Por RODRIGO CAVALHEIRO - Madrid - (ElPais.com, 05/03/2009)
Ni siquiera el reproche del ministro de Salud brasileño ha cambiado la opinión del arzobispo José Cardoso Sobrinho, que excomulgó ayer a la madre y los médicos que practicaron el aborto a una niña de nueve años embarazada de gemelos tras ser violada por su padrastro. "No me arrepiento. Lo que hice fue declarar la excomunión. Es mi deber alertar el pueblo, para que tengan temor a las leyes de Dios", ha afirmado hoy el arzobispo de Recife por teléfono a ElPaís.com.
Según el jefe de la Archidiócesis de Olinda y Recife (noreste de Brasil), todos los adultos involucrados en la interrupción de la gestación, que estaba en la decimoquinta semana, cometieron un "homicidio contra dos vidas inocentes". "Se trata de un holocausto silencioso, que mata un millón de inocentes en Brasil y 50 millones en el mundo cada año. Un holocausto mayor que el de los seis millones de judíos, que lamentamos cada año", ha añadido Sobrinho, miembro del ala más conservadora de la Iglesia brasileña.
El episodio ha situado en lados opuestos el Estado y la Iglesia católica en un país en donde los papeles de uno y otro no se suelen mezclar. El ministro de Salud, José Gomes Temporão, ha calificado como radical e inadecuada la posición del arzobispo. "Me estremecieron los dos hechos: lo que ocurrió con la niña y la posición de ese religioso que, equivocadamente, al decir que defiende una vida, coloca en riesgo otra igual de importante", ha afirmado a radios estatales. La interrupción del embarazo se permite en Brasil en casos de violación, riesgo de la vida para la madre o anencefalia (ausencia de una gran parte del cerebro y del cráneo del feto). "Se trata de una niña que no creo que tuviese condiciones de llevar hasta el fin la gestación de los gemelos", ha añadido Temporão.
El arzobispo se ha basado en el Derecho Canónico para defenderse de las críticas. "La excomunión es automática. Lo que hice fue declararla. Además, ellos no están condenados al infierno. Todos pueden volver a convertirse si admiten que se han equivocado. Yo recibiría con gusto a esta madre si pide perdón", ha dicho el arzobispo, que llegó a preparar un recurso ante la Justicia para impedir el aborto.
Cuestionado sobre como reaccionaría si la niña hubiera muerto al continuar el embarazo, Sobrinho ha recurrido a una anécdota. "Una médica italiana mantuvo su embarazo aún sabiendo los riesgos que corría. ¡Murió, pero se hizo santa! No podemos sacrificar una vida para proteger otra". El religioso ha agregado que la sanción también afecta a integrantes de organizaciones feministas que apoyaron el aborto, y sólo excluye a la niña violada.
El padrastro de la menor, de 23 años y que admitió los abusos, fue arrestado la semana pasada acusado de haber violado a la niña desde que ésta tenía seis años y a su hermana, de 14 años. El embarazo de 15 semanas fue descubierto después de que la menor, de 1,36 metros de altura y 33 kilos de peso, fuera ingresada en un hospital para ser atendida por fuertes dolores abdominales y mareos. La niña se recupera bien de la intervención, y podrá dejar el hospital este viernes.
Ni siquiera el reproche del ministro de Salud brasileño ha cambiado la opinión del arzobispo José Cardoso Sobrinho, que excomulgó ayer a la madre y los médicos que practicaron el aborto a una niña de nueve años embarazada de gemelos tras ser violada por su padrastro. "No me arrepiento. Lo que hice fue declarar la excomunión. Es mi deber alertar el pueblo, para que tengan temor a las leyes de Dios", ha afirmado hoy el arzobispo de Recife por teléfono a ElPaís.com.
Según el jefe de la Archidiócesis de Olinda y Recife (noreste de Brasil), todos los adultos involucrados en la interrupción de la gestación, que estaba en la decimoquinta semana, cometieron un "homicidio contra dos vidas inocentes". "Se trata de un holocausto silencioso, que mata un millón de inocentes en Brasil y 50 millones en el mundo cada año. Un holocausto mayor que el de los seis millones de judíos, que lamentamos cada año", ha añadido Sobrinho, miembro del ala más conservadora de la Iglesia brasileña.
El episodio ha situado en lados opuestos el Estado y la Iglesia católica en un país en donde los papeles de uno y otro no se suelen mezclar. El ministro de Salud, José Gomes Temporão, ha calificado como radical e inadecuada la posición del arzobispo. "Me estremecieron los dos hechos: lo que ocurrió con la niña y la posición de ese religioso que, equivocadamente, al decir que defiende una vida, coloca en riesgo otra igual de importante", ha afirmado a radios estatales. La interrupción del embarazo se permite en Brasil en casos de violación, riesgo de la vida para la madre o anencefalia (ausencia de una gran parte del cerebro y del cráneo del feto). "Se trata de una niña que no creo que tuviese condiciones de llevar hasta el fin la gestación de los gemelos", ha añadido Temporão.
El arzobispo se ha basado en el Derecho Canónico para defenderse de las críticas. "La excomunión es automática. Lo que hice fue declararla. Además, ellos no están condenados al infierno. Todos pueden volver a convertirse si admiten que se han equivocado. Yo recibiría con gusto a esta madre si pide perdón", ha dicho el arzobispo, que llegó a preparar un recurso ante la Justicia para impedir el aborto.
Cuestionado sobre como reaccionaría si la niña hubiera muerto al continuar el embarazo, Sobrinho ha recurrido a una anécdota. "Una médica italiana mantuvo su embarazo aún sabiendo los riesgos que corría. ¡Murió, pero se hizo santa! No podemos sacrificar una vida para proteger otra". El religioso ha agregado que la sanción también afecta a integrantes de organizaciones feministas que apoyaron el aborto, y sólo excluye a la niña violada.
El padrastro de la menor, de 23 años y que admitió los abusos, fue arrestado la semana pasada acusado de haber violado a la niña desde que ésta tenía seis años y a su hermana, de 14 años. El embarazo de 15 semanas fue descubierto después de que la menor, de 1,36 metros de altura y 33 kilos de peso, fuera ingresada en un hospital para ser atendida por fuertes dolores abdominales y mareos. La niña se recupera bien de la intervención, y podrá dejar el hospital este viernes.
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