Por IGNACIO CEMBRERO - Madrid - (El País.com, 26/02/2009)
Version française
La rama de Al Qaeda en el Magreb ha conseguido que se den cita en Nuakchot, durante dos días, los jefes de los servicios secretos de los cinco países de la región, según fuentes conocedoras de este encuentro inusitado. Por culpa de la pésima relación que mantienen Marruecos y Argelia, la colaboración entre servicios de inteligencia deja mucho que desear y sus reuniones son excepcionales.
El general Mohamed Lamin Medien, de 70 años, más conocido por su apodo de Toufik, jefe de la poderosa Dirección de la Información y de la Seguridad argelina (DRS, según sus iniciales en francés), y Yassin Mansouri, de 46 años, patrón de la Dirección General de Estudios y Documentación marroquí, se encontraron, por fin, a principios de semana.
El maestro de ceremonia fue su homólogo mauritano, Hanana Ould Sidi, y entre los invitados figuraban también sus colegas tunecino y libio. Todos los huéspedes fueron recibidos por el general Mohamed Ould Abdelaziz, jefe de la Junta Militar mauritana que se hizo con el poder en agosto. La información sobre la audiencia fue dada por la agencia de prensa privada mauritana Al Akhbar que no proporcionó más detalles.
Para que se convoque esta reunión ha sido necesario que Al Qaeda en el Magreb Islámico, el nombre con el que se bautizaron en 2007 los salafistas argelinos, secuestre, en diciembre en Níger, a dos diplomáticos canadienses -uno de ellos Robert Fowler, enviado del secretario general de la ONU para ese país del Sahel- y, en enero, a cuatro turistas europeos.
Liberación a cambio de los rehenes
La semana pasada, el portavoz de los terroristas reivindicó el séxtuple secuestro y, según la agencia France-Presse, la organización exige, entre otras cosas, la liberación de dos de sus presos encarcelados en Mauritania a cambio de la puesta en libertad de los rehenes. Todos ellos han sido, probablemente, transferidos a algún lugar del norte de Mali.
La discusión, en Nuakchot, no estuvo solo dedicada a Al Qaeda sino a los tráficos de toda índole, desde la droga hasta las armas, que se desarrollan en esa amplia franja desértica del Sahel muy difícil de controlar. Los cincos jefes del espionaje coincidieron en la necesidad de reforzar su cooperación.
"Hasta ahora la colaboración no era su punto fuerte", señala el profesor Mathieu Guidère, autor de dos libros sobre Al Qaeda en el Magreb. Más bien se peleaban entre ellos. En 2003, por ejemplo, el vicecónsul de Argelia en Casablanca fue juzgado en Argel por espiar para Marruecos y condenado a cinco años. La semana pasada el ministro de Estado argelino, Abdelaziz Belkhadem, que quejó en televisión de la inexistencia de una "acción común [con Marruecos] en materia de lucha antiterrorista, inmigración clandestina y tráfico de droga".
Por el lado marroquí los reproches son similares sobre todo en lo concerniente a la inmigración clandestina. Argelia es además considerada como el país que pone trabas a la adhesión de Marruecos en el Comité de Servicios Secretos e Inteligencia Africano, fundado en 2004 y del que forman parte 46 Estados del continente. La desconfianza mutua es total.
Los europeos y, más aún, los estadounidenses llevan años presionando a los servicios magrebíes para que mejoren su colaboración. La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, lo dijo públicamente en septiembre, durante una visita a Marruecos, y su adjunto, David Welch, le reiteró en octubre en Madrid: "Es necesario que se produzca una mejora significativa de su cooperación".
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La rama de Al Qaeda en el Magreb ha conseguido que se den cita en Nuakchot, durante dos días, los jefes de los servicios secretos de los cinco países de la región, según fuentes conocedoras de este encuentro inusitado. Por culpa de la pésima relación que mantienen Marruecos y Argelia, la colaboración entre servicios de inteligencia deja mucho que desear y sus reuniones son excepcionales.
El general Mohamed Lamin Medien, de 70 años, más conocido por su apodo de Toufik, jefe de la poderosa Dirección de la Información y de la Seguridad argelina (DRS, según sus iniciales en francés), y Yassin Mansouri, de 46 años, patrón de la Dirección General de Estudios y Documentación marroquí, se encontraron, por fin, a principios de semana.
El maestro de ceremonia fue su homólogo mauritano, Hanana Ould Sidi, y entre los invitados figuraban también sus colegas tunecino y libio. Todos los huéspedes fueron recibidos por el general Mohamed Ould Abdelaziz, jefe de la Junta Militar mauritana que se hizo con el poder en agosto. La información sobre la audiencia fue dada por la agencia de prensa privada mauritana Al Akhbar que no proporcionó más detalles.
Para que se convoque esta reunión ha sido necesario que Al Qaeda en el Magreb Islámico, el nombre con el que se bautizaron en 2007 los salafistas argelinos, secuestre, en diciembre en Níger, a dos diplomáticos canadienses -uno de ellos Robert Fowler, enviado del secretario general de la ONU para ese país del Sahel- y, en enero, a cuatro turistas europeos.
Liberación a cambio de los rehenes
La semana pasada, el portavoz de los terroristas reivindicó el séxtuple secuestro y, según la agencia France-Presse, la organización exige, entre otras cosas, la liberación de dos de sus presos encarcelados en Mauritania a cambio de la puesta en libertad de los rehenes. Todos ellos han sido, probablemente, transferidos a algún lugar del norte de Mali.
La discusión, en Nuakchot, no estuvo solo dedicada a Al Qaeda sino a los tráficos de toda índole, desde la droga hasta las armas, que se desarrollan en esa amplia franja desértica del Sahel muy difícil de controlar. Los cincos jefes del espionaje coincidieron en la necesidad de reforzar su cooperación.
"Hasta ahora la colaboración no era su punto fuerte", señala el profesor Mathieu Guidère, autor de dos libros sobre Al Qaeda en el Magreb. Más bien se peleaban entre ellos. En 2003, por ejemplo, el vicecónsul de Argelia en Casablanca fue juzgado en Argel por espiar para Marruecos y condenado a cinco años. La semana pasada el ministro de Estado argelino, Abdelaziz Belkhadem, que quejó en televisión de la inexistencia de una "acción común [con Marruecos] en materia de lucha antiterrorista, inmigración clandestina y tráfico de droga".
Por el lado marroquí los reproches son similares sobre todo en lo concerniente a la inmigración clandestina. Argelia es además considerada como el país que pone trabas a la adhesión de Marruecos en el Comité de Servicios Secretos e Inteligencia Africano, fundado en 2004 y del que forman parte 46 Estados del continente. La desconfianza mutua es total.
Los europeos y, más aún, los estadounidenses llevan años presionando a los servicios magrebíes para que mejoren su colaboración. La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, lo dijo públicamente en septiembre, durante una visita a Marruecos, y su adjunto, David Welch, le reiteró en octubre en Madrid: "Es necesario que se produzca una mejora significativa de su cooperación".
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