Por Alfredo Conde, escritor (EL PERIÓDICO, 07/01/09):
En 1492, los Reyes Católicos promulgaron una pragmática que, bajo pena de 10.000 maravedís de multa y dos años de destierro, conminaba a los gallegos a no celebrar banquetes nupciales por tiempo superior a tres días, limitando de paso el número de platos a ingerir. Los cifraron en una cantidad que será mejor silenciar en un alarde de discreción, prudencia e incluso chovinismo del que nadie deberá avergonzarse.
El pasado día de Nochebuena, en titulares que denunciaban no pequeño regocijo, mejor dicho, que evidenciaban enorme satisfacción, algunos periódicos gallegos daban la noticia de que, en estas fechas navideñas, el marisco se estaba vendiendo un 25% más barato que el pasado año. Con todo y con esto, el kilo de angulas alcanzaba los 700 euros y el de camarones rondaba los 30. Deduzca el perspicaz lector que los gallegos seguimos siendo lo que siempre fuimos y qué cifras se manejaron en ediciones precedentes a la que nos ocupa.
Deducidas las cifras anteriores quizá sea el momento de considerar los márgenes de ganancia en los que el mercado correspondiente se ha venido moviendo en los últimos años. Dada la escasa tendencia de subastadores, asentadores, intermediarios o vendedores a practicar la caridad, es fácil deducir que vendiendo un 25% más barato que hace un año toda esa gente ha seguido ganando dinero. Como debe ser.
Está sucediendo los mismo con los automóviles, que también se están vendiendo un 25% más baratos, a fin de aligerar su almacenamiento sin perder dinero en el empeño. Por eso, quizá sea momento de preguntarse las razones que nos han conducido al momento actual. ¿Acaso los enormes beneficios obtenidos hasta ahora tendrán algo que ver con lo delicado de la situación?
Según también pudimos leer, Rene Thierry-Magon, fundador del fondo Access International Advisors, se levantó la tapa de los sesos tras perder mil millones de euros en el fraude llevado a cabo por Bernard Madoff. La alegría inversora de hace apenas unos años, consecuencia de un dinero fácil, ganado a base de amplios márgenes de beneficio a los que nadie pensó en poner coto, con la disculpa de que el mercado libre se autorregula, empiezan a generar más tristezas que la propia situación que atravesamos. En realidad la máxima no es mala, pues el mercado se autorregula, pero ya vemos a qué precio.
LA LIBRETA de ahorros de ese emigrante de Bangladés que apareció ampliamente fotografiada en toda la prensa después de que su titular hubiese obtenido 300.000 euros en la lotería de Navidad ejemplifica a la perfección esto de lo que se habla. Abierta el pasado mes de febrero con 50 euros, la libreta que se cita muestra cómo, a lo largo de 10 meses, su titular ingresó otros 20 euros en mayo y retiró 30 en septiembre; es decir, que, arriba o abajo, debería exhibir un saldo de 40 euros. Pues no. Era de 17′98. Los seis movimientos realizados determinaron que 22′93 euros pasasen a engrosar los beneficios de la entidad bancaria en cuestión. Algo pasa.
Quizá una de las mayores causas del dislate financiero que está haciendo estragos en casi todo el mundo se deba a la impunidad con que el mercado, sea el de nécoras o el de valores, el que afecta a la bolsa de la compra o el que atañe a los fondos de inversión alternativa, se ha conducido hasta la fecha. Significativamente el del mamoneo bancario al que, al parecer, seguimos sometidos.
La pregunta que tenemos que formularnos es la que indaga acerca de cuántas comisiones ilegales son las que los bancos nos cobran. De ser así –y da toda la impresión de que así es–, la pregunta subsiguiente sería la de por qué la policía fiscal, si existe –debería existir–, no interviene de oficio poniendo coto a tamaño disparate.
La experiencia personal indica que, cuando uno reclama el cobro indebido de este tipo de comisiones, el director de la sucursal en la que uno deposita su confianza –lo que ya es depositar, vistos los tiempos que corremos– se aviene sin mayor problema a reintegrarlas en nuestra cuenta. ¿Querrá esto decir que el banco es consciente del expolio y que si cuela, cuela y si no cuela se devuelve?
MAREA PENSAR en la cifras que al cabo del año pueden deparar este tipo de decisiones, llamémosle financieras, por no adjudicárselas a la inconcreta patente de corso que las permite. Resulta descorazonador que, mientras que toda actividad humana, desde el tráfico rodado al aborto, desde la eutanasia a la publicidad, desde el marisco o las perdices con las que celebrar nupcias hasta la libertad en sus más diversas manifestaciones, requiere de una regulación y de una normativa de los hábitos que generan, sea la que atañe al mercado, también en sus diversas manifestaciones, la única que deba carecer de regulación y norma, de límites y pautas que eviten los despropósitos que han ayudado en no pequeña medida a que llegásemos a situaciones tan difíciles como la actual.
Flaco favor el de Silim Ahmed al banco en el que depositó su confianza mostrándonos su nuevo saldo. Ojalá a la vuelta de unos meses vuelva a enseñarlo. Sabremos si han continuado en las mismas o no. Pero, en cualquier caso, ya sabemos que algo han estado haciendo mal. Impunemente.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
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