Con temperaturas de 14 bajo cero, en Bulgaria han cerrado decenas de colegios y han quedado suspendidas en los hospitales las intervenciones quirúrgicas no urgentes. Las calles de la capital están medio a oscuras. La calefacción en el transporte público ha quedado cortada varias horas al día. Y se vuelve a pedir la puesta en marcha de uno de los dos reactores de la central nuclear de Kozlodui, parado hace dos años a petición de Bruselas. No obstante, con el consumo reducido, el país dice que tiene reservas de gas para casi tres meses.
Si el Gobierno búlgaro mantiene su compromiso de clausura nuclear, el eslovaco ha amenazado con volver a poner en marcha la cerrada recientemente, salvo pronta solución del problema. La dependencia del gas ruso varía drásticamente según los países, con Eslovaquia, entre otros, en el extremo del 100% y España en el otro. En todo caso, son 18 los países europeos afectados por la crisis. Los más castigados son los del sureste del continente, a donde llegaba el gas a través de Ucrania. Serbia, dependiente al 87%, va a recibir socorro parcial desde Hungría para aliviar la situación de la minoría húngara de Voivodina.
Las principales economías europeas como Alemania, Italia o Francia, con distinto grado de dependencia de Rusia, no prevén problemas inmediatos. Roma discute una ley para acabar con las limitaciones a la extracción de gas en el norte del Adriático.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario