Por YOLANDA MONGE - Washington - (ElPais.com, 14/03/2009)
La Administración de Barack Obama puso fin ayer a uno de los términos más usados en la guerra contra el terrorismo de George Bush. Desde ayer, el término combatiente enemigo queda eliminado, lo que significa que la autoridad que el anterior presidente se había arrogado queda anulada y sólo se podrá detener a los reos conforme al derecho internacional y las leyes del Congreso.
"A medida que nos acercamos hacia una nueva política para los detenidos en Guantánamo es necesario que ésta sea consistente con nuestros valores y el gobierno de la ley", dijo ayer el fiscal general de EE UU, Eric Holder. "El cambio que hemos acometido hoy [por ayer] cumple con esas expectativas y hará de nuestro país un lugar más fuerte".
Mientras que Bush expandió su poder hasta el extremo de inventar el término combatiente enemigo para circunvalar los convenios internacionales de protección de los detenidos, la nueva legislación que ahora se aplicará a los reos no se basa en la autoridad del presidente. Desde que Obama anunciara el cierre del centro de detención de Guantánamo, un día después de su toma de posesión, la Administración no ha parado de trabajar para ir cerrando flecos que permitan el traslado de los cerca de 250 prisioneros encerrados en la base naval militar en Cuba a EE UU o a terceros países.
La manera de enfrentar a los sospechosos de terrorismo "se basa en las leyes de guerra internacionales", dijo Holder. "Queda establecido que los individuos que apoyen a Al Qaeda o los talibanes serán detenidos sólo si se pueden probar esos hechos. Y queda establecido que no se podrá emplear el término combatiente enemigo", dijo Holder.
Tras los atentados terroristas en Washington y Nueva York de 2001, el entonces presidente Bush firmó una orden militar que permitía la detención y enjuiciamiento de "ciertos ciudadanos extranjeros en la guerra contra el terrorismo". En aquel texto se denominaba a los terroristas "combatientes enemigos", un término que pasó a ser de uso frecuente en la retórica bélica de la anterior Administración.
La Administración Bush abrió el centro de Guantánamo poco después del 11-S para encerrar y juzgar a esos combatientes enemigos. Bajo esa calificación y en un lugar que técnicamente no es territorio de Estados Unidos, el Gobierno dejaba fuera de la Convención de Ginebra, que protege a los prisioneros de guerra, y negaba la garantía del hábeas corpus a los prisioneros que mantenía ajenos al mundo.
La Administración de Barack Obama puso fin ayer a uno de los términos más usados en la guerra contra el terrorismo de George Bush. Desde ayer, el término combatiente enemigo queda eliminado, lo que significa que la autoridad que el anterior presidente se había arrogado queda anulada y sólo se podrá detener a los reos conforme al derecho internacional y las leyes del Congreso.
"A medida que nos acercamos hacia una nueva política para los detenidos en Guantánamo es necesario que ésta sea consistente con nuestros valores y el gobierno de la ley", dijo ayer el fiscal general de EE UU, Eric Holder. "El cambio que hemos acometido hoy [por ayer] cumple con esas expectativas y hará de nuestro país un lugar más fuerte".
Mientras que Bush expandió su poder hasta el extremo de inventar el término combatiente enemigo para circunvalar los convenios internacionales de protección de los detenidos, la nueva legislación que ahora se aplicará a los reos no se basa en la autoridad del presidente. Desde que Obama anunciara el cierre del centro de detención de Guantánamo, un día después de su toma de posesión, la Administración no ha parado de trabajar para ir cerrando flecos que permitan el traslado de los cerca de 250 prisioneros encerrados en la base naval militar en Cuba a EE UU o a terceros países.
La manera de enfrentar a los sospechosos de terrorismo "se basa en las leyes de guerra internacionales", dijo Holder. "Queda establecido que los individuos que apoyen a Al Qaeda o los talibanes serán detenidos sólo si se pueden probar esos hechos. Y queda establecido que no se podrá emplear el término combatiente enemigo", dijo Holder.
Tras los atentados terroristas en Washington y Nueva York de 2001, el entonces presidente Bush firmó una orden militar que permitía la detención y enjuiciamiento de "ciertos ciudadanos extranjeros en la guerra contra el terrorismo". En aquel texto se denominaba a los terroristas "combatientes enemigos", un término que pasó a ser de uso frecuente en la retórica bélica de la anterior Administración.
La Administración Bush abrió el centro de Guantánamo poco después del 11-S para encerrar y juzgar a esos combatientes enemigos. Bajo esa calificación y en un lugar que técnicamente no es territorio de Estados Unidos, el Gobierno dejaba fuera de la Convención de Ginebra, que protege a los prisioneros de guerra, y negaba la garantía del hábeas corpus a los prisioneros que mantenía ajenos al mundo.
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