Por Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y autor de Guerra en Kosova. Un estudio sobre la ingeniería del odio, 2001 (EL PAÍS, 20/07/07):
Al calor del plan Ahtisaari, que, como es sabido, se propone conceder una independencia tutelada a Kosovo, han reaparecido muchos de los tópicos que se manejaron, un decenio atrás, con respecto a la desintegración de Yugoslavia. Baste con recordar la letanía sobre los reconocimientos unilaterales alemanes o la sugerencia, comúnmente encubierta, de que las autoridades serbias sus razones tenían para encarar de manera vehemente unas u otras secesiones. Es llamativo que en ese magma de atropellos intelectuales pocos recuerden lo que ocurrió en Kosovo, a partir de 1989, merced a las políticas abrazadas por la Serbia de Milosevic: la autonomía fue abolida, se instauró una ley marcial saldada en palmarias violaciones de derechos y se desplegó un genuino régimen de apartheid contra la mayoría albanesa de la población. Antes de la reconversión bélica del conflicto, y durante ocho años, la respuesta albanokosovar consistió, por añadidura, en el aprestamiento de un movimiento de desobediencia civil no violenta.
No faltan los expertos que, con argumentos ponderados, sugieren que ese escenario de violaciones de derechos bien puede convertirse hoy en justificación mayor para el reconocimiento de un horizonte de autodeterminación en Kosovo. No nos engañemos, sin embargo, al respecto. Si, por un lado, el plan Ahtisaari no prevé en realidad una fórmula de autodeterminación -preconiza directamente la independencia-, por el otro lo razonable es huir de explicaciones conspiratorias y aducir que las potencias occidentales se disponen a reconocer un Kosovo independiente en virtud de un prosaico ejercicio de realpolitik: es más sencillo dar rienda suelta a las querencias de la mayoría albanesa de la población que atender a las demandas de la minoría serbia local. Y ello resulta ser así tanto más cuanto que se antoja impensable una reacción agresiva en Belgrado.
Es verdad, con todo, que el embrollo kosovar se ve hoy marcado por un problema de enjundia cual es el hecho de que la minoría serbia, y con ella otras, se ha visto privada desde 1999 de sus derechos más elementales. Semejante situación no es sino una secuela más del rotundo fracaso del protectorado que cobró cuerpo luego de una intervención, la de la OTAN, de la que debería ocuparse el Tribunal de La Haya. Ninguno de sus objetivos ha sido satisfecho: la democratización no ha progresado, la economía se halla estancada, las mafias se mueven a sus anchas y a duras penas ha germinado nada que merezca el nombre de sociedad civil, circunstancias todas que -parece- deberían aplazar la apertura de una discusión sobre el futuro del país. No está de más señalar, claro, que al amparo del protectorado han despuntado tramados intereses como los que se han revelado de la mano de la base norteamericana de Bondsteel, con su pequeño Guantánamo. Como no está de más agregar que las fuerzas albanokosovares, impregnadas de un irrefrenable maximalismo que ha marginado a quienes podían servir de puente entre comunidades -no les han ido a la zaga en ello sus homólogas serbias-, han aplazado para el día después de la independencia la resolución de los problemas más perentorios.
Si alguien se pregunta por las razones que invitan a resolver con prisa desmesurada el reñidero kosovar, y habida cuenta de que no parece que pueda invocarse al respecto el deseo acuciante de retirar soldados y funcionarios foráneos, habrá que volver los ojos hacia las demandas de los principales agentes en confrontación: si entre los partidos serbios impera la percepción de que el protectorado no es sino una lamentable antesala de la independencia, la mayoría de las fuerzas albanokosovares consideran que aquél se ha prolongado de manera injustificada. Por si poco fuera, y del lado de estas últimas, en la trastienda se barrunta la amenaza de declarar unilateralmente la mentada independencia en caso de que las negociaciones no lleguen a buen puerto.
