sábado, enero 31, 2009

¿Qué futuro le espera a Hamás?

Por PATRICIA R. BLANCO - Madrid - (El País.com, 30/01/2009)

El propósito declarado de Israel con la incursión en Gaza de "asestar un duro golpe" al movimiento de resistencia islámico Hamás para minimizar el lanzamiento de cohetes Qassam desde la franja contra las ciudades israelíes no es aún una realidad firme. El pasado 17 de enero, Tel Aviv declaró unilateralmente el alto el fuego, después de 23 días de bombardeos, al considerar cumplidos los objetivos de la Operación Plomo Fundido, en la medida en que "los disparos de cohetes" se habían reducido y "numerosos túneles empleados para el contrabando de armas fueron destruidos". Sin embargo, el "duro golpe" que pretendía debilitar y desgastar al movimiento islámico "ha reforzado su imagen" y le ha otorgado "réditos positivos", afirma Eduard Soler i Lecha, coordinador del Programa Mediterráneo y Oriente Medio de la Fundación CIDOB.

"Hamás se ha convertido a ojos de muchos palestinos y de una parte importante de la sociedad árabe en víctima y resistente de los ataques israelíes", explica Soler, que reconoce además en el movimiento el éxito de haber mejorado su posición ante la comunidad internacional: "Los líderes mundiales difícilmente podrían no avalar a Hamás si decide entrar en el juego político y acceder a un Gobierno de unidad nacional, con un perfil más técnico y menos politizado".

La ofensiva, que ha costado la vida a más de 1.300 palestinos y a 10 israelíes, cuenta, al menos en la batalla mediática, con otro ganador posible: la causa palestina. "Sensibilizó al mundo entero como pocas veces antes se había visto", sostiene Yasser Morad, embajador de Egipto en España. Según el representante diplomático del país árabe que lideró la mediación entre las partes, el movimiento civil que ha salido a las calles para exigir el fin de la ocupación obligará a los Gobiernos a reflexionar sobre la magnitud de lo que ha ocurrido en Gaza.

La primera reflexión en la que coinciden la mayoría de analistas es en la necesidad de incluir a Hamás en el proceso de paz. "Un acuerdo entre Fatah y Hamás sería el escenario deseable como primer paso para superar la crisis de Gaza", señala Eduard Soler. Y es que la ausencia de Hamás en cualquier intento de construir un futuro en paz para Gaza y Cisjordania conduciría al fracaso porque "excluiría a gran parte del pueblo palestino, que les apoyó en las urnas en 2006 en su condición de gobernantes y no como movimiento religioso", subraya Eisa Alsoweis, ex vicepresidente de la Asociación Hispano-Palestina Jerusalén.

Alsoweis apunta aún más lejos y considera que "la reconstrucción de Gaza bajo el liderazgo de Hamás sería la mejor opción", en una crítica explícita a la inacción de la Autoridad Palestina ante el ataque israelí sobre Gaza y, en especial, a su líder, Mahmud Abbas, que "ha perdido toda credibilidad". En este punto discrepa el embajador egipcio, que defiende la legalidad de "una Autoridad Palestina internacionalmente reconocida" en la que, no obstante, sí juzga esencial "encajar todas las facciones, incluida Hamás".

Sin embargo, el movimiento de resistencia islámico podría no estar interesado en formar un Gobierno de unidad nacional, más aún al sentir el respaldo mayoritario de los ciudadanos palestinos. Yossi Alpher, director del Centro Jaffe de Estudios Estratégicos de la Universidad de Tel Aviv y antiguo asesor del ex primer ministro israelí Ehud Barak, pone en duda el interés de Hamás por alcanzar la reconciliación política palestina, porque no está dispuesto "a aceptar las condiciones impuestas por Egipto", sin olvidar que "las pruebas que demuestran que Hamás mató a docenas de activistas de Fatah en Gaza ha oscurecido la atmósfera interna de los territorios ocupados". Sin la unidad palestina "será difícil lograr un acuerdo para las elecciones presidenciales y legislativas que deberían celebrarse este año".

Pero más allá de la configuración del nuevo escenario político en Oriente Próximo, el primer resultado que deberán arrojar las negociaciones de paz deberá materializarse en una mejora inmediata de las condiciones de vida de los ciudadanos de Gaza, ahogados por un año y medio de bloqueo israelí. "Un modo de asegurar que el frágil cese de las hostilidades permanezca es la revisión de la duras restricciones que Israel y el Cuarteto, con el apoyo de Egipto y de la Autoridad Palestina, impusieron a Hamás en la franja, estima Alpher.

En concreto, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) exige, según Raquel Martí, directora ejecutiva de la delegación española, "la apertura de los pasos fronterizos no sólo a la ayuda humanitaria, sino también a las empresas privadas, para el abastecimiento de los mercados, y a la inyección de dinero líquido", prohibida por Israel ante el temor de que Hamás pueda utilizar el dinero para comprar armamento. Martí denuncia que "la imposibilidad de realizar transferencias a través de los bancos ha hecho que los 10.000 trabajadores de la UNRWA en Gaza no puedan cobrar sus salarios" y obstaculizará el comercio "porque los palestinos no podrán acceder a las mercancías que lleguen a la franja". El resultado es que "al final quien paga las consecuencias es la población civil".

Turbulencias en la "Bolsa del poder"

Por LLUÍS BASSETS (ENVIADO ESPECIAL) - Davos - (El País.com, 31/01/2009)

No hay una bolsa internacional del poder. Pero si alguna institución consigue aproximarse a un mercado donde se cotiza el valor de los Gobiernos, las corporaciones e incluso las personalidades, ésta es la reunión anual del Foro Económico Mundial. Estar en Davos es existir, aunque a veces sea a través del desplante o de la presencia rebajada al mínimo, como ha sido este año el caso de la nueva Administración norteamericana. Pero todavía es más importante hablar y actuar en los paneles de Davos, construir una buena agenda de contactos y amistades en las comidas y cenas restringidas, o monopolizar la entera atención de la cumbre de los ricos con una actuación excepcional, unas declaraciones o un acuerdo que abra telediarios o manche las primeras páginas de la prensa de todo el mundo.

Este año, los organizadores insisten en que es la reunión con mayor y mejor asistencia de toda su historia. Pero esta cuarentena larga de primeros ministros y jefes de Estado que han acudido al encuentro y el número creciente de inscritos no esconde la dura realidad. Las ideas que han dado las mayores horas de gloria del foro están hechas trizas, tal como pudo comprobarse en el juego intelectual de uno de los encuentros, donde se fabricó una lista de conceptos que pasarían al basurero de la historia: el capitalismo financiero, la mano invisible de Adam Smith, los mercados desregulados, el dominio occidental del mundo del que tanto se beneficia Davos o los sindicatos franceses se situaron en lo más alto de las preferencias. Es visible la deserción del mundo de las finanzas, ocupado en otras cosas; a veces, en reunirse con los abogados para defenderse ante las demandas. Quienes han cobrado bonus como directivos de grandes empresas tampoco se han acercado este año por estas montañas.

Como en un efecto dominó, el derrumbe de los mercados financieros se ha traducido en inestabilidad e inseguridad de la propia Bolsa donde se cotizan y ha permitido que el foro alternativo, reunido en su novena convocatoria en Belém, volviera a rivalizar con la reunión del capitalismo global.

La asistencia a Davos se ha visto mermada también por este flanco, convirtiéndose en una debilitada presencia del entero continente americano: en Belém están cinco presidentes (Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay); en Davos sólo hay dos (Colombia y México), y falta el más significativo de todos, Barack Obama, que sólo ha mandado a su consejera especial Valerie Jarrett. No significa que América no cotice, sino que es el propio foro el que ha perdido puntos en América entera.

El continente euroasiático, en cambio, tiene una presencia abultada y visible. Y Asia especialmente. Desde la mirada oriental, ésta es la cumbre del resto, el conjunto de países que aspiran a jugar en el tablero mundial después del derrumbe de la idea de una única superpotencia. Pero buena parte de la agresividad exhibida en los últimos meses de la presidencia de Bush por este nuevo mundo multipolar ha desaparecido ahora con la llegada de Obama. Vladímir Putin estuvo algo más suave que de costumbre. También Wen Jiabao. E incluso el ministro de Exteriores iraní, Manouchehr Mottaki, suavizó las exigencias iniciales de su presidente Mahmud Ahmadineyad a Estados Unidos como condición para emprender una negociación bilateral: el ministro se limitó a pedir hechos que acompañen a las palabras de Obama, mientras que el presidente quiere que Washington se arrodille y pida perdón por sus pecados. Los iraníes llegaron a Davos con las valvas cerradas como un molusco atacado, y no es poco mérito que hayan empezado a relajarse un poco en estas alturas.

Uno de los países con mayor juego en Davos ha sido siempre Turquía, pero su presencia al máximo nivel está ahora amenazada tras el virulento incidente entre Tayyip Recep Erdogan y Simon Peres. En este caso, la presencia de ambos mandatarios en la bolsa del poder presiona a la baja. Turquía e Israel no salen muy bien libradas de este encontronazo a propósito de Gaza, aunque las opiniones públicas nacionales aprecien los gestos de defensa del honor y la valentía de cada uno. El percance es menor para el Gobierno turco, que tiene una gran capacidad de negociación en toda la región y es un buen intermediario prácticamente en todas las direcciones. Pero es un síntoma de cómo cotiza Israel después de la acción devastadora de 23 días sobre Gaza y su población. En mínimos históricos. Por cierto, nadie tiene noticia de cómo cotiza aquí el poder político español. No está. Ni este año ni prácticamente nunca.

El Gobierno ruso se prepara para una crisis de tres años

Por PILAR BONET - Moscú - (El País.com, 31/01/2009)

El Gobierno ruso que dirige Vladímir Putin quiso tranquilizar ayer al país sobre los efectos de la crisis económica ante la avalancha de datos que empeoran las anteriores previsiones. El euro y el dólar batieron ayer récords históricos por segundo día consecutivo respecto al rublo -45,66 y 35,41 rublos, respectivamente- y rozaban el techo -46,8 y 36- fijado como límite en la devaluación paulatina practicada por las autoridades desde hace meses para amortiguar la pérdida de valor de la moneda nacional.

Los cuatro ministros responsables de la economía y el jefe del Banco Central comparecieron ante la Duma Estatal con sus últimas previsiones, incluida una brutal caída del crecimiento económico que en 2008 rozó el 6%. Los pronósticos oficiales para 2009 varían entre el estancamiento y un descenso del 0,2%, pero hay cálculos más pesimistas que hablan de una caída del 10% del PIB, según Ígor Yurgens, miembro de la directiva de la asociación de empresarios de Rusia. Estas estimaciones, según informa Financial Times desde Davos, proceden de expertos gubernamentales y no son aireadas en público porque se asocian a quiebras, paro masivo y más devaluación.

Desde noviembre, el rublo ha perdido más del 30% de su valor frente a una cesta de divisas formada por el euro y el dólar. El jefe del Banco Central, Serguéi Ignátev, dijo ayer que estaba dispuesto a intervenir en el mercado de divisas para mantener al rublo.

"La crisis durará tres años, de los cuales 2009 será el más difícil", dijo el vicejefe del Gobierno Ígor Shuválov, según el cual, Rusia tiene "reservas para realizar las prioridades del Gobierno", pero no puede permitirse "gastarlas en un año". "Durante todo 2009, la situación será dura, pero esto no significa que nos esperen cambios que no podamos controlar", continuó. "Dentro de algunos meses veremos tendencias positivas hacia la estabilización económica", concluye el alto funcionario.

La fuga de capitales puede alcanzar este año entre 100.000 y 110.000 millones de dólares (entre 78.000 y 85.000 millones de euros), dijo el ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, quien estimó en 130.000 millones de dólares (101.000 millones de euros) la fuga de capitales en 2008. "La situación en nuestra economía y en nuestro Gobierno depende de la coyuntura mundial de los precios del petróleo", dijo la ministra de Desarrollo Económico, Elvira Nabiulina. El Gobierno mantiene el pronóstico de un 13% de inflación para 2009, dada la devaluación del rublo y el peso de las importaciones.

