jueves, enero 15, 2009

La actualidad de la lengua y cultura española en Oriente Próximo: un reto pedagógico

Por Carlos Varona Narvión, director del Instituto Cervantes de Ammán y doctor en Filología Árabe por la Universidad Autónoma de Madrid (REAL INSTITUTO ELCANO, 13/01/09):

Tema: En los últimos años se está dando en Oriente Próximo un fuerte aumento del interés por el aprendizaje de la lengua española y su cultura, que debería ser favorecido y mantenido desde todas las instancias .

Resumen: Este análisis describe los cambios sucedidos en la difusión de la lengua y la cultura española durante los dos últimos lustros en Oriente Próximo, [1] con particular atención a las principales capitales de la región. En años recientes ha aparecido un nuevo factor en las motivaciones de los estudiantes que escogen el español en las universidades o en los centros del Instituto Cervantes, en buena medida por razones laborales. Aunque en los países árabes limítrofes con el Mediterráneo hay ya una cierta oferta extendida para su aprendizaje, en Irán y los países del Golfo, aun existiendo un gran interés, el español no se imparte en ningún centro. Es un hecho que el español se ha convertido en un referente humano y de comunicación en el mundo, y ello comporta un importante reto pedagógico fuera y dentro de nuestras fronteras.

Análisis: Desde que a lo largo de los años 50 comenzaron a abrirse centros culturales hispánicos en Oriente Próximo, primero en Ammán y posteriormente en El Cairo, Damasco y Beirut, fruto de una política de acercamiento al mundo árabe, hasta la fecha se ha dado un mantenido y creciente interés por la lengua española y su cultura. Sin embargo, ha sido durante los últimos dos lustros, y especialmente en los años más recientes, cuando ha experimentado un fuerte aumento el interés por el aprendizaje de nuestra lengua en aquella región. Una de las causas puede ser el gran incremento del turismo español en la zona, más nuestra progresiva presencia internacional y latinoamericana, junto a la necesidad de conocer la que muchos consideran la segunda lengua de comunicación universal tras del inglés.

Un nuevo factor en este pujante fenómeno es el cambio de motivaciones por parte de los alumnos a la hora de escoger el español en las universidades o los centros del Instituto Cervantes. Mientras que en el pasado cercano, hasta hace al menos una década, existía una atracción difusa por la lengua y la cultura, en especial dirigida a la música y la literatura latinoamericana, hoy día quienes escogen el español entre otros idiomas modernos lo hacen en buena medida por motivos laborales. Estos pueden concretarse en lograr legítimas promociones en sus empleos o eventuales trabajos futuros por parte de los alumnos, quienes en su mayoría son comerciantes, empleados de banca, guías turísticos, diplomáticos y profesionales diversos tales como médicos, abogados y arquitectos.

Es a este respecto de señalar que también se registró una importante variación en los últimos años en cuanto a los lectores de español de las universidades, así como a los profesores del Instituto Cervantes, en el sentido de que por su formación, intereses personales e idiomas hablados, quienes eligen Oriente Próximo para vivir cuentan con unos estudios cada vez más específicos acerca de aspectos humanos y culturales de la región. Esta realidad ha sido muy beneficiosa tanto para los alumnos como para los enseñantes, y en buena parte es reflejo del cambio en las últimas promociones de arabistas e hispanistas españoles, quienes han comenzado a vivir establemente en las zonas objeto de sus estudios, ya que hasta hace no mucho constituían una excepción los que no se dedicaban a estudios andalusíes o magrebíes, residiendo salvo casos aislados en Marruecos o la Península.

Dado que España nunca tuvo intereses coloniales en la zona, sino y sólo desde mediados del siglo XIX la Custodia de los Santos Lugares de Tierra Santa, como es bien sabido, históricamente hubo una muy escasa presencia nacional en Oriente Próximo. Esta se limitó prácticamente a lo largo de varias centurias a los monjes franciscanos y a algunos viajeros tan escasos como singulares. El cambio en el último lustro de esta situación ha sido exponencial. Con sus seis centros en Marruecos más los repartidos por el norte de África (Argel, Orán, Túnez, Alejandría y El Cairo) y Oriente Próximo, el Instituto Cervantes cuenta en la actualidad con un personal que académica, administrativa y culturalmente se encuentra mucho más especializado que el de los anteriores centros culturales hispánicos (a los cuales sustituyó a partir de 1991), y dispone de más medios y estudiantes, así como incomparablemente de mejores instalaciones, bibliotecas y programaciones culturales que en años o decenios precedentes. Igualmente, en muchas universidades de la zona hay lectores de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependientes de forma directa de las Embajadas españolas en los respectivos países.

