Publicado en Democracy now! en español, 31 de Mayo de 2011
Escuche/Vea/Lea (en inglés)
Escuche (en español y en inglés)
Poco después de haber regresado a su hogar este fin de semana por primera vez tras el golpe de Estado de 2009, Manuel Zelaya se sentó con los periodistas de Democracy Now! para concedernos una entrevista exclusiva.
Manuel Zelaya nos explica por qué cree que Estados Unidos estuvo detrás el golpe y qué ocurrió exactamente el 28 de junio de 2009, cuando un grupo de soldados hondureños encapuchados lo secuestraron a punta de pistola y lo subieron a un avión que se detuvo para recargar combustible en Palmerola –base militar estadounidense en Honduras-, con rumbo a Costa Rica. “Este golpe de Estado fue realizado por la derecha estadounidense”, asegura Zelaya. “El Departamento de Estado de Estados Unidos siempre negó toda vinculación del gobierno estadounidense con el golpe de Estado, y lo sigue haciendo. No obstante, todas las pruebas incriminan al gobierno estadounidense. Y todas las medidas tomadas por el régimen de facto, o por el régimen golpista, es decir por quienes ejecutaron el golpe, favorecen las políticas industriales, militares y financieras de Estados Unidos en Honduras”.
AMY GOODMAN: Poco después de haber regresado a su hogar este fin de semana por primera vez tras el golpe de Estado de 2009, Manuel Zelaya se sentó con los periodistas de Democracy Now! para concedernos una entrevista exclusiva. Nos explica por qué cree que Estados Unidos estuvo detrás del golpe y qué ocurrió exactamente el 28 de junio de 2009, cuando un grupo de soldados hondureños encapuchados lo secuestraron a punta de pistola y lo subieron a un avión que se detuvo para recargar combustible en Palmerola –base militar estadounidense en Honduras-, con rumbo a Costa Rica. “Este golpe de estado fue realizado por la derecha estadounidense”, asegura Zelaya. “El Departamento de Estado de Estados Unidos siempre negó toda vinculación del gobierno estadounidense con el golpe de Estado, y lo sigue haciendo. No obstante, todas las pruebas incriminan al gobierno estadounidense. Y todas las medidas tomadas por el régimen de facto, o por el régimen golpista, es decir por quienes ejecutaron el golpe, favorecen las políticas industriales, militares y financieras de Estados Unidos en Honduras”.
Democracy Now! viajó el sábado con el presidente Zelaya desde Managua, Nicaragua a Honduras. El domingo nos sentamos a conversar en su casa de Tegucigalpa. Le pedí al presidente Zelaya que me contara que pasó el día del golpe de Estado, el 28 de junio de 2009.
MANUEL ZELAYA: Un presidente electo por el pueblo fue sacado a balazos una madrugada en ropa de cama y dejado abandonado en Costa Rica, en el aeropuerto.
AMY GOODMAN: Pero primero, ¿nos puede decir que pasó exactamente aquí aquel día? ¿Qué hora era? ¿Qué fue lo que escuchó? ¿Cómo se despertó?
MANUEL ZELAYA: Yo llegué a las tres y media de la mañana. Al día siguiente teníamos una encuesta de opinión publica a nivel nacional. Un referendo no vinculante, era solo de opinión, catorce mil urnas colocadas en todo el país. Y se creó una conspiración internacional para decir que aquí estaba entrando el comunismo. Que aquí estaba entrando el Plan Caracas para destruir a Estados Unidos. Y que estábamos destruyendo el imperio norteamericano si dejaban que esa encuesta se realizara. Muchos incautos, empresarios, y grupos de poder cayeron en esa trampa. Este golpe de Estado lo dio la derecha norteamericana de Honduras.
Esa madrugada empezaron a someter a la guardia de honor, más o menos a las cinco y quince de la mañana. Empezaron disparos aislados, algunos disparos en esta calle y otros por la parte de atrás de la casa. Usted ve, esta es una pequeña casa de clase media; es fácil asaltarla. Yo me desperté a los balazos, bajé en ropa de cama a la primera planta, al patio de la parte de afuera. En el momento en que los balazos estaban impactando en las puertas de afuera, yo me tiré. Mi primera reacción fue tirarme al suelo y cubrirme de los balazos.
Cuando los militares, en ese momento, entraron al patio de atrás. Me amenazaron con sus rifles M-16. Y me dijeron que era una orden militar. Eso fue a gritos porque querían que yo me sometiera, que entregara el celular que tenía. No eran más de unos diez militares con capucha los que entraron a la casa, pero afuera había como doscientos o trescientos. Solo se veían los ojos, y me rodearon. Me amenazaron que iban a disparar y yo le dije si tiene orden de disparar que dispare; pero sepa que le está disparando al Presidente de la república y usted es un subalterno. Y ellos no dispararon. Sino que solo me sometieron a que los acompañara al vehículo, así, en ropa de cama. Aterrizamos en la base militar norteamericana Palmerola, ahí se reabasteció de combustible. Hubieron movimientos afuera, yo no sé con quién hablaron. Como unos quince o veinte minutos estuvimos ahí y después a Costa Rica. Lo demás es público.