Nada de lo dicho desmiente la importancia de lo que piensa la mayoría de los habitantes de Kosovo, que, a buen seguro, y de resultas de los avatares del decenio de 1990, defienden la secesión con respecto a Serbia en provecho de la creación de un Estado independiente (y no, por cierto, de una unificación con Albania). Conviene señalar al respecto la interesada liviandad de los argumentos esgrimidos por quienes se aferran al designio de negar cualquier horizonte de autodeterminación y secesión, como si el hecho de que Kosovo en el ordenamiento jurídico yugoslavo careciese de tales potestades cerrase toda discusión. Es verdad, eso sí, que las perspectivas que abre el plan Ahtisaari son delicadas de puertas afuera: un Kosovo independiente parece llamado a provocar movimientos en otros escenarios, y en singular, en la vecina República Serbia de Bosnia. Lo suyo es prestar atención, por lo demás, a la posición de Rusia: aunque aparentemente hostil a la independencia kosovar, Moscú podría sacar partido de esta última y reclamar la aplicación de fórmulas similares en el Transdniestr, en Abjazia y en Osetia del Sur. No es más edificante, aun así, la actitud de Estados Unidos, embaucado en el designio de hacer las cosas difíciles a terceros, y la de varios miembros de la Unión Europea que postulan una independencia tutelada en Kosovo mientras rechazan firmemente horizontes similares a la hora de encarar contenciosos internos.
Olvidemos ahora que la mayoría de las opiniones, serenas y respetables, hostiles al plan Ahtisaari invocan argumentos centrados en la estabilidad y en modo alguno se interesan por las presuntas querencias de las gentes, y recordemos que es legítimo que tales opiniones reclamen un rechazo frontal de un Kosovo independiente. Quienes así razonan deberán explicar a continuación, bien es verdad, qué futuro postulan para ese castigado país, no vaya a ser que las fórmulas alternativas que manejen sean aún más problemáticas que las que Ahtisaari ha colocado sobre la mesa.
En cualquier caso, sobran los motivos para rescatar una pregunta muchas veces formulada los últimos meses: por qué en Kosovo se habría de reconocer lo que en otros lugares se niega con firmeza. Al lector hay que recordarle, eso sí, que hay dos maneras de resolver el entuerto correspondiente: si la primera aconseja cortar por lo sano cualquier perspectiva de independencia para Kosovo, la segunda sugiere que no hay ningún mal en examinar los activos que se derivarían de extender a otros escenarios la fórmula kosovar.
Al calor del plan Ahtisaari, que, como es sabido, se propone conceder una independencia tutelada a Kosovo, han reaparecido muchos de los tópicos que se manejaron, un decenio atrás, con respecto a la desintegración de Yugoslavia. Baste con recordar la letanía sobre los reconocimientos unilaterales alemanes o la sugerencia, comúnmente encubierta, de que las autoridades serbias sus razones tenían para encarar de manera vehemente unas u otras secesiones. Es llamativo que en ese magma de atropellos intelectuales pocos recuerden lo que ocurrió en Kosovo, a partir de 1989, merced a las políticas abrazadas por la Serbia de Milosevic: la autonomía fue abolida, se instauró una ley marcial saldada en palmarias violaciones de derechos y se desplegó un genuino régimen de apartheid contra la mayoría albanesa de la población. Antes de la reconversión bélica del conflicto, y durante ocho años, la respuesta albanokosovar consistió, por añadidura, en el aprestamiento de un movimiento de desobediencia civil no violenta.
No faltan los expertos que, con argumentos ponderados, sugieren que ese escenario de violaciones de derechos bien puede convertirse hoy en justificación mayor para el reconocimiento de un horizonte de autodeterminación en Kosovo. No nos engañemos, sin embargo, al respecto. Si, por un lado, el plan Ahtisaari no prevé en realidad una fórmula de autodeterminación -preconiza directamente la independencia-, por el otro lo razonable es huir de explicaciones conspiratorias y aducir que las potencias occidentales se disponen a reconocer un Kosovo independiente en virtud de un prosaico ejercicio de realpolitik: es más sencillo dar rienda suelta a las querencias de la mayoría albanesa de la población que atender a las demandas de la minoría serbia local. Y ello resulta ser así tanto más cuanto que se antoja impensable una reacción agresiva en Belgrado.