Por otro lado, como demuestra la apertura de nuevos centros del Instituto Cervantes y la mejora de los ya existentes, queda mucho por hacer en este campo. La propia sociedad española y su reflejo escrito, la prensa, deben ser también responsables, tendiendo a una justificada especialización, y no seguir confundiendo, por ejemplo, musulmán con árabe, pues de estos últimos se cuentan muchos millones que son cristianos (alrededor de un 5% de la población árabe de Oriente Próximo). Unos y otros nos agradecerían este esfuerzo pedagógico.

Entre los numerosos cambios apuntados en estas líneas de análisis cabe también señalar el que de manera comparativa con otros centros culturales tradicionalmente presentes en las capitales de Oriente Próximo, tales como los franceses, los del British Council y del Instituto Goethe, no sólo ha crecido el número de alumnos de lengua española en los centros del Instituto Cervantes, sino que las actividades culturales y la asistencia a ellas se ha elevado hasta equipararse a aquellos, cuando no a superarlos en muchos casos.


El Cairo
Si durante los últimos dos siglos ha existido un eje político y cultural del mundo árabe, ese ha sido sin duda Egipto. A ello se debe el que, además de su alta población (más de 80 millones de personas), Egipto constituye un caso aparte del hispanismo en esta zona. La numerosa oferta de la enseñanza de la lengua española se concreta en seis departamentos universitarios específicos donde ésta puede ser estudiada, además del Instituto Cervantes, establecido en El Cairo y Alejandría. Un solo dato: la Asociación de Hispanistas de este país cuenta con 170 afiliados, además de numerosos estudiantes y traductores, los cuales conforman una comunidad de varios miles de personas que giran en torno a la lengua y la cultura españolas. El muy elevado número de habitantes del país hace que no se den grandes ni bruscas fluctuaciones en el número de estudiantes de español, como sucede en otros países del Oriente mediterráneo.

El departamento de Lengua Española de la Universidad de ’Ain Shams, el primero en importancia, acaba de cumplir 50 años de su apertura (1958) y cuenta en la actualidad con un total de 1.800 estudiantes, siendo medio centenar los hispanistas quienes imparten allí clases.

El departamento de Lengua Española de Al-Azhar, universidad religiosa que recientemente ha cumplido su 40 aniversario, por su parte, licencia cada año entre la enseñanza femenina (Humanidades) y la masculina (Lenguas y Traducción) a una media de 160 personas. En la actualidad se encuentra negociando un proyecto para la formación de profesores por parte del Instituto Cervantes, una vez que se cree el Instituto de Lenguas en esta Universidad, que cuenta con unas 70 facultades extendidas por varios países, la institución más grande de estas características del mundo árabe.

El departamento de Lengua Española de la Universidad de El Cairo, que también es decana (25 años de antigüedad), certifica unos 80 licenciados al año en esta especialidad, muchos de los cuales se dedican, por ejemplo, al sector turístico español y latinoamericano, en constante alza en el país y en toda la zona.

Con menos estudiantes y repercusión que las anteriores, pero muy significativos en el resto de Egipto, se hallan los casos de las Universidades de Minia, Seis de Octubre y Qena, que cuentan con otras tantas secciones de Lengua Española. Estos seis departamentos juntos, los cuales mantienen una intensa programación en común de congresos y actividades con el Instituto Cervantes de la capital, suman la importante cantidad anual de unos 600 licenciados en la especialidad.

El Instituto Cervantes de El Cairo registra alrededor de 3.500 matrículas anuales y 170.000 horas/alumno, repartidos, como el resto de los centros de la red, en los cursos habituales de 60 horas, así como en cursos intensivos y especiales.

Una novedad para la enseñanza secundaria del español ha sido la creación de un método por parte del equipo académico de este centro, basado en el Plan Curricular del Instituto Cervantes y dirigido a los estudiantes de estas edades tempranas, cuyo primer tomo ya ha sido presentado y el segundo lo será en breve.