AMY GOODMAN: ¿Por qué fue trasladado a la base militar de Estados Unidos? No es muy lejos volar de Tegucigalpa a Costa Rica. ¿Por qué lo llevaron antes a una base militar estadounidense? Supongo que tienen que haber contado con el permiso del ejército de Estados Unidos.
MANUEL ZELAYA: Mire, el Departamento de Estado siempre ha negado y sigue negando su vinculación con el golpe. Sin embargo, todas las pruebas los incriminan. Y todas las acciones que hace el gobierno de facto del golpista es para favorecer la política industrial, militar y financiera de Estados Unidos en Honduras.
AMY GOODMAN: ¿Su hija Pichu estaba en la casa?
MANUEL ZELAYA: En mi casa había tres personas. La muchacha que trabaja con nosotros, que tiene diez años de trabajar y es una persona de mucha confianza. Ella sigue aquí, se llama Suyapa. Ella fue sacada jalada del pelo, fue sacada porque los militares después de que me capturaron, entraron a las habitaciones. Rompieron todas las habitaciones con las culatas buscando a mi esposa y a mi hija. Mi hija es muy delgada y se metió debajo de la cama. Y la Suyapa es muy gorda y no se podía esconder. La agarraron del pelo y la sacaron. La “Pichu”, que se llama mi hija, se llama Xiomara Hortensia se quedo debajo de la cama, no la encontraron.
SEGUNDA PARTE
SEGUNDA PARTE
AMY GOODMAN: ¿Dónde fueron hechos los M-16 que usaron los soldados hondureños encapuchados?
MANUEL ZELAYA: Todos son americanos, las armas que usa el ejército de Honduras son americanas. Y la cúpula militar hondureña es, pues, educada en la Escuela de las Américas.
AMY GOODMAN: Después del golpe, ¿EE.UU. canceló el envío de armas a Honduras?
MANUEL ZELAYA: Mire, esta semana, ochenta y cinco congresistas de Estados Unidos enviaron una carta al Departamento de Estado, sobre la necesidad de controlar el apoyo. Y ellos hablan de paralizar el apoyo que se le da a las fuerzas represivas en Honduras, por los altos niveles de violaciones a los derechos humanos que hay aquí en Honduras. O sea que, en otras palabras, después del golpe de Estado, Estados Unidos ha incrementado su apoyo militar a Honduras.
AMY GOODMAN: ¿Usted apoya el pedido de estos congresistas?
MANUEL ZELAYA: Todo el que defienda los derechos humanos y esté en contra del armamentismo y de la guerra tiene mi apoyo.
AMY GOODMAN: Usted dice que el golpe fue una conspiración y menciona a la derecha estadounidense. ¿A qué se refiere? ¿Quién fomentó el golpe de Estado en su contra?
MANUEL ZELAYA: Sí. Sí. Aquí empezó un proceso de conspiración desde que yo me uní a la Alternativa Boliviarana para las Americas, ALBA. Fue una guerra de psicología, una guerra psicológica sucia. La empezó Otto Reich, el ex subsecretario de Estado, Roger Noriega, Robert Carmona y la Fundación Arcadia creada por la Central de Inteligencia (CIA). Ellos se asociaron aquí con grupos de derecha, con grupos militares y formaron la conspiración. Argumentaron que yo era comunista, que estaba atentando contra la estabilidad hemisférica porque era amigo de Fidel, amigo de Chávez y había declarado mi gobierno como un gobierno progresista.
AMY GOODMAN: Sin embargo, Wikileaks publicó una serie de cables clasificados del gobierno de Estados Unidos, entre los que se encuentra un cable enviado al Departamento de Estado por el entonces embajador estadounidense en Honduras, Hugo Llorens. En ese cable sobre el golpe en Honduras el embajador Llorens dice que el golpe fue ilegal e inconstitucional.
MANUEL ZELAYA: Hugo Llorens cooperó para evitar el golpe. Él conocía todo lo que estaba pasando en Honduras. Y yo soy testigo que hizo esfuerzos por evitarlo. Pero cuando percibió que no podía, entonces se apartó. No sé si tuvo órdenes de apartarse, pero dejó que todo sucediera. Él ayudó mucho a mi familia después del golpe. Se lo agradezco ahora. Él me demostró que es alguien que cree en la democracia, no en los golpes de Estado. Pero no piensa lo mismo gran parte del Pentágono, ni el Comando Sur.
AMY GOODMAN: ¿Qué tiene que ver el Comando Sur con todo esto?
MANUEL ZELAYA: El vínculo es Ford, el embajador de Estados Unidos. Él me prohibía la amistad con Chávez y quería que le diera asilo diplomático a Posada Carriles, quería ponerme los ministros del Gabinete de Gobierno. Quería que los recomendados de él fueran ministros.
AMY GOODMAN: ¿El embajador Ford quería que Posada Carriles, el hombre acusado de ser el cerebro detrás del atentado contra un vuelo de Cubana de Aviación en el que murieron decenas de personas, tuviera la posibilidad de obtener refugio en Honduras?
MANUEL ZELAYA: Mire, a los ocho días de haber tomado posesión del gobierno, el embajador Charles Ford me preguntó si yo podía darle asilo político a Posada Carriles en Honduras. Y desde luego, lo mandé para afuera. Él habló con mi Canciller para eso. Es el mismo embajador que me prohibió sumarme al ALBA. Y ahora, este embajador, después que salió de Honduras, dejó una carta de un perfil político de este servidor suyo. Que ahí, el que lee ese perfil sabe que viene un golpe de Estado. Lo publicó WikiLeaks con todo el perfil que él dejó de mi persona, diciendo que Estados Unidos tiene que ver que va hacer el otro año para detenerme. Porque yo estoy vinculado al narcotráfico, al terrorismo y a todo un montón de cosas. Él preparo el ambiente y él fue trasladado de la Embajada al Comando Sur; era el vínculo. Y si usted pregunta hoy dónde está, está en el Comando Sur. De aquí salió a preparar el golpe de Estado.
AMY GOODMAN: Pero el golpe de Estado se llevó a cabo durante el gobierno de Obama, no antes.
MANUEL ZELAYA: Bueno, la conspiración, estamos hablando de Estados Unidos. Es un imperio Estados Unidos. Obama es el presidente de Estados Unidos, pero no es el jefe del imperio. Aunque Obama estuviera opuesto, el proceso del golpe iba. Lo más que le informan a un presidente como el presidente Obama es que hay una crisis política. Pero no los detalles de lo que estaban haciendo para la conspiración.
AMY GOODMAN: Inicialmente el Presidente Obama lo calificó como un golpe de Estado, pero luego el gobierno pareció dar marcha atrás con esa caracterización. Tanto Obama como Hillary Clinton.
MANUEL ZELAYA: Se rindieron ante el golpe. Esa es la prueba de que el golpe estaba dado desde antes. Que le doblan el brazo al Presidente y al Departamento de Estado para impedir mi restitución.
AMY GOODMAN: Acabamos de escuchar al destituido Presidente Manuel Zelaya, sentado en la sala de su casa en Tegucigalpa por primera vez después de 23 meses. Zelaya fue secuestrado en su casa, a punta de pistola, por el ejercicto Hondureño; mientras tanto, para evitar ser secustrada también, su hija Pichu se escondió debajo de su cama en el segundo piso del hogar. Tras ser secuestrado, Zelaya fue llevado a Palmerola, la base militar de Estados Unidos en Honduras, supuestamente para que el avión se reabasteciera de combustible, y de ahí fue trasladado a Costa Rica. Se trató del primer golpe militar en América Latina en más de 25 años.
TERCERA PARTE
TERCERA PARTE
AMY GOODMAN: Continuamos con nuestra cobertura del histórico retorno del ex presidente hondureño Manuel Zelaya a su país. El 28 de junio de 2009, soldados hondureños encapuchados secuestraron a Zelaya a punta de pistola y lo enviaron en avión a Costa Rica, previa escala en una base militar de EE.UU. en Honduras conocida comoPalmerola. Decenas de campesinos, maestros, periodistas y agricultores fueron asesinados desde que ocurrió el golpe, hace dos años. Esta semana, 87 miembros del Congreso de EE.UU. enviaron una carta a la secretaria de Estado Hillary Clinton pidiéndole que suspenda la ayuda de EE.UU. a los militares y la policía hondureños. La carta reclama que se impongan mecanismos para garantizar que las fuerzas de seguridad sean responsabilizadas por los abusos que cometieron. Este fin se semana, tras casi dos años de exilio, el ex presidente Zelaya y su familia pudieron regresar al país. Decenas de miles de seguidores los recibieron cuando arribaron el sábado a la capital, Tegucigalpa.
El domingo entrevisté al ex presidente Zelaya en su casa y le pregunté si apoya el pedido de los congresistas estadounidenses de recortar la ayuda militar a Honduras dadas las graves violaciones a los derechos humanos que han salido a la luz.
