Artículo firmado por Augusto Zamora R., profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid (EL MUNDO, 08/02/07):
Este mes de enero han tomado posesión de sus cargos dos nuevos presidentes de izquierda: Daniel Ortega, en Nicaragua, y Rafael Correa, en Ecuador. En Venezuela, Hugo Chávez juró otra vez como presidente. Nunca como ahora han coincidido tantos gobiernos progresistas y de izquierda en Latinoamérica, ni tantos países -a los que debe agregarse un México fracturado y en grave crisis política- se han visto sumergidos en procesos de cambio, cuya variada intensidad no les resta singularidad. Dentro de este panorama excepcional deben incluirse los movimientos populares de países como Costa Rica y Colombia que, aunque sin fuerza para alcanzar el poder, se han convertido en actores inéditos en sus respectivos países, condicionando con su voto el resultado de los procesos electorales. Esta eclosión de la izquierda latinoamericana no es, ni mucho menos, casual. Es la consecuencia natural de una suma de factores internos e internacionales, no siempre a la vista, que han permitido forjar amplias coaliciones políticas progresistas con el fin de alcanzar el poder por medio de elecciones.
Este mes de enero han tomado posesión de sus cargos dos nuevos presidentes de izquierda: Daniel Ortega, en Nicaragua, y Rafael Correa, en Ecuador. En Venezuela, Hugo Chávez juró otra vez como presidente. Nunca como ahora han coincidido tantos gobiernos progresistas y de izquierda en Latinoamérica, ni tantos países -a los que debe agregarse un México fracturado y en grave crisis política- se han visto sumergidos en procesos de cambio, cuya variada intensidad no les resta singularidad. Dentro de este panorama excepcional deben incluirse los movimientos populares de países como Costa Rica y Colombia que, aunque sin fuerza para alcanzar el poder, se han convertido en actores inéditos en sus respectivos países, condicionando con su voto el resultado de los procesos electorales. Esta eclosión de la izquierda latinoamericana no es, ni mucho menos, casual. Es la consecuencia natural de una suma de factores internos e internacionales, no siempre a la vista, que han permitido forjar amplias coaliciones políticas progresistas con el fin de alcanzar el poder por medio de elecciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario