lunes, diciembre 15, 2008

Que el capo nos ayude

Por Bobac Minic, periodista (EL PERIÓDICO, 12/12/08):

La condena a muerte dictada por la Camorra contra el escritor Roberto Saviano por su libro Gomorra conmocionó al mundo y provocó un sinfín de artículos, comentarios y ensayos sobre el crimen organizado. Apareció un dato asombroso: las mafias ganan 130.000 millones de euros al año, superando los presupuestos de muchos países del mundo. Pero, atentos a Italia, olvidamos que las organizaciones mafiosas ya se han apoderado de otros países de nuestro entorno. Ante todo, de los nuevos estados balcánicos, en los que, después de la transición –marcada por una privatización escandalosa– proliferan los grupos mafiosos, a menudo más poderosos que los mismos estados.

Actualmente, en Sarajevo se procesa a los capos de un grupo que aterrorizaba a los ciudadanos, se apropiaba de los inmuebles, extorsionaba y compraba –sin pagar– empresas enteras. En una conversación telefónica interceptada y publicada (llena de connotaciones religiosas), dos de los implicados acordaban la contratación de un negro grande y fuerte para que violara a la hija de 12 años del policía que se atrevió a arrestarles. Uno de los interlocutores es el amigo íntimo de Bakir Izetbegovic, el hijo del ex presidente de Bosnia-Herzegovina y la persona más influyente del principal partido bosniomusulmán.

En Croacia, la inseguridad y el crimen organizado se convirtieron en el mayor obstáculo en su camino hacia la UE. Un asunto recientemente desvelado lo ilustra: al principio de la guerra, el cardenal de Zagreb entregó al ex presidente croata Franjo Tudjman un puñado de diamantes (de procedencia desconocida), que este pasó a un tal general Zagorec para la compra de armas en el mercado negro. Parece que el general se apropió del tesoro y desapareció.

El tardío intento del Gobierno de llevar al fugitivo ante la justicia acabó el mes pasado con el asesinato, en plena calle, de la hija de un abogado implicado en el caso y con el atentado con bomba contra el director y un redactor de la revista Nacional, que estaban dispuestos a testificar contra el general. La coincidencia con el caso de Sarajevo es que una de las víctimas, el dueño de la revista, Ivo Pukanic, implicado en todos los escándalos de Croacia en la última década, era el amigo personal del presidente de este país, Stipe Mesic.

PERO LOS políticos no son solo los protectores de los criminales. En EL PERIÓDICO he informado sobre los altos cargos políticos de Kosovo, incluido su primer ministro, que participaron en el tráfico de órganos de prisioneros civiles, secuestrados y trasladados a un hospital en Albania. El asunto ya está ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. El fiscal serbio, después de su investigación, ha aumentado a 500 el número de las víctimas del terrible acontecimiento.

La Fiscalía de Serbia debería también resolver el trasfondo político del asesinato del primer ministro de este país, Zoran Djindjic, y frenar el incesante goteo de los atentados, asesinatos y batallas campales de los clanes mafiosopolíticos. Eslovenia, aparentemente el Estado mas sólido y organizado de la región, vive hace semanas bajo la psicosis causada por la acusación de soborno millonario que un diario finlandés dirigió contra el exprimer ministro esloveno Janez Jansa (el candidato a secretario general de la OTAN), por la compra de unos carros de combate para el Ejercito de su país.

Por último, hace tres años, la Fiscalía de Nápoles acusó el primer ministro de Montenegro, Milo Djukanovic, de formar y liderar una organización criminal internacional. Hace unos días la dirección antimafia de Bari (Italia) acusó a 14 personas, la mayoría colaboradores de Djukanovic, por contrabando de tabaco a gran escala, mientras la Fiscalía de Berna (Suiza) abrió diligencias contra 10 personas por blanqueo de 1.000 millones de dólares procedentes del mismo delito. El nombre de Djukanovic ya no se menciona, lo que da alas a la insinuación de que el propio Djukanovic, que ya había abandonado la política, volvió a ella para obtener la inmunidad y así poder evitar la cárcel. Las mismas fuentes aseguran que el polémico reconocimiento de Kosovo por parte de Montenegro es fruto de la presión, la amenaza y el chantaje a los que la comunidad internacional sometió al mandatario montenegrino, ofreciéndole la inmunidad mientras obedeciera sus indicaciones.

POR TODO ESO no debería extrañar que el asesino de Zagreb (Croacia) es un sicario bosnio –el mismo que preparó el frustrado atentado contra el papa Juan Pablo II durante su visita a Bosnia–, miembro de una banda serbia que, por encargo, ya mató a decenas de personas en los Balcanes y el resto de Europa. Las mafias serbia, croata, bosnia y montenegrina forman parte de una organización territorial que coincide con las fronteras de la desaparecida Yugoslavia, consiguiendo así lo que no pudo lograr la política. Mantienen la misma colaboración en los asuntos exteriores: una banda compuesta por serbios, serbobosnios y croatas esta detrás del llamado robo del siglo, cometido hace unos días, en una joyería de París, de donde se llevaron joyas valoradas en 85 millones de euros.

Y mientras los jóvenes de la región se identifican con los mafiosos y les imitan en calles, tranvías y cafeterías, y así aseguran el futuro del crimen organizado, parece cada vez más creíble el dicho de que todos los estados tienen sus mafias, pero que solo en los Balcanes las mafias tienen sus estados.

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