Es verdad, con todo, que el embrollo kosovar se ve hoy marcado por un problema de enjundia cual es el hecho de que la minoría serbia, y con ella otras, se ha visto privada desde 1999 de sus derechos más elementales. Semejante situación no es sino una secuela más del rotundo fracaso del protectorado que cobró cuerpo luego de una intervención, la de la OTAN, de la que debería ocuparse el Tribunal de La Haya. Ninguno de sus objetivos ha sido satisfecho: la democratización no ha progresado, la economía se halla estancada, las mafias se mueven a sus anchas y a duras penas ha germinado nada que merezca el nombre de sociedad civil, circunstancias todas que -parece- deberían aplazar la apertura de una discusión sobre el futuro del país. No está de más señalar, claro, que al amparo del protectorado han despuntado tramados intereses como los que se han revelado de la mano de la base norteamericana de Bondsteel, con su pequeño Guantánamo. Como no está de más agregar que las fuerzas albanokosovares, impregnadas de un irrefrenable maximalismo que ha marginado a quienes podían servir de puente entre comunidades -no les han ido a la zaga en ello sus homólogas serbias-, han aplazado para el día después de la independencia la resolución de los problemas más perentorios.
Si alguien se pregunta por las razones que invitan a resolver con prisa desmesurada el reñidero kosovar, y habida cuenta de que no parece que pueda invocarse al respecto el deseo acuciante de retirar soldados y funcionarios foráneos, habrá que volver los ojos hacia las demandas de los principales agentes en confrontación: si entre los partidos serbios impera la percepción de que el protectorado no es sino una lamentable antesala de la independencia, la mayoría de las fuerzas albanokosovares consideran que aquél se ha prolongado de manera injustificada. Por si poco fuera, y del lado de estas últimas, en la trastienda se barrunta la amenaza de declarar unilateralmente la mentada independencia en caso de que las negociaciones no lleguen a buen puerto.
Nada de lo dicho desmiente la importancia de lo que piensa la mayoría de los habitantes de Kosovo, que, a buen seguro, y de resultas de los avatares del decenio de 1990, defienden la secesión con respecto a Serbia en provecho de la creación de un Estado independiente (y no, por cierto, de una unificación con Albania). Conviene señalar al respecto la interesada liviandad de los argumentos esgrimidos por quienes se aferran al designio de negar cualquier horizonte de autodeterminación y secesión, como si el hecho de que Kosovo en el ordenamiento jurídico yugoslavo careciese de tales potestades cerrase toda discusión. Es verdad, eso sí, que las perspectivas que abre el plan Ahtisaari son delicadas de puertas afuera: un Kosovo independiente parece llamado a provocar movimientos en otros escenarios, y en singular, en la vecina República Serbia de Bosnia. Lo suyo es prestar atención, por lo demás, a la posición de Rusia: aunque aparentemente hostil a la independencia kosovar, Moscú podría sacar partido de esta última y reclamar la aplicación de fórmulas similares en el Transdniestr, en Abjazia y en Osetia del Sur. No es más edificante, aun así, la actitud de Estados Unidos, embaucado en el designio de hacer las cosas difíciles a terceros, y la de varios miembros de la Unión Europea que postulan una independencia tutelada en Kosovo mientras rechazan firmemente horizontes similares a la hora de encarar contenciosos internos.
Olvidemos ahora que la mayoría de las opiniones, serenas y respetables, hostiles al plan Ahtisaari invocan argumentos centrados en la estabilidad y en modo alguno se interesan por las presuntas querencias de las gentes, y recordemos que es legítimo que tales opiniones reclamen un rechazo frontal de un Kosovo independiente. Quienes así razonan deberán explicar a continuación, bien es verdad, qué futuro postulan para ese castigado país, no vaya a ser que las fórmulas alternativas que manejen sean aún más problemáticas que las que Ahtisaari ha colocado sobre la mesa.
