domingo, enero 25, 2009

Rescate financiero de industria automotriz y TLC Colombia

Entrevista realizada por Democracy now!

El gobierno de Bush niega haber intentado condicionar el rescate financiero de la industria automotriz al apoyo demócrata al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia. Mientras tanto, los legisladores demócratas se están preparando para impulsar en la sesión del Congreso de la semana que viene leyes de emergencia para ayudar a los fabricantes de automóviles. Hablamos con Mark Brenner de Labor Notes y con el periodista y profesor de la Universidad de Hofstra, Mario Murillo.

JUAN GONZALEZ: La Casa Blanca negó que, durante su reunión con el Presidente electo Barak Obama del día lunes, el Presidente Bush haya intentado condicionar el rescate financiero a la industria automotriz al apoyo demócrata al tratado de libre comercio con Colombia. La Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo el martes que no es cierto que el Presidente haya sugerido un “intercambio de favores”, a pesar de que sí es partidario del libre comercio con Colombia.

John Podesta, co-presidente del equipo de transición de Obama, también negó que el Presidente Bush hubiera incluido a Colombia como parte del trato para rescatar a la industria automotriz. El martes, dijo a los y las periodistas que “el Presidente no trató de vincular a Colombia con la posibilidad de aprobar un paquete de rescate financiero.”

Mientras tanto, los legisladores demócratas se preparan para presionar por una ley de emergencia para ayudar a las fábricas de automóviles en la sesión del Congreso saliente programada para la semana que viene. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que le pidió al congresista Barney Frank que empezara a redactar el borrador de una ley que permita usar parte de los 700 mil millones de dólares del rescate financiero para ayudar a la industria automotriz. Las acciones de General Motors cayeron el martes al punto más bajo desde 1943.

AMY GOODMAN: Hoy contamos con dos invitados. Mark Brenner, director de Labor Notes, la publicación intersindical nacional de mayor circulación en el país, está aquíen nuestro estudio. También contamos con la participación, desde Colombia, de Mario Murillo, profesor de comunicación de la Universidad de Hofstra y productor de la emisora WBAI de radio Pacífica de Nueva York. Mario es autor del libro Colombia and the United States: War, Terrorism and Destabilization. (Colombia y Estados Unidos: Guerra, Terrorismo y Desestabilización). Actualmente vive en Colombia y publica el blog Mama Radio.

Bienvenidos a Democracy Now! Mark Brener, ¿puedes hablarnos del posible rescate para la industria automotriz? ¿Quién está a favor? ¿Quién está en contra? ¿Quién sale ganando con la medida?

MARK BRENNER: Bueno, mira, la industria de Michigan ha perdido más de 350.000 puestos de trabajo en los últimos ocho años, la mayor parte en los últimos tres años. El desempleo ya llegó al diez por ciento en Flint y está en el nueve por ciento a nivel estatal. No hay dudas de que el impacto de la caída en picada de la industria automotriz está diezmando el estado y la región, y lo va a seguir haciendo.

Entonces, desde mi perspectiva–y creo que desde la perspectiva de la mayor parte del movimiento de los trabajadores-, que espero que sea compartida por todos los sectores progresistas, no hay dudas de que se necesita hacer algo. La pregunta es ¿qué hacemos? Y creo que, en este punto, realmente necesitamos un cambio de estrategia. No podemos encarar esta situación de manera parcial y a corto plazo. Tanto el rescate de la industria aerocomercial después del 11 de septiembre como el reciente rescate a la industria bancaria nos han enseñado lo que no hay que hacer. O sea, entregar dinero a la gente que nos metió en este lío no es la solución. Entonces, esperamos que el movimiento de los trabajadores mantenga esta perspectiva y no ponga sus expectativas en que Washington resuelva sus problemas.

O sea, realmente necesitamos pensar cómo salir de este lío, tener un enfoque integral sobre la política de transportes y comprender realmente cuál es el rol que juegan las fábricas automotrices del medio oeste de Estados Unidos, para las que actualmente la producción de automóviles basados en combustibles derivados del petróleo es un aspecto central. ¿Hay alguna manera de sacarlas de ese modelo de producción y llevarlas a otro, un programa de producción más eficiente en cuanto al uso de combustible, más responsable en cuanto al cuidado de la energía y el medio ambiente? ¿Y cómo afecta eso a todo el espectro de la industria de transportes? Sin duda, todo esto debería estar sobre la mesa ahora. Lo que me asusta es que ese no es el enfoque que estamos teniendo, eso no es lo que se está debatiendo en Washington. Y creo que esto debería ser una señal de alerta para todo el movimiento obrero y los sectores progresistas de toda la nación.