Después de varios años de superávit gracias a los hidrocarburos, Rusia tendrá que recortar su presupuesto y afrontar un déficit del 6,1% del PIB, según Kudrin. Además, puede haber una nueva crisis en el sector bancario, debido a los créditos impagados, afirma Ignátev.

Tanto el presidente Dmitri Medvédev como Putin gozan de gran popularidad -un 75% y un 83% de la población, respectivamente, aprueban su gestión según encuestas del centro Yuri Levada- y los ciudadanos no parecen asociar sus figuras a la crisis. Sin embargo, ha aumentado el pesimismo sobre el desarrollo del país y la preocupación por el paro. La cifra de parados -5,8 millones registrados, o el 7,7% de la población activa- puede incrementarse hasta siete millones.

Las autoridades apuestan por la industria automovilística nacional, para lo cual han subido los aranceles a la importación, una medida que ha causado mucho malestar en las regiones del Este, donde el comercio de coches extranjeros es una parte importante de la economía. Vladivostok reaccionó con manifestaciones en diciembre, y para este domingo se han previsto otros mítines.

Última oportunidad para Zimbabue

Por ORIOL GÜELL - Madrid - (El País.com, 31/01/2009)

Las preocupaciones en casa de Beaugy, una profesora de 40 años de los suburbios de la capital, Harare, empiezan antes del amanecer. Hay que racionar el agua embotellada para evitar el cólera que se esconde en la red pública, calcular cuánto valen los 33 trillones de dólares zimbabueses de su último salario -el lunes equivalían a tres dólares americanos; el jueves, a menos de uno-, y planificar el día para dedicarse a la única actividad económica (corrupción aparte) en auge en Zimbabue, el trapicheo. Más del 90% de los 10 millones de habitantes del país, según estimaciones oficiosas, se han visto abocados al comercio callejero de todo tipo de bienes básicos.

"Compro un saco de maíz o un bidón de aceite por 10 dólares americanos, lo empaqueto en pequeñas dosis y lo vendo en la calle, también en dólares o rands surafricanos. Con suerte, al final del día doblo lo que me ha costado", explica Beaugy.

Los habitantes de Zimbabue describen por teléfono un país difícil de comprender, en el que hospitales, colegios y universidades han cerrado por falta de medios; la inflación, sin datos oficiales, se mide a ojo -"ayer se doblaron los precios del maíz, pero la semana pasada era peor: las patatas se triplicaban en una mañana"-; y se habla del cólera, que desde agosto ha causado 3.160 muertes, como si fuera un molesto vecino con el que hay que convivir.

Es el resultado de años de políticas erráticas del antiguo héroe de la independencia, Robert Mugabe, de 84 años, que arruinó a principios de esta década el motor económico de Zimbabue con una reforma agraria. En síntesis, el proceso consistió en requisar las granjas a los blancos para repartirlas entre sus allegados y aliados políticos. Mugabe hizo frente a la caída de ingresos del Estado imprimiendo más dinero, lo que desató una hiperinflación que arruinó salarios y destrozó toda actividad económica formal, pública y privada. Sin cloro para depurar el agua ni médicos en los hospitales, el cólera tuvo vía libre para extenderse, mientras el país entraba en una parálisis política por la negativa de Mugabe a aceptar su derrota en las elecciones de marzo de 2008.

"Ha sido el derrumbe absoluto de un Estado que fue uno de los más prósperos de África", resume desde el anonimato la abogada de una ONG dedicada al desarrollo social y económico. "Nuestras actividades juntaban a funcionarios, profesionales y campesinos para extender las buenas prácticas de gestión, gobierno y desarrollo. ¿Qué sentido tiene hacerlo ahora cuando políticos, empresarios y funcionarios se han dividido entre los que han hecho fortunas especulando y los que no han podido o sabido hacerlo?".

Tras 10 meses de tensas negociaciones, Mugabe y la oposición confirmaron ayer un acuerdo de Gobierno por el que el primero seguirá como presidente y el líder opositor, Morgan Tsvangirai, será el nuevo primer ministro. Una fórmula cuestionable democráticamente, pero que ha permitido adoptar las primeras decisiones, como legalizar la circulación en Zimbabue de monedas extranjeras para las compras cotidianas. "Era algo ya generalizado, pero al estar prohibido, abocaba a la población a vivir al margen de la ley y no frenaba la inflación en la moneda oficial. Zimbabue importa todo lo que consume y al poder la gente comprar y vender legalmente con otras monedas, los precios empezarán a frenarse", explica Malefa Rose Malefane, profesora de Macroeconomía en Pretoria por la Universidad de Suráfrica.

La liberalización de las divisas permitirá a muchos colectivos, especialmente las comunidades rurales, recuperar todo el tiempo que hasta ahora dedicaban a capear con la hiperinflación. "Es algo que llega a ser agotador", explica Diane, una mujer blanca descendiente de granjeros ingleses que promueve una cooperativa en una zona de población negra. "Hay que vender los productos, pero también cambiar de moneda constantemente para no perder valor. Nosotros creamos una moneda propia, que imprimimos en el extranjero a través de una ONG, para que los campesinos comercien entre ellos sin riesgo", explica.

El acuerdo entre Mugabe y la oposición, sin embargo, no cierra las heridas abiertas, especialmente por la desconfianza de la población con la clase dirigente. Sindicatos y colectivos profesionales llevan semanas en lucha para que el Gobierno, el mayor empleador del país, acepte pagarles el sueldo en moneda extranjera. "Los altos funcionarios, militares y políticos aprobaron una ley para que ellos sí cobren en divisas", explica Osweld Madziva, del sindicato de maestros Progressive Teacher's Union. "Es una absoluta discriminación que deja a decenas de miles de maestros con unos salarios que no valen nada".

En esta situación, el brote de cólera, con más de 60.000 afectados, se ha expandido a las zonas rurales de más difícil acceso. "En las ciudades está más o menos controlado", explica Manuel López, responsable de Médicos Sin Fronteras en Zimbabue. "Pero las lluvias, que llevan la bacteria a los ríos, y la costumbre de enterrar a los muertos en las aldeas de origen ha extendido los focos de contagio hasta lugares donde nos es casi imposible llegar". Con el sistema sanitario y de sanidad mortuoria fuera de juego desde hace meses, López estima que el brote "que con unos recursos mínimos debería haber terminado hace tiempo", siga aumentando la cifra de muertes hasta abril. O lo que es peor: "Si las cosas siguen como están, el cólera podría convertirse en endémico en todo el país".

jueves, enero 29, 2009

Lejos de Davos

Por LLUÍS BASSETS (El País.com,29/01/2009)

Una semana. Quizás sólo las primeras cien horas. Muy poco tiempo ha bastado para que Estados Unidos regresara al mundo real. Con la fachada revocada por una impecable operación de imagen realizada durante la campaña electoral, y ahora con todos los andamios desplegados para reparar a fondo el edificio, en muy pocos días, en horas, se ha empezado a notar que hay vida en esta mansión inmensa y poderosa, y que lo que hagan sus moradores despierta la máxima atención y vuelve a ser decisivo para toda la aldea global. El vacío de poder se ha terminado. La ventana de oportunidad, o de los oportunistas, por la que se han colado unos cuantos durante estos últimos meses, notablemente el mejor atisbador de ellas que hay en estos momentos en la política mundial como es Nicolas Sarkozy, ha quedado cerrada desde que Barack Obama ha tomado las riendas. Gordon Brown vuelve a sus horas bajas, después de aparecer como el ideólogo de la salvación financiera. El presidente francés se muerde los puños de celos ante las numerosas portadas y telediarios que se lleva el afroamericano. Israel ya retiró sus carros de combate de Gaza y deberá calcular muy bien los pasos que se atreva a dar ahora. Y por una extraña ley de los vasos comunicantes los que bajaban hace unas semanas, Angela Merkel por ejemplo, suben cuando regresa el normal estado de las cosas.

La Casa Blanca lleva ya la velocidad de crucero en cuanto a decisiones y a rectificaciones, por lo que puede decirse que en propiedad la transición toca a su fin. El paquete de nuevas medidas tomadas desde la erupción de entusiasmo patriótico del gélido 4 de noviembre es ya muy abultado. Quienes se empeñan, a derecha e izquierda (más bien extremas), en decir que nada ha cambiado, que EE UU es una potencia inmutable y conservadora y que Obama terminará haciendo la política de Bush, pueden ir tomando nota. Prohibición de la tortura y de las cárceles secretas, cierre de Guantánamo dentro de un año, limitaciones para los lobbistas, implantación de normas de transparencia en la Casa Blanca, anulación de prohibiciones sobre investigación de células madre, reanudación de subvenciones a las ONG dedicadas a la planificación familiar, cambio de 180 grados en medio ambiente, lanzamiento de la nueva política exterior, y finalmente una intensa negociación para sacar el paquete de estímulo económico en pocos días, en la primera prueba sobre cómo funcionará la correlación de fuerzas entre la Casa Blanca y el Capitolio. Estos arranques de caballo siciliano no se producen sin fricciones: las ha habido ya con la prensa, y el presidente ha demostrado su carácter y su dureza. No será un presidente fácil ni amable cuando lleguen los momentos difíciles.

Como corolario de este arranque espectacular, insólito desde hace 70 años, el Gobierno norteamericano ha reducido al mínimo su presencia en Davos, plataforma ideal durante años para acompañar su acción diplomática oficial: está demasiado ocupado. Los congresistas tendrán que conformarse con que Valerie Jarrett, la consejera y amiga del presidente, rivalice con Wen Jiabao, Putin o Gordon Brown. La agenda de Davos e incluso algunas de sus discusiones pertenecen a la fase de la transición presidencial, al momento del vacío de poder. A diferencia de EE UU, Rusia y China defienden sus puntos de vista al máximo nivel, muy adecuado al mundo multipolar que tanto había avanzado en la última etapa de Bush. También se esperan guiños y mensajes dirigidos a la nueva Administración. En el nuevo mapa no se sabe muy bien todavía qué papel jugarán esos EE UU obámicos, abiertamente multilateralistas pero con clara vocación de reinventar el liderazgo norteamericano.

Quien está produciendo noticias estos días es Obama. El Foro Económico Mundial, como máximo, podrá reflejar un poco del fulgor que surge de la otra orilla atlántica. Y a pesar de esto costará porque hay demasiadas malas noticias como para mantener la cabeza fría. Se ha pasado de la exuberancia irracional a la desesperación irracional, según el reportero de la BBC Tim Weber. El presidente del foro, Klaus Schwab, ha evocado el sanatorio para enfermos de tuberculosis donde Thomas Mann situó su Montaña mágica para pedir una cura para los problemas del mundo. A juzgar por estos debates alpinos, el sanatorio debería ser mental, para tratar este caso de depresión y desorientación profundas, que aqueja a empresarios, economistas y políticos. Davos ha sido siempre un excelente observatorio, un promontorio para augures y gurús dispuestos a vaticinar el destino del universo económico. Es también cancha de juego, donde se discute y negocia, a veces incluso se concluye, como ha sucedido en varias ocasiones en su historia. Pero este año, sin el principal jugador y con el síndrome depresivo encima, es dudoso que adquiera un relumbre especial o consiga crear nuevos y decisivos consensos. Davos mira a Washington, a la espera de su entrada en juego; pero Washington no mira por el momento a Davos. Costará poner los relojes a hora antes de que empiece el juego de nuevo.