En cualquier caso, sobran los motivos para rescatar una pregunta muchas veces formulada los últimos meses: por qué en Kosovo se habría de reconocer lo que en otros lugares se niega con firmeza. Al lector hay que recordarle, eso sí, que hay dos maneras de resolver el entuerto correspondiente: si la primera aconseja cortar por lo sano cualquier perspectiva de independencia para Kosovo, la segunda sugiere que no hay ningún mal en examinar los activos que se derivarían de extender a otros escenarios la fórmula kosovar.
1 comentario:
ALGO DE VERDAD SOBRE KOSOVO Y MILOSEVC, APARTE DE LAS MANIPULACIONES HABITAULES
Respecto a la exYugoslavia la propaganda masiva de los medios occidentales y sus gobiernos, hace que hasta “los proserbios” no se arriesguen a decir las cosas como son por no parecer “negacionistas”, y se forma una espiral donde a los “lobos” albaneses, croatas, eslovenos y bosnio-musulmanes se les disfraza de “corderos”, y a los “lobos” serbios se les vende como “secuaces del demonio”. Simplemente es MENTIRA, así de llano.
Si el lector quiere desligarse de la corriente de manipulación informativa de Carlos Taibo, Hermann Tertsch y el fanatismo neofascista de Jiménez Losantos (inspirado en esas fuentes), a continuación encontrará otras fuentes (naturalmente satanizadas por estos dictadores de la desinformación), y pistas que le pueden dar otras perspectivas sobre lo que se nos ha vendido y también sirven para evaluar el nivel de conocimientos e interpretación del “analista” de turno. Disculpen que está escrito de forma rápida y no exhaustiva, pero los que no somos “manipuladores profesionales” no tenemos mucho tiempo para esto :
Cuando el historiador Reboredo, en su artículo “Serbia y el Polvorín kosovar” dice que los serbios han “creado una mitología que sitúa a Kosovo como el origen de Serbia” me sorprendo de que a la historia rigurosa (pasada y presente) la denomine “mitología”, o sea, algo así como si fuera “Los caballeros de la tabla redonda” o “La Canción de Roldan”. Se pretende sugerir que la identidad serbia de Kosovo se acabó en la época medieval, para deslegitimar la pretensión serbia. En las fuentes citadas en este texto encontraran información; he aquí una reseña: en el siglo XIII la iglesia autocéfala serbia estableció su sede en Pech (Kosovo-Metohija). Desde el siglo VII los serbios llegaron a los Balcanes y poblaron la despoblada zona de Kosovo. La capital del reino serbio fue establecida en Skoplje (junto a Kosovo) hacia el siglo XIV, donde fue coronado emperador Esteban Dusan en 1346, siendo la región el núcleo metropolitano de la Serbia medieval. A pesar de diferentes cambios de gobierno, de ofensivas turcas que provocaban emigraciones de serbios al norte, y la subordinación de Pech al Patriarcado de Ohrid (1459), Kosovo mantuvo su carácter serbio, y en 1557 Pech volvió a ser la sede del patriarca de la Iglesia serbia, "siendo gran foco de la vida nacional"; en 1766 el patriarca de Constantinopla abolió dicho patriarcado, que fue recuperado en 1804, hasta hoy, con algún contratiempo. Las instituciones religiosas tuvieron importancia capital en los Balcanes, como aglutinantes de la vida cultural y política, ya que eran utilizadas por los poderes terrenales como medio de establecer su dominación sobre los pueblos y de destruir su nacionalidad. La Iglesia serbia estuvo en permanente lucha con las iglesias vecinas, utilizadas por el Imperio Otomano (entre otros) como forma de gobierno. (mayormente tomado de Breve Historia de Yugoslavia, Darby y otros, Colección Austral)
Reboredo también habla de “decenios de represión serbia”: pueden echar una ojeada a estas referencias (artículos y listados de artículos de la prensa de los 80s) en que pueden ver ustedes mismos quien ha sufrido represión en Kosovo durante los últimos “decenios” ...y siglos. Digno es de mencionar el comentario en 1986 de Fadil Hoxha, pariente del dictador comunista de Albania, que fue líder comunista de Kosovo de que había que usar a las mujeres serbias para satisfacer a los potenciales violadores albaneses. Los “decenios de represión serbia” a los albaneses incluían que los niños serbios recibían clases obligatorias de albanés entre el 7º y 12º grado, que los albanokosovares recibían sus libros escolares de Albania, y que no pagaban agua ni luz; además las “décadas de opresión” incluían la permisividad para el apego a su código tribal-tradicional en lugar de a las leyes de Yugoslavia, así como el fomento por parte de Tito de la inmigración ilegal a Kosovo desde Albania (uno de los deseos de los serbios en la última campaña era expulsar al 30% de extranjeros albaneses de Kosovo, es decir, inmigrantes ilegales sin pasaporte yugoslavo).