Damasco
Es motivo de felicitarse el gran aumento de estudiantes de español que la capital siria ha experimentado gracias al acuerdo entre la AECID y el Instituto Cervantes con la Universidad de Damasco, para que la carrera de Filología Española finalmente arrancara el pasado curso, entrando en la enseñanza universitaria. Este logro obedecía a un largo interés en el país por nuestra lengua y cultura. En efecto, en el curso 2006-2007 se inauguró en la Facultad de Letras la carrera de Filología Española, con una dotación de tres lectores de la AECID (dos de Filología Española y uno de Traducción) y un profesor del Instituto Cervantes. Además, hace tres años abrió sus puertas un nuevo y más amplio centro del Instituto Cervantes, lo que permite alojar a los 750 alumnos con los que cuenta ya este curso (2008-2009).

Es también de reseñar que la Escuela Francesa de esta capital acoja a 300 estudiantes de lengua española, y próximamente está previsto que se abra una antena del Instituto Cervantes en la ciudad sureña de Sueida. El terreno está igualmente abonado para que pueda en breve introducirse esta materia en la enseñanza secundaria.

El caso de Siria, como sucede en menor medida con el Líbano, es muy peculiar por su vínculo con la lengua española en particular y Latinoamérica en general, dado que desde inicios del siglo XX hubo una intensa migración a Sudamérica, especialmente a Venezuela y Argentina (también, y aunque en menor cantidad a Chile, Cuba y Colombia), donde eran conocidos como “turcos” por viajar al principio con el pasaporte del extinto Imperio Otomano. De esta manera, se dan curiosos fenómenos como que en un pueblo al norte de Damasco (Yabrud, de donde es originaria la familia del ex presidente argentino Carlos Menem) se hable por buena parte de la población puro porteño, y que muchas miembros de familias de la mencionada Sueida, mayoritariamente drusas, hayan nacido o vivido en Maracai o Maracaibo (Venezuela). Sin embargo, y por desgracia, gran parte de estos individuos viven ajenos a la lengua y cultura hispana, ya que su idioma nacional es el árabe, aun cuando su bagaje vital esté a caballo entre ambas culturas.


Beirut
El caso del Líbano constituye en muchos sentidos un apartado realmente excepcional en Oriente Próximo. Tras una guerra civil inmisericorde entre numerosas facciones políticas y religiosas, larga (1975-1990) y compleja, en la que los poderes regionales y limítrofes movían y siguen moviendo sus fichas, a principios de los años 90 se había creado al fin una pax que por vez primera en muchos años podía respirarse en el ambiente. Por desgracia, ese logro no duró mucho, y a partir de numerosos atentados contra personalidades políticas, y desde los enfrentamientos entre el grupo chií Hezbolá en el sur del país e Israel (verano del 2006) la situación cambió. La calma ciudadana parece ser que por fortuna regresa en estos últimos meses de 2008.

Con tono cómico se suele decir que sólo en Brasil hay más libaneses que en el propio Líbano, lo que no deja de estar cercano a la verdad. En cualquier caso, lo que sí puede afirmarse es que desde los lejanos tiempos fenicios de viajes y colonias existe un gran interés por otros países y sus lenguas. En el caso de la española, creciente en los últimos lustros, puede concretarse en el hecho de que el curso 2001-2002 fue el centro del Instituto Cervantes en ese momento con más alumnos de toda la red (2.923). Aunque, por los mencionados conflictos intermitentes, el número de alumnos descendió, se mantiene (en 2007 con 2.164) con la ayuda del aulario de Kaslik y la reciente apertura del de Trípoli. El español se imparte igualmente en multitud de centros privados dedicados a la enseñanza media y secundaria. En el curso 2005-2006 fueron en torno a 1.000 (975) los estudiantes de los colegios privados, y el de los universitarios ascendía a casi 2.000 (1.800).

Una de las funciones del personal académico del Instituto Cervantes de Beirut es la de impartir a los militares españoles destacados en el sur del país por las Naciones Unidas (FINUL) clases de metodología de la lengua española, para que estos a su vez puedan enseñar a la población local.


Ammán
En Jordania, sin duda el país interna y externamente más estable de la zona, se ha dado un fenómeno sin precedentes: un sorprendente boom inmobiliario, junto a una creciente presencia de instituciones y empresas extranjeras, entidades financieras, universidades privadas, etc., que han producido una gran apertura e internacionalización con el consiguiente aumento del interés por las lenguas extrajeras, y entre ellas el español. Reflejo de ello en buena medida es que, a pesar de ser un pequeño país, prácticamente desierto y sin recursos naturales, en el Instituto Cervantes se haya doblado en cuatro años el número de alumnos, pasando de 455 alumnos y 652 matrículas (56 cursos) en el curso 2004-2005 a 721 alumnos y 1.108 matrículas (110 cursos) en el curso 2007-2008. Son de señalar los cursos especiales, internos y externos, que se imparten a guías turísticos, militares y la Policía, lo que otorga al centro una gran integración en esas y otras instituciones del país.