El miedo paraliza el testimonio del primer niño soldado en la Corte Penal Internacional

Por ISABEL FERRER - La Haya - (El País.com, 29/01/2009)

La declaración del primer niño soldado en comparecer ante la Corte Penal Internacional (CPI), para explicar el reclutamiento forzoso de menores perpetrado en la República Democrática de Congo, se truncó ayer de forma inesperada. El testigo, hoy un joven identificado con la clave DRC-OTP-wwww-0298, afirmó que las milicias de Thomas Lubanga -líder de la Unión Congoleña de Patriotas juzgado por llevar menores a luchar- le conminaron a seguirles. Luego, sin embargo, se retractó, dijo que todo era falso y el juez tuvo que suspender la sesión para aclarar el giro dado por el proceso nada más empezar.

Del joven que compareció ante la CPI, con sede en La Haya, sólo ha trascendido que tenía menos de 15 años cuando un día, de camino a la escuela primaria con sus amigos, supuestamente se lo llevaron. Al tratarse de un testigo protegido, su rostro y su voz fueron distorsionados. Al principio, y a pesar del cuidado con que la fiscal Fatuo Bensouda le iba preguntando por su pasado, estaba tranquilo. "Nos dijeron que contribuyéramos a salvar el país en guerra y les contesté que éramos muy pequeños. Que había gente mayor con ellos [los milicianos]". Cuando la sala se preparaba para escuchar pasajes aún más dolorosos, la fiscal inquirió: ¿fuiste con ellos? Y entonces el testigo titubeó un poco y dio una extraña respuesta. "He jurado decir la verdad y ahora no puedo contestar a eso". "¿Hay algo que te impide decir la verdad a esta Corte?", terció la acusadora. "No puedo contestar", repitió el joven.

Antes de parar en seco sus recuerdos, sí había contado que "a su regreso volvió a la escuela y estudió ingeniería y fue ayudado por una ONG que operaba en Congo". Dada su negativa a seguir declarando, el presidente de la sala, Adrian Fulford, invitó a la fiscal a tranquilizar a su testigo.

A la vuelta de la pausa concedida para ello, las cosas empeoraron. El joven seguía enrocado en su silencio, pero cuando el juez abordó la veracidad de su relato como niño soldado, se oyó: "Todo era falso". La acusación apuntó que tal vez temiera ser juzgado al regresar a su tierra por haber seguido a los rebeldes de Lubanga.

La infancia más corta, la adolescencia más larga

Por JOSÉ LUIS BARBERÍA (El País.com, 29/01/2009)

"¿Tenemos un cretino en casa o es sólo un damnificado más de la precariedad laboral, el mileurismo o el exorbitado precio de la vivienda?" La duda ronda con frecuencia en los hogares de esta generación de jóvenes tan preparados, tan queridos y mimados y, tan apocados, sin embargo, a la hora de levantar el vuelo. Mientras la infancia se acorta por la imposibilidad de preservar a los niños de las informaciones adultas que circulan por las pantallas, preferentemente, la adolescencia se prolonga sin límites precisos. "A su edad, yo ya había...". Ése es el más común de los reproches.

¿Cuánto hay de realidad en la imagen que presenta a nuestros hijos como hedonistas, consumistas y materialistas impenitentes, personalidades egocéntricas e individualistas refractarias al compromiso y apáticas ante las cuestiones de interés general? ¿Y cuánto hay de desconocimiento y prejuicio adulto, del consabido reflejo castrador, generalmente gratuito, que toda generación activa contra los llamados a sucederle? Mientras algunos progenitores entonan el "Socorro, tengo un hijo adolescente" o el "Socorro, tengo a mi hijo en casa para toda la vida", otros, fieles al modelo "padres solícitos para siempre", actúan bajo la divisa "que no les falte nada". Así, aunque con frecuencia se trata de mujeres progresistas y profesionalmente activas, la mamá de clase media puede seguir lavando, cosiendo y planchando la ropa de los chicos, incluso de aquellos que, ya en la treintena, se han mudado a un piso, probablemente sufragado también por sus padres.

¡Ah, la familia española! Tranquilícense aquellos que temen por el futuro de la institución por excelencia de nuestro país. Por mucho que aumenten los divorcios y las familias monoparentales, las encuestas muestran que en España los jóvenes aman a su familia por encima de todas las cosas. La aman tanto que nuestros hijos son los europeos que, con crisis o sin ella, más tardan en emanciparse. El 51% de los chicos y el 50% de las chicas con ingresos suficientes como para poder independizarse optan, sin embargo, por permanecer en casa de sus padres, cuando en Francia esos porcentajes se reducen al 37% y el 33%, respectivamente. Y no parece que la "sociedad líquida" del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, en la que lo único perenne es el cambio continuo, ni la "sociedad de riesgos", que da paso a formas de vida no limitadas a la familia, pueda cortar ese cordón umbilical. "Aquí no se plantea el conflicto generacional en el hogar porque hay una negociación contínua para una convivencia armónica", afirma el sociólogo valenciano Andreu López, coordinador del estudio Juventud en España 2008.

El colchón económico familiar es una verdadera excepción de nuestro país, un rasgo sociológico distintivo en una Europa donde la emancipación temprana es un valor y donde las instituciones facilitan la autosuficiencia con becas, ayudas a la inserción laboral y una amplia oferta de viviendas de alquiler. De hecho, los sociólogos y economistas extranjeros que nos analizan incluyen de oficio en sus prospecciones el factor familiar para explicarse la poca contestación a las políticas económicas y nuestra baja tasa de pobreza juvenil. Los padres, sobre todo, pero también los tíos y los abuelos suplen aquí a las instituciones públicas.

Los estudios de la OCDE y de Eurostat confirman que la posición de los jóvenes europeos en el mercado laboral ha empeorado desde 1995 y que ese deterioro es más acusado en los países del sur del continente, debido a la mayor temporalidad y precariedad salarial. Se entiende, pues, que con lo duras que están las cosas ahí fuera nuestros hijos, particularmente los de clase media y alta, se lo piensen antes de abandonar el hogar. Por lo general, han crecido sin estrecheces, más conscientes de sus derechos que de sus obligaciones.

Decir que viven como reyes no es sólo retórica. Con permiso del cambio climático y de los accidentes de tráfico -su mayor causa de mortandad-, esta generación está llamada a superar los 100 años de edad, más del doble de la esperanza de vida de los soberanos y príncipes de la corte de Versalles. Tienen, además, la menor tasa de suicidio de toda Europa y ahora mismo tampoco hay redoblados motivos para alarmarse por los estragos colectivos que puedan causarles el abuso del alcohol y otras drogas. Las últimas encuestas certifican el descenso del consumo de estupefacientes ilegales y la disminución de las enfermedades de transmisión sexual y de sida, aunque esa reducción no les permita por ahora abandonar las cabeceras de esas clasificaciones.

Lo que continúa suscitando la alarma es el fenómeno creciente del botellón, práctica habitual ya del 26% de los jóvenes, el 10% más que hace seis años. Por descorazonador que pueda resultar que los desmovilizados jóvenes españoles no encuentren mayor motivo de encuentro que beber en grupo, ni reivindicación mejor que un pretendido "derecho a divertirse", conviene no olvidar que las admoniciones de los adultos escandalizados ante jóvenes que "se emborrachan y blasfeman por las noches" lleva más de cinco siglos presente en la literatura. Si añadimos los escupitajos a ese cuadro y un comportamiento incívico con el mobiliario urbano, puede que lleguemos a la conclusión de que las cosas no han cambiado tanto en este aspecto.

La profesora de sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia María Jesús Funes ve en las concentraciones del botellón un punto de encuentro y de contestación generacional -una de las pocas explícitas existentes-, antes que el ejercicio depravado del alcoholismo en masa. Lo que está claro es que los jóvenes españoles son hijos de una sociedad habituada al alcohol y a la noche.

El espacio nocturno ejerce sobre ellos tal fascinación -el 30% define la noche como "el momento de la gente joven para la gente joven"- que el 41% sale de noche cada fin de semana. La mitad no vuelve a casa antes de las tres de la madrugada y a la quinta parte le dan las seis en la calle. En España, la salida nocturna prolongada hasta la medianoche es un rito de paso de la infancia a la adolescencia más significativo, incluso, que el mantener relaciones sexuales. Y eso que nuestros chicos son cada vez más precoces en esta materia: 16 años y 10 meses de edad media a la hora de tener su primera relación sexual. Aunque a distancia todavía de los adolescentes anglosajones (que en abierto contraste con el puritanismo oficial de sus países se inician en el sexo a eso de los 14 años), los jóvenes españoles se separan del modelo mediterráneo y no digamos nada de los asiáticos y árabes. Contra lo que cabría suponer por el aumento de los embarazos prematuros -incremento constreñido a las comunidades de origen inmigrante-, la gran mayoría toma precauciones y se comporta con prudencia.

¿Pero qué piensa esta generación criada en los hábitos de la reclamación y el consumo y destinada a tomar las riendas de lo que, pese al aporte inmigrante, va asemejándose cada vez más a una sociedad de jubilados? ¿No es inquietante que el 36,5% de ellos esté a favor de la aplicación de la pena de muerte y que un porcentaje idéntico no haya leído un libro durante el último año? Además de que los políticos españoles deberían hacérselo mirar seriamente, ¿qué puede deducirse del dato de que el porcentaje de jóvenes que declara no tener "ningún interés en la política" haya pasado en cuatro años del 38% al 50%?

El estudio cuatrianual Juventud en España 2008, realizado a partir de 5.000 encuestas a chicos situados entre los 15 y los 29 años, indica que están bien adaptados, en general, a las normas del mundo adulto e incluso que se inclina por un mayor civismo. También que reproducen la polarización ideológica de los adultos y con un repunte conservador. Ese repunte, fruto, quizá del bienestar heredado y del poso cultural de inmigrantes poco instruidos en los valores ilustrados, se manifiesta también en un mayor rechazo al aborto y a los matrimonios homosexuales y un incremento de la importancia que se concede a la religión. Sólo el 12% se declara católico practicante, aunque el 27% dice que la religión es importante.

"Pese a la desafección que muestran hacia los partidos, sí están interesados en la política no convencional. De hecho, muchos participan en las ONG y también, y de manera creciente, en actividades ajenas a la política oficial", aclara María Jesús Funes. Está convencida de que existe ya un movimiento contestatario comprometido en dinámicas alternativas, ecologistas, antiglobalización, etcétera, que responde a las inquietudes de una quinta parte de la juventud, precisamente, el mismo porcentaje que componen los jóvenes grandes lectores. "Son chicos ilustrados, competentes y pluralistas, mayoritariamente de izquierdas, enemigos del consumismo plano y defensores de valores de solidaridad y justicia. Les une la idea de una red global". La socióloga detecta en este sector similitudes potenciales con la generación de Mayo del 68 francés.

El problema de nuestros jóvenes es que están sujetos a clamorosas contradicciones. Tienen su pedestal en casa, pero forman parte de lo que se ha dado en llamar la "generación en prácticas" europea. Viven en un mundo donde el consumo está idealizado como forma de realización personal y de relación social y resulta que están atacados por los riesgos e incertidumbres laborales de la globalización.

La encuesta Juventud en España 2008 ha venido a demostrar que la ocupación de los padres incide de forma significativa en el nivel de estudios que alcanzan los alumnos. El 43% de los hijos de los profesionales técnicos y similares accede a la educación superior, mientras que sólo lo consigue el 8% de los hijos de los trabajadores no cualificados. ¿Pero no habíamos quedado en que la igualdad de oportunidades debía materializarse en la educación? ¿Cómo es que nuestro sistema educativo reproduce tan obscenamente las posiciones sociales y, por tanto, las diferencias?

Aunque la ecuación "a mayor preparación, mejor y más temprano empleo" parece incuestionable, la frustración laboral alcanza también a no pocos titulados universitarios que ejercen funciones y tareas distintas y menos cualificadas a las de su formación. Esto explica, por lo visto, que un número creciente de jóvenes haya renunciado a la universidad en los últimos años. "Muchos han visto que sus hermanos mayores no han llegado profesionalmente muy lejos a pesar de tener una amalgama de títulos y cursos de formación", explica Almudena Moreno, profesora de sociología de la Universidad de Valladolid y coautora del mismo estudio. "Les entiendo porque soy de aquella generación del baby boom destinada a comerse el mundo que acabó bastante frustrada. Yo tuve la sensación de que todo había sido una gran mentira familiar y social", afirma esta socióloga, de 37 años. "No creo que los jóvenes se sientan ganadores. El deseo incumplido de formar una familia con hijos está presente en muchos de ellos", indica.