(Si el vinculo no enlaza pongan el titulo en google)
Kosovo-Getting Worse? (http://www.hackworth.com/Kosova.html)
Serbia”. “Serbian Kosovo and Metohija” (de William Dorich),
Kosovo – What is the problem ? en la web de Srpska Mreza (www.srpska-mreza.com), 1 pag.
Why Serbia lifted Kosovo’s autonomy? incluye el artículo de David Binder, New York Times, 1-10-1987, 4 pag.
Articles written when Kosovo was not famous (http://members.tripod.com/~sarant_2/ksm.html)
Archive: Kosovo in the 1980’s (http://emperors-clothes.com/articles/benworks/1980news.html)
Violence Against Christian Serbs and Their Holy Places (http://www.savekosovo.org/default.asp?p=3&leader=0&sp=49)
Respecto al “histórico líder pacifista Ibrahim Rugova” se trata normalmente de contraponer a la “ambición serbia” un “Gandhi de los Balcanes” desvirtuando totalmente el caracter de un político totalmente inoperante que no hizo nada por la coexistencia pacífica de los pueblos de Kosovo, de hecho su mediocridad fue tal que no hizo nada ni por sus propios partidarios. Pueden ver el artículo “MUERE RUGOVA, UN FALSO PALOMO DE LA PAZ” (22.1.2006.) Aleksandar Vuksanovic, www.semanarioserbio.com
Un tip que se puede usar para sondear la seriedad del “analista” de turno es cuando habla de la “supresión de la autonomía kosovar” en 1989 o la “agitación virulenta del nacionalismo serbio” en el discurso de Milosevic en Kosovo Polje en 1989, cuando dijo aquello de “nadie volverá a levantar la mano contra un serbio”” (Pere Vilanova, ¿Catedrático?, La Vanguardia, 27/07/07). En el caso de la autonomía, no se suprimió, se revisó esencialmente eliminando las competencias en seguridad y poder judicial, que eran precisamente los instrumentos del desgobierno albanés en la provincia, así como los subsidios : se pensó que era hora de que los albaneses trabajaran y pagaran sus impuestos, como todo el mundo.
Y en el caso del discurso “ultranacionalista y encendido de Milosevic”, se trata de una vergonzosa manipulación digna de Goebbels, una y otra vez repetida, que debe tener contentos a los tergiversadores pronazis y pro mafias albanesas Carlos Taibo y Hermann Tertsch, y a su admirador, el ignorante en asuntos balcánicos y neofascista Losantos.
Lean al respecto y hasta el final (lo recomiendo) el espectacular artículo de Francisco Gil-White "DE QUE MANERA LOS MEDIOS ESCRIBEN SOBRE S. MILOSEVIC" (http://www.semanarioserbio.com/modules.php?name=News&file=article&sid=2489).
Leyendo información variada podrán observar que el “ultranacionalismo serbio” se queda pequeño con el islamismo del reclutador de las SS en la Segunda Guerra Mundial Alia Izetbegovic (presidente de Bosnia en la época), o el nazi Tudjman (presidente de Croacia) que resucitó en los 90 el estado ustacha de la segunda guerra mundial, amen de publicar su libro “revisionista” acerca de dicho estado nazi. Sobre el ELK albanokosovar, pueden ver que es un grupo mafio-terrorista de inspiración marxista-leninista deseoso de crear una Gran Albania étnicamente pura.
