viernes, febrero 29, 2008

El eje franco-alemán se fractura

ANDREU MISSÉ - Bruselas - 29/02/2008

Los crecientes desencuentros entre el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, amenazan seriamente los ambiciosos planes de Francia para su próxima presidencia de la Unión Europea. El clima de tensión se ha puesto de relieve tras el aplazamiento del encuentro entre Sarkozy y Merkel, previsto para primeros de marzo, y el retraso de la reunión de los ministros de Economía de ambos países, porque la ministra de Economía, Christine Lagarde, tuvo que acompañar al líder francés a un centro de salud rural. Este segundo gesto creó un mayor malestar.

Ambos líderes, que desempeñaron un papel clave el año pasado al desatascar la crisis de la UE, impulsando un Tratado simplificado, y que comparten muchas ideas, como el rechazo de Turquía como miembro de la Unión, se han enzarzado en crecientes discrepancias. El distanciamiento se inició el pasado verano, al irse visualizando la crisis financiera y multiplicarse las demandas de Sarkozy para que el Banco Central Europeo rebajara los tipos de interés. Para Alemania, la independencia del BCE, heredero del Bundesbank, es sagrada. Merkel replicó entonces que deseaba "evitar cualquier intento de influir en la política monetaria".

La tensión ha subido de tono con la política mediterránea que promueve Sarkozy y que, en cierta medida, ha situado en un segundo plano al inicial Proceso de Barcelona en este campo. Francia ha lanzado su proyecto de la Unión del Mediterráneo, en el que sólo tienen cabida los países ribereños, excluyendo a los demás miembros de la UE, lo que le da una hegemonía en la política exterior del sur de la UE. Esta posición ha irritado especialmente a Alemania, que se ha visto marginada. La estrategia francesa choca con los criterios de las cooperaciones reforzadas de la Unión, que permiten a los países que voluntariamente asumen una determinada política disponer de fondos comunitarios. A cambio se exige que estos acuerdos sean abiertos a todos los socios que deseen participar.

El pasado 20 de diciembre, la iniciativa de Sarkozy fue bendecida y parcialmente modificada en Roma, en un encuentro con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro italiano, Romano Prodi. Los mandatarios acordaron un nuevo nombre, La Unión por el Mediterráneo, con la perspectiva de poder abrir sus puertas a otros miembros de la UE. París insiste en celebrar una gran fiesta constitutiva de La Unión por el Mediterráneo el próximo 13 de julio, a la que sólo asistirían los países ribereños, y al día siguiente, fiesta nacional de Francia, invitar al resto de miembros de la UE.

Las discrepancias entre Francia y Alemania se han producido en otros campos como el de la política nuclear y la estrategia para el crecimiento y el empleo, conocida como Estrategia de Lisboa. Las ofertas de centrales nucleares a países como Libia y Argelia han provocado seria inquietud en Alemania por el riesgo de aumentar la proliferación. En materia económica, "mientras Alemania apuesta por la incorporación de nuevas tecnologías, nuevos sectores como las telecomunicaciones, en Francia sigue pesando más la defensa de los grandes conglomerados económicos nacionales y el intervencionismo", señala una fuente comunitaria.

Este mar de fondo podría poner en peligro el ambicioso plan elaborado por París para su presidencia de la UE. El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Jean Pierre Jouyet, detalló esta semana en Bruselas "las prioridades de Francia". El discípulo de Jacques Delors señaló las cuatro líneas maestras: "El desafío demográfico", y por tanto especial atención a la emigración; "el estímulo de la competitividad; el cambio climático y la política de seguridad energética, y el papel de Europa como actor global".

La presidencia francesa llega en un momento clave para la UE. Deberá completarse la ratificación de Tratado de Lisboa y acordar las líneas maestras de las reformas del presupuesto y de la Política Agraria Común. Si todo transcurre sin sobresaltos, en el Consejo de octubre deberán acordarse los nombres de los futuros mandatarios de la UE, especialmente el presidente de la Unión y el Alto Representante, que deberían ocupar sus puestos el primero de enero de 2009. Para ello se precisa otro tipo de atmósfera de la que se respira ahora en la Unión.

Temas conflictivos

- La política mediterránea.

- Las funciones del Banco Central Europeo y la conveniencia o no de tener un euro fuerte.

- La política nuclear.

- Reducción de emisiones de CO2 de los automóviles.

- Berlín apuesta por la estrategia de Lisboa (competitividad e I+D) y París es más proteccionista.

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