ceder partes de su soberanía a órganos de naturaleza supranacional creados por ellos. Está por ver si este proceso se extenderá a la política exterior y de seguridad, si culminará algún día en la plena integración de sus soberanías o si, por el contrario, se detendrá en un gran espacio económico con cesiones de soberanía limitadas. Es obvio que algunos países no desean ir más allá de esta última opción. La guerra de Iraq, por otra parte, puso de manifiesto diferencias insalvables respecto a cuestiones centrales en política exterior. Hoy por hoy, si algunos países miembros quisieran avanzar en este terreno tendrían que utilizar fórmulas como las cooperaciones reforzadas,dejando de lado las demás. Tal vez dentro de algunos años, o de otro medio siglo, las posiciones de los países miembros ahora renuentes hayan madurado lo suficiente para aceptar que la integración en una soberanía común europea es preferible a la conservación de la vieja soberanía nacional al precio de la irrelevancia. “Aún serán necesarias muchas pruebas - escribió Monnet- antes de que los europeos comprendan que no tienen más alternativa que la unión o una larga decadencia”. Por el momento, ante el euroescepticismo, no cabe más que la europaciencia.

En el fondo, pues, los países europeos han de decidir si tienen la voluntad de tomar en sus manos su propio destino o si se resignan a ser mero objeto de las decisiones de otros; si, fatigados por medio milenio de dominar el mundo, dimiten de la historia o les queda aún energía vital suficiente para acometer una nueva singladura como protagonistas a escala global. Es la cuestión existencial. To be or not to be, that´s the question.

Lección del Reino Unido para resolver la crisis iraní / What We Can Learn From Britain About Iran

Por Vali Nasr, profesor de Ciencia Política irano-americano y Ray Takeyh, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, uno de los think-tanks más influyentes de EEUU (EL MUNDO, 12/04/07 - THE NEW YORK TIMES, 05/04/07):

Con la captura de 15 soldados de Marina británicos y su posterior liberación, Irán ha enviado a sus adversarios un agudo mensaje: de la misma manera que la República Islámica responderá a la confrontación con confrontación, actuará con pragmatismo ante lo que perciba como flexibilidad. Merece la pena tener en cuenta este mensaje en un momento en el que Estados Unidos e Irán parecen estar acercándose inexorablemente al conflicto abierto.

La fecha de la captura de los británicos no fue accidental. El incidente se produjo justo después de una resolución de Naciones Unidas en la que se censuraba a Irán por sus infracciones nucleares, del despliegue de portaaviones estadounidenses en el Golfo Pérsico y de la sanción de EEUU a los bancos iraníes. Aunque el Gobierno de Bush se ha ocupado de proclamar que su política cada vez más antagónica en relación al régimen de los ayatolás está siendo un éxito, el nada sutil comportamiento de Teherán en el Golfo Pérsico sugiere otra cosa muy distinta.

De haber seguido los británicos el ejemplo estadounidense tras la captura de los marines, habrían agudizado el conflicto presionando con más fuerza en Naciones Unidas o enviando más barcos a la zona. En lugar de hacer esto, el Reino Unido moderó su retórica e insistió en que la diplomacia era la única forma de resolver la crisis. Los iraníes entendieron esto como una muestra de pragmatismo por parte de Londres y respondieron de la misma manera.

Mientras tanto, EEUU lleva ya dos meses poniendo en práctica su política de coerción, y uno lo tiene difícil para encontrar alguna evidencia de que esté siendo un éxito. Más allá de su decisión simbólica de capturar a los soldados británicos, sigue imperturbable la postura intransigente de Irán en lo que se refiere al tema nuclear. Para subrayar este punto, Irán ha reducido su nivel de cooperación con la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ha emitido un nuevo tipo de papel moneda adornado con un emblema nuclear, y este lunes el presidente Ahmadineyad anunció que su país ya enriquece uranio «a escala industrial» -lo que según numerosos expertos le permitiría tener la bomba atómica en un plazo de sólo nueve meses-.

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Teorías del terror

Por Luis Fernández-Galiano, arquitecto (EL PAÍS, 12/04/07):

El terror es un juego serio. Tanto en la “destrucción mutua asegurada” de la guerra fría como en los conflictos asimétricos de las dos últimas décadas, el miedo ha sido el tablero sobre el que se han movido las fichas de la política. Agentes y víctimas a la vez, los occidentales han intentado entender el terror con las herramientas añejas de la filosofía de la historia y los instrumentos nuevos de la sociología del signo, pero sin acertar a formular estrategias que garanticen el éxito en este juego de azar. De la “reputación” intimidatoria del príncipe renacentista a la amenaza difusa del terrorista posmoderno, los teóricos del poder han transitado desde la pugna entre amigo y enemigo hasta el desvanecimiento líquido de las guerras virtuales, que el recientemente desaparecido Jean Baudrillard llevó al paroxismo con el “negacionismo” retórico de la guerra del Golfo y la interpretación onírica del 11 de septiembre. España, sujeta por la tenaza de dos terrorismos convergentes, el islamista del 11 de marzo y el de una ETA que juega sus bazas con atentados físicos y suicidios simbólicos, no puede fingir que libra un combate de sombras con simulacros evanescentes, ni permitir que la temperatura febril de la emoción airada divida a sus gentes como ahora lo hace. La estética sublime del terror tiene sus reglas, y la partida se disputa en el territorio áspero de lo real.

Sobrecogidos por el espectáculo de espectros que componen las ruinas humeantes, los cuerpos rotos y los rostros insolentes de los verdugos, querríamos entregarnos al nihilismo intelectual que en todo ello no ve sino simulación mediática, teatro del horror y ficción política. Sin embargo, esa visión paródica que asociamos a Baudrillard -sólo rescatado de la impostura, y aun de la infamia, por el humor negro de sus aforismos patafísicos, no muy lejanos de las greguerías marxianas del José Luis Coll con que ha compartido página necrológica- resulta escasamente consoladora cuando nos asomamos al panorama de un planeta que se enfrenta, más allá del conflicto de civilizaciones teorizado por Samuel Huntington, a lo que Dominique Moïsi ha llamado un “conflicto de emociones”, con Estados Unidos y Europa divididos por una cultura del miedo, el mundo islámico atrapado en una cultura de la humillación y sólo Asia capaz de manifestar una cultura de la esperanza. Más bien que con borrosos simulacros, nuestra cultura del miedo puede examinarse mejor a través de la reflexión sobre el Estado, el poder y la historia que, desde los think tanks norteamericanos, ha socavado los cimientos “políticamente correctos” de la ortodoxia posmoderna en los campus universitarios. Esta corriente, que se extiende desde Leo Strauss hasta Francis Fukuyama, y que se alimenta de fuentes transparentes o turbias que incluyen a Carl Schmitt, Alexandre Kojève o Reinhart Koselleck, ha situado el debate en el terreno esencial de la gobernanza planetaria.

