Por Neil Kinnock, comisario británico durante de 10 años y líder de Partido Laborista; Denis MacShane, Joyce Quine y Keith Vatz ex ministros británicos de Asuntos Europeos; y Gary Titley, líder del grupo laborista en el Parlamento Europeo. Traducción de News Clips (EL PAÍS, 17/03/07):
No acostumbramos comentar la política nacional de otros países con Gobiernos elegidos democráticamente, ni intervenir en sus debates internos. Sin embargo, el pasado sábado, el Partido Popular organizó una manifestación en las calles de Londres para protestar contra la política antiterrorista del presidente Zapatero. No tenemos la más mínima objeción en cuanto a que los partidos de la oposición usen el Reino Unido como plataforma para expresar sus opiniones, pero en esta ocasión no podemos dejar pasar sin comentario alguno la protesta escenificada en nuestro país.
Todos nosotros hemos estado profundamente implicados en los asuntos europeos, tanto en la Comisión y el Parlamento europeos como en los ministerios para Europa de los Gobiernos británicos. Y todos hemos trabajado codo con codo junto a nuestros colegas españoles de Gobiernos de izquierdas y de derechas. Sabemos que el terrorismo de ETA es un mal y hemos colaborado durante muchos años con los diferentes Gobiernos españoles para erradicar este cáncer cuando ha buscado refugio en Reino Unido, viniera de donde viniera. Nuestro Gobierno seguirá haciéndolo. Y el primer ministro Tony Blair también ha dejado claro que también seguiremos apoyando al Gobierno español en su búsqueda de la paz y de una solución al problema vasco. No pueden compararse directamente los dos procesos, pero sabemos por nuestra experiencia con Irlanda del Norte que el diluir un conflicto político violento puede ser largo y doloroso.
Para poder seguir adelante se deben tomar decisiones difíciles. Ésa es la labor de los Gobiernos elegidos democráticamente. Como dijo Tony Blair en su visita a Madrid del pasado año: “Lo único que he aprendido [de Irlanda del Norte] es que no hay modo de hacer que estas cosas funcionen si no es con una determinación tenaz de conseguir el éxito… Hay muchos altibajos y muchas dificultades, pero merece la pena perseverar y, aunque a veces es difícil hacerlo, éste es siempre el buen camino”.
En los países libres, encontrar la solución a problemas complicados es tarea de los Gobiernos y de los partidos de la oposición. En nuestra opinión, es poco probable que exportar la crispación a las calles de Londres favorezca ese proceso. Y aún menos cuando el debate se centra exclusivamente en un asunto específico de un país, aunque sea uno tan grave como el terrorismo doméstico.
Hemos visto de primera mano la contribución que puede hacer España en los foros internacionales y la importancia que tiene como socio en Europa. Como una de las economías más fuertes del Continente, España ha participado activamente en la elaboración de la actual política de la Unión Europea y, en la actual situación de fluidez en cuanto al futuro de la UE, sabemos que su voz será importante a la hora de guiar los próximos pasos.
La seguridad común y el bienestar de los ciudadanos europeos dependen, por ejemplo, de que encontremos soluciones consensuadas a varios problemas que se nos presentan ahora a todos. El cambio climático podría tener consecuencias profundas y perjudiciales para todos los países, y para hacerle frente se requiere una acción conjunta. Europa ha guiado el camino en lo referente al cambio climático; ahora está a punto de dar otro paso adelante y necesitará redoblar sus esfuerzos de nuevo en los años venideros. El crimen organizado y el tráfico de personas no conocen fronteras ni límites internacionales, y sólo podemos ocuparnos de ellos mediante la acción colectiva. La inmigración en toda Europa es un fenómeno que está transformando comunidades y ciudades, desde Sevilla hasta Estocolmo. La futura gestión de los flujos migratorios, que tienen un impacto muy real en las vidas de los ciudadanos, debe guiarse por políticas que sean sensatas y justas para todos.
Encontrar las políticas correctas requiere serias discusiones y debates que impliquen a todo el mundo, porque estamos hablando de problemas reales e importantes para todos los europeos. Para los electores que tenemos el privilegio de representar aquí, en Gran Bretaña, y para el pueblo español. Y para que eso suceda, debemos mirar hacia afuera, no hacia adentro.
No acostumbramos comentar la política nacional de otros países con Gobiernos elegidos democráticamente, ni intervenir en sus debates internos. Sin embargo, el pasado sábado, el Partido Popular organizó una manifestación en las calles de Londres para protestar contra la política antiterrorista del presidente Zapatero. No tenemos la más mínima objeción en cuanto a que los partidos de la oposición usen el Reino Unido como plataforma para expresar sus opiniones, pero en esta ocasión no podemos dejar pasar sin comentario alguno la protesta escenificada en nuestro país.
Todos nosotros hemos estado profundamente implicados en los asuntos europeos, tanto en la Comisión y el Parlamento europeos como en los ministerios para Europa de los Gobiernos británicos. Y todos hemos trabajado codo con codo junto a nuestros colegas españoles de Gobiernos de izquierdas y de derechas. Sabemos que el terrorismo de ETA es un mal y hemos colaborado durante muchos años con los diferentes Gobiernos españoles para erradicar este cáncer cuando ha buscado refugio en Reino Unido, viniera de donde viniera. Nuestro Gobierno seguirá haciéndolo. Y el primer ministro Tony Blair también ha dejado claro que también seguiremos apoyando al Gobierno español en su búsqueda de la paz y de una solución al problema vasco. No pueden compararse directamente los dos procesos, pero sabemos por nuestra experiencia con Irlanda del Norte que el diluir un conflicto político violento puede ser largo y doloroso.
Para poder seguir adelante se deben tomar decisiones difíciles. Ésa es la labor de los Gobiernos elegidos democráticamente. Como dijo Tony Blair en su visita a Madrid del pasado año: “Lo único que he aprendido [de Irlanda del Norte] es que no hay modo de hacer que estas cosas funcionen si no es con una determinación tenaz de conseguir el éxito… Hay muchos altibajos y muchas dificultades, pero merece la pena perseverar y, aunque a veces es difícil hacerlo, éste es siempre el buen camino”.
En los países libres, encontrar la solución a problemas complicados es tarea de los Gobiernos y de los partidos de la oposición. En nuestra opinión, es poco probable que exportar la crispación a las calles de Londres favorezca ese proceso. Y aún menos cuando el debate se centra exclusivamente en un asunto específico de un país, aunque sea uno tan grave como el terrorismo doméstico.
Hemos visto de primera mano la contribución que puede hacer España en los foros internacionales y la importancia que tiene como socio en Europa. Como una de las economías más fuertes del Continente, España ha participado activamente en la elaboración de la actual política de la Unión Europea y, en la actual situación de fluidez en cuanto al futuro de la UE, sabemos que su voz será importante a la hora de guiar los próximos pasos.
La seguridad común y el bienestar de los ciudadanos europeos dependen, por ejemplo, de que encontremos soluciones consensuadas a varios problemas que se nos presentan ahora a todos. El cambio climático podría tener consecuencias profundas y perjudiciales para todos los países, y para hacerle frente se requiere una acción conjunta. Europa ha guiado el camino en lo referente al cambio climático; ahora está a punto de dar otro paso adelante y necesitará redoblar sus esfuerzos de nuevo en los años venideros. El crimen organizado y el tráfico de personas no conocen fronteras ni límites internacionales, y sólo podemos ocuparnos de ellos mediante la acción colectiva. La inmigración en toda Europa es un fenómeno que está transformando comunidades y ciudades, desde Sevilla hasta Estocolmo. La futura gestión de los flujos migratorios, que tienen un impacto muy real en las vidas de los ciudadanos, debe guiarse por políticas que sean sensatas y justas para todos.
Encontrar las políticas correctas requiere serias discusiones y debates que impliquen a todo el mundo, porque estamos hablando de problemas reales e importantes para todos los europeos. Para los electores que tenemos el privilegio de representar aquí, en Gran Bretaña, y para el pueblo español. Y para que eso suceda, debemos mirar hacia afuera, no hacia adentro.
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