MANUEL ZELAYA: Yo no soy a fin a ningún acto de violencia. Me opongo a la Pena de Muerte. Me opongo a la guerra. Me opongo a los actos de tortura que se practican en diferentes partes del mundo. Y por tanto no soy afín a la escuela de aumentar el armamentismo ni el militarismo. No soy tampoco el contrario a la existencia de fuerzas de seguridad del Estado. Tienen que existir fuerzas de defensa, fuerzas de seguridad. Pero, la violencia va a ser siempre el peor método para corregir problemas políticos o sociales. La pobreza y la corrupción no se combaten con más armas, si no con más democracia.
AMY GOODMAN: ¿Cuáles son sus planes ahora?
MANUEL ZELAYA: Yo regresé por un solo concepto que garantizó Porfirio Lobo, el presidente actual. “Reconciliación y Elecciones Libres”. Si dan elecciones libres dentro de dos años, el movimiento que yo impulso va a ganar las elecciones. Y la invito dentro de dos años, en el 2013 a que venga a ver el triunfo de un movimiento popular. Si hay elecciones.
AMY GOODMAN: Un último punto. ¿Qué va a pasar con los que fomentaron el golpe? ¿Cree que deberían ser castigados?
MANUEL ZELAYA: La justicia no tiene ningún obstáculo para aplicarse. Yo presenté demandas internacionales por el Golpe de Estado, y están en curso. Los delitos políticos crearon una Admitía en Honduras. Pero los genocidios, magnicidios, los asesinatos y las torturas son un proceso evidentemente judicial.
AMY GOODMAN: ¿Y Ud. cree que deberían ser castigados?
MANUEL ZELAYA: La justicia debe aplicarse siempre para el que es responsable.
AMY GOODMAN: ¿Cómo hizo para entrar al país el 21 de septiembre de 2009?
MANUEL ZELAYA: Hubo muchas personas que cooperaron. Tomo dos días, pasamos ocho retenes militares. Usamos varios vehículos, personas dobles igual a mi. Uno lo deje en Nicaragua y el otro en Guatemala. Las cámaras los estaban filmando y yo estaba ya aquí. Fue toda una estrategia que la planificamos nosotros. Pero, era necesario. Yo quería interpelar al Sistema y al propio Departamento de Estado, que estaba jugando con ambigüedad.
* AMY GOODMAN*: En este tiempo ha intentado muchas veces entrar al país. ¿Cómo se siente estar en su hogar?
MANUEL ZELAYA: Se me ha quitado la mitad del estrés. El destierro es una tortura. Es como, el inconciente se mete en la cabeza. Tienes como un problema de que todo es extraño. Es como una presión, y la presión desapareció cuando puse un pie en Honduras. Fue automático como volví a recuperarme internamente. Hay unas palabras que dice un dominicano, Juan Pablo Duarte: “Vivir sin Patria es vivir sin Honra”; y ese es el destierro.
AMY GOODMAN: Escuchábamos al ex presidente de Honduras, Maneul Zelaya. Lo entrevistamos en su casa de Tegucigalpa, el domingo, tras su regreso al país. El 21 de septiembre del que estamos hablando fue el 21 de septiembre del 2009. Zelaya fue derrocado a finales de junio, y una semana después, intentó volver a Honduras con el acompañamiento del ex presidente de la Asamblea General de las Nacines Unidas, Miguel d’Escoto, ex canciller de Nicaragua.
El avión intentó aterrizar en el aeropuerto de Tegucigalpa, pero el Ejército lo impidió instalando una barricada de camiones sobre la pista de aterrizaje. Más de 100.000 personas se congregaron en el aeropuerto aquella vez para recibirlo. El ejército hondureño abrió fuego y un joven resultó muerto. Cuando el Presidente Zelaya volvió este sábado, el primer lugar que visitó fue el monumento en memoria de Isis Obed Murillo. Murillo, de 19 años, fue asesinado aquel día, una semana después de que Zelaya fuera secuestrado de su casa a punta de pistola por soldados hondureños encapuchados. El 21 de septiembre, unos meses después, Zelaya intentó entrar nuevamente al país y lo logró. Nadie sabía hasta el momento exactamente como lo había logrado. Nos acaba de contar acerca de los dobles que usó. Una vez en la capital, Tegucigalpa, se recluyó en la Embajada de Brasil durante más de cuatro meses.
Para ver los reportes de Andrés Conteris, de Democracy Now!, desde la embajada puede visitar nuestra página web democracynow.org. También encontrará allí la entrevista completa al ex presidente Zelaya, cuya primera parte fue emitida ayer.
——————
Transcrito por Gloria Keeth, Juan M Navarro, Pablo Ramos y traducido por Democracy Now! en Español
No hay comentarios.:
Publicar un comentario