JUAN GONZALEZ: Al parecer, siempre que surgen propuestas para un rescate económico aparece la cuestión de fusionar algunas de estas empresas automotrices. De modo que cuando todo esto termine, vamos a tener menos empresas automotrices en Estados Unidos.

MARK BRENNER: Correcto. Creo que probablemente sea así. Y mira, estas son las personas que nos metieron en este lío gigante y, lamentablemente, los sindicalistas las han seguido ciegamente por más de cuarenta años, sin cuestionamientos en cuanto a sus estándares ambientales ni en cuanto al tipo de innovaciones que hubieran sido necesarias para estar en una mucho mejor posición a la hora de enfrentar la situación económica actual. Entonces, realmente creo que tampoco tenemos que poner las expectativas en Detroit ni en las llamadas “Tres grandes” de la industria automotriz, Ford, General Motors y Chrysler, para resolver la situación. Lo que me asusta es que los ajustes que hemos visto a lo largo de la historia y en los últimos tiempos son como los programas de ajustes estructurales del FMI. Básicamente, todo el ajuste recae sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras y no se toca a la gente que realmente nos metió en el lío. Y esa fórmula, tenemos que cambiarla.

JUAN GONZALEZ: Y si una de estas empresas, General Motors o Chrysler, entra en quiebra, ¿hay peligro de que los fondos de pensión de los trabajadores dejen de estar garantizados?

MARK BRENNER: Absolutamente. El año pasado, esa fue probablemente la novedad más grande que surgió de las negociaciones de GM y Chrysler, primero y de Ford luego: la creación de una Asociación Voluntaria de Beneficios para Empleados (Voluntary Employment Benefit Association). Es una VEBA, así se la conoce en la industria. Esencialmente es un fondo de pensiones manejado por el sindicato. Significa un cambio total con respecto a la forma en que se manejaba históricamente esto en la que la empresa garantizaba las pensiones. Ahora lo que tenemos es un plan de jubilaciones con un financiamiento parcial y un plan de salud para las personas jubiladas que supuestamente será gestionado por el sindicato a partir del año que viene. Pero bueno, no está todo el dinero para financiarlo. ¿Y de donde va a salir ese dinero? Ahora están sufriendo por la falta de efectivo y me parece que esto es a lo que va a apelar en primer lugar la industria automotriz para lograr que el gobierno los ayude. Están pidiendo u$s 25 mil millones, sólo para eso.

AMY GOODMAN: Mark, durante años, la gente ha optado por autos extranjeros, porque buscan autos más pequeños, de mejor rendimiento con respecto al medio ambiente y, por supuesto, más económicos. ¿Por qué la industria automotriz estadounidense no ha respondido esa demanda?

MARK BRENNER: Bueno, ¿por qué la gente hace las cosas con fines de lucro? Quiero decir, esa es la verdadera pregunta aquí. Encontraron un nicho en el mercado con las minivans y más tarde con las 4x4. Y mientras los precios del combustible estaban a un dólar el galón, esa fórmula parecía funcionar. Lamentablemente, como tú de alguna manera señalaste, esta no fue una persectiva que tenía en cuenta el largo plazo. No fue algo que realmente los hubiera ayudado a posicionarse para el siglo veintiuno. Y por eso ahora estamos atascados en una situación que lleva a que los contribuyentes tengan que jugar un rol en esa transición. Sólo espero que la encaremos de una manera integral y con visión de futuro, porque las soluciones parciales y cortoplacistas no funcionan.

JUAN GONZALEZ: Y también está General Motors. Según entiendo, tienen un brazo financiero, GMAC, que está tratando de convertirse en un banco para poder acceder a los 700 mil millones del rescate financiero. Desde tu perspectiva, ¿este sería un paso positivo o no?

MARK BRENNER: Bueno, creo que es…yo lo veo como algo negativo, porque nos mantiene dentro del tipo de estructura en la que estamos ahora, en la que el dinero se está entregando sin condiciones, sin rendición de cuentas, sin participación. ¿Te imaginas convertirte en accionista de una empresa pero sin tener ni voz ni voto? Eso es exactamente lo que el gobierno federal hizo con la industria bancaria y eso es lo que, al parecer, están listos para hacer con la industria automotriz. No tiene ningún sentido.

AMY GOODMAN: Bien, hablemos de las denuncias que están dando vueltas acerca de que el Presidente Bush ofreció una especie de “intercambio de favores”. Él está en contra del rescate a la industria automotriz, pero lo aceptaría si los demócratas apoyan el famoso tratado de libre comercio con Colombia.

MARK BRENNER: Así es. Ese es el rumor, que fue negado por la Casa Blanca, como ustedes informaron. Pero, honestamente, yo me quedé algo confundido cuando escuché la noticia, porque a mí me parecía que lo única mención de Barack Obama en el debate en referencia a los trabajadores, fue lo que está sucediendo con los sindicalistas y otros activistas defensores de los derechos laborales en Colombia, que están siendo asesinados. Él expresó su preocupación sobre eso y sobre la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio con ese país. Y luego, aquí estamos, esa es la única cosa que el Presidente pone como condición para la ayuda a la industria automotriz. Suena como si le estuviera diciendo a Obama “métetelo en el trasero”.

JUAN GONZALEZ: Mario Murillo, te encuentras en Colombia. ¿Cómo reaccionaron allá ante este asunto, que Colombia surgiera como tema en la primera reunión entre el Presidente electo Obama y el Presidente Bush?

MARIO MURILLO: Bueno, como puedes imaginar, cada vez que se hace alguna mención sobre Colombia en la prensa estadounidense, se convierte en noticia de primera plana y tema principal de debate en los programas de radio de la mañana en Colombia, así que es natural que esté generando una gran atención. Debería mencionar algo que resulta irónico, porque si el presidente Bush llegara, en efecto, a hacerlo, si llegara a condicionar el rescate a la industria automotriz al acuerdo de libre comercio en Colombia, al hacerlo estaría, de manera inevitable, ganándose la antipatía de otro sector del movimiento sindical colombiano y también de la pequeña industria, que se oponen al acuerdo de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos. Particularmente, la pequeña industria de las autopartes y repuestos para automóviles, que, casualmente, es la industria líder de la región en producción de autopartes y repuestos tanto para autos de origen estadounidense, como europeo y asiático. Así que ese plan no obtendría una gran aprobación aquí en Colombia, si ese plan es intentar salvar a la industria automotriz estadounidense, a la vez que inundan el mercado colombiano con ese tipo de productos estadounidenses, que llegarían inevitablemente con el acuerdo de libre comercio.

Hay una gran preocupación. Obviamente, la elección de Barack Obama el martes pasado ha generado reacciones diversas en la gente, en el movimiento sindical, en el movimiento indígena, en el movimiento popular. Estos grupos dan la bienvenida a su elección, pero, obviamente, los partidarios de Uribe han retrocedido un poco, porque durante la campaña electoral, aunque ahora aseguran que no apoyaban a John McCain y Sarah Palin, no hay duda que estaban cruzando los dedos para que ellos ganaran la semana pasada. Y debido al fuerte debate y a la firme postura que Barack Obama ha tomado respecto a las violaciones a los derechos humanos de los sindicalistas en Colombia, hay una considerable esperanza de que al menos haya una renegociación, si no la decisión de archivar definitivamente el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Colombia. Así que… aquí siguen a la espera de ver lo que ocurre, pero sin duda el que se esté discutiendo este tema ahora mismo en Washington atrae mucho la atención en Colombia.

AMY GOODMAN: Querría volver al último debate presidencial, cuando Obama explicó por qué se opone al acuerdo de libre comercio con Colombia.

SENADOR BARACK OBAMA: La situación actual en Colombia es que líderes del movimiento de los trabajadores han sido blanco de asesinatos de manera reiterada, y no se ha procesado a nadie. Y lo que he dicho, porque el libre comercio, el acuerdo de comercio en sí posee protecciones laborales y medioambientales, pero tenemos que defender los derechos humanos, y tenemos que asegurarnos de que no se ejerza violencia contra los trabajadores que intentan organizarse para defender sus derechos. Ese es el motivo por el que apoyé, por ejemplo, el acuerdo de libre comercio con Perú, que era un acuerdo bien estructurado.

