sábado, febrero 14, 2009

"La inestabilidad amenaza a África"

Por JOHN CARLIN - Johanesburgo - (El País.com, 15/02/2009)

Es el hombre de finanzas africano más conocido y respetado en el extranjero, el que lleva las cuentas de la economía más rica de África y el político más poderoso de su país. Trevor Manuel, ministro de Finanzas de Suráfrica desde 1996, lo deja muy claro: el continente más pobre de la tierra, en vías de desaparecer de las agendas de los países ricos, es el más vulnerable a la crisis económica mundial. Si las grandes potencias no desarrollan una estrategia global para enfrentar la crisis, si recurren al aislamiento y al proteccionismo, África correrá el riesgo de caer en el caos político.

"Tenemos una pistola apuntándonos a la cabeza", dice Manuel, que recuerda que durante la primera mitad de 2008, la extraordinaria demanda mundial de materia prima africana, especialmente petróleo y minerales, había alimentado expectativas de crecimiento optimistas. "No es cuestión de llorar, sino de buscar soluciones conjuntas, africanas y, ante todo, globales. Pero la realidad hoy es que el fantasma de la inestabilidad política se presenta como una seria posibilidad".

Manuel, la figura dominante de un nuevo colectivo financiero africano llamado el C-10, explica que los lazos vitales que unen la economía africana con el resto del mundo se están rompiendo. "China necesitaba crear empleos para 10 millones de personas al año y, para lograrlo, dependía de la fabricación de productos que los estadounidenses compraban en sus grandes almacenes. Casi todos nosotros tenemos los recursos minerales de los que dependía la superproducción china, y por eso en los últimos cinco años hemos vivido una época de bonanza sin precedentes". Pero la demanda estadounidense disminuye, la producción china cae y África se hunde.

Manuel, ex preso político y miembro destacado del Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela, cita el ejemplo de Zambia para demostrar la volatilidad de la inversión extranjera en África y la persistencia de lo que él llama "la antigua relación colonial". "Zambia es un gran productor de cobre. Hace 12 meses, 140 millones de personas se desplazaban por China para celebrar el año nuevo con sus familias. La gente se movilizaba de las grandes ciudades al campo. Pero hubo mucha nieve y, ante unos terribles problemas de abastecimiento eléctrico, muchos trenes dejaron de operar y mucha gente no llegó a su destino. Los chinos se abastecieron urgentemente de enormes cantidades de cobre zambiano para expandir su red eléctrica. Pero hoy tienen almacenado más de lo que necesitan. Y las consecuencias para Zambia, cuya economía depende de la exportación de este metal, amenazan con ser muy graves". Todos los países africanos sufren variantes del mismo síndrome. "La gente en el mundo rico no compra casas ni coches nuevos, lo cual implica que todo tipo de productos cuya fabricación depende de, por ejemplo, el cobalto o el aluminio, ya no tienen mercados".

África ha tenido un par de seguros de vida en los últimos años. Las remesas de los que han emigrado a EE UU y a Europa, y la cooperación externa. En ambos casos el panorama es desalentador. "En los tiempos de los esclavos se llevaban a los grandes y los fuertes, y dejaban atrás a los débiles y los enfermos. Hoy, los grandes y los fuertes se van por su propia voluntad, viven un infierno para atravesar el Mediterráneo y llegar al sur de Europa, encontrar un trabajo y un lugar para dormir. Con suerte empiezan a enviar remesas a casa. Pero ahora que de repente los europeos se ven obligados a competir por los mismos puestos de trabajo con los inmigrantes africanos, veremos desempleo y xenofobia, y las remesas caerán de manera drástica. El resultado es el empobrecimiento de los débiles que se han quedado en casa".

En cuanto a la cooperación, Manuel señala que los países del G-8 han cumplido sólo la mitad de los compromisos que firmaron en una cumbre celebrada en 2002. "Si ya se olvidaron parcialmente en tiempos de abundancia, no debe sorprendernos que el mundo rico demuestre poco apetito por cumplir sus compromisos hoy. Nadie va a declarar que es hora de olvidar la ayuda a los países pobres, pero muchos jefes de Gobierno europeos esperarán que ante las urgencias nacionales el tema caiga en la amnesia".

El dinero olvidado no sólo se destinaría a satisfacer necesidades humanas básicas, sino también a generar riqueza. "La idea era poder construir, por ejemplo, carreteras que lleguen al interior rural de Kenia. Si llega la carretera, llega el fertilizante, llega el almacenaje en frío. Tu vida puede cambiar, ya que de repente puedes vender espárragos en los supermercados europeos. Pero sin la carretera, sin el fertilizante y sin el almacén, estás muerto".

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