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Chávez no es Fidel

Por Julio María Sanguinetti, ex presidente de Uruguay, abogado y periodista (EL PAÍS, 12/04/07):

¿El verborrágico presidente venezolano es ya, como pretende, el heredero de Fidel Castro en el imaginario revolucionario de una Latinoamérica que hoy vive la mayor bonanza del mercado internacional que se recuerda en el siglo? ¿Es el legatario de un antiimperialismo militante que un día tras otro ataca a los EE UU, haciéndolo fácil presa de su trágica aventura en Irak? ¿Encenderá la ilusión de los jóvenes desencantados de una democracia que no termina de ofrecer los paraísos prometidos?

Enzarzado en su fallida aventura asiática, el equipo de Washington no ha tomado el tema demasiado en serio, habida cuenta de que la exportación venezolana depende en un 90% del mercado norteamericano. Tampoco ha querido, deliberadamente, ofrecerle la oportunidad de un papel de víctima que ha sido tan ampliamente redituable para el régimen cubano. Últimamente, el propio presidente Bush ha mirado hacia Latinoamérica y su reciente viaje por cinco países parece ser el signo de una preocupación que crece. Pese al bombardeo periodístico, en todo momento ha eludido hablar de Chávez y su régimen, y a su retorno a Washington, sólo un funcionario ha considerado inamistoso el acto popular (en un estadio de fútbol de Buenos Aires) en que el presidente venezolano agravió a destajo a su colega yanqui, cuando -del otro lado del río de la Plata- visitaba Uruguay y Brasil. Dos semanas después de la visita de Bush a Brasil, el presidente Lula ha pernoctado en Camp David, donde no pisaba un latinoamericano desde los tiempos en que Salinas de Gortari firmaba su acuerdo de libre comercio y ligaba la economía mexicana a la de la potencia del Norte.

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Los cambios de régimen en el mundo árabe

Por Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Asuntos Exteriores de Israel. Actualmente ocupa la vicepresidencia del Centro Internacional de Toledo para la Paz. Traducción de Emilio G. Muñiz (EL PAÍS, 12/04/07):

Tras cuatro años de una desastrosa aventura militar en Irak y sin que haya terminado todavía la guerra global contra el terrorismo y las mal definidas fuerzas de la oscuridad, el fracaso de la estrategia de Estados Unidos ha puesto de manifiesto hasta qué punto estaba mal concebida su receta simplista para el cambio democrático en el mundo árabe.

La paradoja es que Estados Unidos podría estar ganando la guerra por la democracia árabe, aunque sea por omisión, pero no puede recoger los beneficios, simplemente porque el patrón emergente de la política pluralista islámica no coincide con el tipo occidental de democracia liberal secular. La transición de los movimientos fundamentalistas dominantes del mundo árabe hacia la política democrática equivale al rechazo de las estrategias apocalípticas del proyecto yijadista y de Al Qaeda. El fracaso del yijadismo -político, aunque Al Qaeda y sus asociados aún conservan capacidad para matar como muestran los atentados de Argel y Casablanca- está preparando el camino para una potencial y prometedora reestructuración de la política islámica, pero Occidente tampoco reconoce los cambios o muestra hostilidad hacia ellos.

El ascenso de los islamistas en toda la región como el único poder capaz de aprovechar las oportunidades de elecciones libres -la victoria de Hamás en Palestina y el espectacular avance de los Hermanos Musulmanes en las elecciones egipcias de 2005 son muy dignas de tenerse en cuenta-, el papel hegemónico del Irán chií, y la sensación, que gana terreno entre los mandatarios árabes, de que la sitiada Administración Bush está perdiendo aliento, se han combinado para llevar a un callejón sin salida el prometedor impulso para la reforma política de la región.

EE UU desistió de sus designios democráticos una vez comprobado que la democracia árabe no se identifica con la oposición liberal secular, una fuerza que prácticamente no existe en el mundo árabe, sino con los radicales islámicos que buscan el rechazo de las políticas estadounidenses y de la causa de la reconciliación con Israel. Esto tiene mucho que ver, desde luego, con la tradicional política norteamericana de apoyar a los dictadores árabes prooccidentales.

Sin embargo, la idea de que los genios de la democratización puedan volver a meterse ahora en la botella es una fantasía interesada. El tránsito de los islamistas dominantes, como es el caso de los Hermanos Musulmanes en Egipto, el Frente de Acción Islámica en Jordania, Hamás en Palestina, el Partido del Renacimiento en Túnez, o el partido Justicia y Desarrollo en Marruecos, desde el yijadismo a la participación política, se inició mucho antes de la campaña estadounidense de promoción de la democracia, y no es un intento de agradar a Occidente. Es una respuesta genuina a las necesidades y demandas de quienes lo apoyan.

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Terrorismo: Marruecos resiste

Por Tahar Ben Jelloum, escritor. Premio Goncourt 1987. Traducción: José María Puig de la Bellacasa (LA VANGUARDIA, 13/04/07):

Con el rey Mohamed VI, Marruecos está ingresando en la modernidad. Se ha reformado el Código de Familia, que recoge ahora más derechos para la mujer. Las interioridades de los años de plomo (sobre todo entre 1970 y 1999), años de represión, tortura y desapariciones, empiezan a salir a la luz en tanto una comisión al efecto presta oídos a los testimonios de miles de víctimas o de familiares de desaparecidos sobre las experiencias sufridas durante el reinado de Hasan II. Se les han concedido indemnizaciones. Y, sobre todo, ha desaparecido un tabú: la prensa informa sobre el grado de ejercicio de los derechos humanos y las asociaciones de defensa de esos mismos derechos se desenvuelven libremente. Marruecos ha querido estabilizar y normalizar su pasado reciente, tarea que ha emprendido con actitud transparente y valiente y que por cierto ningún otro país árabe se ha atrevido a poner en práctica.

En términos generales, se respira con mayor sosiego y tranquilidad y vuelve la confianza de inversores y protagonistas económicos.

Por otra parte, Marruecos presenta estos días su plan de autonomía sobre el Sahara Occidental a las Naciones Unidas y desea dar una solución definitiva a la cuestión de forma que el vecino argelino deje de usar esa palanca para señalar su hostilidad contra el régimen marroquí. Por otra parte, se habla crecientemente de la voluntad de Marruecos de abolir la pena de muerte. Sería el primero y en su caso el único país árabe musulmán en votar una ley de estas características.

