Por Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional (EL PERIÓDICO, 03/02/09):
La decisión del presidente Barack Obama de cerrar Guantánamo, rubricada en una orden ejecutiva horas después de su investidura, ha sido un gran paso adelante en el camino que debe iniciar ahora EEUU para volver del lado oscuro de los derechos humanos en el que ha permanecido más de siete años.
Pero cerrar Guantánamo no es únicamente echar la llave a la instalación. Esto es tarea fácil para el país más poderoso del planeta. Se trata sobre todo de ofrecer justicia y reparación a las víctimas de esta atrocidad, más de 240 personas que permanecen aún detenidas allí, muchas sin cargos. También se trata de rendir cuentas, es decir, de buscar a los responsables de las graves violaciones de derechos humanos que se han cometido, y de sentarlos en el banquillo. Esto es más difícil.
Las órdenes ejecutivas firmadas por Obama sobre los interrogatorios y el programa de detención secreto de la CIA suponen que EEUU ya no autoriza la detención en lugares secretos ni la tortura con técnicas como el waterboarding simular un ahogamiento, pero se mantiene la posibilidad de que la CIA lleve a cabo detenciones “breves y transitorias” o utilice centros no controlados por EEUU para hacer detenciones e interrogatorios por encargo. Es decir, las famosas entregas extraordinarias pueden no haber llegado a su fin.
LA ORDEN ejecutiva sobre interrogatorios debería afectar también a una orden ejecutiva de noviembre del 2001 en materia militar sobre detención, tratamiento y enjuiciamiento de ciertos extranjeros en la guerra contra el terrorismo, y suponer de facto la desclasificación del secreto oficial sobre todos aquellos dictámenes judiciales y otros documentos que au- toricen o aprueben el uso de técnicas de interrogatorio y condiciones de reclusión. Será conveniente seguir con lupa la evolución de estas cuestiones.
Los juicios ante las comisiones militares y el sistema de tribunales de revisión del estatuto de combatiente, así como las juntas de revisión administrativa, han sido únicamente suspendidos, no eliminados. La Administración de Obama debe anunciar un plan para acusar sin dilación y enjuiciar ante tribunales federales a las personas detenidas en Guantánamo o ponerlas en libertad. También debe asegurar que a los detenidos que puedan correr peligro de sufrir violaciones graves de sus derechos si fueran devueltos a su país de origen se les ofrece la oportunidad, si lo desean, de vivir en EEUU, y trabajar con otros gobiernos para garantizar protección a otros detenidos en circunstancias similares. En relación con esto, la Unión Europea tiene el deber de colaborar y ofrecer asilo a aquellos detenidos que pudieran necesitarlo.
En relación con la erradicación de la tortura, la orden ejecutiva sobre interrogatorios marca claramente un antes y un después en la prohibición de su uso o de otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, tal y como se definen en el derecho internacional. Sin embargo, siguen siendo preocupantes algunas disposiciones del Manual de Campo del Ejército, al cual deben referirse a partir de ahora también los agentes de la CIA, que son incompatibles con la prohibición internacional de la tortura.
Por otra parte, Obama no ha anunciado que el Gobierno dejará de utilizar información obtenida mediante tortura u otros malos tratos, salvo como prueba contra quienes han torturado. Tampoco ha anunciado el compromiso de trabajar con el Congreso para retirar todas las reservas y declaraciones interpretativas de carácter restrictivo relacionadas con la tortura y otros malos tratos que se hayan formulado al ratificar EEUU tratados de derechos humanos, incluidos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención de la ONU contra la Tortura.
EN RELACIÓN CON las medidas contra la impunidad que ha reinado durante estos años, es fundamental para el éxito de todo este proceso que se inicien investigaciones independientes sobre las prácticas de entrega extraordinaria, detención secreta e interrogatorio llevadas a cabo por EEUU o en su nombre, y rechazar toda situación de impunidad por crímenes de derecho internacional, como la tortura y otros malos tratos a personas detenidas y la desaparición forzada.
También queda por resolver la importante cuestión de las desapariciones. El Gobierno estadounidense debe dar a conocer los nombres, nacionalidad, paradero actual, situación jurídica y circunstancias de la detención de todas las personas que han sido objeto de entrega extraordinaria o recluidas en virtud de programas de detención secreta.
Finalmente, Obama debe anunciar que su Gobierno trabajará para garantizar que las víctimas de violaciones de derechos humanos de las que autoridades estadounidenses podrían ser responsables, tendrán un acceso efectivo a reparación y vías de recurso.