Con todo, el doctor en Ciencias Políticas y Sociología y coautor también del informe, Domingo Comas, juzga infundada la etiqueta "perdedores" que algunos expertos asignan a los jóvenes europeos. "Lo de jóvenes sin futuro es algo que se ha aplicado por sistema a todas las generaciones. También lo dijeron de nosotros en 1979 en unos informes que ahora nos hacen reír", subraya. No le parece evidente que la juventud esté condenada a vivir peor que sus padres.

Pero, establecido que muchos tienen dificultades objetivas para emanciparse, tampoco cabe minusvalorar el elemento cultural específico español. "No somos masoquistas. Quedarse en casa ofrece grandes ventajas. Yo sólo me independizaré cuando tenga las cosas muy claras con el trabajo estable y con mi novio", vienen a decir. Las relaciones de noviazgo tampoco son ya tan determinantes en esta sociedad posmoderna caracterizada por la ambivalencia y la contradicción. La disyuntiva, el tener que optar y renunciar a una de las opciones, ha sido reemplazada por la yuxtaposición. Se puede ser una cosa y otra, joven con espíritu adulto y viceversa, trabajar en esto y aquello.

Los noviazgos no implican ya la renuncia a las salidas con los amigos, "el grupo de iguales". Mientras para sus progenitores, la formación de una familia era prácticamente la única posibilidad de acceder a las libertades de la vida adulta, estos jóvenes pueden ensayar nuevas formas de vida social. La singularidad es un valor, y poseer la adaptabilidad de la ameba un requisito, por lo visto, imprescindible. Ya dice Ulrick Beck que los jóvenes de ahora están obligados a construirse ellos mismos una biografía, como de bricolaje.

Es una idea que enlaza con la impresión de muchos jóvenes de que transitan por terrenos "donde los senderos apenas están marcados". En la sociedad moderna, el dinero es un señuelo todopoderoso que eclipsa valores de referencia de generaciones pasadas, como ser un buen profesional, ejercer el magisterio o el arte. Y sin embargo, ¡sorpresa!, resulta que estos hijos nuestros que creíamos tan prosaicos dicen que ganar mucho dinero sólo ocupa el noveno lugar en su listado de prioridades.

El término juventud da nombre a realidades bien distintas. Mientras algunos regresan ahora al refugio familiar empujados por la crisis, un tercio de los situados entre los 26 y los 30 años tiene una vivienda a su nombre.Nunca hubo tantos jóvenes propietarios como ahora.

Convivir en un piso pequeño con un solo baño y sin demasiado confort es un acicate para buscarse la vida fuera; de la misma manera que vivir sin agobios invita a lo que Andreu López llama "aumento de capital social". A su juicio, quedarse en casa responde a una estrategia pragmática que permite a los jóvenes seguir formándose, rechazar los malos trabajos y elegir el momento de la emancipación. No tienen prisa porque tienen las necesidades básicas cubiertas.

No, nuestros jóvenes no son unos cretinos. Si nos fijamos bien descubrimos en ellos nuestro propio reflejo, no sólo físico, sino también cultural. Han heredado la sociedad que les hemos dado, son más libres, más tolerantes, más seguros de su capacidad y competencia. Pese a que la supervivencia parece exigirles la adaptabilidad de la ameba, puede que muchos de ellos echen en falta valores e ideales que estructuren su futuro y dé más sentido a sus vidas.

¿Qué hacemos con el capitalismo?

Por JUAN ARIAS - Río de Janeiro - (El País.com, 29/01/2009)

De una forma u otra, los 120.000 activistas llegados de todo el mundo al Foro Social Mundial (FSM) que se celebra en la ciudad brasileña de Belém son de izquierdas. De todas las izquierdas: antiguas y modernas. Unas izquierdas sin horizontes en las que se dan cita viejos leninistas, nuevos ecologistas, anarquistas con banderas negras, curas progresistas e incluso asociaciones de prostitutas. Muchas izquierdas con una sola pregunta: ¿qué hacer con el capitalismo? Y una novedad: por primera vez, ninguna de esas izquierdas ha quemado banderas estadounidenses, como ocurría en ediciones anteriores a este encuentro, concebido como alternativa al Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). El que ahora se desarrolla en Belém, que en años previos parecía agonizar víctima de la euforia neoliberal de un mundo cada vez más rico, ha resucitado con fuerza gracias a la crisis financiera mundial, que ha cambiado el reparto de la baraja.

Sin embargo, aunque la pregunta sobre el futuro del capitalismo es el denominador común de los debates y conferencias del foro, no existe consenso acerca de cómo o con qué sustituirlo.

En las discusiones se perfilan dos tendencias: por un lado, la de quienes quieren sustituir el capitalimo por otro sistema económico, sin especificar cuál. Algunos, como el Movimiento de los Sin Tierra (MST), abogan por una vuelta al socialismo. ¿Pero qué socialismo? Eso ya es más difícil de definir, a pesar de que varios expertos, como el sociólogo español Ignácio Ramonet, pidió que el FSM emprenda batallas comunes con los Gobiernos de ruptura con el capitalismo, como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

"Mercado socialmente responsable"

La segunda tendencia, más moderada, es la defendida por uno de los creadores del foro, Oded Grajew, quien propone como alternativa al sistema que se ha roto lo que califica de "capitalismo socialmente responsable". En vez de mercado libre, pide un "mercado socialmente responsable, con una democracia más participativa". No rechaza la existencia de empresas privadas, pero siempre, puntualiza, "que sean controladas socialmente".

Junto a la pregunta de qué hacer con el capitalismo, otro interrogante suena con fuerza en el foro de Belém: ¿dónde tenían los Gobiernos del mundo esos miles de millones de dólares que ahora se sacan de la manga para salvar el sistema financiero y de los que carecían cuando se trataba de invertir en educación o sanidad?

Si desde su primera edición, en 2001, el foro social se presentó como contrapunto al de Davos, este año el antagonismo no puede ser más evidente y puntual.

El Partido de los Trabajadores (PT), que gobierna en Brasil y al que el foro acusa de haber renunciado a sus raíces de izquierda, ha movilizado a 3.000 militantes para preparar un clima favorable a la llegada del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, que este año ha preferido asistir al encuentro de Belém en lugar de al de Davos. Según alguno de sus asesores, parece que el presidente arremeterá con fuerza contra el capitalismo y contra los que han originado la crisis financiera internacional.

No ha sido aún confirmada la participación de Lula en el debate previsto entre los Sin Tierra y los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales, y Paraguay, Fernando Lugo. El MST, al parecer, no ha invitado a Lula, con quien mantiene numerosas diferencias.

La autonomía de las mujeres como desafío

Por María Pazos Morán, investigadora del Instituto de Estudios Fiscales. Su último libro publicado es Economía e Igualdad de Género: Retos de la Hacienda Pública en el Siglo XXI (EL PAÍS, 29/01/09):

A pesar de los desoladores datos y previsiones sobre la recesión, las medidas tomadas hasta ahora han sido, además de inquietantemente parcas, carentes de un sistemático análisis coste-beneficio. Por un lado se habla de la gran oportunidad que esta crisis proporciona para solucionar los problemas estructurales que aquejan a nuestra economía, y por otro se aprueban partidas de gasto para obras públicas sin ni siquiera establecer prioridades o condiciones; como si no diera tiempo a pensar en las dos cosas a la vez. Para constatarlo, basta consultar el Decreto sobre el Fondo Estatal de Inversión Local y la lista de proyectos aprobados.

Sin embargo, admitida la urgencia, nada impide dedicar el gasto a inversiones social y económicamente rentables. De hecho, se tarda más en imaginar nuevos proyectos que en recordar, sin ir más lejos, que la universalización de la educación infantil desde los 0 años era una promesa electoral para la presente legislatura. Tampoco estaría mal recordar que lo que se ha desarrollado de la Ley de Dependencia ha sido, sobre todo, la ayuda económica por “cuidados en el entorno familiar” (calificada de “excepcional” en la propia Ley), hasta el punto de que los medios de comunicación frecuentemente identifican la aplicación de la ley con el número de estas prestaciones concedidas.

En un país como España, que arrastra un déficit social histórico, ¿no sería oportuno un plan de servicios públicos para atender a estas necesidades ya que se buscan, y sin duda se buscarán, destinos para tantas partidas de gasto? A juzgar por las encuestas, la ciudadanía así lo demanda. Además, sería de justicia aliviar a las mujeres que se están sacrificando para suplir la citada falta de servicios. Entonces, ¿por qué no se hace? El descuido podría estar relacionado con ciertos prejuicios obsoletos: más servicios públicos, se piensa, exigirían gasto para su funcionamiento (no como “arreglar el cementerio”, por tomar un ejemplo real), y además liberarían a muchas mujeres que se lanzarían a competir con los “cabeza de familia” por el empleo. Pero esas ideas ya no tienen sentido: según la EPA del IV trimestre de 2008, el 43% de las “personas de referencia en el hogar” en paro son mujeres. En todo caso, la cifra de los 827.200 hogares con todos sus miembros desempleados nos recuerda, además de dramáticos casos de mujeres solas con cargas familiares, que el modelo de familia “sustentador masculino/esposa dependiente” es una perfecta trampa de pobreza.

Los servicios públicos de educación infantil son una apuesta altamente rentable. En primer lugar, no solamente generan empleo durante la construcción de las infraestructuras sino posteriormente. Además, la inversión se amortiza sobradamente con el aumento de impuestos y cotizaciones sociales resultante del mayor empleo femenino. Asimismo, ayudan a eliminar las ineficiencias que actualmente provoca en el mercado de trabajo el hecho de que las mujeres tengan la etiqueta de “menos disponible”. Por último, contribuyen a disminuir la división del trabajo, que tiene menos sentido económico que nunca en el contexto actual de aumento en la esperanza de vida, disminución del tamaño familiar, pérdida de centralidad de la familia como unidad de producción y alta formación de las mujeres.

Pero más graves aún que el despilfarro del capital humano actual son los problemas demográficos, es decir, los relacionados con la generación y formación del capital humano futuro. El nivel de las tasas de fecundidad y la pobreza infantil son asuntos íntimamente relacionados, y para ambos es imprescindible que las mujeres puedan compatibilizar un empleo de calidad con el número de hijos deseados (que, según las encuestas, viene a ser una media de 2, 1, justamente el nivel de reemplazo poblacional).

España tiene unas tasas de fecundidad tan bajas que, de continuar con esta tendencia, a final de siglo la población española podría llegar a caer hasta aproximadamente 10 millones de personas. Para 2060, la población mayor de 65 años constituiría ya un 32,3% (frente al 16,6% en 2008); la mayor de 80 años un 14,5% (4,6% en 2008). Y todas estas estimaciones son anteriores a la actual crisis económica. Ahora, ¿qué mujer, autóctona o inmigrante, va a decidir tener hijos con la que está cayendo?

La demografía y el medio ambiente son los dos grandes retos para un desarrollo económico y social sostenible; pero aunque el medio ambiente está ya (tibiamente) presente en las consideraciones sobre la crisis, la demografía parece seguir siendo tabú. Por distintas razones, todos los sectores meten la cabeza debajo del ala. Unos confían en que el descenso de las tasas de fecundidad se detendrá si se dificulta el acceso de las mujeres al empleo, a los anticonceptivos y al aborto. Pero las mujeres con un mínimo nivel de información se las arreglan (a veces a costa de poner en riesgo su propia vida) para no tener más hijos de los que desean y esperan poder mantener. Otros creen que la preocupación por la demografía es un asunto de xenofobia, ignorando que el problema es global.

