Por Miguel Ángel Sabadell (20minutos.es, 20.05.2008)
¿Cómo juzgamos a los demás y qué pasa en nuestros cerebros cuando lo hacemos? Rebeca Saxe es una neurocientífica que está interesada en entender cómo realizamos juicios morales; en definitiva, cómo interpretamos los pensamientos de los demás. Para ello hay que localizar la zona de nuestro cerebro que se activa: la unión temporoparietal (curiosamente, esta zona está involucrada en las experiencias de salida del cuerpo, según una investigación publicada en 2004 en la revista Brain).
El tipo de dilemas a los que fueron sometidos los voluntarios fueron del tipo si estaría bien cambiar la aguja de las vías de un tren sin control matando una persona en lugar de no hacerlo y matar a ocho. Fijémonos en lo sutil del asunto. Casi todos aprobaríamos moralmente a quien así lo hiciera y quizá reprobaríamos a quien no tocase la aguja, pues la conducta lógica es sacrificar a uno en beneficio de muchos. ¿Pero seguiríamos pensando lo mismo si la persona en cuestión era su madre?
¿Cuántos de nosotros seríamos capaces realmente de cambiar la aguja? Un trabajo publicado el año pasado en Nature revelaba una investigación realizada con 30 sujetos a los que se les colocaba en diversas situaciones en las que debían dañar a una persona para salvar a muchas. De los voluntarios, 6 sufrían de daños en el córtex prefrontal ventromedial (una pequeña región situada más o menos encima de los ojos) 12 los habían sufrido en otra parte del cerebro y los restantes no habían sufrido ningún tipo de daño. Los primeros mostraban ser "más fríos" en sus decisiones que el resto, posiblemente porque su lesión ha desconectado la razón de las emociones. De hecho, las personas con esta zona dañada suelen ser peleones e incapaces de tener remordimientos.
Para añadir más leña al fuego, otra investigación aparecida en 2007 en la revista científica Sleep demostraba que la falta de sueño hace que seamos más indulgentes en nuestros juicios y tomemos caminos que habiendo descansado no hubiéramos tomado. Ya ven, hay que consultar con la almohada.
¿Cómo juzgamos a los demás y qué pasa en nuestros cerebros cuando lo hacemos? Rebeca Saxe es una neurocientífica que está interesada en entender cómo realizamos juicios morales; en definitiva, cómo interpretamos los pensamientos de los demás. Para ello hay que localizar la zona de nuestro cerebro que se activa: la unión temporoparietal (curiosamente, esta zona está involucrada en las experiencias de salida del cuerpo, según una investigación publicada en 2004 en la revista Brain).
El tipo de dilemas a los que fueron sometidos los voluntarios fueron del tipo si estaría bien cambiar la aguja de las vías de un tren sin control matando una persona en lugar de no hacerlo y matar a ocho. Fijémonos en lo sutil del asunto. Casi todos aprobaríamos moralmente a quien así lo hiciera y quizá reprobaríamos a quien no tocase la aguja, pues la conducta lógica es sacrificar a uno en beneficio de muchos. ¿Pero seguiríamos pensando lo mismo si la persona en cuestión era su madre?
¿Cuántos de nosotros seríamos capaces realmente de cambiar la aguja? Un trabajo publicado el año pasado en Nature revelaba una investigación realizada con 30 sujetos a los que se les colocaba en diversas situaciones en las que debían dañar a una persona para salvar a muchas. De los voluntarios, 6 sufrían de daños en el córtex prefrontal ventromedial (una pequeña región situada más o menos encima de los ojos) 12 los habían sufrido en otra parte del cerebro y los restantes no habían sufrido ningún tipo de daño. Los primeros mostraban ser "más fríos" en sus decisiones que el resto, posiblemente porque su lesión ha desconectado la razón de las emociones. De hecho, las personas con esta zona dañada suelen ser peleones e incapaces de tener remordimientos.
Para añadir más leña al fuego, otra investigación aparecida en 2007 en la revista científica Sleep demostraba que la falta de sueño hace que seamos más indulgentes en nuestros juicios y tomemos caminos que habiendo descansado no hubiéramos tomado. Ya ven, hay que consultar con la almohada.
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