Argelia, que acaba de ser víctima de dos atentados con un saldo de 33 muertos y al menos doscientos heridos, no ha logrado aún estabilizar su situación pese a los esfuerzos de reconciliación y aquietamiento del país, que sufre las consecuencias de una escasa consolidación y fragilidad de su realidad estatal: el ciudadano experimenta un problema de identidad y halla un cómodo refugio identitario en el islam. Tal problema de identidad procede de cuatro siglos de presencia otomana y 130 años de colonización francesa seguida de una guerra de ocho años de secuelas aún bien visibles. A este factor obedece en parte que el terrorismo se manifiesta de manera tan frecuente y trágica desde 1991, fecha de la interrupción del proceso electoral que había dado el triunfo al Frente Islámico de Salvación.

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The World Bank, Stuck In the Mud

Por Sebastian Mallaby (THE WASHINGTON POST, 13/04/07):

In the wake of the terrorist attacks of Sept. 11, 2001, there was a new recognition that poor countries could harm rich ones: Weak and failing states could incubate disease, crime, environmental degradation — and terrorism. But that healthy recognition is fading, and the World Bank, which ought to be a powerful voice against complacent backsliders, is muted by scandal.

Before we get to the World Bank, consider the bigger picture. After Sept. 11, the world launched the Doha round of trade talks, which was supposed to help developing countries; now Doha has fizzled. After Sept. 11, there was hope for more humanitarian intervention; now the Iraq syndrome undermines the Western will to intervene, even in the extreme case of Darfur. The most lasting impact of Sept. 11 on the West’s attitude toward development is perhaps a negative one. Opponents of immigration have been handed a convenient argument, with the result that workers from poor countries may have fewer legal opportunities to earn paychecks in rich countries and send money home.

Then there is the aid story. After Sept. 11, foreign assistance from governments doubled from $52 billion in 2001 to $107 billion in 2005; and that year, the leaders of the industrialized nations gathered at the Group of Eight summit in Gleneagles, Scotland, and pledged a further doubling of aid to sub-Saharan Africa. But the Gleneagles promise is proving empty. The latest data show that governments gave less in 2006 than they had a year earlier. An analysis by the Center for Global Development projects that aid to sub-Saharan Africa will grow at less than half the rate promised at Gleneagles.

The West’s financial retreat is a policy retreat, too, because an alternative patron of poor nations is emerging in the form of China. So long as Western governments dominated the aid business, African governments had reason to listen to their advice on fighting corruption and building institutions. But as Western aid budgets tighten, more African leaders will turn to China for cash and technical assistance. China cares little for controlling corruption and still less for democratic notions of accountability. Even though China has developed marvelously itself, its new sway in Africa is likely to set back the struggle against poverty.

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Gordon Brown y Europa

Por Anthony Giddens, sociólogo británico y autor de La tercera vía: la renovación de la socialdemocracia. Traducido por Emilio G. Muñiz (EL PAÍS, 13/04/07):

En junio de este año, Tony Blair dejará de ser líder del Partido Laborista y primer ministro del Reino Unido. Todavía no se conoce su sucesor, pero el favorito por abrumadora mayoría es Gordon Brown, actual ministro de Finanzas. Si resulta elegido, le quedan casi tres años en el poder antes de tener que enfrentarse a las próximas elecciones nacionales. ¿Qué clase de líder será, y cuál puede ser su actitud hacia la Unión Europea?

En el plano interno, Brown mantendrá muchas de las políticas que han contribuido a la buena marcha de la economía británica en los últimos años. Después de todo, como ministro de Finanzas -que goza de una peculiar influencia- es el artífice de la mayoría de ellas. A partir de 1997, en que el laborismo llegó por primera vez al poder, el Reino Unido disfrutó de un período ininterrumpido de crecimiento económico, y ha superado a Alemania y Francia en PIB per cápita. La clave de este éxito ha sido la creación de empleo. El Reino Unido tiene una tasa de ocupación de casi el 75%, mientras que Francia tiene el 64% y Alemania el 65%. La intención del Gobierno británico es alcanzar a corto plazo el 80% de población ocupada, una meta perfectamente factible.

Estos logros han ido paralelos con la introducción de un salario mínimo, que se ha incrementado coherentemente. Se han invertido miles de millones de libras en la modernización de los chirriantes servicios públicos y en infraestructuras. Dieciocho años de thatcherismo hicieron del Reino Unido una de las sociedades con mayores desigualdades de Europa y altos niveles de pobreza, especialmente infantil. A partir de 1997, los laboristas han conseguido en parte revertir esta tendencia, al sacar de la pobreza a unos tres millones de personas, 600.000 de las cuales eran niños.

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Sex, money and neocons

By Richard Adams (THE GUARDIAN, 14/04/07):

When George Bush picked Paul Wolfowitz as head of the World Bank, the biggest fear was that the architect of the US invasion of Iraq would turn the world’s most important aid agency into a neocon arm of the White House. The reality has been far worse: in two years Wolfowitz has turned the bank into a rudderless, divided institution that is seeing its credibility drain away.The most obvious villains of this particular drama are Wolfowitz and his small coterie of advisors. But in reality the sound haunting the bank’s executive board and their government masters is that of chickens coming home to roost.

Back in 2005, when the Wolfowitz appointment was announced, there was a brief flutter of mutiny on the part of the European nations that hold a substantial number of the bank’s purse strings. Yet they eventually waved through the appointment with barely a flicker - being more concerned with protecting the cosy agreement that allows Europe to pick the head of the International Monetary Fund, while the US gets its choice in the World Bank.

This is a shabby arrangement - and the appointment of Wolfowitz would have been the ideal catalyst for the Europeans to end it. But they shied away from the fight and now are suffering the consequences: a lame duck president in the World Bank, appointed by a lame duck president in the White House.

In spite of its gleaming headquarters and heavyweight staff - boasting enough PhDs to stock several reputable economics departments - the bank is a fragile organisation. It is only as powerful as the rich developed governments that fund it allow it to be. That’s why the controversy that has engulfed Wolfowitz this week hurts the bank more than it does the hammer of Iraq.

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Peligro de confusión

Por Marcos García Rey, investigador del islamismo yihadista (EL PERIÓDICO, 14/04/07)

Los últimos episodios de violencia terrorista en Argelia y Marruecos han hecho saltar las alarmas de seguridad en esos dos países norteafricanos. Pero también en Europa, debido al consabido tránsito de radicales entre el viejo continente y el Magreb. No en vano, más del 70% de los 346 detenidos en España desde 2001 por su relación con el terrorismo yihadista son de origen argelino o marroquí. A su vez, es importante reseñar que el diario Al Hayat publicaba en febrero una carta firmada por Bin Laden, enviada a un dirigente del Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), en el que le encomendaba reproducir en Francia el “escenario español” antes de las elecciones presidenciales del próximo día 22.

LA CAUTELA que requiere todo análisis sobre acontecimientos recientes no es óbice para subrayar algunas diferencias en la naturaleza de los atentados perpetrados en Argel y Casablanca. Es necesario no hacer una amalgama errónea entre unos atentados organizados con suficiencia por un grupo con larga experiencia y convenientemente reivindicados como los ejecutados en Argel, y los abortados por las fuerzas de seguridad marroquís que estaban siendo preparados toscamente por aficionados. En principio, el único nexo que une a los actos violentos en ambos países es la inspiración ideológica que preconiza Al Qaeda para extender sus fines y métodos allá donde haya musulmanes dispuestos a luchar contra regímenes apóstatas como los de Abdelaziz Buteflika y Mohamed VI.

La precariedad de medios, la fabricación casera de los explosivos, la desorganización, la no integración de los terroristas en ningún grupo documentado y su falta de preparación caracterizan las acciones de los jóvenes de Casablanca que se suicidaron el 11 de marzo en un cibercafé tras una riña con el dueño del local y el 10 de abril tras verse asediados por la policía. El resultado no parece exitoso para sus intenciones: cuatro yihadistas muertos, ninguna víctima mortal y más de 30 presuntos terroristas detenidos.

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Demasiado pendientes del éxito de Ségolène y Hillary / Failure for these women could haunt a generation of female politicians

Por Madeleine Bunting, escritora británica y columnista del periódico The Guardian (EL MUNDO, 14/04/07 - THE GUARDIAN, 09/04/07):

He aquí un sueño: se celebra la cumbre del G-7 del año 2009 y tiene lugar la sesión de fotos de los siete dirigentes principales del mundo. Todos los ojos apuntan al trío de mujeres que ocupan el centro del grupo: la presidenta de Estados Unidos, la de Francia y la canciller de Alemania. Para solemnizar el momento de éxito femenino, las tres grandes dirigentes mundiales han invitado a la cumbre, como observadoras, a las presidentas de Chile y Liberia. Después de mantener una reunión privada, las cinco mujeres difunden una declaración conjunta sobre la constitución de un fondo, generosamente dotado, para promover la salud y la educación de las mujeres en el mundo.

La realidad irrumpe bruscamente en este sueño cuando una se imagina los titulares y las informaciones periodísticas que podrían acompañar a esa foto. ¿Habrá conseguido la presidenta Ségolène Royal que las referencias sobre ella vayan más allá de frases rutinarias del estilo de «esta elegante madre de cuatro hijos»? ¿Seguirán describiendo a la presidenta Hillary Clinton como fría y calculadora? ¿Se calificará todavía el estilo de liderazgo de la canciller Merkel como propio de «la modestia femenina»? Es más, ¿serán los periodistas capaces de refrenar sus comentarios habituales sobre los vestidos y peinados de estos dirigentes políticos? Resulta deprimente que las convenciones que dominan la información política se aferren a los estereotipos de género todavía con mayor obstinación, según parece, que las propias instituciones políticas.

En la actualidad, nos encontramos ante un contexto realmente interesante. Falta poco más de una semana para que se celebre la primera ronda de votaciones para las elecciones a la Presidencia de Francia, y una mujer aspira por primera vez a ocupar el Elíseo. Y prácticamente en todas partes, a uno y otro lado del Atlántico, hay una mujer en el centro de la atención política.

Sin embargo, a pesar de que el género se sitúa en el centro del debate político, seguimos teniendo que soportar la pregunta grosera y vulgar sobre si una mujer está capacitada para desempeñar el cargo político de mayor categoría, aunque ahora se plantea de forma mucho más sibilina, empeñándose en obtener, como sea, opiniones sobre las cualidades personales de las candidatas de acuerdo con estereotipos sexistas.

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Política y parapolítica en Colombia

Por Esteban Beltrán Verdes, director de Amnistía Internacional España (EL PAÍS, 14/04/07):

¿Cuál es la profesión más peligrosa de Colombia? Le voy a dar una pista: las personas que la ejercen viven desarmadas, normalmente desprotegidas, pero tienen muchos enemigos: el Ejército, sus aliados paramilitares, la guerrilla. Todos pretenden lo mismo: silenciarlas. Reciben descalificaciones y amenazas, a veces públicas; sufren acoso, son carne de cañón.

El 31 de enero Yolanda Izquierdo, defensora de derechos humanos, la profesión más peligrosa de Colombia, fue tiroteada por unos hombres en la ciudad de Montería. Yolanda había recibido varias amenazas de muerte, y días antes de ser asesinada había solicitado protección a las autoridades locales. ¿Su delito? Representar a los supervivientes de abusos de derechos humanos a manos de paramilitares en la audiencia de desmovilización del dirigente “para” Salvatore Mancuso.

Desde que en 2006 las autoridades judiciales colombianas hayan relacionado a varios congresistas cercanos al Gobierno de Álvaro Uribe con grupos paramilitares se ha desatado en el país el “escándalo de la parapolítica”. Las dimisiones de la ministra de Exteriores, María Consuelo Araújo Castro, al encontrar la Fiscalía indicios de la vinculación de su hermano y su padre con los paramilitares, y el arresto de Jorge Noguera, ex director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), servicio de seguridad colombiano, por el mismo motivo, han devuelto algo de esperanza a quienes llevamos años esperando que el Estado colombiano reaccione ante la lacra del paramilitarismo.

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Presidencialismo quebrado

Por Josep M. Colomer, politólogo del CSIC, autor de Grandes imperios, pequeñas naciones (EL PAÍS, 15/04/07):

La elección directa del presidente de la República fue introducida por el general De Gaulle, tras su golpe de Estado contra la IV República multipartidista, para concentrar en su persona todos los poderes. El presidente recibiría toda “la autoridad indivisible del Estado”, según sus propias palabras. Pero, después de De Gaulle, el pluralismo político ha resistido el intento. Contra el designio inicial, ha habido presidentes con una mayoría de partido en la Asamblea Nacional sólo en la mitad del tiempo total transcurrido desde el golpe de 1958 hasta hoy. Varios presidentes no contaron con un partido mayoritario en la Asamblea Nacional, por lo que tuvieron que formar gabinetes de coalición, y en tres periodos algunos de ellos tuvieron que “cohabitar” con una mayoría asamblearia y gubernamental ajena a su partido.

Los gobiernos de coalición y las cohabitaciones de los años ochenta y noventa indujeron la adopción de políticas de consenso y fueron valorados cada vez más positivamente por la mayoría de los ciudadanos franceses. Pero sólo existieron cuando se votó por la presidencia y por la Asamblea Nacional en elecciones separadas (ya que estas instituciones tenían términos diferentes, de siete y cinco años, respectivamente), lo cual dio mayores oportunidades a los ciudadanos de ponderar las ventajas de distintos partidos para distintos cargos.

