domingo, diciembre 07, 2008

Pasando página en Irak

Por Eduardo Aguirre, embajador de EEUU en España (EL MUNDO, 05/12/08):

El descenso de la violencia, gracias al despliegue de fuerzas de seguridad en las calles de Mosul, me convenció para volver a casa». Son palabras de Firass Meja, madre de una familia de refugiados iraquíes que decidió regresar a Mosul. Su afirmación es mucho más que una simple historia en un país en guerra. Es un testimonio de los progresos, lentos pero continuos, que están realizando el pueblo iraquí y sus nuevos líderes. Debido al aumento de la seguridad, ahora pueden imaginar un futuro de prosperidad y libertad, posible gracias al compromiso y la dedicación del pueblo de Irak y también a Estados Unidos y sus socios de coalición.

Se ha escrito y dicho mucho recientemente sobre el lugar que el presidente George W. Bush ocupará en la Historia. Algunos predicen su condena, mientras que otros apoyan un veredicto más positivo. Comparto el punto de vista más favorable y creo que el modo en que salgan las cosas en Irak tendrá mucho que ver con una evaluación positiva por parte de la Historia.

Pero hablar de la Historia con mayúscula excede mis posibilidades, así que me gustaría aportar al debate una tesis centrada en un juicio más inmediato basado en hechos y resultados: aunque la crisis económica y el proceso electoral estadounidense han acaparado la atención mundial, en Irak se están logrando progresos notables y nos estamos aproximando a lo que, creo, se puede calificar razonablemente de éxito, si no todavía de victoria.

Nuestros progresos en Irak han sido reconocidos incluso por los detractores del presidente. Ofrecen lo que el diario londinense The Times denominó recientemente «la culminación de una de las victorias más espectaculares de la guerra contra el terror».

Es cierto, estoy convencido de que el presidente Bush alcanzará sus objetivos para Irak: la creación de un entorno que conduzca a un Irak libre y democrático, que sea estable y no represente una amenaza ni para sus vecinos ni para sus propios ciudadanos. Para contribuir al logro de estos objetivos, el presidente Bush estableció la política del aumento de las tropas en Irak, aprobado en enero de 2007, que supuso el despliegue de tropas adicionales con el compromiso renovado de combatir el terrorismo, crear seguridad para permitir que los ciudadanos iraquíes reanuden la vida normal y preparar a las fuerzas iraquíes para que asuman las operaciones de seguridad en el país. Como dijo el presidente Bush: «Si aumentamos nuestro apoyo en este momento crucial y ayudamos a los iraquíes a romper el actual ciclo de violencia, podremos adelantar la fecha en que nuestras tropas comiencen a regresar a casa».

Una señal de este éxito es el reciente acuerdo entre Estados Unidos y el Gobierno de Irak sobre las condiciones según las cuales las tropas de Estados Unidos y de la coalición permanecerán y trabajarán en el país, así como un esquema general de cómo empezarán a retirarse tan pronto como las fuerzas iraquíes estén preparadas para asumir la responsabilidad de la seguridad y el orden público. Estos acuerdos sobre las relaciones en materia de seguridad, economía, política y diplomacia no habrían sido posibles si las condiciones de seguridad no fueran infinitamente mejores. Los progresos han sido posibles gracias al gran trabajo de las fuerzas estadounidenses y de la coalición, al valor del pueblo iraquí y a la capacidad, el compromiso y la fortaleza cada vez mayores de las fuerzas de seguridad iraquíes.

Las políticas de la Administración Bush para crear seguridad y orden público han tenido como resultado los niveles de violencia más bajos en muchos años. La eficacia y la profesionalidad de las fuerzas de seguridad iraquíes siguen aumentando y los incidentes de seguridad en Irak han disminuido al nivel más bajo desde principios de 2004. Por ejemplo, los ataques de alto valor se han reducido un 70%, la violencia étnico-sectaria ha descendido un 96% y las bajas civiles han caído un 76% desde el año pasado por estas fechas.

Las operaciones lideradas con éxito por las fuerzas de seguridad iraquíes en Basora, Mosul y Ciudad Sadr para enfrentarse a Al Qaeda en Irak han ayudado a mejorar la seguridad en ciudades antes plagadas de insurgentes. A medida que las fuerzas iraquíes asumen funciones, se retiran las fuerzas estadounidenses. Cinco brigadas de combate, dos batallones y una unidad expedicionaria de Infantería de Marina que Estados Unidos había enviado como refuerzo y muchos de nuestros socios de la coalición han dejado Irak para regresar a casa, una retirada posible gracias al continuado aumento de la seguridad en el país. El número de soldados desplegados vuelve a ser el anterior al aumento y seguirá disminuyendo.

