Por William R. Polk, del consejo de planificación política del Departamento de Estado con John F. Kennedy. Autor de Políticas violentas, Libros de Vanguardia (LA VANGUARDIA, 18/01/09):
Muestran los sondeos de opinión que 8 de cada 10 estadounidenses consideran la Administración Bush acreedora del mayor sentimiento de aversión y desconfianza en la historia del país. Así pues, la próxima Administración del presidente Obama tiene la posibilidad de impulsar programas que inviertan el rumbo de su pérdida de prestigio. ¿Lo hará?
En esta serie de tres artículos que hoy inicio prestaré atención al equipo de Obama y a sus objetivos en la política exterior, la economía estadounidense y el medio ambiente. Comienzo con su equipo. La persona clave en la Administración es, por supuesto, el propio presidente.
Incluso antes de acceder al cargo ha sido objeto de varias demandas según las cuales no cumplía los requisitos de elegibilidad según la Constitución.
La acusación decía que no es un “ciudadano nativo estadounidense” dado el origen de su padre, un ciudadano keniano. El Tribunal Supremo desestimó las demandas, sin comentarios. Así que nada le impedirá ahora tomar posesión de su cargo.
Aunque Obama edificó su campaña sobre su llamamiento a favor del cambio,sus dos nombramientos más importantes, para los departamentos de Defensa y de Estado, entrañan una vuelta a las dos administraciones anteriores.
El nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, fue nombrado para el cargo por el presidente Bush y anteriormente trabajó para esta Administración como director de la CIA. Sus subordinados se hallan ya en sus puestos y no se esperan cambios significativos en el organigrama. Tal vez la figura más sobresaliente que permanece en el cargo es el jefe del Estado Mayor conjunto, el almirante Mike Mulle.
La nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton, no tuvo ningún cargo oficial en la Administración de su marido, aunque desempeñó responsabilidades prácticamente oficiales en la aplicación de sus políticas.
Hillary Clinton ha elegido para el cargo de subsecretario de Estado a William Burns, que ya ejerció el mismo cargo bajo el mandato de Bush. Lo más significativo es que Clinton puenteó a uno de los asesores más estrechos de Obama y eligió a la mayoría de su equipo entre los miembros de la Administración Clinton. Dennis Ross, Martin Indyk, Dan Kurtzer y Richard Hollbroke participaron en el fracasado proceso de paz de Oriente Medio.
Habida cuenta de los graves problemas de Estados Unidos, los asesores comerciales y financieros de Obama desempeñarán un papel clave. Entre ellos figuran el secretario del Tesoro, Timothy Gaithner; el presidente del consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, Lawrence Summers, y el director del presupuesto, Peter Orszag, a todos los cuales se les considera protegidos del ex secretario del Tesoro Robert Rubin. Tanto Rubin como Summers desempeñaron papeles importantes en la desregulación de los bancos, corretajes y compañías de seguros que llevaron al desplome financiero.
Si bien estos nombramientos son controvertidos, el recurso de Obama al ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, para presidir el renovado consejo asesor para la recuperación económica, ha recibido el elogio general. Lo cierto es que, como candidato, Obama hizo hincapié en la ética. Para asegurar que todos los cargos nombrados fueran irreprochables, les exigió dar cuenta de todas sus operaciones y transacciones financieras. Sin embargo, y tras haber superado las pruebas, el secretario de Comercio Bill Richardson, gobernador de Nuevo México, se ha retirado. Y se ha conocido que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, no pagó la totalidad de sus impuestos. El nombramiento del fiscal general, Eric Holder, ha suscitado interrogantes por su papel en la medida de gracia de Clinton concedida al operador Marc Rich que huyó de Estados Unidos bajo 51 acusaciones de fraude fiscal. Hillary Clinton también ha sido acusada de que la fundación de su marido recibió cien mil dólares del promotor inmobiliario Robert Congel gracias a cuyos oficios como senador obtuvo millones de dólares de ayuda federal. También se señaló que Hillary Clinton se encargará de supervisar políticas en las que muchos de los donantes de la fundación de su marido y socios de sus empresas tienen importantes intereses.
Para evitar conflictos de interés, Obama impuso una prohibición sobre el nombramiento de cualquier grupo de presión o persona implicada en el año anterior en cuestiones sobre las que tendría influencia significativa, pero como mínimo dos de sus nombramientos parecen indicar que la prohibición puede no incluir a los cónyuges de quienes actúan en grupos de presión. Pero no se trata sólo de estos. The New York Times también ha señalado que algunos estrechos asesores del presidente electo en materia del programa económico de recuperación de 700.000 millones de dólares “han indicado a inversores o bancos la mejor manera de beneficiarse” de los consejos que ellos mismos dieron al gobierno. Como el periódico ha citado en boca de uno de ellos, “aquí se podrán conseguir fortunas, sin duda”.
Los nombramientos de Obama para el Departamento de Educación y el de Energía ha recibido elogios casi generales. Sin embargo, seguidores de Obama señalan que sus nombramientos son más conservadores de lo que pareció en su día. Hasta ahora ha habido pocas figuras progresistas, aunque los cargos nombrados han recibido elogios incluso de derechistas, como el inspirador del presidente Bush, Karl Rove. Incluso a los que estuvieron a favor de la guerra de Iraq se les ha hecho pasar delante de quienes apoyaron la postura de Obama contra ella. En resumidas cuentas, lo mejor que puede decirse es que es pronto para juzgar a Obama.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
Muestran los sondeos de opinión que 8 de cada 10 estadounidenses consideran la Administración Bush acreedora del mayor sentimiento de aversión y desconfianza en la historia del país. Así pues, la próxima Administración del presidente Obama tiene la posibilidad de impulsar programas que inviertan el rumbo de su pérdida de prestigio. ¿Lo hará?
