lunes, junio 16, 2008

El consejo de defensa sudamericano

Por Rafael Moreno Izquierdo, profesor de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid (FUNDACIÓN ALTERNATIVAS, 10/06/08):

CONTEXTO

América Latina ha sido hasta ahora una zona que ha gravitado en términos militares –y políticos- alrededor de Estados Unidos y sus influencias directas o indirectas. El siglo pasado ha estado plagado de acciones unilaterales e intervenciones de Washington orientadas a menudo a mediatizar los procesos políticos de la región y establecer mecanismos de control de sus respectivos gobiernos. Al mismo tiempo, ha diseñado estrategias orientadas a impedir que profundizara cualquier proceso de cohesión intraregional que no estuviera en concordancia con sus intereses nacionales. La debilidad estructural de las instituciones y gobiernos de los países de la zona ha contribuido, al mismo tiempo, a debilitar el posible avance de todas las iniciativas destinadas a una mayor cooperación regional o subregional. Es curioso que este escaso avance en la formulación de estructuras multilaterales coincida, precisamente, con una fuerte atracción de América Latina hacia las organizaciones y tratados internacionales. Basta resaltar que hace sesenta años, en 1948, ya entraban en vigor el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (ITAR) –curiosamente en Río de Janeiro (Brasil)- y casi al mismo tiempo en Bogotá, se establecía la Organización de Estados Americanos (OEA), el foro tradicional de prevención y resolución de conflictos aunque con un impacto muy limitado en este terreno por diversas razones. Otras iniciativas, como la Junta Interamericana de Defensa o la dimensión militar de MERCOSUR, han intentado también progresar en una mayor colaboración en esta dimensión aunque con escasos resultados hasta el momento.

Ha hecho falta un conflicto bilateral entre Colombia y Ecuador, relativamente limitado a nivel hemisférico, para despertar –como fulgurante catalítico- la urgencia política de recuperar rápidamente el terreno cedido. Hay que reconocer, sin embargo, que no es consecuencia sólo del ataque colombiano a las bases de las FARC en territorio ecuatoriano. También lo es de los paulatinos –aunque a veces imperceptibles- avances acumulados durante las últimas dos décadas que han consolidando en las élites y pueblos latinoamericanos el convencimiento de la necesidad de estructurar formas de actuación multilaterales que eviten el intervencionismo o que la región se convierta en un mero apéndice de otros grandes bloques económico-políticos, sea Estados Unidos, la Unión Europea o la aún por definir Asia Pacífico.

Leer artículo completo (pdf). También disponible en la Fundación Alternativas.

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