Por MIGUEL MORA - Roma - (El País.com, 03/02/2009)
Eluana Englaro está ingresada desde el amanecer de hoy en la clínica La Quiete (La Calma) de Udine. En dos o tres días, los médicos empezarán a detener progresivamente la alimentación e hidratación artificial que la mantiene viva, en estado vegetativo permanente desde hace 17 años. La muerte debería llegarle en tres semanas, según explica su neurólogo, Carlos Alberto Defanti. Los médicos mantendrán la sonda en el cuerpo de la mujer, y le administrarán calmantes hasta que llegue el momento.
La reacción de la Iglesia católica italiana y del Vaticano al traslado de Englaro ha sido de ira. El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán ha declarado que la muerte de Eluana, sancionada por una sentencia del Tribunal Supremo, "es un abominable asesinato".
Presidente del Pontificio Consejo para las Operaciones Sanitarias, cargo equivalente a ministro de Sanidad de la Santa Sede, Lozano ha declarado en una entrevista a La Repubblica que tiene todo el respeto por las sentencias judiciales, pero que "quitar agua y comida a una persona significa una cosa sola: matarla deliberadamente".
Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de Diputados, ha pedido respeto a la familia Englaro. "Envidio a quienes tienen certezas sobre el caso", ha dicho. "Personalmente solo tengo dudas, una sobre todas: ¿dónde está el límite entre un ser vivo y un vegetal? Creo que solo los padres de Eluana tienen derecho a dar la respuesta. Y advierto el deber de respetarla". Pero el tono general ha sido marcado por el jefe del grupo de los senadores del PDL, Maurizio Gasparri, que ha declarado: "Ha empezado el homicidio de Eluana".
El cardenal Lozano ha pedido al Gobierno que "detenga la mano asesina", y el titular de Sanidad y Trabajo, Maurizio Sacconi, ha hecho saber que su departamento está estudiando "eventuales actuaciones". Le ha replicado el abogado de la familia, Vittorio Angiolini: "Confío en que nadie quiera interferir. El ministro no tiene ninguna competencia para parar el tratamiento sanitario en curso".
"Uno no puede impedir que la gente vocifere"
Beppino Englaro, el padre de la mujer, que viajaba desde Milán a Udine a las dos de esta tarde, ha explicado a este diario que se encuentra "bastante tranquilo". Aunque se le nota afectado por los últimos ataques, cree que todo el mundo tiene derecho a opinar: "Uno no puede impedir que la gente vocifere". Englaro no descarta que a lo largo del día pueda suceder algo que cambie de nuevo la situación. "Veremos. Hace falta vivir la jornada".
Rocco Buttiglione, miembro de la democristiana UDC, ha pedido a Silvio Berlusconi que convoque de urgencia el Consejo de Ministros "para promulgar una ley de testamento biológico".
La ambulancia que ha trasladado a Eluana hasta su tierra natal partió esta madrugada de la clínica religiosa de Lecco (Milán), superando la oposición de un grupo de personas que intentaron impedirle el paso. Unos se pusieron delante del vehículo, otros gritaban "Eluana, despiértate".
El médico que acompañó a la mujer, y que dirige el equipo que suspenderá la alimentación y la hidratación de Eluana, es el anestesista Amato de Monte, que ha confesado hoy que se encuentra "profundamente devastado como hombre, como padre, como médico y como ciudadano".
De Monte ha lanzado una apelación a "abandonar la retórica y la instrumentalización", y ha pedido a obispos y políticos que respeten la privacidad de la familia y comprendan "el dolor y el sufrimiento de los protagonistas".
A su juicio, el ruido provocado por la sentencia ha hecho olvidar las condiciones reales en las que se halla Eluana Englaro, que quedó en coma irreversible tras un accidente de coche cuando tenía 20 años: "La hemos visto siempre en las fotos llena de vida y juventud. La realidad es completamente diferente".
Nada de eso ha detenido los furibundos comentarios de algunos católicos. Alfredo Mantovano, secretario de Estado de Interior, ha calificado la historia de Eluana como "la primera condena a muerte vista en Italia desde 1948".