En Europa, a pesar de que la inmigración aún compensa en parte la falta de nacimientos, Alemania y algunos países del Este ya están perdiendo población desde hace años; y se estima que hacia 2035 la población europea total comenzará a descender. El crecimiento poblacional se está ralentizando también en la mayor parte de los países de Asia y América en los que las tasas de fecundidad son aún elevadas. Mientras, continúa la explosión demográfica en el África Subsahariana y en Oriente Próximo, precisamente en las zonas más pobres y donde las mujeres están más esclavizadas. La explicación es sencilla: las tasas de fecundidad empiezan a descender en todos los países en cuanto las mujeres tienen acceso a la educación y al empleo. Esto es bueno cuando las tasas de fecundidad son demasiado altas, no solamente por la superpoblación sino precisamente por la pobreza infantil. Pero el descenso no se frena si las mujeres no encuentran las condiciones adecuadas para ser madres sin renunciar a su profesión. Así es como la falta de autonomía de las mujeres se sitúa en el centro del problema demográfico.

El derecho universal a la educación infantil de calidad, que a precios de mercado resulta inasequible para la mayoría de las familias, no solamente es imprescindible para recuperar las tasas de fecundidad a un nivel aceptable sino también para amortiguar sus oscilaciones con el ciclo económico que tantos problemas de planificación originan. Francia es un ejemplo con su tasa de fecundidad de 1,9 hijos/as por mujer (en España tenemos 1,3), aunque no llegue al nivel adecuado. Para mantener tasas de fecundidad altas y estables se necesitan también otras medidas, principalmente dirigidas a actuar sobre la gran reserva de capital cuidador masculino que hoy sigue en gran medida desaprovechado; pero un sistema público de educación infantil es una condición sine-qua-non. Por último, y no menos importante, la educación infantil de calidad es necesaria para garantizar el derecho a una formación en igualdad y contribuye substancialmente a disminuir la pobreza infantil.

El sistema público de atención a la dependencia, junto con la corresponsabilidad de los hombres en el cuidado, es también un asunto de primer orden cuya dimensión se puede estimar a partir de las previsiones demográficas, tanto en lo que se refiere a la creciente necesidad de cuidados como a la escasez de personas para cuidar, pero a la hora de la verdad no entra en el lote de los asuntos “serios”. A la falta de costumbre de pensar en estos temas se añade, como en el caso del medio ambiente, la inercia de moverse en el corto plazo. Sin embargo, es urgente ponerse manos a la obra. Y ya que desgraciadamente la crisis se perfila profunda y larga, bienvenida sea la solución keynesiana que nos proporciona recursos y nos da la oportunidad de poner condiciones a su utilización. Sabemos que las medidas tomadas hasta ahora no serán las últimas, así que ¿no deberíamos estar hace tiempo debatiendo cuáles son esas inversiones que deben mejorar la productividad y posibilitar un desarrollo sostenible? ¿Qué mejor ocasión para un verdadero New Deal inclusivo, feminista, ecológico y demográficamente viable?

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

Poderosos funcionarios

Por José Antonio Martín Pallín, magistrado y comisionado de la Comisión Internacional de Juristas (EL PAÍS, 29/01/09):

Ante el anuncio de una posible huelga de los jueces se ha desatado una polémica en torno a la legitimidad de este derecho para los que ejercemos un poder del Estado. El ministro de Justicia ha manifestado que la cuestión no radica en si un juez tiene derecho de huelga, sino en que “es titular de un poder del Estado y no se puede permitir el lujo de hacer huelga”, añadiendo que sería “una traición al mandato de los ciudadanos”.

Desde otras posiciones se mantiene que los jueces somos funcionarios como los que sirven a las diferentes administraciones públicas y se añade, distorsionando el debate, que no tenemos por qué pretender privilegios salariales. Desde la perspectiva académica, un destacado constitucionalista, quizá por falta de espacio, ha dicho que la huelga sería equivalente a un golpe de Estado: “Un poder del Estado no puede levantarse contra él”. Los políticos esgrimen que somos un poder del Estado para negarnos el derecho a la huelga y, al mismo tiempo, funcionarios comunes para reprocharnos que pretendamos ampararnos en la importancia de nuestra función para chantajear a todos los ciudadanos. Distorsionar la realidad no es la mejor manera de solucionar los conflictos.

Esbozaremos lo que solicitamos los jueces y cuáles pueden ser los caminos para conseguirlo. El documento reivindicativo lleva fecha 12 de enero de 2009. Las peticiones se centran en la modernización de la oficina judicial, la formación del personal, la revisión de la distribución territorial de los órganos judiciales, la carga de trabajo y otras medidas organizativas. Sólo en octavo y último lugar se solicita el cumplimiento de las previsiones de la ley de retribuciones de la carrera judicial y fiscal, con especial referencia al pago de los servicios de guardia. No me parece adecuado manipular el documento y centrar la crítica en apetencias salariales en tiempos de crisis. No se presta un buen servicio a la comunidad sesgando las informaciones.

A partir de aquí comienza el conflicto constitucional y jurídico y no precisamente por culpa de los jueces. El legislador ha permanecido impasible, durante muchos años, ante la extraña anomalía que supone considerar a personas que ejercen un poder del Estado, igual que los que forman parte del Ejecutivo y del Legislativo, como funcionarios de carrera. Nos han convertido en una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde y este fenómeno provoca conflictos cuando se produce el desdoblamiento de la personalidad.

¿Por qué somos un poder del Estado? La respuesta afirmativa tiene sólidos argumentos constitucionales.

1. La justicia, valor superior del ordenamiento jurídico, emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por jueces integrantes del poder judicial.

2. La Constitución nos otorga, en exclusiva, la potestad jurisdiccional para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Es decir, tenemos jurisdicción propia y directa y no por formar parte de un colectivo funcionarial.

3. La Constitución marca el camino para que tengamos un estatuto jurídico diferente del personal al servicio de la Administración de Justicia.

4. Los jueces no podemos sindicarnos y constituimos una excepción que ni siquiera puede ser equiparada a la especial regulación de los funcionarios (artículos 28 y 127 de la Constitución).

5. En el caso de huelga, la tutela judicial efectiva que nos exige prestar el texto constitucional, nunca sería susceptible de servicios mínimos.

6. Por último, en el caso de discrepancias con la regulación de las condiciones de la huelga, las tendríamos que solucionar y decidir nosotros mismos. Es decir, seríamos juez y parte.

A la vista de todo lo expuesto se podría afirmar tajantemente que no tenemos derecho de huelga. Sin embargo, existen disposiciones legales que parecen haber olvidado la regulación constitucional. Pretenden reducirnos institucionalmente a empleados públicos equiparables a los de cualquier ministerio. El legislador deberá aclarar si ha sido ésta su intención.

Veamos las razones de los que sostienen el derecho de huelga de los jueces.

1. La Constitución no la prohíbe expresamente. El argumento me parece inconsistente.

2. Tenemos también la condición de funcionarios en cuanto que prestamos un servicio público. Juzgar no es un servicio público, en el sentido administrativo del término.

3. La Ley 7/2007 de 12 de abril, que regula el Estatuto básico del empleado público, olvida el texto constitucional y extiende su ámbito de aplicación a todo lo que denomina Administraciones Públicas.

4. Incluye como personal funcionario, con legislación específica, a los jueces, magistrados, fiscales y demás personal funcionario al servicio de la Administración de Justicia.

El conflicto está servido. Estimo que la legislación constitucional, de mayor y superior rango, despeja cualquier duda. Los jueces somos poder del Estado, no tenemos derecho de huelga y es urgente que dispongamos de un Estatuto propio. Los problemas no los creamos nosotros, sino la ambigüedad endémica y calculada del legislador.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

Una cuestión de límites

Por Rafael Navarro-Valls, catedrático de la Universidad Complutense y coautor del libro Las objeciones de conciencia en el Derecho español y comparado (EL MUNDO, 29/01/09):

El Mundo me solicita amablemente una valoración de urgencia de la decisión del Tribunal Supremo hecha pública hace unas horas.Ciertamente, ha de ser de urgencia, dado lo escueto de la nota emitida por el TS, sin aclarar motivación alguna ni matices explicativos, salvo uno al que luego me referiré.

La cuestión fundamental que late en el debate político y jurídico que ha confluido en la sentencia del TS es la de los límites del Estado en la imposición obligatoria de contenidos educativos.En mi opinión -ya lo dije al inicio de estos tres años de debates-, el principio de intervención democrática autoriza al Estado a buscar un acuerdo constitucionalmente correcto acerca de los saberes mínimos que han de transmitirse a las nuevas generaciones.Pero cuando se da un desacuerdo razonable sobre cuál sea la mejor manera de preparar a los alumnos para participar en la vida política o asegurar su desarrollo moral. no puede el Estado decidir por sí mismo.

En estos supuestos -hace tiempo lo dijeron Charles Fried (Harvard) y Pablo da Silveira (Lovaina)-, no puede estipular, contra la voluntad de los padres, cuál sea la mejor manera de asegurar el desarrollo de las competencias morales, cívicas y políticas de las nuevas generaciones. El derecho a elegir el tipo de educación que queremos dar (o no dar) a nuestros hijos forma parte de nuestro propio derecho a elegir una concepción del bien y a ponerla en práctica, sin sufrir la interferencia de los poderes públicos.

Esta fue la contundente postura del Tribunal Supremo estadounidense en el caso Wisconsin versus Yoder: «El interés del Estado por la escolarización obligatoria debe ceder ante la libertad de los padres para marcar la orientación moral de sus hijos». Postura también presente en el subsconsciente jurídico de Europa, ya que la Carta de Derechos fundamentales de la Unión Europea (artículo 14) garantiza «el derecho de los padres a asegurar la educación y enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones religiosas, filosóficas y pedagógicas».

De ahí que, de entrada, sorprenda la decisión del TS español al obviar sólidos planteamientos jurídicos y de conciencia. Me da la impresión de que, en la delicada operación de ponderar conflictos de intereses entre aquellos dos segmentos de la Constitución en los que, respectivamente, se inserta un derecho fundamental (el de los padres de determinar la formación religiosa y moral de sus hijos) y un factor competencial (el del Estado de hacer una programación general de la enseñanza), se ha decantado por un principio organizativo sobre un derecho fundamental.

Consciente de ello -y este es el matiz que ha dejado entrever en la nota a la que antes me referí-, ha dejado la puerta abierta a que, en el futuro, se puedan suscitar de nuevo objeciones de conciencia, sustentadas en planteamientos jurídicos diferentes a los ahora examinados, lo cual es buena muestra de la indefinición que en la actualidad se detecta en los contenidos de la asignatura.

El desenfoque en que, en mi opinión, incide la sentencia es no haber analizado detenidamente la lesión que esta inseguridad jurídica provoca en el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones. Probablemente -habrá que comprobarlo en la redacción de la sentencia-, el TS se ha centrado en si existe en las normas examinadas un afán «indoctrinador» por parte del Estado. Al concluir, en la opinión de una mayoría de magistrados, que no es posible demostrarlo, ha entendido que no se conculca el artículo 27 de la Constitución ni el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Pero esto no es estrictamente exacto. El Convenio Europeo y la Constitución lo que exigen es que el Estado respete las convicciones de los padres, sin que haya la menor referencia a la finalidad perseguida por la organización pública del sistema de enseñanza.

En fin, creo que nos encontramos con lo que viene llamándose una «sentencia interpretativa», que, si abre la puerta a argumentaciones de cierta altura jurídica, no siempre deja definitivamente cerrado el asunto litigioso. Veremos lo que sucede en posteriores recursos o instancias.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

Por fin habló el Tribunal Supremo

Por José Antonio Marina, escritor y catedrático de Filosofía (EL MUNDO, 29/01/09):

La campaña contra Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos ha sido desdichada. Ha creado confusión y temor en muchos padres y ha impedido un serio debate ético, que hubiera sido muy provechoso para todos. Podría haber animado a los padres a acercarse a la escuela, para ayudarnos e impartir una educación en valores que ellos mismos son los más interesados en reclamar.Pero no. Ha servido para extender la desconfianza y ha dificultado -como en el ridículo caso de la Comunidad Valenciana- la normal marcha de la asignatura. ¡Cuantas energías desperdiciadas!