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Una revolución suave para una VI República

Por Arnaud Montebourg, diputado por Saône-et-Loire y portavoz de Ségolène Royal. Este texto ha sido recopilado en París por Octavi Martí a partir de declaraciones de Montebourg (EL PAÍS, 15/04/07):

Francia necesita la VI República que le propone Ségolène Royal porque necesita modernizar y reajustar su sistema político. Que éste está enfermo lo vemos a través de los síntomas, a través de esa fiebre que es el aumento del populismo y también de la desconfianza respecto a la clase política. La V República creada por el general De Gaulle es autoritaria, unilateral, antidemocrática y bonapartista. En ella un hombre solo, el presidente, aislado de la sociedad y del pueblo que le ha elegido, toma todas las decisiones rodeado de un núcleo de cortesanos designado por él. Conviene no olvidar nunca que en la V República el presidente firma el nombramiento de 6.000 altos cargos, desde el primer ministro hasta el administrador general de la Comédie-Française pasando por el director del Office Interprofessionel des Plantes à Parfum Aromatiques et Médicinales. Nuestro sistema es autoritario, pues concentra en manos de una sola persona un gran poder; pero también es impotente porque, cuando le falta el respaldo popular, no puede acometer las reformas imprescindibles.

La VI República será capaz de construir compromisos sólidos y duraderos porque estará libre de la tentación autoritaria, porque será un sistema que contemplará los referendos de iniciativa popular, porque fomentará que la ciudadanía controle la acción de sus representantes, porque pondrá fin a los famosos “dominios reservados” del presidente de la República, es decir, las cuestiones de política exterior y de defensa. Esos “dominios reservados” pasarán a ser compartidos con el Gobierno y a estar bajo control de la Asamblea Nacional.

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miércoles, abril 04, 2007

Vacaciones















Les envío un afectuoso saludo desde estas paradisiacas tierras, recomendándoles moderación en este periodo vacacional.

Los materiales de estudio se siguen actualizando.

domingo, abril 01, 2007

Quienes se oponen al condón promueven los abortos


México, 1 Abr (Notimex).-





El ombudsman capitalino, Emilio Alvarez-Icaza, externó que son los ciudadanos los que tienen derecho a manifestarse y no las instituciones, y que quienes se oponen al condón y la planificación familiar son los que promueven los abortos.

En entrevista reiteró que el aborto es un problema de salud, pues es la tercera causa de fallecimiento en el Distrito Federal y la quinta en el país, y que sólo la cifra de muertes por esa práctica en la ciudad de México representa 14 por ciento de la mortalidad materna a nivel nacional.

"Se trata de que entendamos la separación que hay de derechos sexuales y reproductivos. Se trata justamente de hacer el mismo mecanismo de educación sexual, porque justamente los que se oponen al condón y la planificación familiar son los que promueven los abortos", comentó.

El funcionario respondió al vocero del Arzobispado, Hugo Valdemar, quien el sábado le reclamó sus declaraciones contra la Iglesia Católica por su postura en torno al aborto, e informó que presentará una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

En entrevista, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el Distrito Federal (CDHDF) insistió hoy que el vocero podrá presentar la queja y manifestarse contra el aborto en su calidad de persona, pero no se puede hacer uso del poder simbólico para imponer visiones morales.

"Como ciudadanos pueden hacer lo que quieran, pero que participen en la lógica de ciudadanos, no que se use el poder simbólico en el ámbito religioso para participar en el ámbito público-político", expuso.

"Eso no es la regla de la democracia (.) Como ciudadanos tienen todo el derecho a expresarse y salir a la calle, pero que no se confunda, porque las instituciones no tienen derechos, son las personas", añadió.

Entrevistado en el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, el ombudsman capitalino dijo que respeta "profundamente" los derechos de los religiosos, pero que si desean interponer una denuncia o queja en su contra "antes lean la Ley de la Comisión, probablemente no la conocen".

"Hay una artículo justamente para ese tipo de actitudes, en el que se establece que no se puede sancionar al titular de la Comisión o a los visitadores por sus actos y opiniones", informó.

Alvarez-Icaza Longoria declaró que la democracia tiene reglas, instituciones y valores que se fomentan en el Estado laico, por lo que determinó que si se quiere hacer una discusión en lo público, se tiene que hacer en un ámbito laico.

"Las instituciones democráticas son las que se generan a través de la decisión popular, a través de las urnas y a través de las boletas. Los púlpitos no son urnas ni son curules. Si la gente quiere participar en la discusión de los público, que lo haga con las instituciones de la democracia", declaró.

Los valores de la democracia son el diálogo, la tolerancia y el respeto, por lo que no se pueden acompañar de imposiciones morales y tampoco que se piense que el Estado es custodio o policía de alguna concepción moral, por muy mayoritaria que se considere, añadió.

Se reconoció católico, pero dijo que tiene una clara concepción de una teología que no está fundada ni en la violencia ni en la amenaza, y que además él separa su fe de su obligación de Estado.

¿Qué quiere EE. UU. de Japón?

Por Francis Fukuyama, decano de la Universidad Johns Hopkins y presidente de The American Interest (LA VANGUARDIA, 27/03/07):

Apenas medio año después de haber asumido el cargo de primer ministro de Japón, Shinzo Abe está provocando ira en toda Asia y sentimientos encontrados en el país que es su aliado clave, Estados Unidos. Pero ¿usará la Administración Bush su influencia para apartar a Abe del comportamiento provocador?

El antecesor de Abe, Junichiro Koizumi, fue un líder que rompió moldes y revivió la economía de Japón, reformó el sistema de ahorro postal y destrozó el sistema de facciones del Partido Democrático Liberal que ha gobernado durante mucho tiempo. Pero Koizumi también legitimó un nuevo nacionalismo japonés, irritando a China y Corea del Sur con sus visitas anuales al santuario de Yasukuni. Abe, si acaso, está aún más comprometido con la construcción de un Japón seguro de sí mismo y sin arrepentimientos. Cualquiera que crea que la controversia sobre Yasukuni es un oscuro tema histórico con el que los chinos y coreanos golpean a Japón para sacar provecho político probablemente no haya estado mucho tiempo ahí. El problema no son los doce criminales de guerra que están enterrados en el santuario; el verdadero problema es el museo militar Yushukan contiguo.

Al pasar por los Zeros Mitsubishi, los tanques y ametralladoras que se exhiben en el museo, uno se encuentra una historia de la guerra del Pacífico que restaura la verdad de la historia moderna japonesa y que se apega a la narrativa nacionalista: Japón, víctima de las potencias coloniales europeas, sólo buscaba proteger al resto de Asia de ellas. La ocupación de Corea por Japón, por ejemplo, se describe como una asociación;en vano busca uno algún testimonio de las víctimas del militarismo japonés.