El Gobierno de Irak se ha hecho cargo de la reconstrucción y está trabajando para hacer frente a las necesidades del pueblo iraquí. Desde 2003, el Gobierno de Irak ha dedicado 85.000 millones de dólares a gastos de reconstrucción y seguridad, y Estados Unidos 50.000 millones de dólares. Estados Unidos no ha presupuestado fondos para grandes proyectos de reconstrucción desde 2005. El Ejecutivo iraquí sigue aumentando sus presupuestos de manera global: un presupuesto base seguido de una asignación complementaria aprobada por el parlamento iraquí en agosto de este año elevó el total a 72.000 millones de dólares, un aumento significativo desde los 41.000 millones de dólares de 2007.

Otra muestra de la creciente responsabilidad del Gobierno de Irak ante su pueblo es que recientemente asumió el pago del salario de aproximadamente 51.000 miembros de la milicia suní Hijos de Irak, que prestan servicio en la zona de Bagdad. Los Ministerios de Seguridad iraquíes están pagando más del 80% del coste anual de las Fuerzas Armadas y la Policía según el presupuesto de 2008.

Los líderes iraquíes están colaborando y progresando respecto a la reconciliación política. Aunque el trabajo aún no ha concluido, el Gobierno iraquí está consiguiendo progresos políticos. El Consejo de Representantes está superando las diferencias políticas e ideológicas para trabajar por el bienestar del pueblo iraquí y ha aprobado varias leyes, como una Ley de pensiones, una reforma de la desbaazificación, una Ley de Amnistía y una Ley de Poderes Provinciales. El Parlamento iraquí aprobó una Ley de Elecciones Provinciales, lo que permite la celebración de elecciones provinciales en Irak antes del 31 de enero de 2009. Ahora se pueden celebrar elecciones en Irak según un nuevo sistema que dará más voz a los iraquíes a la hora de elegir a sus representantes.

Los países vecinos han empezado a restablecer relaciones diplomáticas con Irak, una verdadera señal de la progresiva reintegración del país en la región. Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Bahréin, Siria, Jordania y la Liga de Estados Arabes han nombrado embajadores en Irak. Emiratos Arabes Unidos fue el primer país árabe que destinó a un embajador en Bagdad y condonó a Irak el 100% de la deuda, que ascendía a 7.000 millones de dólares aproximadamente.

Mandatarios de la región están viajando a Irak para establecer un diálogo productivo: el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el rey Abdalá de Jordania, el primer ministro de Líbano, Fuad Siniora, el ministro de Asuntos Exteriores de Egipto, Ahmed Abul Gheit, y el príncipe heredero de Emiratos Arabes Unidos, Mohamed bin Zayed, han visitado Bagdad.

Las fuerzas estadounidenses, de la coalición e iraquíes han logrado éxitos en la lucha contra los terroristas. Los combatientes de la fuerza terrorista, que en otro tiempo fueron más de 12.000, con bastiones en las regiones occidental y central de Irak, se han visto reducidos a 1.200 a lo largo de los dos últimos años.

Estos y otros ejemplos muestran claramente que la situación en Irak ha mejorado radicalmente y que hemos pasado una página respecto a la violencia y los disturbios en aquel país.

Aunque los años desde el 11-S han presentado retos, ha sido un gran placer para mí servir a mi país y al presidente Bush durante los últimos siete años. Nuestro éxito en Irak es un motivo de orgullo para todos los que formamos parte de la Administración Bush. En Irak, derrocamos a un terrible tirano que maltrataba a sus propios ciudadanos de maneras demasiado horribles para ser contadas y que atacó e invadió a sus vecinos con armas químicas y biológicas. Hoy, en su lugar, hay un Gobierno democrático que funciona y que busca la estabilidad interna y la armonía con sus vecinos. Hemos ayudado al pueblo de Irak a emprender el camino hacia la promesa de los muchos beneficios que el Gobierno democrático aportará a sus derechos humanos y civiles. Para mí, es un logro sumamente significativo y positivo.

Se dice que los periódicos escriben la primera versión de la Historia. Creo que ese primer borrador debe reconocer el notable éxito del presidente Bush para dar estabilidad y reducir la violencia en Irak. Incluso el presidente electo, Barack Obama, que no ha sido un partidario de las políticas del presidente Bush, lo ha reconocido: «Creo que el aumento de las tropas ha tenido un éxito que ha superado las expectativas…. Ha tenido éxito más allá de lo que jamás habríamos soñado».

Más allá de borradores y de sueños, el nuevo Irak ofrece a su pueblo un futuro mejor. Narmeen Haso, otra refugiada iraquí que ha vuelto a casa, explicó la situación en términos muy sencillos: «Mi marido es taxista. Si seguimos siendo refugiados, terminaremos consumiendo todos nuestros recursos. Volvemos a Mosul para trabajar». Las políticas de George W. Bush han creado un entorno que permite que los iraquíes vuelvan a su casa, vuelvan a su trabajo y construyan juntos un Irak nuevo, democrático y seguro.

Fuente: Bitácora AlmendrónTribuna Libre © Miguel Moliné Escalona

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