lunes, marzo 12, 2007

La campaña del millón de firmas

Por Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz.
Traducción de Rima Sheermohammadi (EL PERIÓDICO, 11/03/07):

Irán es el único país de Oriente Medio que cuenta con más mujeres universitarias que hombres, puesto que ellas suman más del 65% de la población estudiantil. Mucho antes que sus congéneres en Suiza, las mujeres iranís obtuvieron el derecho a voto y acceso al Parlamento. A pesar de que el número de parlamentarias siempre ha sido menor que el de los hombres –un 5%, en la actualidad–, no se puede negar el hecho de que ellas han tenido presencia en los escaños a lo largo de todos estos años, y que en ningún momento han estado del todo ausentes. Asimismo, hoy en día, una gran parte del profesorado universitario en distintos campos, son mujeres. También participan en puestos directivos y administrativos. Lo curioso es que el hecho de que la mujer cuente con este espacio social no es propio solo del siglo XXI. Ya en la antigua Persia y en los primeros años del cristianismo, dos mujeres ocuparon el trono de la monarquía y fueron nombradas gobernantes.

Sin embargo,aun teniendo esta situación un tanto privilegiada, después de la Revolución Islámica se aprobaron leyes discriminatorias con el fin de debilitar la identidad de la mujer iraní. Podemos citar unas cuantas. Por ejemplo, en Irán la poligamia es legal. Una mujer casada, si quiere viajar, debe obtener el consentimiento de su esposo. El valor de la vida de una mujer corresponde a la mitad del valor de la de un hombre; por tanto, si hay un accidente y un coche atropella a un hombre y a una mujer, y los lesiona a ambos, la indemnización a la que la mujer tiene derecho es la mitad que la del hombre. En un juicio, el testimonio de dos mujeres iguala al de un solo hombre.

Las mujeres, en Irán, sufren estas leyes contrarias a su cultura, y por esta misma razón el movimiento feminista en ese país tiene un alcance y arraigo importantes. Es un movimiento que no tiene un líder, ni una oficina o sucursal, sino que su lugar está en el interior del hogar de todo iraní que cree en la igualdad de derechos. Este hecho ha fortalecido su causa, puesto que no hay un líder al que secuestrar o corromper para impedir que el movimiento cumpla sus objetivos, y ha impedido que el Gobierno iraní pudiera detener su progreso.

El movimiento feminista en Irán ha logrado hasta la fecha un avance considerable, al conseguir cambiar algunas leyes en favor de las mujeres. Entre ellas, la ley concerniente a la custodia de los hijos, que fue aprobada en enero del 2004, y cuyo cambio favoreció a las madres. Las actividades no se han detenido con este logro y, hasta que no se consiga una igualdad absoluta entre los derechos de la mujer y el hombre, no cesarán.

Últimamente, se está realizando una campaña en Irán, llamada Un millón de firmas, en la que cada mujer y cada hombre iranís que no estén conformes con las leyes discriminatorias pueden firmar una declaración en la que manifiesta su desacuerdo. Para la recogida de las firmas se han seguido dos métodos. Uno es promover el acceso a la página http://www.we-change.org/, donde el usuario puede obtener toda la información necesaria y posteriormente firmar el documento si desea participar. Muchas personalidades de renombre internacional, como el dalái lama, Desmond Tutu, el presidente de Costa Rica y todas las mujeres ganadores del Premio Nobel han manifestado de esta manera su pleno apoyo. La otra forma es reunir las adhesiones cara a cara: un grupo de mujeres jóvenes y voluntarias, tras recibir un curso de formación de corta duración, se entrevistan con otras mujeres en lugares como plazas de la ciudad, centros comerciales, estaciones de tren y autobús, oficinas del Gobierno y, en algunas ocasiones, incluso en casas particulares; allí les informan sobre las leyes discriminatorias hacia la mujer que mantiene el Ejecutivo, y luego solicitan las firmas. Este segundo método tiene la ventaja de que, además de obtener las firmas, consigue hacer llegar información y ayuda a las mujeres para que conozcan su situación desfavorable ante la ley.

La duración de esta campaña es de dos años, pero, según los pronósticos, seguramente terminará antes de la fecha prevista. Sus objetivos son concienciar a los ciudadanos sobre las leyes desfavorables hacia la mujer en Irán y anunciar el deseo de las mujeres y de los hombres de rectificar las leyes discriminatorias ante el Gobierno de la República Islámica de Irán y la opinión pública a nivel internacional.

Tras alcanzar el número de firmas previsto, los nombres de los firmantes se publicarán en la página http://www.we-change.org/. Además, se contabilizarán las prioridades de cambios legales elegidas por estos, y un grupo de letrados propondrán esas prioridades al Parlamento en forma de nuevas leyes.

Una de las constataciones más importantes de la iniciativa Un millón de firmas es la alta participación registrada por parte de los hombres iranís, hecho que demuestra que ellos también son conscientes de que la democracia sin el respeto a los derechos de la mujer no es posible, y que el movimiento feminista en cualquier país es el camino que se forja para alcanzar una verdadera democracia, no una importada. Invito a todos los lectores a que se dirijan a la citada página de internet con el fin de conocer los objetivos del movimiento feminista en Irán.

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