Por Anthony Giddens, sociólogo británico y autor de La tercera vía: la renovación de la socialdemocracia. Traducido por Emilio G. Muñiz (EL PAÍS, 13/04/07):
En junio de este año, Tony Blair dejará de ser líder del Partido Laborista y primer ministro del Reino Unido. Todavía no se conoce su sucesor, pero el favorito por abrumadora mayoría es Gordon Brown, actual ministro de Finanzas. Si resulta elegido, le quedan casi tres años en el poder antes de tener que enfrentarse a las próximas elecciones nacionales. ¿Qué clase de líder será, y cuál puede ser su actitud hacia la Unión Europea?
En el plano interno, Brown mantendrá muchas de las políticas que han contribuido a la buena marcha de la economía británica en los últimos años. Después de todo, como ministro de Finanzas -que goza de una peculiar influencia- es el artífice de la mayoría de ellas. A partir de 1997, en que el laborismo llegó por primera vez al poder, el Reino Unido disfrutó de un período ininterrumpido de crecimiento económico, y ha superado a Alemania y Francia en PIB per cápita. La clave de este éxito ha sido la creación de empleo. El Reino Unido tiene una tasa de ocupación de casi el 75%, mientras que Francia tiene el 64% y Alemania el 65%. La intención del Gobierno británico es alcanzar a corto plazo el 80% de población ocupada, una meta perfectamente factible.
Estos logros han ido paralelos con la introducción de un salario mínimo, que se ha incrementado coherentemente. Se han invertido miles de millones de libras en la modernización de los chirriantes servicios públicos y en infraestructuras. Dieciocho años de thatcherismo hicieron del Reino Unido una de las sociedades con mayores desigualdades de Europa y altos niveles de pobreza, especialmente infantil. A partir de 1997, los laboristas han conseguido en parte revertir esta tendencia, al sacar de la pobreza a unos tres millones de personas, 600.000 de las cuales eran niños.
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En junio de este año, Tony Blair dejará de ser líder del Partido Laborista y primer ministro del Reino Unido. Todavía no se conoce su sucesor, pero el favorito por abrumadora mayoría es Gordon Brown, actual ministro de Finanzas. Si resulta elegido, le quedan casi tres años en el poder antes de tener que enfrentarse a las próximas elecciones nacionales. ¿Qué clase de líder será, y cuál puede ser su actitud hacia la Unión Europea?
En el plano interno, Brown mantendrá muchas de las políticas que han contribuido a la buena marcha de la economía británica en los últimos años. Después de todo, como ministro de Finanzas -que goza de una peculiar influencia- es el artífice de la mayoría de ellas. A partir de 1997, en que el laborismo llegó por primera vez al poder, el Reino Unido disfrutó de un período ininterrumpido de crecimiento económico, y ha superado a Alemania y Francia en PIB per cápita. La clave de este éxito ha sido la creación de empleo. El Reino Unido tiene una tasa de ocupación de casi el 75%, mientras que Francia tiene el 64% y Alemania el 65%. La intención del Gobierno británico es alcanzar a corto plazo el 80% de población ocupada, una meta perfectamente factible.
Estos logros han ido paralelos con la introducción de un salario mínimo, que se ha incrementado coherentemente. Se han invertido miles de millones de libras en la modernización de los chirriantes servicios públicos y en infraestructuras. Dieciocho años de thatcherismo hicieron del Reino Unido una de las sociedades con mayores desigualdades de Europa y altos niveles de pobreza, especialmente infantil. A partir de 1997, los laboristas han conseguido en parte revertir esta tendencia, al sacar de la pobreza a unos tres millones de personas, 600.000 de las cuales eran niños.
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