jueves, febrero 08, 2007

Los apolíticos

El año pasado escuché a una joven señora, casada, con preparación académica, integrante de una influyente corriente de opinión en la comunidad local, responder a una pregunta del tipo: Y usted… ¿qué opina?, con las siguientes palabras: ¡Soy apolítica!

Después de quedar asombrado por unos instantes, reaccioné y pensé inmediatamente: si le preguntara a esta señora acerca de una cuestión religiosa, como podría ser el tema del sacerdocio femenino o el aborto, o la misma existencia de Dios, me respondería: ¿Soy a-religiosa, o mejor dicho, soy atea?

Sinceramente, ¿una persona puede ser apolítica o atea? ¿Puede permanecer aislada y al margen de la realidad de su comunidad?

Frente al problema de la seguridad pública, ¿podemos permanecer neutrales?

Le preguntaría a los apolíticos: ¿Si en la escuela donde asisten sus hijos se impartiera una educación deficiente, con inadecuados planes de estudios y con un profesorado mal preparado, ustedes permanecerían apáticos y no se inconformarían?

Frente al problema del aborto, ¿a ustedes le da lo mismo que nazcan o mueran miles de niños, inocentes de la decisión que tomen sus padres, cada año?

Si su colonia popular o fraccionamiento residencial se quedara sin agua potable o para bañarse durante más de un mes, ¿permanecerían tan tranquilos como siempre?

Ante una injusticia de las autoridades que repercutiera en detrimento de la integridad física y moral de los ciudadanos, ¿continuarían en la indiferencia permanente?

Naturalmente que sí, ya que son apolíticos.

Ser político no significa ser militante activo de un determinado partido político ni implica participar de tiempo completo en un proceso electoral, como tampoco ser religioso implica tener que ser necesariamente sacerdote o miembro de una congregación religiosa.

Ser político, como ser religioso, implica tener una posición clara y definida respecto a los problemas y cuestiones sociales, religiosas, culturales, políticas y éticas que ocurren en la comunidad. Significa opinar y defender las ideas propias acerca de los temas que se discuten y son de vital importancia para el buen funcionamiento de nuestra sociedad. Significa participar activamente en la toma de decisiones de nuestra localidad.

Podemos no participar activamente en un partido político, podemos no estar inscritos en una cofradía o en un seminario, pero no podemos permanecer al margen ni aislados de lo que ocurre a nuestro alrededor.

Podemos ser malos ciudadanos, apáticos, indiferentes, indecisos y timoratos, pero no podemos ser ni ateos ni apolíticos. Debemos creer en algo o en alguien, tener ideas propias y definidas, expresarlas y defenderlas.

No podemos escondernos tras el escudo de la imparcialidad o la insensibilidad, si eso significa eludir los problemas o permanecer al margen de la toma de decisiones que son trascendentales para nuestra sociedad.

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