sábado, junio 11, 2011

Dinámica terrorista en Pakistán

Por Fernando Reinares, investigador principal de terrorismo internacional del Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos (REAL INSTITUTO ELCANO):

Tema: Mucho se habla sobre una escalada de la violencia terrorista en Pakistán pero, transcurrido un mes desde que el líder de al-Qaeda fuese abatido en Abbottabad, no hay evidencia suficiente para afirmar que así sea, aunque aún puede ocurrir.

Resumen: Durante el mes de mayo de 2011, tras la muerte Osama bin Laden, la cifra mensual de atentados con bomba contabilizados en Pakistán se redujo notablemente respecto a la media de los cuatro primeros meses del año y la de los atentados suicidas no fue mayor. Al mismo tiempo, se registró un destacado incremento en la letalidad derivada de los actos de terrorismo. Sin embargo, ello parece indicar no tanto una escalada del terrorismo en Pakistán como una continuidad con la dinámica que dicha violencia, más que cotidiana en ese país surasiático, venía registrando en los meses precedentes de ese año y que manifiesta tanto desafío a la autoridad estatal como afán de control social. Dado que la planificación y preparación de atentados espectaculares y de elevada letalidad no previstos antes de que el líder de al-Qaeda fuera abatido puede requerir cierto tiempo, en los próximos meses aún puede observarse algún incremento notorio de los mismos, particularmente de los de carácter suicida, al igual que de otros episodios terroristas en territorio paquistaní contra blancos autóctonos.

Análisis: A los pocos días de que una unidad estadounidense de operaciones especiales abatiera a Osama bin Laden en la localidad de Abbottabad, donde había sido localizado por los servicios de inteligencia norteamericanos, Therik e Taliban Pakistán (TTP), uno de los mayores aliados de al-Qaeda en el sur de Asia y el principal en territorio paquistaní, anunció represalias por lo sucedido. TTP no es, desde luego, ni la única organización armada de ideología yihadista que practica sistemáticamente actos de terrorismo en Pakistán ni la única asociada con al-Qaeda que actúa en y desde este país surasiático, por lo que cabe esperar que, en una campaña de atentados dentro del mismo que sean ejecutados como venganza por la muerte de Osama bin Laden, sean varios los actores colectivos implicados e incluso se combinen entre sí.

Pero, ¿se ha producido en realidad la anticipada represalia yihadista en Pakistán? ¿Estamos asistiendo a un incremento de los actos de terrorismo en dicho país? ¿Cuál es la evidencia disponible respecto a la dinámica terrorista en el mismo que permita llegar a una conclusión provisional al respecto? Dado que la muerte de Osama bin Laden tuvo lugar en la madrugada del 2 de mayo, es posible responder a esos y otros interrogantes comparando datos agregados de actividad terrorista correspondientes al conjunto de dicho mes con los correspondientes, respectivamente, a los cuatro meses previos de 2011. Ello permitirá apreciar eventuales variaciones en la frecuencia e intensidad de los atentados ocurridos en territorio paquistaní después de lo acontecido en Abbottabad, al igual que en algunas de sus facetas específicas.

Los atentados con bombas y explosivos constituyen el tipo de incidente terrorista más habitual en Pakistán, aunque no el único dentro de un repertorio de violencia terrorista e insurgente más amplio, relacionado con grupos y organizaciones yihadistas en dicho país, por lo que su contabilidad mensual permite disponer de un indicador adecuado para apreciar alteraciones significativas en la dinámica del terrorismo. Como puede comprobarse en la Figura 1, elaborada, al igual que el resto de las contenidas en este análisis, a partir de una sistematización de información compilada, a partir de fuentes abiertas, por el South Asia Terrorism Portal, el número de atentados con bomba registrados en Pakistán durante en mayo de 2011, es decir, a lo largo del mes inmediatamente posterior a la muerte de Osama bin Laden, fue de 45.

Ese dato supone que el número de atentados con bomba perpetrados en Pakistán durante el mes que siguió al asalto por parte de unidades estadounidenses de operaciones especiales al recinto de Abbottabad donde se escondía el líder de al-Qaeda, fue notablemente inferior la media mensual de los ocurridos entre enero y abril de 2011, los cuatro meses precedentes, que resultó ser de 65. Sin embargo, como refleja la misma Figura 1, el número de muertos ocasionados en los 45 atentados con bomba de mayo ascendió a 178, la cifra más alta de las registradas en los cinco primeros meses del año, que entre enero y abril había sido, como media, de 104 al mes. Algo similar ocurre con la cifra de heridos en el mismo tipo de incidentes, que en mayo fue de 315 cuando, en los cuatro meses anteriores, 264 había sido la media.

