jueves, mayo 29, 2008

Notas Rojas MIM

Surge un partido fraterno: el Partido Maoísta Ruso (PMR).El 9 de Septiembre, 2000 es el 24° aniversario de la muerte de Mao Tsetung, y un día sumamente amargo para nosotros, los comunistas. Sin embargo, al tiempo de pensar en la lucha transcendental que tuvo lugar en China en Septiembre y a principios de Octubre de 1976 resultando en una restauración del capitalismo, reconocemos la verdad por medio de la dialéctica: la causa del proletariado internacional es siempre vibrante. Este mes de Septiembre del año 2000, queremos llamar la atención mundial al nacimiento de un partido ruso de vanguardia afiliado con el MIM. A pesar de que hayan pasado 24 años desde la muerte de Mao Tsetung, siguen surgiendo nuevos partidos y periódicos con el fin de defender y avanzar la verdadera herencia revolucionaria de Mao Tsetung. El Partido Maoísta Internacionalista de Amérika alaba la fundación del Partido Maoísta Internacionalista de Rusia denominado como el Partido Maoísta Ruso. La acción de los camaradas rusos es un resonante paso histórico hacia la restauración del movimiento comunista internacional, en su esencia genuina y científica: el marxismo-leninismo-maoísmo.El PMR ya ha empezado a establecer vías de opinión pública por medio de numerosas páginas de Internet, así como a través de una divulgación de artículos mediante medios tradicionales utilizados por Lenin y Stalin en su construcción del movimiento revolucionario. El PMI-Amérika urge a que todos brinden apoyo a los camaradas maoístas rusos en su esfuerzo por sacar a luz, según el mandato de Lenin, una publicación continua.En su práctica anterior, el PMR se ha mostrado capaz de comprender e implementar la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo. Ha obrado en contra de la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en China; ha respaldado la Revolución Cultural de China en 1966-1976; ha iniciado unos análisis de la sociedad rusa y ha contribuido a la lucha contra la aristocracia obrera la cual impide por completo un renacimiento del comunismo en los países imperialistas del Occidente. No más por estas razones son grandes los logros del PMR.Decimos que el logro del PMR con respecto a dichos asuntos es grande no porque estos eventos históricos sean cuestión de una simple ilusión. Al contrario, las lecciones más importantes para el movimiento comunista se encuentran en sus derrotas más amargas. Dichos asuntos son cuestión de echar un vistazo a la historia, a los sucesos concretos, y ser capaz de analizar con precisión qué es lo que pasó y cómo. Es cuestión de la ciencia, por lo tanto, no debe dejarse en manos de líderes con una inclinación, aunque sea mínima, por la sentimentalidad, ni tampoco en manos de líderes cuya orientación política se basa en el principio de "a ver si se siente bien". Esta verdad ya se ha manifestado durante la breve existencia del MIM. Mientras que en los años 80 los que subjetivamente se consideraban comunistas se burlaban de la idea de que la Unión Soviética, siendo un país capitalista, se encontraba rumbo abajo, hoy día es inevitable la conclusión de Mao que dentro del partido comunista en el poder ha habido una burguesía. Los que mataron el socialismo en la Unión Soviética no fueron los imperialistas, ni tampoco los terratenientes o ex-propietarios de fábricas. Fue la burguesía dentro del partido. La aptitud para examinar esta realidad histórica, reconocerla y relacionarla con la teoría no es menos importante que la capacidad para examinar un fósil y relacionarlo con la teoría de la evolución. En el caso de la teoría de la evolución, no faltarán cristianos incapaces de deshacerse de nociones precoces, examinar los fósiles o indagar en los hechos geológicos que remontan la existencia de la tierra millones de años atrás. Asimismo, tampoco faltarán los que, siguiendo la ciencia del marxismo, resulten incapaces de reconocer tanto la existencia de una burguesía dentro del partido de la Unión Soviética, como la necesidad de continuar la lucha de clases bajo el socialismo para fortalecer la dictadura del