Por JOSÉ ELÍAS - Guatemala - (El País.com, 17/02/2009)
El anuncio de que el máximo líder de la revolución cubana, Fidel Castro, iba a ser condecorado con la Orden del Quetzal en el grado de Gran Collar, la máxima condecoración que otorga el Gobierno de Guatemala, ha tenido la virtud de resucitar viejas pasiones que subrayan lo poco que se ha avanzado en la construcción de la paz en esta nación centroamericana, 12 años después de que se pusiera fin a una guerra de guerrillas que ensangrentó al país durante casi cuatro décadas.
Como primera providencia, una misión de empresarios que se disponía a acompañar al presidente, Álvaro Colom, quien ayer inició una visita oficial de tres días a Cuba, anunció la suspensión del viaje, "porque la visita se tornó política, no comercial". Más contundente fue el presidente de la conservadora Cámara del Agro, Carlos Zúñiga, quien declaró a la prensa nacional: "Preferimos no ir, porque no estamos de acuerdo en darle la Orden a ese tirano".
La decisión no sólo ha causado polémica, sino también asombro, porque fue precisamente un "Gobierno empresarial", el de Álvaro Arzú (1996-2000), el que reanudó las relaciones diplomáticas con el régimen de La Habana, después de la ruptura orquestada por Estados Unidos tras el triunfo de la revolución cubana.
Desde el punto de vista de la patronal, el viaje a Cuba tampoco tiene mayor trascendencia en el ámbito comercial, donde las prioridades del sector productivo tienen tres objetivos muy concretos: Estados Unidos, la Unión Europea y los demás países centroamericanos, los principales clientes y proveedores de Guatemala.
Sí llama la atención el maniqueísmo que se ha dado a una decisión puramente diplomática. La patronal insta a "ver hacia adelante", mientras recuerda que el régimen castrista dio apoyo militar y estratégico a los grupos guerrilleros alzados en armas, en un conflicto que se cerró con 250.00 muertos y desaparecidos. Omite, eso sí, que Guatemala también prestó su territorio para entrenar a los cubanos que, con apoyo estadounidense, pretendieron derrocar al régimen castrista en el operativo que se cerró con un sonoro fracaso en la bahía de Cochinos.
Apoyo en capítulos sensibles
La distinción al ex presidente Castro obedece, principalmente, al apoyo cubano a Guatemala en capítulos tan sensibles como la salud y la educación. Un contingente de más de 500 médicos cubanos se encuentra trabajando desde hace más de 10 años en poblaciones aisladas de Guatemala cuyos habitantes jamás habían visto a un galeno.
Según estadísticas oficiales, hasta octubre de 2007 los médicos cubanos habían atendido a la población rural con 26 millones de citas y curaciones, y más de 40.000 intervenciones quirúrgicas. Esta labor fue reconocida en noviembre pasado, cuando la misión fue galardonada con la Orden del Quetzal, en el grado de Gran Comendador. Además, Cuba ha concedido becas para estudiar Medicina en la isla, un programa que ha beneficiado a más de 2.000 guatemaltecos.
Orden devaluada
La Orden del Quetzal fue instaurada por el dictador Jorge Ubico Castañeda (1930-1944), que presidió el primer Gobierno latinoamericano en reconocer al régimen de Francisco Franco, en 1936. Entre sus galardonados se encuentran personalidades como Benito Mussolini, y los también dictadores Alfredo Stroessner, de Paraguay; Augusto Pinochet, de Chile; Jorge Videla, de Argentina, y el boliviano Hugo Bánzer. Esta trayectoria ha hecho que muchos de los galardonados, como Alfonso Bahuer Paiz, uno de los intelectuales de izquierda más respetados de Guatemala, la hayan rechazado tajantemente, en una actitud que mereció el aplauso de los sectores democráticos del país.
El anuncio de que el máximo líder de la revolución cubana, Fidel Castro, iba a ser condecorado con la Orden del Quetzal en el grado de Gran Collar, la máxima condecoración que otorga el Gobierno de Guatemala, ha tenido la virtud de resucitar viejas pasiones que subrayan lo poco que se ha avanzado en la construcción de la paz en esta nación centroamericana, 12 años después de que se pusiera fin a una guerra de guerrillas que ensangrentó al país durante casi cuatro décadas.
Como primera providencia, una misión de empresarios que se disponía a acompañar al presidente, Álvaro Colom, quien ayer inició una visita oficial de tres días a Cuba, anunció la suspensión del viaje, "porque la visita se tornó política, no comercial". Más contundente fue el presidente de la conservadora Cámara del Agro, Carlos Zúñiga, quien declaró a la prensa nacional: "Preferimos no ir, porque no estamos de acuerdo en darle la Orden a ese tirano".
La decisión no sólo ha causado polémica, sino también asombro, porque fue precisamente un "Gobierno empresarial", el de Álvaro Arzú (1996-2000), el que reanudó las relaciones diplomáticas con el régimen de La Habana, después de la ruptura orquestada por Estados Unidos tras el triunfo de la revolución cubana.
Desde el punto de vista de la patronal, el viaje a Cuba tampoco tiene mayor trascendencia en el ámbito comercial, donde las prioridades del sector productivo tienen tres objetivos muy concretos: Estados Unidos, la Unión Europea y los demás países centroamericanos, los principales clientes y proveedores de Guatemala.
Sí llama la atención el maniqueísmo que se ha dado a una decisión puramente diplomática. La patronal insta a "ver hacia adelante", mientras recuerda que el régimen castrista dio apoyo militar y estratégico a los grupos guerrilleros alzados en armas, en un conflicto que se cerró con 250.00 muertos y desaparecidos. Omite, eso sí, que Guatemala también prestó su territorio para entrenar a los cubanos que, con apoyo estadounidense, pretendieron derrocar al régimen castrista en el operativo que se cerró con un sonoro fracaso en la bahía de Cochinos.
Apoyo en capítulos sensibles
La distinción al ex presidente Castro obedece, principalmente, al apoyo cubano a Guatemala en capítulos tan sensibles como la salud y la educación. Un contingente de más de 500 médicos cubanos se encuentra trabajando desde hace más de 10 años en poblaciones aisladas de Guatemala cuyos habitantes jamás habían visto a un galeno.
Según estadísticas oficiales, hasta octubre de 2007 los médicos cubanos habían atendido a la población rural con 26 millones de citas y curaciones, y más de 40.000 intervenciones quirúrgicas. Esta labor fue reconocida en noviembre pasado, cuando la misión fue galardonada con la Orden del Quetzal, en el grado de Gran Comendador. Además, Cuba ha concedido becas para estudiar Medicina en la isla, un programa que ha beneficiado a más de 2.000 guatemaltecos.
Orden devaluada
La Orden del Quetzal fue instaurada por el dictador Jorge Ubico Castañeda (1930-1944), que presidió el primer Gobierno latinoamericano en reconocer al régimen de Francisco Franco, en 1936. Entre sus galardonados se encuentran personalidades como Benito Mussolini, y los también dictadores Alfredo Stroessner, de Paraguay; Augusto Pinochet, de Chile; Jorge Videla, de Argentina, y el boliviano Hugo Bánzer. Esta trayectoria ha hecho que muchos de los galardonados, como Alfonso Bahuer Paiz, uno de los intelectuales de izquierda más respetados de Guatemala, la hayan rechazado tajantemente, en una actitud que mereció el aplauso de los sectores democráticos del país.
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