lunes, abril 12, 2010

Charles Bowden habla sobre su artículo “La guerra en la casa del vecino"

Entrevista realizada el 16 de marzo de 2009


En la ciudad fronteriza mexicana de Ciudad Juárez, una empleada del consulado de Estados Unidos y su marido fueron asesinados a tiros el sábado mientras conducían su vehículo utilitario. En un incidente no relacionado que ocurrió cerca, el marido de una empleada mexicana del consulado estadounidense fue asesinado del mismo modo. Se cree que estos homicidios son los primeros ataques letales contra funcionarios estadounidenses y sus familiares llevados a cabo por las poderosas organizaciones mexicanas de la droga. Desde la frontera entre Estados Unidos y México se comunica con nosotros el periodista Charles Bowden. “No hay una auténtica guerra contra las drogas”, escribe Bowden. “Más bien, lo que hay es violencia alimentada por el dinero que mueve la droga. Y hay industrias estadounidenses cuyos ingresos provienen principalmente de librar una guerra contra la droga”.

SHARIF ABDEL KOIDDOUS: Vamos a México, donde la espiral de violencia relacionada con la droga parece haber golpeado a los funcionarios de Estados Unidos por primera vez. En la ciudad fronteriza mexicana de Ciudad Juárez, una empleada del consulado estadounidense y su marido fueron asesinados a tiros el sábado mientras conducían su vehículo utilitario. Su bebé de un año de edad fue encontrado ileso en el asiento trasero. En un incidente no vinculado pero próximo, el marido de una empleada mexicana del Consulado de Estados Unidos fue también asesinado a tiros. Se cree que estos asesinatos son los primeros ataques letales a funcionarios del gobierno de Estados Unidos y sus familias por parte de las poderosas organizaciones de narcotraficantes de México.

El Departamento de Estado estadounidense autorizó a los empleados gubernamentales de seis consulados en el norte de México a enviar a los miembros de su familia fuera de la región, debido a la perocupación por el aumento de la violencia relacionada con las drogas. El FBI, por su parte, mandó a la ciudad a un equipo de agentes para investigar los asesinatos.

AMY GOODMAN: En total, cerca de cincuenta personas murieron el fin de semana pasado en México a manos de las violentas pandillas relacionadas con la droga. Son las últimas víctimas fatales de un conflicto que ha asesinado ya a cerca de 19.000 personas desde que el presidente mexicano Felipe Calderón asumió el cargo en 2006. Estados Unidos ha respaldado al gobierno de Calderón con cientos de millones de dólares en entrenamiento y equipamiento militar, pero los críticos dicen que el aumento de la militarización de la llamada “guerra contra las drogas” sólo traerá consigo más muertes.

Para más información, se comunica con nosotros Charles Bowden, un periodista que ha cubierto ampliamente la violencia relacionada con la droga en México, autor del próximo libro Murder City: Ciudad Juárez and the Global Economy’s New Killing Fields (Murder City: Ciudad Juárez y los nuevos asesinatos de la economía global). Su último artículo para High Country News es “La guerra en la casa del vecino” (The war next door), disponible en hcn.org. Charles Bowden se comunica con nosotros vía telefónica desde Las Cruces, Nuevo México, justo al otro lado de la frontera de Ciudad Juárez.

Bienvenido a Democracy Now!, Charles Bowden. ¿Qué es lo que sucedió este fin de semana?

CHARLES BOWDEN: Bueno, gracias. El placer es mío. Lo que ha pasado es lo que pasa cada fin de semana: muerte. Lo que es diferente, o la razón por la que me están llamando ustedes ahora, es que ciudadanos estadounidenses, personas que trabajaban para el consulado estadounidense, han sido asesinados. Es imposible ver esto como un accidente, o ignorar que se trata de una provocación. El único hecho comparable es el secuestro del agente de la DEA Enrique Camarena en febrero de 1985, producido frente al Consulado de Estados Unidos en Guadalajara, en el que fue torturado durante treinta horas, sacrificado y enterrado clandestinamente. Este hecho causó un gran impacto en el gobierno estadounidense. Ahora bien, lo que uno se tiene que preguntar es, dada esta experiencia, por qué alguien en el negocio de las drogas querría repetirla. Y yo no tengo una respuesta para esto, ni sé por qué estas personas fueron asesinadas o quién las mató. Lo que sí sé es que el viernes doce personas fueron masacradas en Juárez, y nadie en Estados Unidos le prestó ninguna atención a este suceso. Lo que sí sé es que el sábado masacraron a once personas masacradas, tres de las cuales trabajaban para la embajada estadounidense. Lo que sí sé es que el domingo otras ocho personas fueron asesinadas, que Juárez es la ciudad más violenta del mundo, se está desintegrando por varias razones.

¿Cuál será nuestra respuesta? Sospecho que más de lo mismo. Vamos apuntalar al ejército mexicano, que ha estado asesinado gente en la ciudad de forma imparable desde hace un año. Hay cientos de denuncias oficiales presentadas ante la oficina de derechos humanos del gobierno. Y vamos a anunciar nuestra nueva decisión de prestarle más atención a la guerra contra las drogas, que es la principal causante de que nuestro propio país albergue a la mayor población carcelaria del mundo.