Los retos son enormes, pero nadie ha dicho que corregir una aberración del tamaño de Guantánamo sea fácil. Durante siete años años, el Gobierno de EEUU ha recibido la presión de millones de personas corrientes, indignadas por los ataques a los derechos humanos de la Administración de Bush. Hoy Obama tiene una tarea… y un manual de instrucciones.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
La decisión del presidente Barack Obama de cerrar Guantánamo, rubricada en una orden ejecutiva horas después de su investidura, ha sido un gran paso adelante en el camino que debe iniciar ahora EEUU para volver del lado oscuro de los derechos humanos en el que ha permanecido más de siete años.
Pero cerrar Guantánamo no es únicamente echar la llave a la instalación. Esto es tarea fácil para el país más poderoso del planeta. Se trata sobre todo de ofrecer justicia y reparación a las víctimas de esta atrocidad, más de 240 personas que permanecen aún detenidas allí, muchas sin cargos. También se trata de rendir cuentas, es decir, de buscar a los responsables de las graves violaciones de derechos humanos que se han cometido, y de sentarlos en el banquillo. Esto es más difícil.
Las órdenes ejecutivas firmadas por Obama sobre los interrogatorios y el programa de detención secreto de la CIA suponen que EEUU ya no autoriza la detención en lugares secretos ni la tortura con técnicas como el waterboarding simular un ahogamiento, pero se mantiene la posibilidad de que la CIA lleve a cabo detenciones “breves y transitorias” o utilice centros no controlados por EEUU para hacer detenciones e interrogatorios por encargo. Es decir, las famosas entregas extraordinarias pueden no haber llegado a su fin.
LA ORDEN ejecutiva sobre interrogatorios debería afectar también a una orden ejecutiva de noviembre del 2001 en materia militar sobre detención, tratamiento y enjuiciamiento de ciertos extranjeros en la guerra contra el terrorismo, y suponer de facto la desclasificación del secreto oficial sobre todos aquellos dictámenes judiciales y otros documentos que au- toricen o aprueben el uso de técnicas de interrogatorio y condiciones de reclusión. Será conveniente seguir con lupa la evolución de estas cuestiones.
Los juicios ante las comisiones militares y el sistema de tribunales de revisión del estatuto de combatiente, así como las juntas de revisión administrativa, han sido únicamente suspendidos, no eliminados. La Administración de Obama debe anunciar un plan para acusar sin dilación y enjuiciar ante tribunales federales a las personas detenidas en Guantánamo o ponerlas en libertad. También debe asegurar que a los detenidos que puedan correr peligro de sufrir violaciones graves de sus derechos si fueran devueltos a su país de origen se les ofrece la oportunidad, si lo desean, de vivir en EEUU, y trabajar con otros gobiernos para garantizar protección a otros detenidos en circunstancias similares. En relación con esto, la Unión Europea tiene el deber de colaborar y ofrecer asilo a aquellos detenidos que pudieran necesitarlo.
En relación con la erradicación de la tortura, la orden ejecutiva sobre interrogatorios marca claramente un antes y un después en la prohibición de su uso o de otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, tal y como se definen en el derecho internacional. Sin embargo, siguen siendo preocupantes algunas disposiciones del Manual de Campo del Ejército, al cual deben referirse a partir de ahora también los agentes de la CIA, que son incompatibles con la prohibición internacional de la tortura.
Por otra parte, Obama no ha anunciado que el Gobierno dejará de utilizar información obtenida mediante tortura u otros malos tratos, salvo como prueba contra quienes han torturado. Tampoco ha anunciado el compromiso de trabajar con el Congreso para retirar todas las reservas y declaraciones interpretativas de carácter restrictivo relacionadas con la tortura y otros malos tratos que se hayan formulado al ratificar EEUU tratados de derechos humanos, incluidos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención de la ONU contra la Tortura.
EN RELACIÓN CON las medidas contra la impunidad que ha reinado durante estos años, es fundamental para el éxito de todo este proceso que se inicien investigaciones independientes sobre las prácticas de entrega extraordinaria, detención secreta e interrogatorio llevadas a cabo por EEUU o en su nombre, y rechazar toda situación de impunidad por crímenes de derecho internacional, como la tortura y otros malos tratos a personas detenidas y la desaparición forzada.
También queda por resolver la importante cuestión de las desapariciones. El Gobierno estadounidense debe dar a conocer los nombres, nacionalidad, paradero actual, situación jurídica y circunstancias de la detención de todas las personas que han sido objeto de entrega extraordinaria o recluidas en virtud de programas de detención secreta.
Finalmente, Obama debe anunciar que su Gobierno trabajará para garantizar que las víctimas de violaciones de derechos humanos de las que autoridades estadounidenses podrían ser responsables, tendrán un acceso efectivo a reparación y vías de recurso.
Los retos son enormes, pero nadie ha dicho que corregir una aberración del tamaño de Guantánamo sea fácil. Durante siete años años, el Gobierno de EEUU ha recibido la presión de millones de personas corrientes, indignadas por los ataques a los derechos humanos de la Administración de Bush. Hoy Obama tiene una tarea… y un manual de instrucciones.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
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