Podríamos defender el museo como representante de un punto de vista entre muchos en una democracia plural. Pero no hay otro museo en Japón que ofrezca una visión alternativa de la historia de Japón en el siglo XX. Sucesivos gobiernos japoneses se han ocultado tras el hecho de que es una organización religiosa privada la que gestiona el museo para eludir la responsabilidad por las opiniones que ahí se expresan. Ésa es una postura poco convincente. De hecho, a diferencia de Alemania, Japón nunca ha aceptado la responsabilidad que le corresponde por la guerra del Pacífico. Aunque en 1995 el primer ministro socialista Tomiichi Murayama se disculpó oficialmente con China por la guerra, Japón nunca ha tenido un verdadero debate interno sobre su grado de responsabilidad, y nunca ha hecho un esfuerzo decidido para propagar una versión alternativa a la de Yushukan.

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El rapto de Europa

Por Carlos Fuentes, escritor mexicano (EL PAÍS, 28/03/07):

Visité Europa por primera vez en 1950. Las bombas de la Blitzkrieg habían dejado vastos huecos en el centro de Londres y las bombas de la Real Fuerza Aérea Británica habían devastado la ciudad alemana de Dresde. Viena estaba ocupada por las cuatro potencias victoriosas (los Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia). Las efigies de Lenin y Stalin cubrían la fachada imperial del Hofburg. De Milán a Nápoles, los niños robaban, pedían limosna y carecían de zapatos.

Medio siglo más tarde, Europa es el principal bloque económico y comercial del mundo. Con 500 millones de habitantes, posee el nivel de educación, comunicaciones y bienestar general más alto del orbe. Con un ingreso per cápita medio de 29.000 dólares anuales. El dolor de la posguerra ha desaparecido. Hoy Europa, en términos generales, respira satisfacción. El continente es un gran éxito histórico. Cuando Jean Monet y Robert Schumann se unieron a Konrad Adenauer un 1950 para plantar las semillas de la Comunidad Europea, un propósito les dominaba: que no volviese a haber una guerra entre Francia y Alemania. Que las catástrofes de 1870, 1914 y 1939 no se repitiesen jamás.

Construida sobre el eje pacífico de la cooperación franco-germana, Europa es hoy, en gran medida, un hecho que sus habitantes dan por asegurado. Sin embargo, la voluntad histórica que llevó a la creación de la Comunicad Económica Europea, precisamente porque tuvo éxito, tiende a ser olvidada. Por una parte, toda una juventud europea no piensa dos veces en el pasado. El presente le es grato y le es cómodo. No hay fronteras cerradas, la cultura popular no requiere pasaporte, el pasado no regresará, la historia es el olvido. La complacencia que se nota en vastos sectores de la población europea puede resultar gratificante a la luz de un pasado violento. Pero no autoriza a soslayar la nueva problemática que el siglo XXI les impone a los europeos, dentro y fuera de sus fronteras.

Hace medio siglo, los trabajadores españoles e italianos emigraban a Francia, Inglaterra y Alemania. Eran necesarios pero sospechosos. Hoy, España e Italia reciben migración masiva del África subsahariana y del Magreb: 200 millones de migrantes. En Alemania, viven y trabajan siete millones de turcos. La presencia del trabajador migratorio suscita y resucita viejos prejuicios nacionalistas y racistas, poniendo en peligro una de las grandes conquistas de la posguerra, que ha sido ejercer influencia política y económica sin banderas nacionalistas.

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El miedo a la libertad en Europa del Este / Waiting for Freedom, Messing It Up

Por Adam Michnik, director del diario polaco Gazeta Wyborcza, autor de Letters From Freedom y profesor visitante de la Universidad de Princeton (EL MUNDO, 28/03/07 - THE NEW YORK TIMES, 25/03/07):

Durante muchos años, el término Europa central estuvo ausente del vocabulario de los norteamericanos. En su lugar se utilizaba una expresión simple: bloque soviético. La adhesión de Polonia, Hungría, la República Checa, Eslovaquia, los estados bálticos y, posteriormente, Bulgaria y Rumanía a la Unión Europea (UE) conlleva un cambio no sólo en la dimensión simbólica del lenguaje sino también en las dimensiones geopolíticas y espirituales. Hemos cambiado el bloque soviético por la Unión Europea, cuya idea tomó forma jurídica por primera vez hace ahora 50 años.

La historia de los polacos en relación con Europa es bastante diferente de la de los franceses, los alemanes, los españoles o los portugueses. En septiembre de 1939 nuestro país se convirtió en víctima de una doble agresión, la del III Reich de Hitler en el primer día de ese mes y en la de la Unión Soviética de Stalin en el 17.

En una noche de enero de 1940, los habitantes de la Polonia ocupada tuvieron la posibilidad de oír una alocución de Winston Churchill en sus radios ilegales. «En este conflicto amargo y progresivamente más erizado de dificultades que se extiende ante nosotros» -dijo Churchill-, «estamos decididos a no dejar nada atrás y a no dejarnos superar por nadie en el servicio a la causa común. Vamos a hacer que esas grandes ciudades de Varsovia, de Praga, de Viena, destierren su desesperación incluso en medio de su agonía. Su liberación es segura. Llegará el día en que las campanas de gloria repicarán otra vez a lo largo y ancho de Europa y en el que las naciones victoriosas, dueñas no sólo de sus enemigos sino también de sí mismas, planearán y construirán conforme a la justicia, la tradición y la libertad una casa con muchas habitaciones en la que habrá un lugar para todos».

Para los que durante los años de oposición democrática a la dominación comunista pasamos por el trance de la actividad clandestina y la prisión, este día de gloria llegó hace cuatro años cuando, en un referéndum nacional, los polacos decidieron sumarse a la Unión Europea por una mayoría decisiva. Se había hecho realidad un sueño alimentado durante años y años.

¿Cuál era el contenido de este sueño? Democracia en lugar de dictadura, pluralismo en lugar de monopolio, ley en lugar de ausencia de ley, libertad de prensa en lugar de censura, diversidad en lugar de uniformidad, fronteras abiertas en lugar de alambradas de espino, tolerancia en lugar de una ideología imperante, creatividad en lugar de obediencia ciega, posibilidad de bienestar y desarrollo en lugar de pobreza y atraso; finalmente, y más importante, soñábamos con el derecho del hombre a su dignidad, el final del sometimiento de las personas como propiedad del Estado.

En la época del referéndum de adhesión de Polonia a la UE, hace cuatro años, este sueño resultó convincente para los polacos. Ahora que ya tenemos ese sueño entre las manos, Polonia y otros estados de la Europa del Este han empezado a darle la espalda. De los tres partidos de la coalición de Gobierno que llegó en Polonia al poder en las elecciones de hace un año y medio, el principal de ellos, el Partido de la Ley y la Justicia, estaba dividido en torno al tema de la adhesión de Polonia a la Unión Europea. Los otros dos eran manifiestamente escépticos. La trayectoria de éxitos de estos partidos en el ejercicio del poder es lamentablemente escasa y da vergüenza entrar en detalles.