Creo que su audiencia tiene que conocer que el presidente de México ha dicho repetidamente que no hay parte de México que no esté bajo su control. Tenemos una prueba positiva de esa afirmación hoy. Se sabe que está yendo a Ciudad Juárez. ¿En qué momento arribará? Es un secreto. ¿A dónde va a ir? Es secreto. ¿Con quién se va a entrevistar? Hasta ahora es secreto. Ese es el tipo de control que tiene sobre su propio país.

SHARIF ABDEL KOUDDOUS: El presidente Obama denunció como “brutales” los asesinatos de estas personas en Ciudad Juárez. Pero, ¿cuál es el papel de los Estados Unidos en todo esto? La llamada guerra contra las drogas en México ha sido financiada por Estados Unidos con al friolera suma de más de mil millones de dólares ¿A dónde va este dinero? Y, ¿cuál es el papel del ejército mexicano en todo esto?

CHARLES BOWDEN: Bueno, ¿a dónde va el dinero? Si examinamos el asunto, veremos que, principalmente, lo que estamos haciendo es venderles nuestro armamento. Es parte de nuestro querido complejo industrial-militar. Esto es lo que obtienen con el dinero. Pero el ejército mexicano ha estado históricamente relacionado con las drogas, desde hace décadas. Esto no es ningún secreto. Ellos ya supervisaban “Rancho Búfalo”, una inmensa plantación de marihuana en Chihuahua, en los años 70. Tenemos tres políticas en relación con México. En primer lugar, tenemos el acuerdo de libre comercio, que ha llevado a la quiebra a los pequeños agricultores del país y destruyó también a la pequeña industria mexicana. En segundo lugar, tenemos una política de inmigración que significa que un mexicano tendría que vivir 150 años para obtener una visa para poder emigrar a Estados Unidos, una política que ha desatado la mayor migración humana en el planeta. Y, tercero, tenemos la guerra contra las drogas, que a lo largo de cuarenta años ha conseguido que las drogas de alta calidad sean muy accesibles en nuestro país, y, a la vez, ha enriquecido a un puñado de criminales en México y en Estados Unidos. Esta es nuestra política.

SHARIF ABDEL KOUDDOUS: ¿Puedes darnos una imagen de Ciudad Juárez? ¿Cómo ha cambiado a lo largo de los años?

CHARLES BOWDEN: Bueno, lo que ha cambiado es… Es simple: el veintisiete por ciento de las casas de la ciudad están abandonadas. Lo que quiere decir 116.000 viviendas. Esto pasa en una ciudad en donde hay personas que viven en cajas de cartón. Diez mil negocios fueron abandonados o cerrados el año pasado. De treinta a sesenta mil personas de Juárez, principalmente los más ricos, se han trasladado del otro lado del río, a El Paso, en busca de seguridad, incluyendo al alcalde de Juárez, a quien le gusta pasar tiempo en El Paso. El editor del periódico de Ciudad Juárez vive en El Paso. Entre 100.000 y 400.000 personas simplemente han abandonado la ciudad. Una buena parte del problema es económico, no es sólo por la violencia. Al menos 100.000 puestos de trabajo en las fábricas que se encuentran en la frontera han desaparecido durante la recesión debido a la competencia de Asia. Existen allí de 500 a 900 pandillas y bandas criminales, las estimaciones varían. Y a eso hay que añadirle 10.000 soldados y agentes de la policía federal merodeando los alrededores. Te encuentras con una ciudad en la que nadie sale por la noche, donde los pequeños negocios son extorsionados, en donde, según datos oficiales, 20.000 automóviles fueron robados el año pasado y más de 2.600 personas fueron asesinadas. Una ciudad en la que nadie hace un seguimiento de las personas que han sido secuestradas y no han vuelto a aparecer, en donde nadie cuenta el número de personas enterradas en fosas secretas, algunas de las cuales, milagrosamente, cada tanto consiguen abrirse paso hacia la superficie, desenterrarse. Te encuentras con una situación desatroza. Y hay un millón de personas atrapadas en la ciudad que son demasiado pobres para irse. Y esas son las personas que el ejército mexicano y la policía mexicana deben asegurar que no se crucen con el Presidente hoy cuando llegue a la ciudad en su visita más o menos oficial. Ese es el estado de la ciudad.

AMY GOODMAN: Charles Bowden, Hillary Clinton dijo en marzo del año pasado «Sabemos que los traficantes de drogas están motivados por la demanda de drogas ilegales en Estados Unidos y que están armados gracias al tráfico de armas desde Estados Unidos» ¿Qué opina de esta declaración?

