EFE - Bruselas - 07/04/2009
La economía de la zona del euro cayó en el último trimestre de 2008 el 1,6% con respecto al trimestre anterior, una décima más que sus previsiones iniciales, mientras que en toda la UE la contracción fue del 1,5%, según los datos revisados que hoy ha difundido Eurostat. Estas cifras confirman que la contracción económica se agravó a final de año por el deterioro de la demanda -consumo privado e inversión, así como las exportaciones e importaciones-, ya que en el tercer trimestre la bajada de la actividad había sido del 0,3% tanto en los países de la moneda única como en los Veintisiete.
Además, queda claro que tanto la zona del euro como la UE se encuentran en recesión, dado que acumulan ya tres trimestres seguidos con caídas del PIB. De los veinticuatro Estados miembros para los que hay datos disponibles, catorce, incluida España, han entrado en recesión técnica (que tiene lugar cuando la economía retrocede dos trimestres consecutivos).
En España, tal como ya informó el NE, el PIB descendió un 1% en los tres últimos meses del año (el 0,7% en comparación con el mismo periodo de 2007). De las grandes economías comunitarias, por ahora sólo Francia escapa de la recesión, una situación en la que sí han entrado Alemania (su PIB cayó un 2,1% en el último trimestre del año), Italia (1,9%) y Reino Unido (1,5%), con deterioros significativos, además, respecto a los tres meses anteriores. En el conjunto de la eurozona, el número de estados con dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo se reduce a nueve de un total de dieciséis, quedando fuera además de la propia Francia; Bélgica, Grecia, Chipre, Eslovenia y Eslovaquia.
Fuerte descenso del consumo
En cuanto a la composición del PIB, destaca la caída del consumo privado, del 0,3% en la Unión Económica y Monetaria y del 0,4% en la Unión, tras mantenerse prácticamente estable en el tercer trimestre. En España, el gasto de las familias cayó todavía más, el 1,4%, frente al 0,9% del periodo previo.
Aún más acusada es la bajada de la inversión, que en la zona del euro se contrajo el 4% (3,3 puntos más que entre julio y septiembre) y bajó el 3,3% en los Veintisiete (2,2 puntos más). También en este caso, la situación es peor en España, con un descenso del 5,7% en los tres últimos meses, que sigue a la caída del 2,2% en el tercer trimestre.
Respecto al sector exterior, de octubre a noviembre las exportaciones de los países del euro se hundieron el 6,7% (frente a la bajada previa del 0,2%) y el 6,1% en el conjunto de la UE (desde el 0,3%). También empeoraron significativamente las importaciones, al caer el 4,7% en la zona del euro (3,4 puntos más que en el tercer trimestre) y el 5% en los Veintisiete (4,1% puntos más). En España, el desplome fue todavía más brusco con una caída del 10,1 en las exportaciones, en tanto que las compras en el exterior disminuyeron el 11,9% (10,8 puntos más).
Críticas del BCE al G-20
Para hacer frente a este fuerte deterioro económico, el grupo de los países más poderosos del mundo y los emergentes acordaron la semana pasada en el marco del G-20 y con la propia participación de la UE una amplía reforma del sistema financiero internacional que, sin embargo, no han sido muy bien recibidas por el Banco Central Europeo (BCE).
De hecho, la institución presidida por Jean Claude Trichet ha criticado que las medidas consensuadas en Londres son "una mera creación de dinero" y, condicionada por su inherente aversión a los riesgos inflacionistas que ha heredado del Bundesbank (banco central alemán), ha advertido del riesgo de que estos acuerdos acaben provocando subidas de precios a pesar de las expectivas generalizadas de los analistas, que apuntan a una tendencia a la baja hasta después de verano.
En una entrevista que el diario alemán Handelsblatt publica en su edición de hoy, el miembro alemán del comité ejecutivo del BCE, Jürgen Stark, ha calificado las medidas para conseguir liquidez global adicional de "dinero-helicóptero para el globo", un término que se utiliza para describir un aumento de la cantidad de dinero en el sistema bancario.
La Comisión responde al FMI que no habrá cambios en las reglas de acceso al euro
La Comisión Europea (CE) ha subrayado hoy que las reglas para la adopción del euro en la Unión Europea (UE) "son claras" y ha descartado una modificación de las mismas para acelerar la adhesión de los Estados miembros del centro y este de Europa. Ese ha sido el único comentario de la portavoz comunitaria de Asuntos Económicos y Monetarios, Amelia Torres, al ser preguntada por el documento interno del Fondo Monetario Internacional (FMI) que aboga por que los nuevos socios de la UE adopten la moneda única antes de entrar como miembros de plenos de derecho de la eurozona.
Torres ha recordado las medidas que los líderes de la UE adoptaron en el último Consejo Europeo para asistir, en caso necesario, a los Estados miembros con graves desequilibrios en su balanza de pagos, así como las decisiones tomadas por el G20 para apoyar a cualquier economía del mundo. En concreto, los Veintisiete acordaron aumentar hasta 50.000 millones de euros los fondos disponibles para ofrecer ayuda a los países que la requieran.