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¿Tanto resplandece la UE?

Por Niall Ferguson, profesor de Historia Laurence A. Tisch de la Universidad de Harvard y miembro de la junta de gobierno del Jesus College de Oxford. Traducción: José María Puig de la Bellacasa (LA VANGUARDIA, 29/03/07):

Hace pocos días fui a París a comer (al fin y al cabo, está casi tan cerca como Manchester y resulta más agradable desde todos los puntos de vista). Cogí el Eurostar. Pagué con mi tarjeta de crédito de la Societé Générale. Compré mi billete de metro con euros. Mientras hacía mis preparativos de viaje - desplazándome en tren, no en avión, y en metro, no en taxi-, tenía muy presente el nuevo compromiso de la UE sobre la reducción de gases de efecto invernadero. En el restaurante empleé mi francés oxidado pero los camareros estaban encantados con la posibilidad de hablar en inglés. Para el caso poco importa, probablemente eran polacos.

Comprenderán por qué - tras dar buena cuenta de deliciosos platos y media botella de vino de Burdeos- me sentía favorablemente dispuesto a brindar por el tratado de Roma, la carta de fundación de la actual UE de cuya firma se cumplieron 50 años el 25 de marzo. ¿Quién iba a querer a estas alturas volver a la situación fragmentada de la Europa anterior a 1957? En el medio siglo anterior, Europa se había desgarrado en dos ocasiones y, cuando por fin llegó la paz en 1945, ciudades enteras estaban en ruinas. La gente pasaba hambre. Los billetes de banco eran papel sin valor.

Mientras daba un paseo por la orilla del Sena, pensé en la situación de París en 1940.

Para hacerse una idea cabal de aquellos días aciagos sólo tienen que leer el primer capítulo de la Suite Française de Irène Némirovsky, escrita en el breve espacio de tiempo que medió entre la ocupación nazi y su deportación a Auschwitz: “El fuego se intensificaba y retumbaban los cristales (…) Los vendedores ambulantes abandonaban sus carromatos en la calle llenos de flores. Un obús cayó tan cerca de París que los pájaros de los remates de los monumentos emprendieron de inmediato el vuelo”.

Actualmente, los alemanes en París son inofensivos turistas que hacen cola para entrar en el Louvre.

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El combate por una mundialización equitativa

Por Philippe Douste-Blazy, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno francés. Traducción de José Luis Sánchez-Silva (EL PAÍS, 29/03/07):

Treinta segundos. Cada treinta segundos muere un niño de paludismo en África. Sólo 15.000 niños seropositivos tienen acceso a un tratamiento en los países menos avanzados, mientras que la vida de 600.000 depende de él. La conclusión es siempre la misma: los medicamentos están al Norte y los enfermos, al Sur. Ésta es una realidad escandalosa. Pero ¿nos hacemos cargo de la verdadera dimensión de una fractura que no es sólo sanitaria, sino sobre todo política?

Las abrumadoras imágenes del abismo que separa a los países ricos y a los pobres circulan por el mundo entero en tiempo real. ¿Somos conscientes de que el desafío sanitario y el desafío migratorio están estrechamente relacionados? ¿De que las crecientes desigualdades mundiales, con su cohorte de humillaciones y resentimiento, son un terreno abonado para el terrorismo internacional?

Hoy más que nunca, el desarrollo, la estabilidad, la lucha contra los fundamentalismos o, simplemente, la paz, deben ser considerados en conjunto. Reducir la salud a su dimensión humanitaria es un error: la fractura sanitaria es uno de los mayores desafíos políticos de nuestro tiempo. Pero ¿dónde encontrar recursos “innovadores”? Las dudas, el escepticismo, eran inmensos. Y, sin embargo, UNITAID ha aceptado ese formidable reto.

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A Cry for Zimbabwe

Por Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz en 1984, fue arzobispo de Cape Town de 1986 a 1996 y encabezó la Comisión para la Verdad y Reconciliación de Sudáfrica y Madeleine Albright, Secretaria de Estado en el régimen de Bill Clinton, directora del Albright Group LLC y presidente del National Democratic Institute for International Affairs (THE WASHINGTON POST, 29/03/07):

Zimbabwe, long plagued by the repressive leadership of President Robert Mugabe, has reached the point of crisis. Leaders of the democratic opposition were arrested and beaten, and one was killed, while attempting to hold a peaceful prayer meeting on March 11. Morgan Tsvangirai, head of the Movement for Democratic Change, emerged from detention with a swollen eye and a fractured skull. Several days later, Nelson Chamisa, the movement’s spokesman, was stopped en route to a meeting with European officials and beaten with iron bars. Other activists have been prevented from leaving the country to seek medical treatment for wounds inflicted by police.

Unrest has continued, as have the violent crackdowns. Mugabe, stubborn and unrepentant as ever, has vowed to “bash” protesters and dismissed international criticism as an imperialist plot. Although anti-government feelings are prompted by the regime’s lack of respect for human and political rights, Mugabe’s poor management of the economy is also to blame. The inflation rate, more than 1,700 percent, is the world’s highest, while an estimated four out of five people are unemployed. Zimbabwe, once Africa’s breadbasket, has become, under Mugabe, a basket case.

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El marco político de la globalización

Por María José Fariñas Dulce, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III (EL CORREO DIGITAL, 30/03/07):

Angela Merkel, en su intervención ante la Asamblea General del Foro Económico Mundial celebrado en Davos del 24 a 28 de enero, pidió «dar forma política a la globalización, más allá de cualquier acto filantrópico». ¿Pero es que, realmente, la globalización no ha tenido hasta ahora una forma política? Olvidamos demasiado rápido el carácter radicalmente político del programa del neoliberalismo que ha impulsado las estrategias de este proceso que seguimos llamando globalización, cuyo objetivo político prioritario ha consistido en la totalización del mercado y en que nada ni nadie pudiera controlar la expansión global del capital. Tras el término globalización se fue construyendo una ideología política neoconservadora y neoliberal, que ha intentado ocultar o negar la cruda realidad histórica y sus injustas relaciones sociales de desigualdad y exclusión, para así abstenerse de cambiarlas. Como señaló Slavoj Zizek, estamos ante el triunfo de la ‘razón cínica’: saben lo que hacen y a pesar de todo lo hacen. Este marco político neoliberal de la globalización se ha legitimado por su pretendida inevitabilidad histórica (no hay otra alternativa posible, se decía), pero se ha convertido en la práctica en un verdadero obstáculo político de carácter antidemocrático para la integración y el desarrollo global de la Humanidad. Ha pretendido afectar al todo, pero sin integrar a todas sus partes. De ahí deriva la distribución actual del mundo: unos pocos superricos, muchos pobres y un amplio número de expulsados del sistema.

