jueves, enero 29, 2009

El miedo paraliza el testimonio del primer niño soldado en la Corte Penal Internacional

Por ISABEL FERRER - La Haya - (El País.com, 29/01/2009)

La declaración del primer niño soldado en comparecer ante la Corte Penal Internacional (CPI), para explicar el reclutamiento forzoso de menores perpetrado en la República Democrática de Congo, se truncó ayer de forma inesperada. El testigo, hoy un joven identificado con la clave DRC-OTP-wwww-0298, afirmó que las milicias de Thomas Lubanga -líder de la Unión Congoleña de Patriotas juzgado por llevar menores a luchar- le conminaron a seguirles. Luego, sin embargo, se retractó, dijo que todo era falso y el juez tuvo que suspender la sesión para aclarar el giro dado por el proceso nada más empezar.

Del joven que compareció ante la CPI, con sede en La Haya, sólo ha trascendido que tenía menos de 15 años cuando un día, de camino a la escuela primaria con sus amigos, supuestamente se lo llevaron. Al tratarse de un testigo protegido, su rostro y su voz fueron distorsionados. Al principio, y a pesar del cuidado con que la fiscal Fatuo Bensouda le iba preguntando por su pasado, estaba tranquilo. "Nos dijeron que contribuyéramos a salvar el país en guerra y les contesté que éramos muy pequeños. Que había gente mayor con ellos [los milicianos]". Cuando la sala se preparaba para escuchar pasajes aún más dolorosos, la fiscal inquirió: ¿fuiste con ellos? Y entonces el testigo titubeó un poco y dio una extraña respuesta. "He jurado decir la verdad y ahora no puedo contestar a eso". "¿Hay algo que te impide decir la verdad a esta Corte?", terció la acusadora. "No puedo contestar", repitió el joven.

Antes de parar en seco sus recuerdos, sí había contado que "a su regreso volvió a la escuela y estudió ingeniería y fue ayudado por una ONG que operaba en Congo". Dada su negativa a seguir declarando, el presidente de la sala, Adrian Fulford, invitó a la fiscal a tranquilizar a su testigo.

A la vuelta de la pausa concedida para ello, las cosas empeoraron. El joven seguía enrocado en su silencio, pero cuando el juez abordó la veracidad de su relato como niño soldado, se oyó: "Todo era falso". La acusación apuntó que tal vez temiera ser juzgado al regresar a su tierra por haber seguido a los rebeldes de Lubanga.

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