La economía de la zona del euro cayó en el último trimestre de 2008 el 1,6% con respecto al trimestre anterior, una décima más que sus previsiones iniciales, mientras que en toda la UE la contracción fue del 1,5%, según los datos revisados que hoy ha difundido Eurostat. Estas cifras confirman que la contracción económica se agravó a final de año por el deterioro de la demanda -consumo privado e inversión, así como las exportaciones e importaciones-, ya que en el tercer trimestre la bajada de la actividad había sido del 0,3% tanto en los países de la moneda única como en los Veintisiete.
Además, queda claro que tanto la zona del euro como la UE se encuentran en recesión, dado que acumulan ya tres trimestres seguidos con caídas del PIB. De los veinticuatro Estados miembros para los que hay datos disponibles, catorce, incluida España, han entrado en recesión técnica (que tiene lugar cuando la economía retrocede dos trimestres consecutivos).
En España, tal como ya informó el NE, el PIB descendió un 1% en los tres últimos meses del año (el 0,7% en comparación con el mismo periodo de 2007). De las grandes economías comunitarias, por ahora sólo Francia escapa de la recesión, una situación en la que sí han entrado Alemania (su PIB cayó un 2,1% en el último trimestre del año), Italia (1,9%) y Reino Unido (1,5%), con deterioros significativos, además, respecto a los tres meses anteriores. En el conjunto de la eurozona, el número de estados con dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo se reduce a nueve de un total de dieciséis, quedando fuera además de la propia Francia; Bélgica, Grecia, Chipre, Eslovenia y Eslovaquia.
Fuerte descenso del consumo
En cuanto a la composición del PIB, destaca la caída del consumo privado, del 0,3% en la Unión Económica y Monetaria y del 0,4% en la Unión, tras mantenerse prácticamente estable en el tercer trimestre. En España, el gasto de las familias cayó todavía más, el 1,4%, frente al 0,9% del periodo previo.
Aún más acusada es la bajada de la inversión, que en la zona del euro se contrajo el 4% (3,3 puntos más que entre julio y septiembre) y bajó el 3,3% en los Veintisiete (2,2 puntos más). También en este caso, la situación es peor en España, con un descenso del 5,7% en los tres últimos meses, que sigue a la caída del 2,2% en el tercer trimestre.
Respecto al sector exterior, de octubre a noviembre las exportaciones de los países del euro se hundieron el 6,7% (frente a la bajada previa del 0,2%) y el 6,1% en el conjunto de la UE (desde el 0,3%). También empeoraron significativamente las importaciones, al caer el 4,7% en la zona del euro (3,4 puntos más que en el tercer trimestre) y el 5% en los Veintisiete (4,1% puntos más). En España, el desplome fue todavía más brusco con una caída del 10,1 en las exportaciones, en tanto que las compras en el exterior disminuyeron el 11,9% (10,8 puntos más).
Críticas del BCE al G-20
Para hacer frente a este fuerte deterioro económico, el grupo de los países más poderosos del mundo y los emergentes acordaron la semana pasada en el marco del G-20 y con la propia participación de la UE una amplía reforma del sistema financiero internacional que, sin embargo, no han sido muy bien recibidas por el Banco Central Europeo (BCE).
De hecho, la institución presidida por Jean Claude Trichet ha criticado que las medidas consensuadas en Londres son "una mera creación de dinero" y, condicionada por su inherente aversión a los riesgos inflacionistas que ha heredado del Bundesbank (banco central alemán), ha advertido del riesgo de que estos acuerdos acaben provocando subidas de precios a pesar de las expectivas generalizadas de los analistas, que apuntan a una tendencia a la baja hasta después de verano.
En una entrevista que el diario alemán Handelsblatt publica en su edición de hoy, el miembro alemán del comité ejecutivo del BCE, Jürgen Stark, ha calificado las medidas para conseguir liquidez global adicional de "dinero-helicóptero para el globo", un término que se utiliza para describir un aumento de la cantidad de dinero en el sistema bancario.
La Comisión responde al FMI que no habrá cambios en las reglas de acceso al euro
La Comisión Europea (CE) ha subrayado hoy que las reglas para la adopción del euro en la Unión Europea (UE) "son claras" y ha descartado una modificación de las mismas para acelerar la adhesión de los Estados miembros del centro y este de Europa. Ese ha sido el único comentario de la portavoz comunitaria de Asuntos Económicos y Monetarios, Amelia Torres, al ser preguntada por el documento interno del Fondo Monetario Internacional (FMI) que aboga por que los nuevos socios de la UE adopten la moneda única antes de entrar como miembros de plenos de derecho de la eurozona.
Torres ha recordado las medidas que los líderes de la UE adoptaron en el último Consejo Europeo para asistir, en caso necesario, a los Estados miembros con graves desequilibrios en su balanza de pagos, así como las decisiones tomadas por el G20 para apoyar a cualquier economía del mundo. En concreto, los Veintisiete acordaron aumentar hasta 50.000 millones de euros los fondos disponibles para ofrecer ayuda a los países que la requieran.
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