Amy Goodman (Democracy now!, 18 de agosto de 2011)
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¿Qué tienen en común el asesinato por parte de la policía de un hombre sin techo en San Francisco y los levantamientos populares de la Primavera árabe, de Túnez a Siria?: el intento de eliminar las protestas que siguieron a esos acontecimientos. En este mundo digitalizado, la libertad de comunicación es visualizada cada vez más como un derecho fundamental. La comunicación abierta provoca revoluciones y puede derrocar dictadores. Cuando los gobiernos temen al poder del pueblo, reprimen, intimidan e intentan silenciarlo, ya sea en la Plaza Tahrir o en el centro de San Francisco.
Charles Blair Hill murió el 3 de julio tras recibir un disparo del policía James Crowell en la estación Centro Cívico del sistema de transporte público de la ciudad de San Francisco, conocido como BART. Aparentemente, la policía del BART habría respondido a llamadas de denuncia acerca de un hombre ebrio en la plataforma de trenes subterráneos. Según la policía, Hill les lanzó una botella de vodka a los dos oficiales y luego los amenazó con un cuchillo, momento en el cual Crowell le disparó. Hill murió en el hospital.
El asesinato de Hill provocó de inmediato fuertes protestas en contra de la policía del BART, similares a las que siguieron al asesinato de Oscar Grant por parte del mismo cuerpo policial el día de Año Nuevo de 2009. Grant estaba esposado, con la cabeza contra el piso en una plataforma del subterráneo. Un policía lo tenía agarrado cuando otro oficial le disparó a quemarropa por la espalda y lo mató. El incidente fue filmado por al menos dos teléfonos celulares. El oficial del BART que le disparó, Johannes Mehserle, cumplió una condena de apenas poco más de siete meses de prisión por el asesinato.
El 11 de julio, una masiva protesta interrumpió el servicio en la estación del Centro Cívico de la ciudad de San Francisco. Cuando estaba por tener lugar otra gran protesta el 11 de agosto, la policía del BART tomó una medida sin precedentes en la historia de Estados Unidos: inhabilitó el servicio de telefonía celular dentro del sistema de trenes subterráneos.
“Sin duda lo que sucedió en San Francisco sienta un terrible precedente. Es el primer incidente conocido en que el gobierno inhabilita una red de telefonía celular para impedir que la gente participe en protestas políticas”, me dijo Catherine Crump, de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés). “Todos dependemos de las redes de telefonía celular. La gente las utiliza para todo tipo de comunicación que no tiene nada que ver con una protesta. Y esta es realmente una reacción excesiva y exagerada de la policía”.
El corte del servicio de celulares fue defendido por las autoridades del BART, que afirmaron que fue realizado para proteger la seguridad pública. Las reacciones de activistas por la libertad de expresión en todo el mundo no se hicieron esperar. Quienes se oponen a la censura que efectuó el BART comenzaron a utilizar la etiqueta #muBARTak en Twitter para vincular el incidente a lo sucedido en Egipto.
Cuando el sitiado dictador egipcio Hosni Mubarak interrumpió el servicio de telefonía celular e Internet, los manifestantes que se encontraban en la Plaza Tahrir idearon nuevas formas de hacer circular las noticias sobre lo que estaba sucediendo. Un grupo activista denominado Telecomix, una organización de voluntarios que apoya la libertad de expresión y aboga por una Internet libre y abierta, habilitó 300 cuentas de Internet a través de telefonía fija y mediante conexión dial up que permitió a militantes y periodistas egipcios tener acceso a Internet para publicar tweets, fotos y videos de la revolución.
“En Túnez, Egipto, Libia y Siria estuvimos muy activos para tratar de mantener Internet en funcionamiento a pesar de los enormes esfuerzos de los gobiernos por interrumpir el servicio.”, me dijo Peter Fein, activista de Telecomix. “Telecomix cree que la mejor forma de apoyar la libertad de expresión y la libre comunicación es mediante la construcción de herramientas que podamos utilizar para proveernos de esos derechos, en lugar de esperar a que los gobiernos los respeten”.
Así como los grupos de activismo hacker (popularmente conocido como 'hacktivismo') apoyan revoluciones en el extranjero, pueden ayudar a movimientos de protesta también en Estados Unidos. Como represalia ante la inhabilitación de los celulares llevada a cabo por el BART, un colectivo de hackers decentralizado llamado Anonymous hackeó su sitio web. En una jugada controvertida, Anonymous también publicó información acerca de más de 2.000 pasajeros del BART para dejar en evidencia las lamentables normas de seguridad informática de este servicio.
El cuerpo de policía del BART dice que el FBI está investigando el ataque de Anonymous. Entrevisté a un miembro de Anonymous que se hace llamar “Comandante X” en Democracy Now! Su voz fue distorsionada para proteger su anonimato. Me dijo por teléfono: “Una pequeña organización como BART mata a gente inocente, dos o tres personas en los últimos años, y luego tiene el tupé de además cortar el servicio de celulares y actuar igual que un dictador en Medio Oriente. ¿Cómo se atreven a hacer esto en Estados Unidos de América?”.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2011 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español. Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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