La cena con aquel ministro mexicano, a mitad de la presidencia de Vicente Fox (2000-2006), certificó hasta qué punto las grandes fortunas, monopolios y consorcios locales rechazan pagar los impuestos correspondientes a su cuantioso patrimonio en América Latina. No hay fuerza oficial para obligarles. El Ejecutivo de Fox había aceptado por aquellas fechas someter a la aprobación parlamentaria una miscelánea de medidas recaudatorias, a todas luces insuficientes para aumentar el gasto social contra la pobreza, que castiga al 50% de los 105 millones de mexicanos. "Si forzamos una verdadera reforma fiscal, los ricos nos tumban el Gobierno", reconoció el ministro. La sinceridad de la confesión enmudeció a los comensales.
Continúa leyendo este texto publicado por el Diario El País y escrito por JUAN JESÚS AZNÁREZ.
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