CHARLES BOWDEN: Bueno, para empezar, estas drogas se venden en Estados Unidos porque hay clientes. Pero Hillary Clinton considera que los estadounidenses no deben consumir sustancias que ella no aprueba. En cuanto a las armas, es un interrogante. Tú te estás refiriendo a un informe de la ATF que hace un seguimiento de las armas que han sido confiscadas en México. Según ese informe, entre un 20 y un 40 por ciento provenían de los Estados Unidos. La razón de que no sepamos de dónde vienen las otras es porque el ejército mexicano, que es el que las ha confiscado, no permite que sean examinadas por los agentes de la ATF. Ahora bien, lo que hay que entender es que, en un período de seis años, 150.000 soldados de un ejército de 250.000 han desertado. Imagino que algunos de los jóvenes que huyeron del ejército mexicano también se llevaron las armas con ellos. De todos modos, si cierras todas las tiendas de armas de Estados Unidos, los criminales en México seguirán armados. Entonces, estamos ante una política antidrogas que es un fracaso, pero nunca vamos a admitir eso. Se trata de una causa sagrada. Somos una nación de bebedores donde no está permitido fumarse un cigarrillo de marihuana.

SHARIF ABDEL KOUDDOUS: En tu último artículo publicado en el High Country News escribes: «No hay una auténtica guerra contra las drogas. Más bien lo que hay es violencia alimentada por el dinero que mueven las drogas. Y hay industrias estadounidenses cuyos ingresos provienen principalmente de librar una guerra contra las drogas». Por favor, explica lo que quieres decir con esto.

CHARLES BOWDEN: Cómo no. Gastamos entre 30 y 40 mil millones de dólares al año en agentes antinarcóticos. Si uno se molestara en salir de casa y andar un poco con el auto, vería que cada estado de la unión está salpicado de prisiones pequeñas, algunas de ellas privadas. Todas dependen de las leyes que prohíben las drogas. En México, los ingresos procedentes las drogas superan cualquier otra fuente de divisas, a excepción del petróleo, y es discutible. En otras palabras, si el Presidente Calderón consiguiera su objetivo de erradicar la fabricación de drogas en México, México colapsaría en un minuto. A eso es a lo que me refiero. Es decir, ¿por qué no aceptamos el hecho de que las drogas son como el alcohol? Se han convertido en parte de nuestra cultura. No van a desaparecer. Si queremos seguir considerándolas ilegales, podemos continuar viviendo como hasta ahora: encarcelando a nuestros ciudadanos, creando un estado policial, teniendo prisiones en todos lados. Pero hagamos lo que hagamos, van a permanecer en el vecindario, como hasta ahora.

Hace un tiempo se publicó un interesante estudio gubernamental en el que se afirmaba que en 232 ciudades de Estados Unidos existen organizaciones de narcotraficantes mexicanos. Mira, yo soy un poco mayor que, posiblemente, algunos de tus radioyentes, pero en 1975, cuando comprabas un cigarrillo de marihuana, no venía de Finlandia u otro lugar. Siempre han venido de aquí. Es un mercado. Lo que debemos hacer es decidir si es legal o ilegal. Eso es todo. Es como las apuestas. Tiene vida propia.

Pero con nuestras políticas estamos destruyendo, o ayudando a destruir, a nuestro país vecino. Aunque los problemas de México pueden atribuirse a varias razones, y la mayoría recae en los propios mexicanos, también es cierto que nuestras políticas económicas, como el NAFTA/TLCAN, nuestra política antidrogas, la guerra contra el narcotráfico y la militarización de México promovida por nuestro país han resultado ser un desastre para los mexicanos.

AMY GOODMAN: Charles Bowden, ¿cómo se relaciona esto con los cientos de mujeres que han sido asesinadas en Ciudad Juárez y en Chihuahua en los últimos 15 años? Estamos hablando de casi 500 o más.

CHARLES BOWDEN: Bueno, estamos hablando de casi 500 en los últimos 15 años en una ciudad que tenía un millón y medio de habitantes. Te cuanto cómo está relacionado. Básicamente, ninguno de estos crímenes ha sido resuelto jamás. Durante el mismo período, entre el 90 y el 95 por ciento de los asesinatos han sido cometidos contra hombres. Ninguno de esos crímenes ha sido resuelto. El año pasado, de los más de 2.600 asesinatos ocurridos en Juárez, se hicieron 30 arrestos. No resoluciones de los casos, solo arrestos. La manera en la que esto se puede traducir es: si eres mexicano cualquiera puede matarte y no le va a ocurrir nada. No importa si eres un niño, un hombre o una mujer, porque el sistema judicial no funciona. Puedo entender que la gente se enfoque en la muerte de mujeres por la atención pública que atrae, pero yo creo que debemos centrarnos en los seres humanos fallecidos. Esta ciudad mata a personas y a los asesinos no les pasa nada.

AMY GOODMAN: Vamos a tener que dejarlo aquí, pero continuaremos siguiendo este tema de cerca. Charles Bowden, gracias por estar con nosotros. Su último trabajo es «The War Next Door» y su próximo libro, «Murder City: Ciudad Juárez and the Global Economy’s New Killing Fields». Charles Bowden nos ha acompañado desde Las Cruces, Nuevo México, cerca de Ciudad Juárez, al otro lado de la frontera.

Traducido por Pablo Ramos, Ter García y Democracy Now! en Español.

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