Figura 1. Atentados con bomba en Pakistán y número de víctimas ocasionadas en los mismos, enero-mayo de 2011

Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

Es menester señalar que el número de muertos por atentados con bomba en Pakistán supuso, entre enero y mayo de 2011, aproximadamente el 40% del total de muertos causados en sucesos violentos relacionados con actividades insurgentes y terroristas en todo el país, donde no son inusuales los enfrentamientos entre soldados u otros contingentes de las fuerzas de seguridad y partidas más o menos numerosas de militantes talibán, bien sea en el curso de operaciones contrainsurgentes, bien de asaltos llevados a cabo por los últimos a acuartelamientos militares y dependencias policiales. Por lo común, estos episodios se desarrollan en las regiones noroccidentales del país, donde la presencia insurgente es extensa, la autoridad estatal es débil y en algunas demarcaciones inexistente.

Así pues, durante el mes de mayo, tras haber sido abatido Osama bin Laden, pese a las amenazas de represalias, la cifra mensual de atentados con bomba contabilizados en Pakistán se redujo notablemente respecto a la media de los cuatro primeros meses del año pero, al mismo tiempo, se registró un incremento asimismo destacado en la letalidad derivada de ese tipo de actos de terrorismo. Si bien, a la hora de situar estos datos en el contexto de lo sucedido en Abbottabad, es preciso matizar que en los meses de marzo y abril fueron 169 y 121, respectivamente, los fallecidos como resultado de atentados con bomba en el país, totales que no se distancian demasiado de los 178 registrados en mayo, ya tras la muerte de quien fuera líder de al-Qaeda.

Con todo, la ratio de letalidad, que relaciona mensualmente el número total de víctimas mortales con el de los atentados con bomba perpetrados, alcanzó un valor de 4,0 en mayo de 2011, decididamente por encima de cualquiera de los cuatro meses previos del año, período a lo largo del cual dicho indicador había oscilado entre un mínimo de 0,6 en febrero y un máximo de 2,6 en marzo. Es oportuno, a partir de aquí, detenerse en la distribución según el número de muertos y heridos ocasionados del total de esos atentados, para apreciar mejor en qué medida su dinámica en el mes inmediatamente posterior al abatimiento de Osama bin Laden responde a acciones represalia por parte de Therik e Taliban Pakistan y de otras organizaciones yihadistas afines a al-Qaeda.

En realidad, como revela la Figura 2, lo que diferencia a mayo del cuatrimestre precedente, por lo que se refiere a la letalidad de los actos de terrorismo mediante el uso de explosivos ocurridos aquel mes, es que, aun cuando la frecuencia de los atentados que no causaron ninguna víctima mortal fue marcadamente inferior y los de letalidad media no superaron en frecuencia a los registrados en los meses precedentes, hubo uno que produjo más de 80 muertos. Se trata del cometido por militantes de TTP el 13 de mayo en un centro de adiestramiento militar en una localidad de Khyber Pakhtunkhwa, donde de hecho perdieron la vida más de 90 personas.

Figura 2. Atentados con bomba en Pakistán, según el número de muertos que provocaron, enero-mayo de 2011


Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

Ahora bien, a la hora de interpretar ese atentado altamente letal como ejemplo de una escalada iniciada tras la muerte de Osama bin Laden, es conveniente recordar, en primer lugar, que tanto en los meses de marzo y abril, inmediatamente precedentes, se registraron dos atentados con bomba, uno en cada mes, de muy considerable letalidad, con entre 40 y 60 muertos de acuerdo con la categoría correspondiente de la Figura 2 antes mencionada: uno, el 9 de marzo, cerca de Peshawar, de nuevo en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, con más de 40 muertos, y el otro el 3 de abril en el distrito punyabí de Dera Ghazi Khan, en el que perdieron la vida más de 50 personas. Y,en segundo lugar, que cabe inscribir aquel atentado del 13 de mayo en una serie de otros perpetrados por TTP, en la misma zona y contra el mismo blanco, como reacción al acoso de las fuerzas paquistaníes de seguridad.

Por otra parte, la distribución de los atentados con bomba ocurridos en Pakistán entre enero y mayo de 2011 de acuerdo con el número de heridos que produjeron, como se presenta en la Figura 3, confirma la importancia, en este último mes, del aludido atentado del 13 de mayo. Pero obliga a matizar cualquier conclusión respecto al inicio de una represalia por el abatimiento del líder de al-Qaeda, pues tanto en marzo como en abril, los dos meses previos a lo sucedido en Abbottabad, hubo respectivamente un atentado que ocasionó más de 80 heridos y el que se perpetró en el primero de esos meses se encuentra en la misma categoría que el del 13 de mayo por el número de heridos ocasionados.

