Por Pilar Rahola (LA VANGUARDIA, 29/10/08):
Según parece Hvala significa “gracias” en esloveno. Aunque dudo mucho que la osa que estos días es perseguida, con profusión de medios, por el Pirineo catalán, tenga demasiados motivos para dar las gracias a los seres humanos. En realidad, ¿puede darlas algún animal? El ser humano se ha convertido en una especie de virus brutalmente agresivo y violento, que destruye todo a su paso, entorno, vida, ecosistema… Nuestra capacidad de destrucción de la biodiversidad va pareja a nuestra falta absoluta de conciencia de lo que ello significa, y así vamos caminando por el planeta, dilapidando el patrimonio biológico que no nos pertenece.
Lo que está ocurriendo estos días en el Pirineo catalán con la osa Hvala es un triste ejemplo de esta jauría humana en la que nos hemos convertido, y donde cualquier otra vida que no sea la de nuestra especie, es despreciada hasta la muerte. Resulta más que evidente que, en este caso, las víctimas de la violencia permanente han sido los osos, cuya persecución por parte de los cazadores, desde que fueron reimplantados, no ha cejado ni un momento. A pesar del vocerío con que claman algunos responsables políticos de Val d’Aran, como el propio síndic Francesc Boya – el populismo siempre ha dado réditos a la política –, lo cierto es que el balance, según el detallado informe de Depana, es una auténtica vergüenza para el Pirineo catalán. ¿Hacemos el repaso? En 1997 la osa Melba fue abatida por un cazador, mientras estaba con sus tres cachorros. Uno de ellos también murió.
En el 2004, Papillón, el último representante de los osos autóctonos, fue también tiroteado y murió. Ese mismo año, la osa Canelle fue abatida cuando defendía a uno de sus osos del ataque de los perros de los cazadores. En el 2007, Franska murió atropellada, y en la autopsia se descubrió que estaba llena de perdigones. Y no hace más de un mes, el oso Balou fue tiroteado en otra batida, y desde entonces sobrevive herido. Finalmente, nadie sabe qué pasó exactamente con el encuentro entre la osa Hvala –probablemente embarazada – y el cazador de Les, pero se sabe que se produjo después de una cacería de jabalíes, y que la información dada a la prensa es, en el mejor de los casos, muy sesgada. Como dijo Depana en su comunicado, “la reciente agresión responde a una reacción propia de miedo del oso, y en ningún momento a un ataque gratuito, porque, si fuera el caso, el oso no habría provocado heridas leves al cazador”. Ciertamente, como muestran todos los informes de seguimiento, los osos del Pirineo no han representado ningún problema para el ser humano, y su contacto, incluso visual, ha sido prácticamente nulo.
Muy al contrario, el oso percibe la presencia humana mucho antes que nosotros, y siempre huye del contacto. En Cantabria, donde hay alrededor de 130 osos, no existe ningún problema. Está claro, pues, que todo el jaleo mediático que han montado desde el Pirineo, convirtiendo al pobre ósbru en una especie de peligro para la humanidad, responde exclusivamente a los intereses de los lobbies de cazadores, auténticos enemigos de su presencia en la zona. Desde que el oso volvió a los Pirineos, después de haber sido cazado sistemáticamente durante siglos, fue el objetivo de estos grupos de presión cuya actividad cinegética intenta patrimonializar toda la zona. No se trata de que el oso sea un problema, que no lo es. Se trata de que perciben los Pirineos como un coto cerrado de caza. A partir de ahí, la excitación se dispara. Hablan de la pérdida de actividad ganadera, como si el oso tuviera algo que ver en el hecho de que muchos ganaderos han dejado de ordeñar vacas, para ordeñar al turismo, mucho más suculento en estos tiempos. Aseguran que no es compatible su presencia con la del ser humano, y venden una película que sólo se puede comprar en el mercado de la demagogia. Nada de ello es cierto. Porque, como se ha demostrado en todos los países donde el oso convive con el hombre, desde Cantabria hasta Eslovenia, desde Francia hasta Italia, desde Bulgaria hasta Alemania, etcétera, este no ocasiona ningún tipo de problema. Al contrario, enriquece la biodiversidad de las zonas donde convive y, por ende, enriquece su patrimonio natural.
Sin embargo, en la Catalunya pirenaica algunos parecen haber enloquecido. Gritando todos a una, cual Manelic de la tierra alta, “que viene el oso”, han conseguido que se inicie una persecución contra la pobre Hvala, que, además de no ser legal – como demuestran las denuncias en los tribunales, por parte de Depana y Avalón–, es paradigmática - el alma salvaje que aún llevamos dentro. ¿O alguien duda de que el ser salvaje es el ser humano? Lo peor no es la histeria desatada, lo peor es que la Generalitat haga suya esa histeria. Y además, aprovechando el Pisuerga, los voceros del miedo aseguran que es el momento de sacar al oso del Pirineo. ¿Por qué no piden que también desaparezcan los excursionistas, especie que tiende a ponerse altamente nerviosa cuando topa con una jauría de cazadores? Porque hay algo que no podemos olvidar y es que el Pirineo es patrimonio de todos, y no sólo de los que se divierten matando animales. También lo es de los que amamos la vida.
1 comentario:
Qué lúcido, valiente y clarificador artículo. Me ha gustado mucho. Gracias por publicarlo.
Publicar un comentario