Hay que rebuscar mucho para encontrar discursos similares en el nacionalismo serbio, a pesar de que nos han vendido lo contrario.
Abundante información “alternativa” se puede encontrar en numerosas webs de serbios en el mundo (www.suc.org, www.serbianna.com, www.sane-boston.org, http://antiwar.com/malic/, www.semanarioserbio.com), hay un sinnúmero de artículos en www.emperorsclothes.com, o por ejemplo en libros que se pueden leer gratuitamente en la web como el impresionante por sus datos esclarecedores del checo Rajko Dolecek “I Accuse” o
El cuento de la “Gran Serbia” sorprende a los propios serbios ya que eso es algo trasnochado que a nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido, sin embargo la “Gran Croacia” deseada explícitamente por Tudjman (recomiendo leer el asombroso artículo Hiding Genocide, del Defense & Foreign Affairs Strategic Policy, 1992, http://128.121.186.47/ISSA/reports/Balkan/Genocide.htm), o la Bosnia islámica buscada por Izetbegovic (imprescindible relato en “Some Call it Peace-Waiting for War in the Balkans” de Yossef Bodansky, Director del Comité del Congreso USA sobre terrorismo y Guerra no convencional, que da pelos y señales sobre la intervención islámica en Bosnia), o la Gran Albania sí son explícitos objetivos de ambos líderes. Lo malo para losserbios es que están regados por casi todas las repúblicas, y querer mantenerse en un estado seguro para ellos no es desear “la Gran Serbia” sino no querer quedar en manos de estados nazis e islamistas....no es mucho pedir.
Y lean siempre a Michel Collon (Ojo con los Media, El Juego de la Mentira) y numerosos artículos en la web. Los Taibo y Tertsch le critican muchísimo tachándole de marxista, por eso hay que leerlo porque denuncia el sistema propagandísticos al servicio el poder en el que estamos inmersos todos, y del que son artífices los manipuladores periodísticos antes mencionados. También es brillante el académico serbio-americano William Dorich (facilmente accesible en la web)que tiene artículos excepcionales sobre la historia de Kosovo y la historia serbia en general.
Lo que me pregunto y no logro concluir es si a Milosevic se le dejó otra opción de reaccionar. A toro pasado se ve claramente que debería haber sido más hábil y haber negociado provisoriamente al bloque OTAN, pero me parece que la tenaza Germano-Croata-Eslovena ya estaba armada mucho antes, con lo que cuando quiso reaccionar ya estaba encarrilado en la dirección contraria a occidente que le arrinconó.
Ah, por cierto, me extraña mucho que tan expertos analistas siempre se refieran a la etnia de los “romanis” de los Balcanes. ¿Saben que simplemente son gitanos? O sea, es “gitanos” en las lenguas locales. Espero que sí.
No he mencionado asuntos como el de las “violaciones masivas” (siempre de serbios) o “fosas comunes”, pero en las fuentes anteriores (pej. en el I Accuse de Dolecek) encontraran bastantes ejemplos de manipulaciones, muchas de ellas impresionantes; pueden ver el informe Rapes in Yugoslavia, del North American News Analysis Group en la Asamblea de California en 1993 (http://www.srpska-mreza.com/mediaWar/rapes-fiction.html).