En esta serie de tres artículos que hoy inicio prestaré atención al equipo de Obama y a sus objetivos en la política exterior, la economía estadounidense y el medio ambiente. Comienzo con su equipo. La persona clave en la Administración es, por supuesto, el propio presidente.
Incluso antes de acceder al cargo ha sido objeto de varias demandas según las cuales no cumplía los requisitos de elegibilidad según la Constitución.
La acusación decía que no es un “ciudadano nativo estadounidense” dado el origen de su padre, un ciudadano keniano. El Tribunal Supremo desestimó las demandas, sin comentarios. Así que nada le impedirá ahora tomar posesión de su cargo.
Aunque Obama edificó su campaña sobre su llamamiento a favor del cambio,sus dos nombramientos más importantes, para los departamentos de Defensa y de Estado, entrañan una vuelta a las dos administraciones anteriores.
El nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, fue nombrado para el cargo por el presidente Bush y anteriormente trabajó para esta Administración como director de la CIA. Sus subordinados se hallan ya en sus puestos y no se esperan cambios significativos en el organigrama. Tal vez la figura más sobresaliente que permanece en el cargo es el jefe del Estado Mayor conjunto, el almirante Mike Mulle.
La nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton, no tuvo ningún cargo oficial en la Administración de su marido, aunque desempeñó responsabilidades prácticamente oficiales en la aplicación de sus políticas.
Hillary Clinton ha elegido para el cargo de subsecretario de Estado a William Burns, que ya ejerció el mismo cargo bajo el mandato de Bush. Lo más significativo es que Clinton puenteó a uno de los asesores más estrechos de Obama y eligió a la mayoría de su equipo entre los miembros de la Administración Clinton. Dennis Ross, Martin Indyk, Dan Kurtzer y Richard Hollbroke participaron en el fracasado proceso de paz de Oriente Medio.
Habida cuenta de los graves problemas de Estados Unidos, los asesores comerciales y financieros de Obama desempeñarán un papel clave. Entre ellos figuran el secretario del Tesoro, Timothy Gaithner; el presidente del consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, Lawrence Summers, y el director del presupuesto, Peter Orszag, a todos los cuales se les considera protegidos del ex secretario del Tesoro Robert Rubin. Tanto Rubin como Summers desempeñaron papeles importantes en la desregulación de los bancos, corretajes y compañías de seguros que llevaron al desplome financiero.
Si bien estos nombramientos son controvertidos, el recurso de Obama al ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, para presidir el renovado consejo asesor para la recuperación económica, ha recibido el elogio general. Lo cierto es que, como candidato, Obama hizo hincapié en la ética. Para asegurar que todos los cargos nombrados fueran irreprochables, les exigió dar cuenta de todas sus operaciones y transacciones financieras. Sin embargo, y tras haber superado las pruebas, el secretario de Comercio Bill Richardson, gobernador de Nuevo México, se ha retirado. Y se ha conocido que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, no pagó la totalidad de sus impuestos. El nombramiento del fiscal general, Eric Holder, ha suscitado interrogantes por su papel en la medida de gracia de Clinton concedida al operador Marc Rich que huyó de Estados Unidos bajo 51 acusaciones de fraude fiscal. Hillary Clinton también ha sido acusada de que la fundación de su marido recibió cien mil dólares del promotor inmobiliario Robert Congel gracias a cuyos oficios como senador obtuvo millones de dólares de ayuda federal. También se señaló que Hillary Clinton se encargará de supervisar políticas en las que muchos de los donantes de la fundación de su marido y socios de sus empresas tienen importantes intereses.
Para evitar conflictos de interés, Obama impuso una prohibición sobre el nombramiento de cualquier grupo de presión o persona implicada en el año anterior en cuestiones sobre las que tendría influencia significativa, pero como mínimo dos de sus nombramientos parecen indicar que la prohibición puede no incluir a los cónyuges de quienes actúan en grupos de presión. Pero no se trata sólo de estos. The New York Times también ha señalado que algunos estrechos asesores del presidente electo en materia del programa económico de recuperación de 700.000 millones de dólares “han indicado a inversores o bancos la mejor manera de beneficiarse” de los consejos que ellos mismos dieron al gobierno. Como el periódico ha citado en boca de uno de ellos, “aquí se podrán conseguir fortunas, sin duda”.
Los nombramientos de Obama para el Departamento de Educación y el de Energía ha recibido elogios casi generales. Sin embargo, seguidores de Obama señalan que sus nombramientos son más conservadores de lo que pareció en su día. Hasta ahora ha habido pocas figuras progresistas, aunque los cargos nombrados han recibido elogios incluso de derechistas, como el inspirador del presidente Bush, Karl Rove. Incluso a los que estuvieron a favor de la guerra de Iraq se les ha hecho pasar delante de quienes apoyaron la postura de Obama contra ella. En resumidas cuentas, lo mejor que puede decirse es que es pronto para juzgar a Obama.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
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