Por F. Xavier Mena, catedrático de Economía, Esade (LA VANGUARDIA, 26/10/08):
No hay que navegar muchos años por el túnel del tiempo para alcanzar el periodo histórico en que las metrópolis establecieron posesiones coloniales de ultramar. La memoria de la infancia nos retrotrae a la cuestación del Domund en favor de los niños desvalidos del tercer mundo,significativamente bautizado con ese epíteto de subordinación.
Desde hace apenas unas décadas, algunas empresas de la otrora periferia están irrumpiendo con fuerza, obligando a dulcificar el calificativo tercer mundo por el de mercados emergentes.Así, la empresa india Mittal se hizo con la europea Arcelor o la también india Tata incorporó los iconos británicos Land Rover y Jaguar como marcas propias. La saudí Sabic adquirió General Electric Advanced Plastics, mientras que los equipos de la Premier League inglesa son objeto de deseo por parte de las fortunas de países emergentes.
Dichas tomas de control de las joyas de la corona de las economías desarrolladas han despertado el alborozo de sus accionistas, pero también el recelo de los gobiernos occidentales. En el 2005, la compra de la petrolera estadounidense Unocal por la China National Offshoring Oil Co. (Cnooc) se estrelló en los prejuicios políticos, que indujeron su venta a la norteamericana Chevron por un precio sensiblemente inferior. Al año siguiente, la intención de los Al Maktum de Dubai (EAU) de hacerse con la gestión de los principales puertos marítimos estadounidenses fue vetada por la Administración norteamericana.
Los felices años de vino y rosas que hemos vivido recientemente, con liquidez abundante y barata y la ampliación de los mercados de consumo, favorecieron las exportaciones de los países emergentes. Una economía global en crecimiento demandaba el petróleo de Arabia Saudí, el gas de Qatar, las materias primas de Rusia y Brasil y los productos baratos de China. En consecuencia, estos países han constituido unas reservas de divisas hasta niveles estratosféricos. A título de ejemplo, China ha acumulado 1.900.000.000.000 (un billón novecientos mil millones) de dólares, cuando apenas disponía de reservas hace una década.
Una gran parte de esos recursos financieros se ha destinado a financiar el consumismo de las familias estadounidenses y europeas, así como el endeudamiento para adquirir sus viviendas. Las empresas occidentales han alimentado también sus estrategias de crecimiento, fusiones y adquisiciones, a partir del ahorro procedente de países emergentes. Los suscriptores de la deuda pública que debe emitir el Tesoro estadounidense para financiar su déficit están fuera de sus fronteras. Un ingente flujo de capitales procedente de China, Oriente Medio y América Latina financia al Tío Sam, impidiendo que el dólar se deprecie por falta de compradores. La crisis financiera ha revelado que los principales detentadores de bonos de Fannie Mae y Freddie Mac eran los bancos centrales y gobiernos de todo el mundo. Esta circunstancia obligó a un rescate que evitara la sensación de una suspensión de pagos de Estados Unidos. Los países emergentes constituyeron con sus abultadas reservas de divisas unos fondos de inversión que pusieron sus puntos de mira en los bancos y empresas occidentales, aprovechando que las cotizaciones habían caído tras el estallido de la crisis financiera en agosto del 2007. El príncipe Bin Talal y los fondos soberanos de Kuwait, Abu Dabi y Singapur se hicieron con participaciones accionariales de Citigroup, al tiempo que inversores de Oriente Medio y el fondo GIC de Singapur entraban en el banco suizo UBS o los fondos públicos kuwaitíes, coreanos y el Temasek de Singapur compraban una parte de Merrill Lynch. Los fondos soberanos chinos apuntaron hacia Morgan Stanley y Bear Stearns y la firma de capital riesgo Blackstone. En unos meses, estas inversiones ruinosas han perdido hasta la camisa, debido a las depreciaciones de los activos y a la caída del dólar. Esta debacle patrimonial les ha disuadido de entrar en nuevas operaciones, como la compra del 36% de la petrolera Cepsa por parte de Abu Dabi o la inmobiliaria Colonial por un fondo de Dubai.
La agudización de la crisis ha puesto a bancos y empresas occidentales a precios de saldo, por lo que empiezan a merodear los fondos soberanos emergentes a la búsqueda y caza de gangas. Así, un holding de Qatar acaba de entrar en Crédit Suisse y el primer ministro Berlusconi ha manifestado su inquietud ante la compra de acciones de Unicredit por fondos de la Libia de Gadafi, máxime si también tiene a tiro a Alitalia, Generali, Telecom Italia o la propia Mediaset. Cuando las barbas de tu vecino…, ya que previsiblemente se pondrá a la venta un paquete significativo del capital de Repsol en manos de Sacyr-Vallehermoso.
Para conocer a nuestros futuros clientes, competidores o empleadores, puede ser recomendable empezar a analizar quiénes son Saic, Infosys, Orascom, Reliance, Coteminas, Cipla, Sabic, Wipro…
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