Figura 3. Atentados con bomba en Pakistán, según el número de heridos que provocaron, enero-mayo de 2011

Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

Tampoco puede afirmarse que en mayo, tras la muerte de Osama bin Laden, se hayan incrementado los atentados suicidas en Pakistán respecto a los cuatro meses precedentes, como muestra la Figura 4. Aunque el más letal de todos los ocurridos hasta entonces en 2011 fuese perpetrado precisamente aquel mes y corresponda al episodio del 13 de mayo ya varias veces mencionado. Ello, junto al cuarto acto de terrorismo suicida más cruento de los registrados en lo que había transcurrido del año, hizo que el número de muertos este último mes, como resultado de ese tipo de atentados, fuese muy superior a las cifras del cuatrimestre anterior. De hecho, el 83% de las víctimas mortales ocurridas en atentados con bomba en mayo lo fueron como consecuencia de atentados suicidas, que ese mes supusieron en 8,9% del total de atentados con bomba.

Figura 4. Atentados suicidas en Pakistán y número de víctimas ocasionadas en los mismos, enero-mayo de 2011

Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

En conjunto, no parece pues existir evidencia suficiente como para sostener que en mayo de 2011, tras la muerte de Osama bin Laden, se haya producido una escalada del terrorismo en Pakistán. Los datos indican que más bien parece tratarse de una continuidad con la dinámica que dicha violencia, tanto en lo que se refiere a los atentados con bomba como a los de carácter suicida, venía registrando en los meses precedentes de ese mismo año. Veamos, de cualquier modo, otras facetas de dicha dinámica de violencia terrorista en Pakistán en los cinco primeros meses del año, antes y después de que fuese abatido el líder de Al Qaeda.

Así, por ejemplo, la distribución según divisiones administrativas de los atentados con bomba ocurridos en Pakistán entre enero y mayo de 2011, que se recoge en la Figura 5, tan sólo indica que la incidencia relativa de esos actos de terrorismo es, en el último mes, algo mayor que en tres de los precedentes en Khyber Pakhtunkhwa, la antigua Provincia Fronteriza del Noroeste, una de las demarcaciones en las que se encuentra asentado TTP. En conjunto, sin embargo, como viene ocurriendo desde hace algunos años, la actividad terrorista se concentra en las provincias limítrofes con Afganistán, incluyendo Baluchistán y las denominadas Áreas Tribales Administradas Federalmente (ATAF). Si bien los atentados con bomba se extienden hacia otras provincias del país, como Sindh y, en menor medida durante los cinco primeros meses de 2011, Punyab.

Figura 5. Atentados con bomba en Pakistán, según las divisiones administrativas donde ocurrieron, enero-mayo de 2011

Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

Otra faceta reseñable de la dinámica del terrorismo en Pakistán es la que se refiere a la naturaleza predominante de sus blancos y de sus víctimas. Los datos relativos a los blancos predominantes de los atentados suicidas ocurridos durante los cinco primeros meses de 2011 aparecen recogidos en la Figura 6. Como se puede comprobar, sin que lo reducido de las cifras permita subrayar variaciones acusadas, los actos de terrorismo suicida, cuya significación en el contexto del terrorismo yihadista es conocida, aunque en el caso paquistaní supongan, dependiendo del mes, entre el 4% y el 9% del total de atentados con bomba registrados, se dirigen tanto contra blancos militares y policiales como contra blancos civiles de una u otra condición. Esto indica que la violencia terrorista manifiesta una estrategia dual, en la que el desafío a la autoridad estatal se combina con el afán de control social.

Figura 6. Principales atentados suicidas en Pakistán, según naturaleza predominante de los blancos afectados, enero-mayo de 2011

Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

Lo antedicho queda a su vez confirmado con los datos proporcionados en la Figura 7, que distribuye, para los cinco primeros meses de 2011, los actos de terrorismo suicida perpetrados en Pakistán según la naturaleza predominante de las víctimas mortales ocasionadas. Aunque lo limitado de las cifras obliga a una gran cautela en el comentario de las mismas, resulta obvio que, cualquiera que fuesen los blancos designados por los grupos y organizaciones terroristas cuyos líderes tomaron la decisión de ejecutar esos atentados suicidas, la realidad es que estos produjeron víctimas mortales predominantemente entre la población civil, a menudo en lugares concurridos como mercados o templos.