Los argumentos en contra de la asignatura se resumen en dos: atenta contra el derecho de los padres a elegir la educación moral y religiosa de sus hijos; e introduce una ideología de género que a los objetores les parece peligrosa e inmoral. El Tribunal Supremo no ha encontrado nada que justifique las objeciones. En EpC explico a los alumnos lo que todos los ciudadanos deberían saber: la importancia que tiene la objeción de conciencia, porque es un último mecanismo de seguridad aceptado por las democracias avanzadas, para evitar posibles injusticias legales. Obliga a una relectura cuidadosa de las leyes, para comprobar que no ofenden injustamente las creencias morales y religiosas de los ciudadanos.Por eso ha hecho bien el Tribunal Supremo en releer cuidadosamente los decretos de esta asignatura. Y la conclusión es que no hay razones que justifiquen la objeción.

El estudio obligatorio de los derechos humanos y de las normas básicas de convivencia no atenta contra la libertad de los padres. Son valores comunes que todos tenemos que respetar. Los padres olvidan que su derecho a educar, así como la libertad de conciencia y creencia, están protegidos por la Declaración de Derechos Humanos.Son derechos que proceden de una ética universal y laica, que las religiones han tardado en admitir. No hay peligro de adoctrinamiento en una sociedad democrática, porque ésta tiene sus mecanismos de defensa. Sí lo hay, en cambio, en gobiernos dictatoriales, como el franquista, donde, por cierto, se enseñó obligatoriamente la religión católica en todos los niveles de la enseñanza.

El segundo argumento en contra se basa en la supuesta defensa de la «ideología de género», que, según algunos críticos de EpC, es obra del feminismo radical que amenaza a España. Pero la ideología de género -que no es más que la afirmación de que las diferencias entre varón y mujer son culturales, y no meramente biológicas- no figura en el currículo y, por lo tanto, no tiene nada que ver con la asignatura.

Para mí, lo más grave es que desde altas instancias religiosas se ha dicho que no corresponde a la escuela formar la conciencia de los alumnos. ¿No debemos entonces procurar que sean honrados, justos, responsables, veraces, respetuosos, no violentos, no discriminadores, no corruptos? La escuela pública debe formar buenos ciudadanos. Su obligación es, precisamente, educar una conciencia cívica responsable, crítica, ilustrada, conocedora de los derechos y también de los deberes, que reconozca los vínculos y responsabilidades sociales en una época de individualismo feroz.¿Cómo no va a ser necesaria una educación en valores cuando las encuestas nos dicen que más del 40% de los españoles creen que no hay normas morales universales y que cada cual elige las suyas?

La educación cívica es el fomento de las virtudes ciudadanas necesarias para vivir en una democracia. Y la democracia es un proyecto político profundamente ético. Cuando oigo a los objetores decir que estarían de acuerdo con que se estudiara sólo»» la Constitución, olvidan que ésta se basa en unos valores superiores, que son éticos: libertad, igualdad, justicia, pluralismo político y, dando unidad a todos, la dignidad humana.

De todo este asunto, no me duele la agresividad de ciertos medios de comunicación, sino la confusión que han provocado en muchos padres; y el perjuicio que se ha podido causar a muchos alumnos.Acabo de oír al presidente del Foro de la Familia decir que hay profesores y libros de texto que enseñan cosas diferentes del currículo. Pues entonces, que no objeten a la asignatura, sino a un profesor o a un texto. En mi caso, me gustaría que los padres me ayudaran a mejorar mis libros de EpC. Me comprometo a estudiar sus sugerencias. Pueden enviármelas a jamarina@telefonica.net. Sus hijos son lo importante. Es hora de empezar a construir.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

La purificación de Goya

Por Jonathan Brown, historiador (ABC, 29/01/09):

En el mes de mayo de 1814, el gobierno de Fernando VII, recién restaurado al Trono de España, empezó un proceso de purificación de miembros de la Casa Real de José Bonaparte, con el fin de identificar a los colaboradores con el gobierno intruso. Entre ellos estuvo Francisco de Goya, que les convenció de que era inocente. Desde hace diez años, Goya ha tenido la desgracia de ser sometido otra vez a un «tribunal de purificación», con el fin de «matar» algunos de sus cuadros más conocidos. No hace falta que me refiera al largo y detallado análisis de El Coloso, escrito por la doctora Manuela Mena y publicado por el Museo del Prado en su website, con la intención de desterrar la obra del corpus de Goya. No es mi intención sumarme a uno u otro de los bandos, sino ofrecer algunas observaciones de tipo metodológico.

El texto de la doctora Mena se divide en 16 capítulos con una extensa documentación y bibliografía. Los primeros apartados tienen que ver con la historiografía del cuadro, en los cuales ofrece algunos nuevos datos sobre la procedencia de la obra, aunque ninguno de ellos pesa sobre la cuestión de la atribución. También presenta un repaso, muy útil, de las distintas interpretaciones del cuadro, menos la más reciente, el artículo de Jesusa Vega (Revista Goya-septiembre 2008), en el que se ofreció una defensa muy importante de la atribución.

Una novedad importante es la discusión del supuesto número de inventario que habitualmente se ha citado como prueba de que el cuadro fue donado por Goya a su hijo Xavier en 1812. Parece que los cuadros que pasaron a Xavier fueron marcados con la letra «X» y el número del inventario correspondiente. Es al desligar el cuadro de esta conexión donde abre la puerta a una reconsideración de la atribución.

Los argumentos aducidos contra El Coloso por la doctora Mena tienen dos partes. La primera parte se dedica al estudio técnico (aunque echo de menos la colaboración directa de la jefa del Gabinete Técnico del Prado, doctora Carmen Garrido). Como he dicho en varias ocasiones, los datos técnicos prometen una seguridad que no pueden garantizar. Como el examen de la misma superficie de un lienzo, los datos invisibles necesitan la interpretación de los expertos, y es aquí donde la tierra empieza a temblar, porque estamos lejos de haber terminado el examen técnico de toda la obra de Goya. Así, las lecturas de los rayos-X y las muestras de los pigmentos no pueden ser sino provisionales. Desde este punto de vista, es arriesgado opinar que «Goya, sin embargo, utilizó siempre la capa de color de la preparación de la tela, rojiza generalmente, etc. (Sección 9).» En estos capítulos, la doctora Mena nos ofrece una mezcla de análisis y retórica sin distinguir entre ambos. Supongo que la táctica es acumular el mayor número de argumentos posibles para no dejar lugar a dudas porque los datos no hablan por sí mismos y no son contundentes.

En la sección dedicada al análisis estilístico (10), ocurre lo mismo. La primera meta es disminuir la destreza de El Coloso. «No se consiguió (el pintor desconocido) la definición de su anatomía y musculatura, como se ve en Goya, pintándolo con una técnica mediocre, sin grandeza ni veracidad.» Encontramos aquí otra vez el recurso a la retórica y, lo que es más importante, la suposición que Goya como pintor cambió relativamente poco a través de los 50 años de su carrera. De este modo, Mena compara El Coloso (ca. 1815.) con cuadros de épocas distintas: La familia de Carlos IV, (1800); La Pradera de San Isidro (1787) y El Prendimiento de Cristo (1798). ¿Por que no escoge, por ejemplo, las figuras secundarias del Entierro de la sardina (ca. 1812), que son más cercanas en fecha a El Coloso?

Una distinción importante a la hora de hacer o deshacer atribuciones de cuadros a Goya es la que discrimina entre sus obras encargadas y privadas. Como es conocido, la carrera de Goya sigue dos caminos paralelos. Por un lado, tenemos, por ejemplo, Goya pintor real u oficial. Aquí cabe la gran cantidad de retratos de personajes reales, de la aristocracia y los cuadros de historia (por ejemplo El Retrato de Floridablanca, El Dos de Mayo). Estos cuadros suelen ser de gran formato y están realizados con mucho cuidado, como es de esperar. El Goya «privado» es un pintor distinto. Las obras de esta índole suelen ser de dimensiones pequeñas y ejecutadas con una técnica suelta, como, por ejemplo, El Coloso, entre muchas otras. En otras palabras, las obras pequeñas pueden comprenderse como si fueran en realidad una especie de laboratorio en donde Goya se sentía libre para ensayar nuevas ideas e incluso técnicas. Relacionada con este ensayo de atribución, esta diferencia parece una cuestión tan obvia como importante.

En su estimación del Goya pintor, la doctora Mena parece seguir los criterios de Juliet Wilson-Bareau, la distinguida goyista, quien ya los ha hecho explícitos en muy distintas publicaciones. Su vision de Goya es la de un artista que nunca comete errores ni fallos artísticos. Yo le veo de un modo algo más desigual y dejo un margen más amplio cuando analizo sus cuadros. (Vid. la ficha que hice sobre La lechera en Goya´s Last Works, The Frick Collection, 2006.)

Finalmente, llegamos a la sección final, la posible atribución de El Coloso al ayudante de Goya, Asensio Juliá. Esta hipótesis se refuerza con las inciales «AJ», encontradas, como declara la doctora Mena, «en el ángulo inferior izquierdo, en una zona habitualmente rerservada a las firmas de los autores» Es ésta una exageración, por cierto, porque no hay un lugar fijo para la firma de un pintor. Claro que es un detalle, pero no resulta carente de significado para entender la táctica de la doctora Mena. Toda esta sección, como la autora reconoce, es especulativa hasta que conozcamos mejor la vida y obra de Juliá.

La composición y la iconografía de El Coloso son francamente geniales. Las reglas del juego (o mejor dicho, la responsabilidad profesional de un historiador/una historiadora de arte) exigen que, al quitar un cuadro canónico del corpus de un gran pintor, se cumpla con la obligación de identificar quién sería capaz de haber ejecutado la obra. Como dice la doctora Mena, todavía tenemos delante de nosostros el reto de estudiar las carreras de los ayudantes, seguidores e imitadores del gran maestro. Hasta que ese día llegue, es más prudente esperar antes de descatalogar una obra importante de un maestro importante.

Lo malo es que parece que hemos terminado donde empezamos, con dudas no resueltas -la ciencia de las atribuciones debería ser más bien llamada la religion de las atribuciones-. Sin embargo, agradecemos a la doctora Mena por ofrecernos una explicación exhaustiva de su opinion negativa de la atribución de El Coloso a Francisco de Goya. Ahora, ¡comencemos de nuevo el debate!

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

El Holocausto, Roma y Jerusalén

Por Reyes Mate, filósofo e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (EL PERIÓDICO, 29/01/09):

El Papa Benedicto XVI acaba de levantar la excomunión a un grupúsculo de ultraconservadores católicos, comandado por el obispo francés, ya fallecido, Marcel Lefebvre, expulsado en 1988 de la Iglesia Católica porque sus miembros no estaban dispuestos a seguir las pautas de modernización marcadas por el Concilio Vaticano II.

Es una noticia que, expresada así, no debería traspasar los muros de la Iglesia católica. Si ha trascendido es porque entre los obispos rehabilitados hay uno que lleva su extremismo a negar el Holocausto judío. Se trata del obispo británico Richard Williamson, convencido de que en los campos de Auschwitz o Sobibor no existieron cámaras de gas y que no fueron seis millones sino unas 300.000 las víctimas judías.

