Por Vali Nasr, profesor de Ciencia Política irano-americano y Ray Takeyh, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, uno de los think-tanks más influyentes de EEUU (EL MUNDO, 12/04/07 - THE NEW YORK TIMES, 05/04/07):
Con la captura de 15 soldados de Marina británicos y su posterior liberación, Irán ha enviado a sus adversarios un agudo mensaje: de la misma manera que la República Islámica responderá a la confrontación con confrontación, actuará con pragmatismo ante lo que perciba como flexibilidad. Merece la pena tener en cuenta este mensaje en un momento en el que Estados Unidos e Irán parecen estar acercándose inexorablemente al conflicto abierto.
La fecha de la captura de los británicos no fue accidental. El incidente se produjo justo después de una resolución de Naciones Unidas en la que se censuraba a Irán por sus infracciones nucleares, del despliegue de portaaviones estadounidenses en el Golfo Pérsico y de la sanción de EEUU a los bancos iraníes. Aunque el Gobierno de Bush se ha ocupado de proclamar que su política cada vez más antagónica en relación al régimen de los ayatolás está siendo un éxito, el nada sutil comportamiento de Teherán en el Golfo Pérsico sugiere otra cosa muy distinta.
De haber seguido los británicos el ejemplo estadounidense tras la captura de los marines, habrían agudizado el conflicto presionando con más fuerza en Naciones Unidas o enviando más barcos a la zona. En lugar de hacer esto, el Reino Unido moderó su retórica e insistió en que la diplomacia era la única forma de resolver la crisis. Los iraníes entendieron esto como una muestra de pragmatismo por parte de Londres y respondieron de la misma manera.
Mientras tanto, EEUU lleva ya dos meses poniendo en práctica su política de coerción, y uno lo tiene difícil para encontrar alguna evidencia de que esté siendo un éxito. Más allá de su decisión simbólica de capturar a los soldados británicos, sigue imperturbable la postura intransigente de Irán en lo que se refiere al tema nuclear. Para subrayar este punto, Irán ha reducido su nivel de cooperación con la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ha emitido un nuevo tipo de papel moneda adornado con un emblema nuclear, y este lunes el presidente Ahmadineyad anunció que su país ya enriquece uranio «a escala industrial» -lo que según numerosos expertos le permitiría tener la bomba atómica en un plazo de sólo nueve meses-.
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Con la captura de 15 soldados de Marina británicos y su posterior liberación, Irán ha enviado a sus adversarios un agudo mensaje: de la misma manera que la República Islámica responderá a la confrontación con confrontación, actuará con pragmatismo ante lo que perciba como flexibilidad. Merece la pena tener en cuenta este mensaje en un momento en el que Estados Unidos e Irán parecen estar acercándose inexorablemente al conflicto abierto.
La fecha de la captura de los británicos no fue accidental. El incidente se produjo justo después de una resolución de Naciones Unidas en la que se censuraba a Irán por sus infracciones nucleares, del despliegue de portaaviones estadounidenses en el Golfo Pérsico y de la sanción de EEUU a los bancos iraníes. Aunque el Gobierno de Bush se ha ocupado de proclamar que su política cada vez más antagónica en relación al régimen de los ayatolás está siendo un éxito, el nada sutil comportamiento de Teherán en el Golfo Pérsico sugiere otra cosa muy distinta.
De haber seguido los británicos el ejemplo estadounidense tras la captura de los marines, habrían agudizado el conflicto presionando con más fuerza en Naciones Unidas o enviando más barcos a la zona. En lugar de hacer esto, el Reino Unido moderó su retórica e insistió en que la diplomacia era la única forma de resolver la crisis. Los iraníes entendieron esto como una muestra de pragmatismo por parte de Londres y respondieron de la misma manera.
Mientras tanto, EEUU lleva ya dos meses poniendo en práctica su política de coerción, y uno lo tiene difícil para encontrar alguna evidencia de que esté siendo un éxito. Más allá de su decisión simbólica de capturar a los soldados británicos, sigue imperturbable la postura intransigente de Irán en lo que se refiere al tema nuclear. Para subrayar este punto, Irán ha reducido su nivel de cooperación con la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ha emitido un nuevo tipo de papel moneda adornado con un emblema nuclear, y este lunes el presidente Ahmadineyad anunció que su país ya enriquece uranio «a escala industrial» -lo que según numerosos expertos le permitiría tener la bomba atómica en un plazo de sólo nueve meses-.
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