Respecto a la Universidad Jordana de Ammán, el presente curso hay inscritos en torno a 700 alumnos, si bien no existe Filología Española como carrera independiente sino ligada a la de Lenguas Modernas, en la que tiene preeminencia el inglés. En el caso de la Universidad de Yarmuk, al norte del país, son alrededor de 130 los alumnos que cursan esta materia como optativa dentro de otras carreras, como sucede con la Universidad Al-Beit con al menos 300 alumnos de media.


Palestina

En la Franja de Gaza, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) abrió lectorados varias veces, aunque debido a la situación que desde hace tiempo atraviesa la zona, todos se cerraron. Se ha venido trabajado habitualmente con la Universidad de Al Aqsa. Entre los años 1997 y 2000 hubo un lectorado que se cerró al comienzo de la Intifada de la explanada de las mezquitas. Más tarde, en 2005, se reabrió, siendo este lectorado dependiente de la Universidad de Al Aqsa, aunque las clases se impartían en un centro dependiente de ella (el Instituto Hispano Palestino de Educación Superior). Tras dos años de clases se decidió suspenderlo temporalmente por motivos de seguridad. Actualmente, el centro sigue impartiendo clases con profesores palestinos especialistas en la enseñanza del español. Existen dos o tres centros más que imparten cursos de español en instituciones privadas, todos ellos tienen con nivel elemental (A1-A2), y los profesores son palestinos. Desde la AECID se espera que la situación sea más estable para reabrirlo un lectorado.

En Jerusalén, la enseñanza del español está en manos de la Institución Teresiana, la cual desde hace al menos seis años recibe anualmente una pequeña subvención con el fin de difundir nuestra lengua y cultura. En la Universidad de Al Quds (Abu Dis) hubo un lectorado que a duras penas convivió con la Intifada de la Explanada, y que cerró en 2004 debido a la situación política. Sin embargo, en 2006 se reanudaron las clases de español en dicha universidad con profesores palestinos.

En Cisjordania hubo lectorados en ciudades tales como Hebrón y Nablus, pero todos ellos cerraron en 2000 como consecuencia de la Intifada. Actualmente hay dos lectorados en la Universidad de Belén que desde finales de los años 90 funcionan con regularidad. Además, en esta Universidad se realizan actividades culturales relacionadas con nuestra lengua (desde lecturas de poemas hasta presentaciones de libros en castellano). El próximo año está previsto que se abran dos nuevos lectorados en Cisjordania: Nablus y Birzeit. Por otro lado, diversos centros privados están impartiendo clases en las ciudades de Hebrón, Ramallah y Nablus, algunos de ellos con profesores españoles como voluntarios. En Belén trabaja también la Institución Teresiana impartiendo cursos de español y hay una comunidad considerable de emigrantes retornados de los países iberoamericanos, por lo que el español es la segunda lengua de muchos de sus habitantes. Aunque en menor grado, lo mismo ocurre en el resto de Cisjordania.[2]


Bagdad

La cruel y continuada guerra en Iraq ha hecho que el Departamento de Lengua Española de la Universidad de Bagdad, dependiente desde su creación a finales de los años 50 de la Facultad de Letras y posteriormente de la de Idiomas (1987), haya pasado por diversos altibajos. Resulta sobresaliente, sin embargo, el que a pesar de la guerra y ocupación internacional (marzo de 2003), en el conflictivo curso 2003-2004 se cerrara únicamente dos meses, intentando proseguir la enseñanza con cierta “normalidad”, siendo cada promoción de unas 40 personas. Los cuatro años de la carrera, además de los estudiantes de otras facultades que toman la lengua española como optativa, suman unos 350 alumnos en todo el departamento.