LO QUE HA llamado la atención de la opinión pública es que el Papa se arriesgue a un gran descrédito político, a cambio de traer al redil a un grupito de integristas católicos. No había razón para tan alto precio, ya que los disidentes habían perdido su capacidad de seducción al apropiarse el Vaticano de buen grado de sus tesis extremistas. Los lefebvristas pueden decir la misa en latín sin contravenir la ley, denunciar leyes democráticas, como hacen los obispos españoles, y cerrar bajo siete llaves los decretos más aperturistas del Vaticano II, como se lleva en Roma.

La Iglesia se ha derechizado tanto que no hay lugar para que la desborden por ese flanco. El que la noticia haya aparecido justo en la semana en la que el mundo conmemora el día del Holocausto y pocos meses antes de la visita del Papa a Israel, añade razones a la perplejidad.

Si el coste político ha pesado tan poco en la decisión es porque la vuelta al redil de este grupo descarriado tiene mucha más importancia de lo que a primera vista parece. Nada hay más importante para el Papado que el reconocimiento de su autoridad y nada que le preocupe tanto como que se la cuestione.

El lector curioso podrá corroborar estas afirmaciones leyendo las memorias de un gran personaje, las del dominico francés Yves Congar, Diario de un teólogo, 1945-1965, perseguido por el Santo Oficio desde 1945 hasta 1958, salvado in extremis por la muerte de Pío XII y elevado luego, en 1994, al cardenalato por el Papa Wojtyla. Este hombre, que era todo menos progresista, tenía, sin embargo, el vicio de creer en el ecumenismo, es decir, entendía que la desunión de los cristianos era el gran problema de la Iglesia católica. Nunca cuestionó el protagonismo del obispo de Roma, pero pensaba, con datos en la mano, que la Iglesia católica tenía responsabilidades en el origen del protestantismo, que algo esencial se perdió cuando se separaron los ortodoxos griegos y que, por tanto, Roma ganaría algo fundamental con la aproximación a otras confesiones.

La Iglesia de Pío XII no podía pasar por ahí porque Roma no necesitaba de los demás y si alguien perdía yéndose, era el que se iba. En esa conciencia de su superioridad se fundaba la autoridad del Papado. El diálogo con protestantes u ortodoxos solo podía significar invitarles a volver al redil, sin nada a cambio. Pensar que traían algo importante de lo que Roma careciera, era cuestionar la autoridad del Vaticano.

A CONGAR se le prohibió la docencia, se le retiró el permiso para publicar libros y se le exilió fuera de Francia. Este gran conocedor de la historia y del sentido de la Iglesia, a la que solo quería servir, llegó a la conclusión de que “lo que Roma siempre ha buscado, y busca ahora, es una sola cosa: la afirmación de su autoridad. El resto le interesa únicamente como materia para el ejercicio de esa autoridad”.

El Concilio Vaticano II hizo suyas las doctrinas del fraile dominico y el papa Montini se lo reconoció nombrándole cardenal. La Iglesia ha cambiado desde entonces y está más cerca de Pío XII que de Juan XXIII. Al papa Ratzinger le interesa más el reconocimiento de la autoridad papal por parte de los rebeldes ultras que el disgusto de los judíos. Lo primero es la afirmación del lugar del obispo de Roma y lo secundario, la relación con otras confesiones. Por supuesto que el Papa alemán no puede comulgar con el monseñor británico en la negación del Holocausto judío, ni va a tolerar que lo repita –los propios lefebvrianos ya han desautorizado a su obispo–, pero si hay que elegir, se elige como es debido.

NO SE PREVÉN grandes reacciones del Estado de Israel. En la sesión constituyente del Consejo Asesor de Casa Sefarad en Madrid, que tuvo lugar el pasado día 27 y a la que pertenecen notables personalidades israelís, había indignación pero sin sobresalto. Al fin y al cabo, ya se sabe el lugar que ocupa Auschwitz en la agenda del Papa alemán. De ella da idea su interés por la beatificación de Pío XII, cuya conducta respecto al nazismo fue todo menos edificante; o el trato a los judíos en la liturgia católica, que si no repite la expresión “pérfidos judíos”, suprimida por Juan XXIII, sí les dice que hasta que no entren en la Iglesia andarán entre tinieblas.

La alegría romana por la vuelta a casa de un grupo tan claramente antisemita como la Fraternidad de San Pío X es un asunto interno que debilita política y diplomáticamente a una Iglesia que ha conocido mejores tiempos.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

Los riesgos de la hipercrítica

Por Manuel Ballbé, catedrático de Derecho. Fundador de la Escuela de prevención y seguridad integral en la UAB (EL PERIÓDICO, 29/01/09):

Seguimos reaccionando de la manera más fácil ante una catástrofe: señalar siempre a los políticos y a la Administración como culpables de todo. Las acusaciones son infinitas: desde no advertir con la suficiente publicidad de la probabilidad del peligro, hasta no dar orden de prohibir toda actividad al aire libre. Se ha repetido durante el vendaval del pasado fin de semana, sin que, por ejemplo, se haya subrayado que dos de las víctimas mortales que se han sumado al número de fallecidos por el vendaval, se deben a que estaban en el balcón de su casa. Por otro lado, la exigencia de que debieron suspenderse las actividades al aire libre podía comportar otro riesgo, como se ha visto en la fatalidad de los niños de Sant Boi. Y los árboles que han caído sobre viviendas, algunas destruidas en su totalidad, son hechos difíciles de evitar. Quienes ahora critican a la Administración por no advertir de lo que se avecinaba, hoy siguen sin percibir la magnitud y los impredecibles efectos de un temporal equiparable a un huracán.

LA CUESTIÓN, pues, es mucho más compleja. Debemos asumir una nueva cultura de la prevención de riesgos, basada en la corresponsabilidad, la cooperación y la ayuda mutua. A menudo, es decisiva la responsabilidad y el activismo de la comunidad para reducir los efectos de estas catástrofes. Debería ser un ejemplo la actuación municipal y de los voluntarios en el municipio de La Palma de Cervelló, donde hubo una víctima mortal.

Exigimos a la Administración que sea como un dios protector que puede prever cualquier acontecimiento y salvarnos de cualquier riesgo. Pero seguimos en actitudes individualistas, pasivas y, en ocasiones, poco cívicas que generan desmovilización y una desconfianza en todos y en todo.

Otra paradoja es que quienes niegan el cambio climático y critican las políticas activas de reducción del CO –como los conservadores norteamericanos– ahora no asuman su cuota de (ir)responsabilidad ante estas catástrofes, que son consecuencia directa. Incluso después del huracán Katrina, el gobierno Bush impidió durante años las medidas de prevención ambiental que realizaban los gobiernos locales y estatales como los de California y Massachusetts.

Por otro lado, se relativizan los resultados exitosos de otras políticas de prevención de riesgos, como en la seguridad vial. Pese a la hipercrítica por la limitación de la velocidad y el carnet por puntos, se han evitado 400 muertes en accidentes de tráfico en el 2008, muchos de ellos niños. Si nuestra sensibilidad fuera la misma deberíamos reconocer que 400 muertos menos son equiparables a la reducción de un 30% de los homicidios y asesinatos ocurridos en un año en España.

Como dice el juez Posner en Catastrophe. Risk and Response, es improbable que los ciudadanos agradezcan a los políticos cuando reducen riesgos con resultados evidentes. Mientras no haya equilibrio entre una crítica justa y un elogio ante resultados claros de prevención y seguridad, no avanzaremos en una mayor seguridad integral.

Lo que sí es cierto es que el cambio climático nos está llevando a un cambio sustancial en los riesgos y amenazas, como el que hemos visto este fin de semana. Por ello, además de criticar menos las medidas de reducción de velocidad y cualquier otra que frene el calentamiento global, deberemos prepararnos para situaciones y peligros que antes pensábamos que solo afectaban a otras partes del mundo.

Para ello necesitamos una nueva cultura y nuevos profesionales de la seguridad y de la prevención de riesgos. No debe quedar circunscrita a las administraciones públicas, también incluye a las empresas, a la comunidad activa y a los individuos.

Al igual que se han reducido los accidentes laborales, gracias a la creación de una regulación que obliga a la corresponsabilidad de las empresas en este campo, debemos ampliar los campos de prevención de riesgos con gestores especializados. Por ello hay que desarrollar más profesionales de la seguridad ambiental, vial, alimentaria, química, etcétera, como señala Hood, en El gobierno del riesgo (Ariel, 2006).

LA NUEVA sociedad del riesgo se define por la exigencia de una mayor información y transparencia sobre todas las amenazas y peligros que se ciernen sobre nuestro derecho a la vida y a la salud, y por tanto, a la seguridad integral. Han sido los movimientos ciudadanos los que han alertado sobre los peligros del plomo o del mercurio, o de otros productos químicos tóxicos. Hoy se puede decir que el derecho administrativo está encaminado primordialmente a asegurar el derecho del ciudadano a conocer y a regular en todas las materias donde se perciben estos tipos de riesgos.

Serán los jueces los que deben comprobar si el edificio se adecuaba al derecho vigente. Aunque muchos de los que critican la poca acción preventiva de la Administración son los que también critican el excesivo intervencionismo y trámites burocráticos antes de poder abrir un local.

Catalunya, que hasta hace unos años era una comunidad activa, segura y emprendedora, está pasando a ser una comunidad hipercrítica y negativa y ello no contribuirá a mejorar la seguridad de los ciudadanos.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

miércoles, enero 28, 2009

Información y mentiras sobre Bolonia

Por Andrés Recalde Castells, catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Jaume I de Castellón, y Germán Orón Moratal, catedrático de Derecho Financiero y Tributario del mismo centro (EL PAÍS, 28/01/09):

Una de las más últimas y sorprendentes noticias sobre el proceso de Bolonia es la de la solicitud de los rectores de las universidades al ministerio correspondiente para que emprenda una campaña de información para dar a conocer las bondades de la propuesta, pues parece preocuparles la extensión de posiciones críticas. No podemos negar que hay aquí una de esas situaciones que los economistas llaman de asimetría informativa. Al lado de insiders que conocen los intríngulis del asunto, hay otros, entre los que probablemente nos encontramos muchos, que no somos tan duchos. Y, sin embargo, lo que nos motiva a escribir es que los que demandan más información no parecen estar interesados en corregir algunas ideas difundidas, aun a sabiendas de su inexactitud.

La primera falsedad que habitualmente se da por cierta es que la reforma pretende adaptar nuestro sistema a “acuerdos internacionales” sobre el Espacio Europeo de la Educación Superior. Mentira. Nadie encontrará directiva, reglamento o cualquier otro tipo de norma firmada por los estados o las instituciones europeas a cuyo cumplimiento se viera constreñido nuestro país. Lo que hubo en Bolonia son reuniones de “expertos en educación” de varios países europeos con la intención de uniformizar la educación superior. Pero los que nos dedicamos al Derecho (e incluso los que no) sabemos que no es lo mismo una norma jurídica elaborada con arreglo a un procedimiento, que el texto que resulta de una reunión de especializados en parir propuestas, en este caso educativas.

En el primer caso, la legitimidad democrática es presupuesto para imponer una decisión política y consecuencia de los procedimientos que rigen el Estado de derecho. La opinión de los sujetos privados, por muy expertos que sean, sólo debe ser un criterio que los políticos deben valorar cuando toman sus decisiones. Entender que aquellas reuniones obligaban al Estado español, como es opinión generalizada, no es sino un paso más en esa tendencia hacia la desregulación y el desmantelamiento de los instrumentos normativos, que tan malas experiencias han dejado en otros ámbitos (vid. sus efectos en la crisis económica).

Aunque los llamados “acuerdos de Bolonia” no obligaran, pudieron haber constituido una directriz que obtuviera consenso y que la mayoría de los Estados europeos siguiera al reformar los estudios universitarios. En tal caso, concedemos que convendría pensárselo antes de quedar al margen. Pero tampoco esta afirmación es correcta, aunque aquí nuestro juicio se limitará al ámbito que conocemos (los estudios de la titulación de Derecho). Cualquier jurista sabe que en el Derecho continental europeo (y, especialmente, en el caso español) las referencias internacionales más relevantes son Alemania e Italia. Desde hace siglos las principales aportaciones en la elaboración de principios y teorías, reformas legislativas o doctrinas jurisprudenciales provienen o se inspiran en la rigurosa elaboración de los juristas de esos países. Pues bien, ambos han desechado cualquier pretensión de adecuarse al modelo boloñés.

