Por Mariano Aguirre, director del Centro Noruego de Recursos para la Construcción de la Paz (NOREF) en Oslo (EL PAÍS, 15/07/11):
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) solicitará en septiembre próximo ante las Naciones Unidas el reconocimiento del Estado palestino. Israel se opone y presiona a Europa y Estados Unidos para que convenzan al presidente Mahmoud Abbas de que retrase la presentación o voten en contra.
La Unión Europea ha invertido una inmensa cantidad de recursos económicos y capital político en la solución de los dos Estados para el conflicto palestino-israelí, especialmente durante la experiencia institucional liderada por el primer ministro Salam Fayad. El Banco Mundial y la ONU atestiguan que la infraestructura y el funcionamiento institucional del Territorio Palestino Ocupado son ejemplares. La UE solicitaba un proceso de reconciliación, ahora en curso, entre Fatah y Hamás, con el fin de contar con un solo Gobierno y evitar la división entre Cisjordania y Gaza.
Europa siempre esperó que Estados Unidos liderara el proceso. Las expectativas aumentaron con el discurso del presidente Barack Obama en El Cairo en 2009 y con la presión que puso sobre Israel para congelar los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Los europeos subrayaron sus demandas de contar con dos Estados basados en las líneas del armisticio vigente hasta 1967 y Jerusalén Este como capital del Estado palestino, negociar el regreso de los refugiados de las guerras de 1948 y 1967, garantizar la seguridad de Israel a través del reconocimiento de los países árabes, y la desmilitarización de Palestina.
Pero las cosas se han complicado. Obama propone contar con dos Estados negociados partiendo de 1967, pero ha cesado toda presión sobre Israel y ha indicado que se opondría tanto al reconocimiento del Estado palestino como a su posible ingreso en la ONU. Para que alcance el estatus de Estado se precisa el reconocimiento de 116 países, algo que parece asegurado. Pero es el Consejo de Seguridad quien recomienda que sea o no miembro de Naciones Unidas. El veto de Estados Unidos, u otro miembro del Consejo, bloquearía su ingreso. Palestina podría ser reconocido como un Estado, pero no como un miembro de esta organización como ocurre con Taiwán o Kosovo. Sin embargo, podría negociar con Israel de Estado a Estado, o firmar tratados internacionales con otros países.
Los palestinos están analizando otras vías jurídicas basadas en la Resolución 181 de 1948 que recomendó la partición del territorio bajo mandato británico. La jurista Stephanie Koury, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres, considera que existen precedentes legales, en particular la opinión de la Corte International de Justicia sobre el muro de separación en Cisjordania (2003), que señalan a Israel como una potencia ocupante que viola el derecho internacional humanitario y el derecho de los palestinos a la autodeterminación.
Sin embargo, en el Consejo de Seguridad nunca ha habido consenso sobre aplicar un enfoque legal a la solución de la cuestión palestina. Pese a los intentos de la Asamblea General y de los secretarios generales, el Consejo de Seguridad ha evitado los intentos de tomar medidas contra Israel o promover la declaración del Estado palestino. Con la excusa de llegar a una solución política se ha bloqueado una solución legal. El estudio de Koury (http://www.routledge.com/books/details/9780415573221/) indica también que los acuerdos de la UE con Israel podrían violar las normas europeas al dar preferencias a un Estado que viola el derecho internacional.
El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha dejado claro que Israel no piensa de ninguna forma volver a la frontera de 1967, que los refugiados nunca podrán regresar, que Jerusalén Este no será la capital de Palestina y que piensa mantener una presencia militar entre Cisjordania y Jordania. A la vez, quiere que la OLP reconozca a Israel como un Estado “judío”, lo que institucionalizaría que el 20,4% de población árabe que vive en el país sean ciudadanos de segunda categoría. Israel, además, rechaza el acuerdo de reconciliación entre Fatah y Hamás.
La propuesta de Israel y Estados Unidos es volver a las negociaciones y no declarar el Estado palestino unilateralmente. Entre tanto, Israel continúa con los asentamientos, los check-points, el muro y el bloqueo a Gaza, y sigue la tradición de bloquear las negociaciones. Los palestinos no ven ninguna utilidad en retomarlas.
Francia y Reino Unido, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, han dado señales de apoyo al reconocimiento, pero Washington les está presionando y, dado sus vínculos con Israel, podrían echarse atrás. Si bien el Gobierno de Angela Merkel tiene problemas con Netanyahu, Alemania no reconocerá Palestina. España y Portugal esperan alinearse en una posición común, actitud similar a la de otros Estados. Holanda y los europeos orientales votarán en contra.
Reconocidos israelíes y antiguos funcionarios europeos y estadounidenses consideran que el reconocimiento del Estado palestino sería un paso beneficioso para Israel, especialmente en el nuevo clima en la región: facilitaría las negociaciones sobre los refugiados, la seguridad y el acceso a recursos acuíferos, entre otras cuestiones. La otra opción es que el statu quo represivo dé lugar a nuevos estallidos de violencia.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
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