lunes, enero 26, 2009

Nada que temer salvo la falta de asistencia médica

Por Amy Goodman (Democracy now!, 14 de Enero de 2009)

Cincuenta millones de estadounidenses carecen de asistencia médica y 25 millones tienen seguro médico limitado. Millones de estadounidenses que están siendo despedidos pronto engrosarán estas listas. Las cuentas médicas son causa de más de la mitad de las quiebras personales en Estados Unidos. Desesperados por tener asistencia médica, quienes carecen de seguro o tienen un seguro limitado, acuden en masa a las salas de emergencia, a menudo teniendo que lidiar con problemas que se podrían haber evitado.

Las gigantes de la industria automotriz estadounidense están al borde de la quiebra en parte debido a gastos de salud extraordinarios, mientras compiten con empresas asentadas en países que brindan asistencia de salud universal. El economista Dean Baker calculó cómo le iría a General Motors si sus costos de asistencia de salud fueran los mismos que en Canadá: “GM hubiera obtenido mayores ganancias sin hacer más cambios, mayores ganancias que igualarían los 22.000 millones de dólares en el curso de la última década. No tendrían que acudir al gobierno en busca de ayuda”. GM es a veces descrita como una empresa de asistencia de salud que fabrica autos. El ex Presidente de Chrysler, Lee Iacocca dijo en 2005, “Es un hecho bien conocido que la industria automovilística estadounidense gasta más en asistencia de salud por cada auto, que en acero”. Él apoya un sistema de asistencia de salud nacional.

Barack Obama dijo en un discurso pronunciado en 2007 que “la asistencia médica universal, accesible para todos los estadounidenses no debería ser una cuestión de ‘si’, sino que debería ser una cuestión de ‘cómo’… Cada cuatro años se ofrecen planes de asistencia médica en campañas con mucha publicidad y promesas … Y en el momento que asume el presidente, los planes colapsan bajo el peso de la política de Washington”.

Franklin Delano Roosevelt, en su discurso de asunción de mando en marzo de 1933, declaró: “No tenemos nada que temer, salvo el propio miedo … Esta nación pide acción, y acción ahora”. Ya entrada la Gran Depresión, siguió una oleada de políticas ambiciosas, que son detalladas por el editorialista del New York Times Adam Cohen en su nuevo libro, “Nada que Temer”. Cohen escribe que Roosevelt desarrolló el ‘New Deal’ con asesores y miembros del gabinete claves y visionarios que aprobaron políticas audaces, entre ellos Frances Perkins, la primera mujer miembro del gabinete en Estados Unidos. Perkins, Secretaria de Trabajo de Roosevelt, promovió un programa de asistencia nacional que sentó las bases del sistema de bienestar, y también promovió regulaciones sobre el salario mínimo, sobre el límite de horas de trabajo y la prohibición del trabajo infantil.

Pero no logró que se aprobara la asistencia de salud universal. Cohen me dijo: “Ella realmente fue la conciencia del ‘New Deal’ en muchas formas…presidió el comité de Seguridad Social. Y quería que fuera más allá…que incluyera un seguro de salud nacional, pero la AMA (Asociación Médica de Estados Unidos), incluso en ese entonces era muy fuerte y se opuso. Y ella y otro par de progresistas del comité dijeron ‘Mejor nos conformamos con lo que podemos lograr’. No quisieron perder todo el programa de Seguridad Social”.

Obama designó al ex Senador Tom Daschle como Secretario de Salud y Servicios Humanos, y Director de la nueva Oficina de Reforma del Sistema de Salud de la Casa Blanca. El libro de Daschle sobre el sistema de asistencia de salud, “Critical”, recopila los fracasos históricos en el logro de la asistencia universal. Daschle escribe en su libro:

“Al igual que Clinton, Truman tenía motivos para estar confiado. Sus compañeros demócratas controlaban ambas cámaras del Congreso y las encuestas indicaban que los estadounidenses estaban preocupados por el alto costo de la asistencia de salud y estaban deseosos de un cambio. Pero ambos presidentes subestimaron el poder de las fuerzas alineadas en su contra…lobbistas con intereses especiales- encabezados por médicos en la época de Truman, y por aseguradoras en la de Clinton”.

Obama conoce bien el tema: su madre, mientras moría de cáncer, aún tenía que luchar contra la industria de los seguros de salud. En aquel discurso de 2007, Obama dijo: “Los planes provisorios y las soluciones a medias, ahora son algo del pasado….No podemos darnos el lujo de otra farsa decepcionante. Otra área más polémica que debemos atender es cuánto de nuestro gasto en asistencia de salud va a las ganancias récord obtenidas por la industria farmacéutica y de salud”.

Sin embargo, Daschel no propone mucho más que soluciones provisorias –mejorar los programas Medicare, Medicaid y la Administración de Salud de los Veteranos de Guerra, todos ejemplos de una “asistencia de salud de pagador único” en la que el gobierno es el único que paga la asistencia de salud– mientras mantiene el modelo de seguro médico lucrativo, ineficiente y de múltiples pagadores. En diciembre de 2007, el Colegio de Médicos de Estados Unidos comparó el sistema de salud de dicho país con el de otros países. Su informe concluye: “Los sistemas de pagador único generalmente tienen la ventaja de ser más justos, con menos costos administrativos que los sistemas que utilizan seguros de salud privados, menores gastos per cápita en asistencia de salud y altos niveles de satisfacción del consumidor y paciente”.

Michael Moore, en su película “SICKO”, incluye una grabación de John Ehrlichman dirigiéndose a Richard Nixon, mientras discuten las ganancias de las empresas de seguros médicos. La grabación dice: “…[las empresas de seguros de salud] hacen más dinero cuanto menos asistencia brindan [a los pacientes]”. Obama está al frente ahora. ¿A quién imitará? ¿A Nixon o a Roosevelt? La gente de todo el espectro político y económico, desde las grandes empresas al ciudadano común, muere por saber.

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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el “Right Livelihood Award”, también conocido como el “Premio Nobel Alternativo”, otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.

© 2008 Amy Goodman

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

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