domingo, enero 25, 2009

Obama y la economía (y 3)

Por William Polk, del consejo de planificación política del Departamento de Estado con John F. Kennedy, autor de Políticas violentas, Libros de Vanguardia (LA VANGUARDIA, 25/01/09):

La entrada de Obama en la Casa Blanca ha marcado el desplazamiento del énfasis de su Administración sobre los asuntos internacionales hacia los internos. Ha identificado el problema más abrumador que afronta su Administración: el declive de la economía estadounidense. Esto es, la caída de importantes aseguradoras, la práctica bancarrota de los mayores bancos, incluidos el Citigroup y el Bank of America, la amenaza de insolvencia de Ford, General Motors y Chrysler, las ejecuciones de los cientos de miles de hipotecas y la pérdida de millones de puestos de trabajo.

De los 700.000 millones de dólares destinados por el Congreso al rescate de los bancos y otros sectores, la Administración Bush ya asignó la mitad. El Congreso ha alegado que los fondos no se distribuyeron de modo equitativo y no protegieron a los propietarios de viviendas, aparte de ser supervisados de forma deficiente. Los asesores financieros de Obama han indicado al Congreso que es necesario asignar el resto de los fondos de modo “inmediato y urgente”. Se prevé que Obama amplíe el alcance de este programa, aunque imponiendo mayores restricciones sobre su modo de empleo.

La Administración Obama articula actualmente el denominado plan estadounidense de recuperación y reinversión, que pretende impedir que las autoridades estatales y municipales tengan que recortar los presupuestos destinados a la ayuda social y educativa.

Se pondrá el acento en nuevas áreas, destinando unos 54.000 millones de dólares a la inversión en energías no contaminantes, duplicando la producción de energías alternativas y mejorando la eficiencia energética en edificios de la administración y privados. El presidente y sus asesores creen que tal iniciativa creará medio millón de nuevos puestos de trabajo.

La reparación de las infraestructuras existentes - puentes, presas, carreteras, vías férreas, escuelas y proyectos de abastecimiento de agua-absorberá la suma de 90.000 millones de dólares y se prevé crear unos 400.000 puestos de trabajo. Los nuevos programas podrían crear más de 200.000 nuevos empleos. Además, proyectan ampliar la indemnización por desempleo en 43.000 millones de dólares.

Como dijo recientemente el presidente en una entrevista por televisión, “llevará cierto tiempo ponerlo en práctica de forma efectiva”. “Pero si el plan declara: ´Actuemos con valentía, actuemos con rapidez´, no debemos limitarnos a que arranque la economía (…) y a salvar tres millones de empleos, sino que debemos hacer un desembolso inicial para solucionar algunos de los problemas estructurales…”.

Sin embargo, dos de los principales asesores económicos de Obama creen que la creación de empleo alcanzará un listón bastante inferior a las expectativas del presidente y no se hará realidad hasta finales del 2010. En consecuencia, la pregunta a continuación es: ¿de dónde saldrá el dinero? La respuesta no es halagüeña: se prevé que el Gobierno federal alcance este año un déficit presupuestario de 1,2 billones de dólares. Con la economía en declive y el endeudamiento externo casi al límite, Obama pide una reducción de impuestos por valor de 300.000 millones de dólares, por lo que los fondos a disposición del Gobierno disminuirán aún más.

Cabe hablar de dos fuentes de ingresos: la primera, acuñar más moneda, con riesgo de inflación y mayor disminución del valor del dólar, factor que dificultará aún más la capacidad de endeudamiento.

La segunda consiste en recortar los programas actuales. El mayor capítulo susceptible de ser aligerado radica en el Departamento de Defensa, que prevé gastar 541.000 millones de dólares en el año fiscal 2009. Las guerras son, por supuesto, enormemente caras. En el último año, de acuerdo con la Oficina del Presupuesto del Congreso, este ha destinado la suma de 752.000 millones de dólares a atender los costes de la guerra y la ocupación en Iraq, Afganistán y la “guerra global contra el terrorismo”. Para este año, Defensa solicita una suma adicional de 170.000 millones de dólares. El coste de mantener un solo soldado o empleado de seguridad un año en Iraq es de aproximadamente 500.000 dólares y actualmente hay allí unos 340.000. Algunos programas de defensa exigen examen detallado, rediseño o cancelación. Entre ellos se cuenta el de un nuevo avión de combate (el F-22), diseñado para volar mejor que un avión soviético inexistente, y un nuevo destructor diseñado para luchar contra buques soviéticos asimismo inexistentes. Estos y otros programas no son necesarios ni razonables.

Los intentos de recortar el gasto toparán con oposición en el Congreso porque las asignaciones presupuestarias están muy repartidas. El congresista X se opondrá firmemente a los recortes en los proyectos situados en su distrito electoral por mucho que pueda ser partidario de recortes de conjunto.

Obama ha dicho: “No podemos desperdiciar cinco o seis meses más cuando estamos perdiendo medio millón de puestos de trabajo al mes”. No obstante, Obama prevé déficit para los próximos años.

Serie artículos: El equipo de Obama (1). La política exterior de Obama (2). Obama y la economía(y 3)

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

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