NOTAS ADICIONALES:
El nacionalismo serbio no es el primer nacionalismo que se manifiesta, surge solo después de la muerte de Tito como reacción a los otros nacionalismos, y se desarrolla en paralelo con el nacionalismo de todos los demás. Hay una responsabilidad serbia en el proceso de desintegración yugoslavo, consistente en haber alimentado el descrédito de la propia idea yugoslava al denunciar las desventajas que el sistema titoísta había impuesto al pueblo serbio respecto de otros.....................[a finales de los años 80] en el caso de eslovenos, croatas y albaneses (y sólo más tarde, musulmanes), se habían perfilado y consolidado estrategias rupturistas muy sólidas, meditadas, consensuadas, consultadas en el exterior, con apoyos y garantías internacionales. (El espejismo yugoslavo, J. Palau, Ed. del Bronce, p48)
En los 18 volúmenes de suplementos de la Enciclopedia Espasa-Calpe entre 1945 y 1984 sobre el "ultra-nacionalismo excluyente serbio" podemos encontrar:........NADA. No encontramos NADA DE NADA. Sin embargo existen abundantes entradas acerca de expresiones violentas de nacionalismo albanés, croata y musulmán
LOS ALBANESES, EL PUEBLO MÁS ANTIGUO DE LOS BALCANES
Los eslavos ocuparon la región de los Balcanes conocida como Iliria hacia el 650 dc. De la antigua población iliria, los albaneses son las únicas reliquias que han sobrevivido hasta hoy. Quedaron sin eslavizar los albaneses que ocupan la región de Albania y alguna zona limítrofe, el resto de los habitantes fueron asimilados por la población eslava, incluidos los que hubiera en la mayor parte de Kosovo, Montenegro, Macedonia. La expansión de albaneses hacia el norte y el este (Kosovo y Macedonia) comenzó de manera significativa 11 siglos después de la llegada de los eslavos. (Breve Historia de Yugoslavia, Darby y otros, Colección Austral, p20-23, 119)
FECHAS PRINCIPALES DE LAS EXPULSIONES DE SERBIOS
1691: con la retirada austríaca después de una ofensiva los serbios quedaron a merced de las represalias turcas, y el patriarca Arsenije III organizó una gran emigración de 30.000-40.000 familias hacia el norte. Habían abandonado la zona de Pech, Prizren y el norte de Macedonia; es este el momento en que musulmanes de Albania se desplegaron hacia el norte y el este ocupando las tierras que habían sido eslavas durante 11 siglos. Bajo el poder turco, aquellos que adoptaban la fe islámica gozaban de privilegios, entre ellos los relativos a la propiedad de la tierra, etc. Y los albaneses, en su mayoría, se habían hecho musulmanes, lo que les ponía en posición más favorable respecto a los serbios que no se vendieron al invasor.
1878-1918: los aliados eslavos vencieron a los turcos en 1878, y se firmó el tratado de Berlín, por el que Serbia y Montenegro recuperaron parte de sus territorios. Ante la previsible perdida de territorios en los Balcanes, los turcos alentaron la colonización musulmana en las zonas que aún les quedaban. En este período los albaneses consiguieron la mayoría demográfica en Kosovo, animados continuamente por los turcos, emigrando 150.000 serbios. En la 1ª Guerra Mundial murieron 1,2 millones de serbios y las guerrillas albanesas aprovecharon la ocasión para hostigar a los serbios.
1941: En el periodo de entreguerras, la población serbia y albanesa se había equilibrado, pero la alianza albano-italiana ocupó Kosovo y la parte oeste de Macedonia, teniendo que huir alrededor de 300.000 serbios. Un millón de serbios murieron en la 2ª Guerra Mundial.
1945-1990: Tito, con su política de basar el fortalecimiento de Yugoslavia en el debilitamiento de Serbia, prohibió el retorno a Kosovo y Macedonia de los serbios expulsados en la guerra, al mismo tiempo permitió la inmigración de 500.000 albaneses desde Albania, mientras observaba pasivamente como el régimen opresivo hacia los serbios, por la creciente población albanesa, provocaba la emigración serbia. Hasta 1990 unos 300.000 serbios tuvieron que abandonar Kosovo. Del 35% de serbios según el censo de 1948 se llega al 10% estimado en 1991.
(datos obtenidos de Breve Historia de Yugoslavia, Darby, Austral; Puentes rotos sobre el Drina, J.Villanueva, p28-29; Cuaderno nº30 Albania-Kosovo, Rev. Solidaridad,...p27)
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