Figura 7. Principales atentados suicidas en Pakistán, según naturaleza predominante de las víctimas mortales ocasionadas, enero-mayo de 2011

Fuente: elaboración propia a partir de información compilada por South Asia Terrorism Portal.

Es elocuente que ninguno de esos atentados suicidas ocurridos en Pakistán a lo largo de los cinco primeros meses de 2011 se dirigiese contra extranjeros ni produjese víctimas mortales entre occidentales, pese a que un portavoz de TTP haya señalado expresamente, el pasado mes de mayo, hacia blancos diplomáticos y de la OTAN. El 20 de ese mes, vehículos pertenecientes al consulado de Estados Unidos en Peshawar sufrieron un atentado mediante explosivos detonados por control remoto, aunque el único fallecido fue un transeúnte paquistaní. Pero los blancos occidentales más afectados han sido aquellos cuya visibilidad y accesibilidad es mucho mayor en el país, es decir, blancos relacionados con la OTAN. Entre enero y mayo de este año, no menos de 50 ataques han afectado cisternas y contenedores que transportaban aprovisionamiento para los contingentes de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, en sus siglas en inglés) desplegados en Afganistán.

La mayoría de esos ataques, algunos de ellos perpetrados con artefactos explosivos aunque abundaron sobre todo los asaltos utilizando armas de fuego, tuvieron lugar, como cabe anticipar, en Baluchistán, demarcación fronteriza con Afganistán por la que discurre el flujo de suministros. Si bien también ocurrieron algunos incidentes en Khyber Pakhtunkhwa y en las Áreas Tribales Administradas Federalmente, zonas asimismote tránsito hacia la frontera afgana. En relación con el tema de este análisis, sin embargo, lo relevante es que durante el mes de mayo de 2011, tras haber sido abatido Osama bin Laden, no se registró un incremento en la frecuencia de ataques contra los aludidos blancos relacionados con la OTAN, cuya frecuencia mensual fue de entre nueve y 11, entre enero y abril.

Conclusión: Al finalizar mayo de 2011, transcurrido exactamente un mes desde que Osama bin Laden fuese abatido en la localidad paquistaní de Abbottabad y pese a las amenazas de represalias difundidas públicamente por Therik e Taliban Pakistan y otras entidades yihadistas en el país, la cifra mensual de atentados con bomba se redujo notablemente respecto a la media de los cuatro primeros meses del año y la de los atentados suicidas no fue mayor. Pero, al mismo tiempo, se registró un destacado incremento en la letalidad derivada de los actos de terrorismo, lo que por otra parte obedece a las consecuencias de un sólo incidente especialmente cruento, el más grave de cuantos atentados se han producido en Pakistán en los cinco primeros meses del año. En conjunto, ello parece indicar no tanto una escalada del terrorismo en Pakistán como una continuidad con la dinámica que dicha violencia venía registrando en el país surasiático, donde los atentados son una realidad más que cotidiana.

Se trata de una dinámica de violencia terrorista que, por una parte, busca disuadir a las autoridades paquistaníes, tanto civiles como militares, de tomar decisiones y emprender intervenciones consideradas hostiles por los talibán y su aliados internos. A una lógica de este tipo respondería, por ejemplo, el asalto a una base aérea naval llevado a cabo el 22 de mayo en Karachi por talibán paquistaníes probablemente combinados con elementos de al-Qaeda y ayudados por cómplices dentro de las propias instalaciones militares. Por otra parte, es una dinámica de violencia terrorista con propósito de control social, especialmente en las demarcaciones del país en las que los talibán paquistaníes han sustituido por la fuerza a la autoridad estatal y donde coaccionan a los dirigentes tribales no alineados con los fundamentalistas insurgentes. Sólo en los primeros cinco meses de 2011 han sido asesinados cerca de un centenar de ellos.

Una observación final. Dado que planificar y preparar atentados espectaculares y de elevada letalidad no previstos antes de que el líder de Al Qaeda fuera abatido puede requerir cierto tiempo, en los próximos meses aún puede observarse un incremento notorio de los mismos, particularmente de los de carácter suicida, al igual que de otros episodios terroristas en territorio de Pakistán que, de acuerdo con la tendencia que denota dicha violencia en ese país, afectarían sobre todo blancos autóctonos. Mientras tanto, TTP ha amenazado expresamente con llevar a cabo atentados contra blancos occidentales fuera de Pakistán. TTP ya estuvo implicada en las tentativas para atentar en metro Barcelona, en enero de 2008, y en Times Square, en Nueva York, en mayo de 2010, frustrada en el primer caso y fallida en el segundo.

Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

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