AMY GOODMAN: Acabamos de escuchar al entonces candidato a la presidencia y ahora presidente electo, Barack Obama, explicando por qué se opone al acuerdo de libre comercio con Colombia y apoya el acuerdo de libre comercio con Perú. Mario, ¿cuál es tu respuesta a esto?

MARIO MURILLO: Bueno, es interesante. Mucha gente en Colombia lo recibió con agrado que Barack Obama haya dicho eso. Y obviamente el hecho de que Colombia fuera mencionada en el último debate presidencial, fue bien recibido aquí, especialmente por el movimiento sindical y el movimiento popular. El presidente Uribe, el mejor amigo del presidente Bush en el hemisferio Sur, intentó contrarrestar de inmediato aquello diciendo “Bueno, hemos hecho muchas cosas para mejorar las condiciones de seguridad de los sindicalistas”. La realidad es que sólo en 2008, cuarenta y un sindicalistas fueron asesinados. Desde que Uribe asumió la presidencia hace seis años, 454 sindicalistas han sido asesinados. El año pasado, treinta y nueve fueron asesinados, lo que significa más casos que la suma de todos los casos que se dieron en el resto del mundo. Así que, si esto es una mejora, está claro que aún queda un largo camino, y Barack Obama, por cierto, lo dejó claro. La preocupación que algunas personas tienen aquí y que llega en el contexto de lo que está ocurriendo ahora a escala nacional, la movilización masiva de campesinos indígenas, de los afro-colombianos, el movimiento de las mujeres, los grupos estudiantiles y, por supuesto, también el movimiento sindical, que están realizando una movilización que comenzó hace más de un mes, el 11 de octubre. Vienen marchando desde Cali y otras partes del país y llegarán a la capital, Bogotá, la próxima semana. Están llamando la atención no solamente sobre el asunto de los ataques sufridos por el movimiento sindical desde que comenzó el gobierno de Uribe, y negando así también la idea de un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Colombia, sino que también están llamando la atención sobre el hecho de que 1.200 activistas indígenas han sido asesinados a lo largo de los seis años en los que Uribe ha sido presidente, más de 400.000 comunidades indígenas han sido desplazadas, y hay una larga lista de violaciones de los derechos humanos, la más reciente de ellas referida a la controversia sobre los “falsos positivos”, el asesinato de civiles inocentes apresados en barrios pobres en distintas partes de Colombia, ejecutados in situ por oficiales del ejército colombiano y después disfrazados como miembros de la guerrilla y presentados como si fueran bajas producidas en combate, para mostrar que se están realizando progresos en la guerra contra el, entre comillas, “terrorismo”. Esto por fin salió a la luz y se transformó en un gran escándalo aquí en Colombia.

Y creo que lo que los activistas de derechos humanos, el movimiento sindical y los sectores progresistas de Colombia esperan que ocurra es que Barack Obama empiece a hablar también de estas situaciones, que no se limite a mencionar el desastroso historial de Colombia en relación con los activistas sindicales.

JUAN GONZALEZ: Y, Mark Brenner, ¿cuál es tu opinión sobre todo este tema, desde el punto de vista de los trabajadores, de los acuerdos de libre comercio con Colombia y otros países latinoamericanos? Ha habido cierta preocupación durante la carrera por la presidencia, especialmente durante las elecciones primarias, sobre hasta qué punto Obama intentaría que se cambiaran estos acuerdos de libre comercio.

MARK BRENNER: Bueno, creo que todo el mundo debería estar preocupado por lo que el gobierno de Obama hará en cuanto al libre comercio. Vimos esto mismo cuando gobernaba Clinton. Se convirtieron en los mayores partidarios del libre comercio en el mundo, aprobaron el NAFTAy nos legaron una gran cantidad de otros acuerdos bilaterales. Creo que tenemos que seguir presionando para estar verdaderamente seguros de que conseguimos lo que necesitamos en términos de reglas de juego internacionales beneficiosas para los trabajadores tanto de Estados Unidos, como de los de países como Colombia. Sin ninguna duda.

AMY GOODMAN: Mario, antes de que te vayas, quería preguntarte cuál fue la reacción general en Colombia el martes a la noche sobre la elección de Barack Obama.