Pero si alguien, en aras de la modernidad, apostase por estudios más alejados de nuestra cultura jurídica e inclinados hacia una “formación profesionalizada” como la anglosajona, debe advertirse que tampoco el Reino Unido se ha alineado con el proceso de Bolonia. Sospechamos que en otros países y titulaciones este muestreo obtendrá pruebas similares. La pregunta cae por su peso: ¿con quién se pretende que nos armonicemos?

Se dice que el proceso de Bolonia creará un “espacio europeo” por el que podrán circular los profesionales, con independencia del país en el que hubieran cursado sus estudios. Es seriamente discutible la corrección de esta opción para el Derecho. Pero es, además, falsa. La “libre circulación” y la “movilidad” exigen que los estudiantes obtengan conocimientos homogéneos. En algunos sectores del saber la homogeneidad puede ser limitada. En otros, la necesidad del “tronco” común es mayor. Médicos, arquitectos o ingenieros han conseguido que su formación en España sea básicamente uniforme, porque lo requerían la salud de las personas, la seguridad de las casas o la de los puentes. Aunque pueda sorprender a los profesionales del Derecho de nuestro país (desgraciadamente poco activos al respecto), para los titulados en Derecho esto no se consideró necesario. Cada universidad establecerá sus propios planes de estudio que simplemente deberán pasar el filtro de una evaluación administrativa. Si ni tan siquiera hay uniformidad en España, ¿quién creerá que otros países europeos van a admitir los títulos de las universidades españolas?

Otro argumento extendido es el que viene a decir que los críticos con el proceso somos unos inmovilistas reacios a adaptarnos a los nuevos tiempos y métodos. Este argumento no es mentira; es, simplemente, un insulto dirigido a docentes que intentamos dedicarnos con rigor a nuestra profesión. Pero, dado que está muy generalizado, advertimos que proviene de ámbitos (autoridades universitarias y políticas, y expertos en innovación educativa) que llevan años enfrascados en una y otra reforma de la educación española, cosechando manifiestos fracasos de los que alguna vez deberían responder. Los cambios metodológicos pueden ser buenos si van acompasados con los que previamente han seguido los estudiantes y siempre que el resultado hubiera tenido éxito; pero si los cambios no se han producido en la misma dirección o han fracasado, su incorporación forzada a la Universidad comporta más riesgos que ventajas.

Estamos convencidos de que hay cosas que conviene cambiar; pero, ya puestos, el cambio debe ser a mejor, y el aligeramiento de los estudios de grado que supone Bolonia no augura que vaya a ser así.

Pueden recordarse más inexactitudes, como la de que la escasez de tiempo dedicado a los estudios superiores (tres años y medio) no debe preocupar porque se compensará con estudios de postgrado (masters). Los nuevos estudios se limitarán, así, a ofrecer una formación muy básica que exigirá una especialización, cuya impartición y ordenación no se sabe con qué criterios se habrá de regir, ni dónde se podrá cursar. Probablemente en su valoración influirán precios y otros criterios económicos, más que académicos, como hoy sucede ya con los masters.

Los que piden una intensa política informativa han hecho poco para corregir el asentamiento en la sociedad de esos errores. Permítasenos, entonces, concluir que lo que demandan no son más datos, sino una buena campaña de propaganda.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

Los otros piratas sin escrúpulos de Somalia

Por Aitor Zabalgogeazkoa es director general de Médicos Sin Fronteras en España (EL MUNDO, 28/01/09):

La reciente aprobación, por parte de los ministros de Defensa de la Unión Europea de la Operación Atalanta contra la piratería en el Golfo de Adén, es una buena oportunidad para reflexionar sobre las prioridades y motivaciones de la comunidad internacional en esta región y sobre su compromiso con uno de los rincones más olvidados del planeta: el Cuerno de Africa. Los casos del petrolero Sirius Star y del atunero español Playa de Bakio generaron la atención política y mediática que durante años no mereció el asalto continuado contra los barcos cargados con ayuda humanitaria que intentaban llegar a Somalia. Nunca se presta atención a otro drama, más silencioso, que afecta a la región. Aparte de los ataques de piratas contra barcos comerciales existe otro tráfico en el Golfo de Adén: el de personas. Se trata de las embarcaciones que salen de la costa norte de Somalia, y que cruzan hasta Yemen cargadas con seres humanos que viajan en dramáticas condiciones y arriesgando la vida en la travesía. Ellas son las víctimas olvidadas de las mafias del estrecho.

La población somalí, hoy, vive en la emergencia diaria: violencia descontrolada, desplazamientos masivos, falta de acceso a servicios básicos, crisis nutricionales recurrentes y, sobrevolándolo todo, el olvido. Las organizaciones humanitarias se han visto forzadas a reducir sus programas debido a la inseguridad, y mientras los somalíes huyen para salvar la vida, las fronteras de los países vecinos se cierran. Un número cada vez mayor se dirige hacia el norte en busca de la relativa seguridad que les ofrece Yemen.Por esta misma vía y en las mismas dramáticas condiciones salen cada año miles de etíopes que huyen de la extrema pobreza y la persecución en su país.

El viaje es peligroso, y los contrabandistas son tan crueles como oportunistas. Las pateras salen de la ciudad somalí de Bossaso cargando con más de un centenar de personas hacinadas en espacios donde apenas cabrían 40, incluyendo las reducidas bodegas, en las que muchos mueren asfixiados o aplastados. Sin agua, sin comida y a pleno sol, los pasajeros permanecen sentados en la misma posición durante días, bajo amenaza de ser golpeados o arrojados por la borda al menor movimiento o ruido que hagan.En esas mismas aguas por las que ahora circularán las patrullas militares españolas, murieron en 2007 más de 1.400 personas.Muchas son las responsabilidades que se conjugan en el drama de los refugiados del Golfo de Adén, y no sólo atañen a los traficantes sin escrúpulos. Mientras la comunidad internacional se moviliza para proteger el transporte comercial en el Océano Indico occidental, se ha hecho muy poco, si es que se ha hecho algo, para proteger a quienes huyen forzosamente del conflicto y la pobreza extrema en Somalia y Etiopía. Las potencias globales y regionales, incluyendo Estados Unidos y Etiopía, junto con la Unión Africana, la Unión Europea, y Naciones Unidas, deben asumir sus responsabilidades y asegurar que aquellos que quieren escapar de los horrores de la guerra puedan hacerlo de manera segura.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

Reliquias para el año nuevo

Por Umberto Eco, escritor. Traducción del italiano: Helena Lozano (EL PERIÓDICO, 28/01/09):

El pasado 3 de enero, el periodista del Corriere della Sera Armando Torno nos ilustraba no solo acerca de las reliquias sagradas, sino también sobre las reliquias laicas, desde la cabeza de Descartes hasta el cerebro de Gorky.

Conservar reliquias no es, como suele creerse, una costumbre cristiana, sino algo típico de cualquier religión y cultura. En el culto de las reliquias, por una parte, vibra una especie de pulsión que yo definiría como mitomaterialista, por la cual se puede volver a encontrar un atisbo del poder de un grande o de un santo tocando partes de su cuerpo. Por otra, responde a un normal gusto anticuario (por eso el coleccionista está dispuesto a gastarse un capital no solo por poseer la primera copia impresa de un libro famoso, sino también por hacerse con el ejemplar que perteneció a una persona importante) y se da el caso, como sucede cada vez más a menudo en las subastas norteamericanas, que las memorabilia pueden ser tanto los guantes (verdaderos) de Jacqueline Kennedy como los guantes (falsos) que llevaba Rita Hayworth en Gilda.

NO HAY QUE pasar por alto tampoco el factor económico: en la Edad Media, poseer una reliquia famosa era un valioso recurso turístico, porque atraía flujos de peregrinos, tal como hoy en día una discoteca de la costa atrae a turistas alemanas y rusas. Por otra parte, he visto desplazarse a muchos turistas hasta Nashville (Tennessee), para admirar el Cadillac que conducía Elvis Presley. Y eso que no era el único, pues el artista cambiaba de Cadillac cada seis meses.

Quizá embargado de un espíritu navideño particular, el día de Reyes, en lugar de navegar (como todo el mundo) por internet para interceptar películas pornográficas, al ser mi humor inconstante y lunático, decidí dedicarme a la búsqueda de reliquias famosas.

Por ejemplo, ahora sabemos que la cabeza de san Juan Bautista se conserva en la iglesia de San Silvestro in Capite, de Roma, aunque una tradición anterior decía que estaba en la catedral de Amiens. De todas formas, la cabeza que se guarda en Roma carecería de la mandíbula, que se conserva en la catedral de San Lorenzo de Viterbo. El plato que acogió la cabeza del Bautista está en Génova, en el tesoro de la catedral (también) de San Lorenzo, junto a las cenizas del santo, pero parte de estas cenizas se conservan también en la antigua iglesia del Monasterio de las Benedictinas de Loano, mientras que un dedo se hallaría en el Museo de la Catedral de Florencia; un brazo, en la catedral de Siena; la mandíbula, como hemos dicho antes, en San Lorenzo de Viterbo… En la catedral de San Juan Bautista de Ragusa se conserva uno de sus dientes; el otro, junto a un mechón de su cabello, está en Monza. De los restantes treinta dientes del santo no hay noticias. Una antigua leyenda narraba que en alguna catedral se conservaba la cabeza del Bautista a la edad de 12 años, pero no tengo constancia de que exista ningún documento oficial que confirme el rumor.

SANTA ELENA, madre de Constantino, encontró la Vera Cruz en Jerusalén. Los persas la sustrajeron en el siglo VII, el emperador bizantino Heraclio la recuperó, y luego los cruzados la llevaron al campo de batalla contra Saladino. Desgraciadamente ganó Saladino, y el rastro de la Vera Cruz se perdió para siempre, aunque algunos fragmentos ya habían sido repartidos: uno de los clavos parece que se conserva en la iglesia de Santa Croce in Gerusalemme, en Roma. La corona de espinas, que se conservó durante mucho tiempo en Constantinopla, fue subdividida con la intención de donar por lo menos una espina a varias iglesias y santuarios. La Sagrada Lanza, que perteneció a Carlomagno y a sus sucesores, hoy se halla en Viena.

El prepucio de Jesús estaba expuesto en Calcata (Viterbo), hasta que en 1970 el párroco comunicó su sustracción. Pero han reivindicado la posesión de la misma reliquia Roma, Santiago de Compostela, Chartres, Besançon, Metz, Hildesheim, Charroux, Conques, Langres, Amberes, Fécamp, Puy-en-Velay, Auvergne… La sangre brotada de la herida en el costado, recogida por Longino, se habría llevado a Mantua, pero otra sangre se conserva en la basílica de la Sagrada Sangre de Brujas. La Sagrada Cuna está en Santa Maria Maggiore (Roma), mientras que, como es bien sabido, la Sábana Santa está en Turín. Los pañales del niño Jesús están en Aquisgrán. La toalla usada por Cristo para lavarles los pies a los apóstoles está tanto en la iglesia romana de San Giovanni in Laterano como en Alemania, en la localidad de Acqs, pero no hay que excluir que Jesús usara dos toallas o que lavara los pies dos veces. En muchas iglesias se conserva el cabello o la leche de María, su anillo de bodas con José estaría en Perugia, pero el de compromiso está en Notre-Dame de París.

EN MILÁN se conservaban los restos de los Reyes Magos, pero, en el siglo XII, Federico Barbarroja se los llevó como botín de guerra a Colonia. Modestamente, esta historia la he contado en mi novela Baudolino, pero no pretendo hacer creer a quienes no creen.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona