Por Cecilia Liñán, endocrinóloga, Institut Català d´Endocrinologia (LA VANGUARDIA, 13/02/11):
Prevenir el deterioro físico y psíquico que conlleva el paso del tiempo, evitar la decrepitud a la que puede conducirnos la prolongación de la edad, conseguir dar calidad de vida al paso de los años es, sin duda, el objetivo fundamental de la mayoría de los hombres y mujeres del planeta.
Hasta comienzos del siglo XX la esperanza de vida era de 30 años. Actualmente, según datos de la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, celebrada en Madrid en abril del 2002, el 10% de la población mundial tiene más de 60 años y el 2% superará los 80. Dicho esto, lo primero que nos preguntamos es ¿qué es el envejecimiento biológico? El envejecimiento biológico es un proceso de deterioro de la estructura y función celular, con una disminución de su capacidad de adaptación .
Existen numerosas teorías para explicar el envejecimiento. Pero la teoría más en boga actualmente para explicar el envejecimiento es la de los radicales libres, que son moléculas con un electrón impar en su órbita exterior, altamente reactivas. La consecuencia de estas reacciones genera una desorganización en las membranas celulares de nuestro organismo que provoca oxidación celular.
Durante el envejecimiento, la mayoría de las funciones de los diversos órganos y tejidos del organismo van disminuyendo su actividad, ya sea por alteraciones en la actividad metabólica celular o por procesos que afectan a dichas células. Entre los primeros cabe destacar el aumento progresivo de los radicales libres, mientras que entre los segundos, los depósitos de sales y el déficit de riego sanguíneo afectan la función y el aporte de nutrientes, respectivamente.
Hoy en día determinar la edad biológica como medida de los cambios fisiológicos y psicológicos que ocurren al envejecer provoca un gran interés entre especialistas de medicina preventiva, porque la edad cronológica presenta una gran ambigüedad como marcador del grado real de envejecimiento expresado en pérdida de rendimiento funcional.
Todos los sujetos humanos sufren un proceso de involución con el paso del tiempo, el ritmo de esta pérdida de facultades varía mucho entre unas personas y otras y está influido por múltiples factores (herencia, sexo, alimentación, ejercicio, tabaco, alcohol, etcétera) y las enfermedades padecidas.
Por tanto, determinar la edad biológica o edad real de las personas tiene un gran interés práctico, al proporcionar un instrumento de gran valor para la detección precoz de factores de riesgo.
Pero esta idea tan sugestiva no es tan fácil de conseguir, ya que una edad biológica integrada como sería deseable obtener no es posible, ya que cada sistema fisiológico envejece a un ritmo diferente, por lo que un mismo individuo tiene varias edades biológicas: una diferente para cada sistema fisiológico. Por lo que tendríamos que hablar de “perfil de edad biológica”, y con ello poder demostrar que una persona puede ser biológicamente más vieja en unos parámetros que en otros.
El organismo entrará en decadencia cuando los órganos pierdan su capacidad reparadora de las células dañadas. Todo ser envejece, pero el cómo depende de sus hábitos, de su estilo de vida, de su herencia genética, incluso del medio en que viva y de su alimentación. Todas estas cosas influyen, pero ninguna de forma definitiva. La herencia genética, lo que heredamos de nuestros antepasados, es un dato biológico de gran importancia, pero su peso no es absoluto. La herencia genética es como un capital que heredamos de nuestros padres, pero que podemos administrar bien, mal o regular. Pero será nuestro estilo de vida el que nos permitirá o no alcanzar la longevidad. El control del estrés, un adecuado ejercicio físico y una dieta equilibrada, con la posibilidad de administrar suplementos nutricionales y el tratamiento hormonal de sustitución correcto, individualizado y pactado con el paciente debidamente informado, así como el estudio y el tratamiento de los factores de riesgo de cada individuo, pueden ser de gran utilidad.
Es curioso que en nuestro país las unidades de estudio del envejecimiento se ofrezcan al consumidor desde los servicios de cirugía estética, por aquello de quea ellos acuden pacientes sanos motivados y a veces obsesionados por su cuerpo. Pero el estudio del envejecimiento es muy complejo y está sometido a constantes debates en el mundo científico. Deben ser grupos interdisciplinares formados por investigadores básicos con la colaboración de los clínicos: cardiólogos, dermatólogos, endocrinólogos, geriatras, ginecólogos, internistas, neurólogos, reumatólogos y uro-andrólogos, según las características de cada paciente, los que deben ir avanzando y profundizando en este mundo para informar, asesorar y tratar al paciente que quiere dar calidad de vida a sus años y prevenir factores de riesgo.
Para envejecer saludablemente hay que vivir saludablemente.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
No hay comentarios.:
Publicar un comentario