sábado, diciembre 20, 2008

Baldomera Larra, Ponzi y Doña Branca , los precursores de Madoff

Por MOKHTAR ATITAR - Madrid - 20/12/2008

Casi un siglo antes de que Madoff estafara cerca de 50.000 millones de dólares a acaudalados inversores de todo el mundo, un italiano, Carlo Ponzi, usó la misma estructura de fraude para timar a inmigrantes italianos.

El esquema Ponzi, como se le conoce desde entonces, ha causado la ruina de miles de personas. Siempre comienza igual: el timador ofrece a sus víctimas una rentabilidad bastante más alta que la del mercado. Y siempre arguye lo mismo para justificar loa altos rendimientos: sabe dónde invertir mejor que el resto de inversores.

Pero los réditos que garantiza responden no a su capacidad de saber invertir, sino a la estructura del timo piramidal: los aportes de los últimos clientes pagan los intereses de los antiguos. Para que la estafa funcione siempre tiene haber más inversores nuevos que antiguos. El negocio es insostenible cuando los inversores nuevos no superan en cantidad a los inversores más antiguos, o se empieza a retirar los fondos. La pirámide se cae como un castillo de naipes.

La estafa de Carlo Ponzi empezó en diciembre de 1919. Para atraer a los inversores, el educado y de aire respetuoso Ponzi usó los cupones postales que los inmigrantes italianos enviaban a su familia para que ellos pudieran responder a la correspondencia. Los estafados, principalmente inmigrantes y gente de clase social baja, hacían cola frente a sus oficinas ante la promesa de intereses de hasta el 40%. Todo se diluyó en agosto de 1920 cuando el Boston Globe publicó la estructura del negocio, y Ponzi no pudo hacer frente a las peticiones de sus clientes para que les devolviera su dinero más los intereses generados. El estafador que diera nombre al timo fue condenado por fraude postal, y en 1934 fue deportado a Italia. Él, que llegó a tener una casa con aire acondicionado y a controlar todo un banco, murió en la mendicidad en Brasil unos años más tarde.

Los banqueros de los pobres

Ponzi, desde luego, no fue el primero. Algunos señalan a Doña Baldomera Larra, la hija del escritor y periodista Mariano José Larra, como la primera que usó la estafa piramidal. Baldomera -conocida como la madre de los pobres- prometía dos onzas de oro por cada una que se le entregaba en su Caja de Imposiciones. Pero en diciembre de 1876 Baldomera echó el cierre y desapareció. Andado el tiempo fue detenida, condenada por alzamiento de bienes, pero poco después vio su condena rebajada al recibir el juez peticiones de clemencia de los propios estafados.

Principios de los 80 del siglo pasado. Doña Branca causaba furor en Portugal. Periódicos de todo el mundo acudían a su austera pero confortable residencia para intentar desvelar el truco de su negocio. A sus 70 años era la cabeza de la única banca privada de Portugal. Su aspecto es humilde y alardea de una inquebrantable moral católica. Si doña Baldomero fue apodada como la madre de los pobres, Doña Branca era su banquera .

Los clientes de la banquera de los pobres recibían un interés mensual del 10%. Muchos de ellos decidieron reinvertir las cantidades, creyendo que su dinero iba acumulando las ganancias. En medio de la crisis que asolaba al país las personas que llamaban a su puerta para que obrase el milagro se conban por millares. Doña Branca se amparaba en su astucia para saber invertir y en la liquidez que tenía, lo que le abría la posibilidad de invertir en negocios sustanciosos. Y un lema: "Yo ayudo a los ricos a ser más ricos y a los pobres a ser más pobres, y sin meterse en negocios que la moral cristiana reprueba".

Doña Branca estafó con una estructural piramidal unos 150 millones de dólares de la época a más de 600 personas. A los 74 años terminó en una cárcel lusa tejiendo alfombras con otras reclusas.

Mientras Doña Branca se hacía multimillonaria por el fraude -llegó a tener una cuadrilla de matones que garantizaban su seguridad a modo de guardaespaldas- en España, Placidico tenía menos miras. Durante años fue visto como banquero de su pueblo, Valdepeñas de Jaén. Sus clientes eran principalmente jornaleros a los que prestaba dinero a un interés del 12%, mientras que como contrapartida garantizaba intereses también del 12% a los depositarios. "He recibido de... la cantidad de 100.000 pesetas que se las debolberé tan pronto me requiera para ello dicha cantidad debengará el 12% y para que coste le espido el presente recibo", decían sus recibos, con notables faltas de ortografía. Nunca se llegó a desvelar la trama de su negocio, ni si esta respondía a una estructural piramidal. Cuando murió en 1984 dejó una lista de 400 acreedores a los que les debía más de 140 millones de pesetas de la época, que difícilmente se podían cubrir con los 50 millones en los que se valoraban sus bienes.

Casos más cercanos

Los negocios en pirámide tienen una característica esencial: la lista de afectados es siempre ingente. El timador, para garantizar su sustento, tiene que ampliar su lista de nuevos inversores. Una bola de nieve . El timo puede llegar a afectar a todo un país. Fue el caso de Albania, una economía ya de por si desastrosa, que se vio sacudida en 1997 por una red de múltiples negocios piramidales que llegó a afectar a dos de cada tres albaneses, que perdieron unos 400 millones de dólares, un tercio de su PIB.

Antonio Camacho -la cabeza del chiringuito financiero de Gescatera- tuvo en José Pérez Diaz un precursor español de la estafa piramidal . Pérez Diaz era el director de una sucursal del Banco Popular en Puertochico, Cantabria. Le llamaban Pepe el del Popular. Como Madoff, Pepe tiró de exclusividad: seleccionó tan sólo a unos 300 clientes para ofrecerles intereses del 12%, dos puntos por encima de la competencia. El dinero lo ingresaban en el banco, pero sin pasar por la contabilidad y menos responder ante Hacienda: grandes intereses, sin impuestos. De nuevo, la rentabilidad de los viejos clientes la cubría con los nuevos aportes. Pero Pepe el del Popular puso pies en polvorosa al llegar la primera inspección, y permanece huido desde 1991 sin haber respondido ante la justicia a los 36 millones de euros que estafó.

El caso Madoff ha coincidido en el tiempo con otro timo de estructura piramidal a gran escala, esta vez en Colombia. Distintos entramados de empresas, lideradas por David Murcia Guzmán al frente de la empresa DMG . Los coches de lujo, yates y aviones privados en los que se veía al hombre de negocios hicieron sospechar a las autoridades colombianas. Detrás de DMG había un entramado de empresas actuaban supuestamente como un negocio piramidal. Colombia calcula que son cerca de 800 millones dólares que los que llegaron a recaudar en las más de 200 entidades que había por el país, con ramificaciones en países como Ecuador. El Gobierno colombiano se vio obligado a decretar el estado de emergencia social .

El pronóstico es sencillo: el caso Madoff no va a ser el último timo piramidal. La desmemoria actúa, y sacarle una rentabilidad mayor que nadie es siempre atractivo. Pero el refranero no suele equivocarse: nadie da duros por pesetas.

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