proletariado. Algunos de nosostros, ineptos para enfrentar la verdad, basándose en sus ideas concebidas a la ligera e incapaces de guiar la sociedad hacia el comunismo, inclusive llegarán a pregonar una lucha armada y una masacre. Puede que haya unos proletarios con este tipo de ideas subjetivas; tenemos que aliarnos con ellos mediante cualquier táctica que sea necesaria con el fin de incorporarlos al movimiento proletario, pero a dichos proletarios con ideas desdibujadas, no se les hay que permitir encabezar el movimiento comunista. Cualquier intento por encabezar el movimiento por parte de los que se caracterizan por dichas ideas desdibujadas tiene que ser combatido sin piedad y, siempre que sea necesario, con métodos utilizados en contra de los enemigos. En la ex-Unión Soviética, el camino hacia adelante es arriesgado. En general, el número de los socialdemócratas y chovinistas nacionales que se consideran comunistas aún sobrepasa el de los comunistas auténticos. Además, al juntarse el peso histórico con el peso sentimental, se producen recuerdos favorables de los traidores del movimiento comunista: Kruschev, Breznev y Gorbachev, aunque este último, en la opinión de los que subjetivamente se consideran comunistas, ha degradado bastante. La creciente represión y la explotación de la época de Yeltsin, así como el ciclo de bajada de la economía capitalista rusa han causado en muchos la nostalgia por los viejos tiempos malos del imperialismo socialista bajo Breznev. Entre las filas de los que se consideran defensores de Stalin, hay muchos que creen que el verdadero significado de Stalin consiste en el aumento del poder geopolítico de Rusia. Algunos de los así llamados líderes comunistas con cabeza de chorlito inclusive se inclinan por el antisemitismo y otras fórmulas raras, jugando con el fuego de la cuestión nacional al igual que los niños que acaban de discubrir los fósforos.Los restos del movimiento comunista en la ex-Unión Soviética se parecen a los restos que los países imperialistas del Occidente han estado enfrentado desde la I Guerra Mundial, cuando la mayoría de los que se consideraban socialistas se puso de parte de la burguesía nacional en una guerra por ganancias y colonias a costa de la sangre proletaria. Hasta hoy día, en los países imperialistas del Occidente, los que se creen socialistas y comunistas o antiimperialistas carecen de una estrategia objetiva para derrocar el imperialismo porque es imposible echarlo abajo sin un cálculo minucioso de las superganancias. El pretender derrocar el imperialismo sin saber cuánta superganancia se absorbe por los imperialistas y la aristocracia obrera equivaldría a decir que las fábricas se nacionalizarán sin saber cuántas hay ni dónde están. Por popular que sea el militarismo imperialista o el chovinismo, a las expresiones inútiles de dicho militarismo imperialista y el chovinismo dentro del movimiento de los que se llaman comunistas, no hay que tenerles piedad. Como fue demostrado por Lenin en su postura impopular asumida respecto a la I Guerra Mundial, y según señala el éxito de Mao- la derrota de un reaccionario superior, el enemigo japonés y americano, mediante una guerra prolongada- es posible poner en práctica la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo a un ritmo constante y, asimismo superar la desventaja que presentan la impopularidad y la desorientación de los que se denominan comunistas. Este renacimiento del movimiento comunista se hará posible sólo mediante una escrupulosa atención a la ciencia, un estudio de causa y efecto, con la ayuda de las herramientas del materialismo dialéctico. No basta tener una determinación, ni tampoco un conocimieto detallado de las condiciones y las necesidades del movimiento proletario. Las dos cosas tienen que combinarse. En el PMR, el PMI-Amérika reconoce a sus comaradas fraternos que, según ha comprobado la práctica, son plenamente capaces de luchar. Anhelamos su éxito continuo.El Ministro Internacional del Partido Maoísta Internacionalista de Amérika.9 de Septiembre, 2000

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