Eluana Englaro está ingresada desde el amanecer de hoy en la clínica La Quiete (La Calma) de Udine. En dos o tres días, los médicos empezarán a detener progresivamente la alimentación e hidratación artificial que la mantiene viva, en estado vegetativo permanente desde hace 17 años. La muerte debería llegarle en tres semanas, según explica su neurólogo, Carlos Alberto Defanti. Los médicos mantendrán la sonda en el cuerpo de la mujer, y le administrarán calmantes hasta que llegue el momento.
La reacción de la Iglesia católica italiana y del Vaticano al traslado de Englaro ha sido de ira. El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán ha declarado que la muerte de Eluana, sancionada por una sentencia del Tribunal Supremo, "es un abominable asesinato".
Presidente del Pontificio Consejo para las Operaciones Sanitarias, cargo equivalente a ministro de Sanidad de la Santa Sede, Lozano ha declarado en una entrevista a La Repubblica que tiene todo el respeto por las sentencias judiciales, pero que "quitar agua y comida a una persona significa una cosa sola: matarla deliberadamente".
Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de Diputados, ha pedido respeto a la familia Englaro. "Envidio a quienes tienen certezas sobre el caso", ha dicho. "Personalmente solo tengo dudas, una sobre todas: ¿dónde está el límite entre un ser vivo y un vegetal? Creo que solo los padres de Eluana tienen derecho a dar la respuesta. Y advierto el deber de respetarla". Pero el tono general ha sido marcado por el jefe del grupo de los senadores del PDL, Maurizio Gasparri, que ha declarado: "Ha empezado el homicidio de Eluana".
El cardenal Lozano ha pedido al Gobierno que "detenga la mano asesina", y el titular de Sanidad y Trabajo, Maurizio Sacconi, ha hecho saber que su departamento está estudiando "eventuales actuaciones". Le ha replicado el abogado de la familia, Vittorio Angiolini: "Confío en que nadie quiera interferir. El ministro no tiene ninguna competencia para parar el tratamiento sanitario en curso".
"Uno no puede impedir que la gente vocifere"
Beppino Englaro, el padre de la mujer, que viajaba desde Milán a Udine a las dos de esta tarde, ha explicado a este diario que se encuentra "bastante tranquilo". Aunque se le nota afectado por los últimos ataques, cree que todo el mundo tiene derecho a opinar: "Uno no puede impedir que la gente vocifere". Englaro no descarta que a lo largo del día pueda suceder algo que cambie de nuevo la situación. "Veremos. Hace falta vivir la jornada".
Rocco Buttiglione, miembro de la democristiana UDC, ha pedido a Silvio Berlusconi que convoque de urgencia el Consejo de Ministros "para promulgar una ley de testamento biológico".
La ambulancia que ha trasladado a Eluana hasta su tierra natal partió esta madrugada de la clínica religiosa de Lecco (Milán), superando la oposición de un grupo de personas que intentaron impedirle el paso. Unos se pusieron delante del vehículo, otros gritaban "Eluana, despiértate".
El médico que acompañó a la mujer, y que dirige el equipo que suspenderá la alimentación y la hidratación de Eluana, es el anestesista Amato de Monte, que ha confesado hoy que se encuentra "profundamente devastado como hombre, como padre, como médico y como ciudadano".
De Monte ha lanzado una apelación a "abandonar la retórica y la instrumentalización", y ha pedido a obispos y políticos que respeten la privacidad de la familia y comprendan "el dolor y el sufrimiento de los protagonistas".
A su juicio, el ruido provocado por la sentencia ha hecho olvidar las condiciones reales en las que se halla Eluana Englaro, que quedó en coma irreversible tras un accidente de coche cuando tenía 20 años: "La hemos visto siempre en las fotos llena de vida y juventud. La realidad es completamente diferente".
Nada de eso ha detenido los furibundos comentarios de algunos católicos. Alfredo Mantovano, secretario de Estado de Interior, ha calificado la historia de Eluana como "la primera condena a muerte vista en Italia desde 1948".
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