Otras capitales

Además de las mencionadas, cabría hablar del interés por el español en diversas ciudades de la región en las que ya existe un lectorado de la AECID o un aulario o antena del IC, como en el Líbano (Kaslik y Trípoli) y Egipto (Alejandría), o proyecto de abrirlo, como en Siria (Alepo) y Jordania (Irbid). El gran asunto pendiente en la zona, sin embargo, es la extensión de estas actuaciones a Irán y el Golfo Pérsico. Si viajamos por los Emiratos Árabes Unidos y los países limítrofes veremos que aunque existe un gran interés por el español no se imparte en ningún centro ni sistema educativo reglado, reduciéndose su enseñanza a clases particulares por parte de la colonia española y latinoamericana a la población local interesada. Otro tanto sucede en Arabia Saudí, Omán y los “pequeños” países del Golfo, donde se registra interés pero no se oferta en ningún género de enseñanza.

Un caso distinto lo constituye Irán, el único país de la zona, junto a Turquía, donde, aun siendo mayoritariamente musulmán, no se habla árabe, si bien es un idioma importante en el ámbito religioso y cultural. En este país, donde en los últimos dos lustros existe una gran afición por la lengua y la música españolas, se han recuperado recientemente los estudios de Filología Hispánica (curso 2005-2006), los que desde finales de los años 60 existieron en la Universidad de Teherán y se vieron interrumpidos por la Revolución jomeinista (1979). En la actualidad hay destacado un lector del AECID en la Universidad Allameh Tabatabaei de Teherán.

Conclusiones: En una región tan sensible como Oriente Próximo, la situación de la lengua y la cultura españolas ha mejorado considerablemente en la última década, creando oportunidades que no se pueden dejar pasar. La lengua española se ha convertido en un referente humano y de comunicación en el mundo, en los ámbitos políticos y culturales más variados, lo que nos llama a estar a la altura de las circunstancias en cuanto exportamos nuestra lengua y patrimonio cultural.

Para estos avances del español y su cultura ha sido clave la creciente presencia institucional española, a través del despliegue sobre todo de los lectores de la AECID y de los centros del Instituto Cervantes y la mejora de sus infraestructuras. Particularmente valiosa ha sido la progresiva formación de personal especializado, que conoce cada vez mejor la región, su cultura y sus lenguas. La consolidación de la presencia cultural española en Oriente Próximo requiere estimular esta tendencia, apoyando los estudios árabes en España y creando las condiciones para un mejor conocimiento de la región.

Es importante, asimismo, que los organismos españoles presentes en la zona refuercen su coordinación, evitando solapamientos y racionalizando recursos, y hagan un esfuerzo de adaptación a circunstancias cambiantes. Tal es el caso de los medios de comunicación en el exterior (radio, televisión e Internet), cuyas emisiones han de tener en cuenta cómo han evolucionado las audiencias en el exterior, compuestas hoy por profesionales españoles cualificados (ingenieros, profesores, cooperantes, diplomáticos, militares, etc.) y extranjeros deseosos de tener acceso a contenidos culturales variados y de calidad en español. Iniciativas multimedia como el canal Cervantes TV van en esa dirección.

Debería también continuarse en la búsqueda de una colaboración estrecha con autoridades e instituciones locales, especialmente las educativas, mediante acuerdos para la enseñanza de la lengua, así como talleres y seminarios en otros campos de la cultura o de la enseñanza del español con fines específicos (traducción, turismo, fuerzas de seguridad, negocios, hospitales, etc.). Un elemento específico de Oriente Próximo a tener en cuenta es la existencia de importantes vínculos con Iberoamérica (Venezuela, Brasil, Cuba, Chile y Colombia) a través de la emigración de ida y vuelta.

El reto pedagógico del español en el acercamiento al mundo árabe posee elementos comunes con los de cualquier otro lugar del globo, aunque por obvios motivos geográficos e históricos sus habitantes nos son especialmente próximos. Decir que España y el mundo árabe comparten profundas raíces humanas y culturales es ciertamente un tópico, aunque no sólo abriga como tal tópico parte de verdad, sino que más allá de señalar a un lejano pasado de alhambras y mezquitas en nuestra Península, apunta insistentemente al presente y sobre todo al futuro, en el que crecientemente, por el fenómeno de la globalización y los flujos migratorios, ambos orbes se encontrarán crecientemente ligados.

Notas:

1.Este análisis no hace referencia al español en Israel, tratado en Ivonne Lerner, “El lugar de la lengua española en Israel”, ARI nº 50/2006, Real Instituto Elcano.
2.El autor agradece la información prestada para este punto a D. Eduardo Ali, de la Oficina Técnica de Cooperación del Consulado español en Jerusalén.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

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