Por lo tanto, no se trata ahora de buscar simplistamente un ‘marco político’ a la globalización, sino de poner en marcha otras alternativas políticas e, incluso, otra manera de concebir la política y las relaciones internacionales, que tenga como objetivo primordial la democratización de la gestión de las decisiones internacionales que afectan a todos los ámbitos de la vida humana: social, laboral, cultural, medioambiental, educativo, energético, etcétera.

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Ultraderecha purpurada

Por Joan B. Culla i Clarà, historiador (EL PAÍS, 30/03/07):

Cuando dentro de cierto tiempo, y ya con alguna perspectiva histórica, se analice la actual etapa de la política española -estos años de plomo que han seguido al vuelco electoral de marzo de 2004, este revival de una lógica guerracivilista que divide a los ciudadanos entre patriotas y traidores, esta explosión de cainismo que convierte al rival, al discrepante, al crítico en enemigo y, “al enemigo, ni agua”- será de justicia señalar, como responsables de la bronca, de la crispación, de la ruptura de los más elementales usos democráticos, de la recrudescencia ultraderechista, no sólo a los actuales dirigentes del Partido Popular, no sólo a una legión de periodistas u opinadores iluminados y fanatizados hasta la paranoia. También será preciso detenerse en el papel instigador y legitimador de la escalada reaccionaria que está jugando una buena parte de la jerarquía católica española, con la silenciosa aquiescencia del resto.

Tomemos por ejemplo al obispo de Huesca, Jesús Sanz Montes, quien hace tres semanas publicó una carta pastoral en la que calificaba de “héroes” a los participantes en las manifestaciones sabatinas del PP, sugería a sus diocesanos votar contra el PSOE en las elecciones de mayo y glosaba -cual columnista de El Mundo- los “obstáculos” que el Gobierno pone “para saber la verdad de la maraña confusa y confundida del 11-M”. En las mismas fechas, el cardenal arzobispo de Toledo sostenía durante su homilía dominical que los atentados de Atocha “aún no han sido esclarecidos en su verdad más real y honda”, por lo que “pesan sobre España como una losa opresora de la que necesitamos liberarnos”.

Pero el plato fuerte en esta degustación de exquisiteces episcopales lo cocinó don Antonio Cañizares Llovera, cardenal arzobispo de Toledo y primado de España, en forma de entrevista publicada el 9 de marzo en Alba, un semanario vinculado al grupo mediático ultraconservador Intereconomía, que capitanea el inefable Julio Ariza. “Mayor Oreja sostiene que una España unida sería una España más católica. ¿Lo comparte?”, pregunta el entrevistador. “Totalmente”, contesta el primado, “porque España tiene su origen en la fe, en la unidad católica en el tercer concilio toledano. (…) España será cristiana o no será España”.

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Our Biofuels Partnership

Por Luiz Inácio Lula da Silva, president of Brazil (THE WASHINGTON POST, 30/03/07):

Tomorrow I will visit with President Bush at Camp David to follow up on conversations we had a few weeks ago in Sao Paulo. We have taken an important first step toward committing our countries to developing clean and renewable energy sources that will ensure the prosperity of our peoples while protecting the environment.

We are launching a partnership to enhance the role of ethanol fuel in our countries’ energy mixes while moving to make biodiesel fuel more widely available. Simultaneously, we are creating opportunities to expand these programs onto the global stage.

This initiative builds on what Brazil has achieved in biofuels. Thirty years of research and innovation have made my country self-sufficient in oil by replacing 40 percent of our gasoline consumption with ethanol. “Flex-fuel” engines, which run on any combination of biofuels, have transformed ethanol into a secure and reliable energy source. We look forward to similar technical breakthroughs as we further develop our domestic biodiesel market.

However, ethanol and biodiesel are more than an answer to our dangerous “addiction” to fossil fuels. We aim to set in motion a reassessment of the global strategy to protect our environment. As well as being renewable, biofuels in Brazil are clean and highly competitive; ethanol made from sugar cane leaves no residues, as everything is recycled and the byproducts of its production are used to enrich the soil. Equally important, sugar cane sequesters carbon from the atmosphere, helping to reduce greenhouse gases.

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Nacionalismo frente a derechos y libertades

Por Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos (EL CORREO DIGITAL, 01/04/07):

La violenta historia del conflicto norirlandés ha sido inmortalizada a través de miles de fotogramas. En uno de ellos, filmado a finales de los sesenta, puede verse a un policía golpeando a un manifestante mientras éste se retuerce de dolor ante la brutalidad de quien debía velar por su seguridad. El oficial pertenecía a un cuerpo integrado mayoritariamente por protestantes unionistas, esto es, partidarios de mantener Irlanda del Norte dentro del Reino Unido. La víctima de la agresión era un ciudadano que pacíficamente reclamaba igualdad de derechos civiles para la minoría católica. En esa época, el reverendo Ian Paisley lideraba multitudinarias contramanifestaciones organizadas para neutralizar a quienes denunciaban las desigualdades de un sistema político dominado exclusivamente por los unionistas norirlandeses. En unos pocos años, Gerry Adams se convertiría en un joven líder del IRA, una organización terrorista que aprovecharía ese volátil contexto político y social para incrementar su violencia nacionalista destinada a lograr que los seis condados de Irlanda del Norte abandonasen la jurisdicción británica unificándose con el resto de Irlanda en un solo Estado.

Hace unos días, cuatro décadas después de aquellos turbulentos comienzos de un conflicto que se ha cobrado más de tres mil víctimas mortales, Paisley y Adams aceptaban constituir un gobierno que administrará una limitada autonomía para Irlanda del Norte. Esto sucedía el mismo día en que Antonio Aguirre, militante socialista del Foro Ermua, era insultado por una turba nacionalista al entrar al Palacio de Justicia de Bilbao. Este ciudadano, golpeado por un activista nacionalista de rostro iracundo, fue intimidado y amenazado mientras acudía a escuchar la declaración del jefe del Gobierno vasco por reunirse con una organización ilegalizada. Un ciudadano respetuoso con la ley era agredido por militantes de un partido que se dice democrático tras haberse reunido uno de sus máximos representantes con quienes la legislación vigente ha situado fuera de la legalidad por su apoyo y vinculación a una organización terrorista. Tras la herida llegó el insulto de la portavoz del Gobierno vasco manipulando la realidad al transferir a la propia víctima la culpa por la agresión sufrida. Todo el episodio confirma cómo el nacionalismo institucional que ha administrado la autonomía vasca desde su origen no tiene reparo en deslegitimar las instituciones democráticas que escapan al control de los dirigentes nacionalistas, incumpliendo además su obligación de garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos vascos con independencia de su ideología.

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