MARIO MURILLO: La reacción fue muy positiva. Me encontraba en la región sur de Colombia, en el Cauca, acompañando a las comunidades indígenas que comenzaban su marcha hacia Bogotá. Estábamos viendo los resultados electorales. La gente se sorprendió enormemente ante la victoria de Barack Obama. No son tan ilusos como para pensar que va a suponer una transformación completa, en términos de la relación entre Colombia y Estados Unidos, pero hay una sensación de esperanza. Uno de los temas de los que se habló, y quisiera llamar la atención de los espectadores y oyentes de Democracy Now! sobre esto, es la preocupación por la posible elección de Fiscal General. Se ha hablado sobre un aliado y amigo cercano de Obama como posible Fiscal General de los Estados Unidos, Eric Holder, que actualmente es el abogado de la empresa Chiquita Brands International en su defensa contra decenas de demandantes de Colombia, familias trabajadoras, víctimas de los paramilitares que recibieron 1.700 millones de dólares de financiación durante los últimos años. Es un gran escándalo. Y si esta persona llega a ser el Fiscal General del gobierno de Obama, va a resultar realmente difícil conseguir que Estados Unidos haga justicia en este caso.

AMY GOODMAN: Mark Brenner, quería preguntarte acerca de un nuevo informe hecho público por Public Citizen. Afirma que los temas de comercio jugaron un papel sin precedentes en las carreras a la presidencia y al Congreso a nivel nacional, reforzando la exigencia pública de nuevas reglas para la globalización. Y las cifras que manejan son muy interesantes. Afirma que los partidarios del comercio justo, que se oponen al libre comercio—el así llamado libre comercio—en favor del comercio justo, según este nuevo informe, han aumentado su presencia en más de treinta escaños entre las dos Cámaras tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.

MARK BRENNER: Bueno, este asunto ha sido…la paradoja ha existido desde siempre, la mayoría de la gente está totalmente harta y podrida de los tipos de regímenes económicos bajo los que viven con el libre comercio y quieren que sus políticos hagan algo al respecto. Pero eso no ha sido lo que se ha hecho en Washington. Y, bueno, es una señal esperanzadora, el informe que has citado, pero no hay garantía a menos de que la gente realmente tenga el poder de exigirle a los funcionarios que ha elegido que rindan cuentas, y–la pieza que falta aquí es, justamente, cómo llegamos a lograr eso con este nuevo gobierno.

AMY GOODMAN: Para ser exactos, mientras releo el informe, afirma que un total de treinta y tres partidarios del comercio justo han conseguido escaños en la Cámara de Representantes, lo que representa un aumento neto de veintiséis. Cuatro nuevos partidarios del comercio justo han conseguido escaños en el Senado, un cambio neto de cuatro.

MARK BRENNER: Esperanzador.

AMY GOODMAN: Tus últimas palabras sobre el rescate económico a la industria automotriz, ¿qué crees que va a pasar con ese plan, cómo crees que va a llevarse a cabo?

MARK BRENNER: Bueno, si tengo la última palabra sobre el tema, lo que debo mencionar es el tema de la salud, porque, fíjate, General Motors gasta al año más de 5.000 millones de dólares en asistencia de la salud. Son responsables de la salud de más de un millón de personas, tanto en la actualidad como más adelante, finalmente, a través del VEBA, al que van a financiar. Ahí es donde, en mi opinión, debemos hacer hincapié y buscar soluciones, porque, no es una sorpresa, la industria automotriz no está hablando sobre un plan nacional de cobertura médica o cualquier otra cosa parecida a la nacionalización de la asistencia médica en la industria automotriz, como vimos tras el 11-S para los trabajadores de rescate de Nueva York y otros ejemplos parecidos. Así que me parece a mí que va a ser uno de los temas en los que el movimiento de los trabajadores se va a enfocar en primer lugar y en el que, esperemos, van a centrar su atención otros activistas del país.

AMY GOODMAN: Quiero agradecerles a ambos que hayan estado en el programa. Mario, en Colombia; Mario Murillo, profesor de comunicación en la Universidad Hofstra, autor del libro Colombia and the United States: War, Terrorism and Destabilization (Colombia y Estados Unidos: guerra, terrorismo y desestabilización). Y Mark Brenner, director de Labor Notes, la publicación nacional intersindical de mayor circulación del país.

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Traducido por Verónica Gelman, Ángel Domínguez y Democracy Now! en Español

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