Por Peter Singer, catedrático de Bioética en la Universidad de Princeton. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia © Project Syndicate, 2008 (EL PAÍS, 26/10/08):
Barack Obama trabajó durante tres años como voluntario social en la parte sur y deprimida de Chicago, así que sabe muy bien lo que es la pobreza en Estados Unidos. Sabe que, en uno de los países más ricos del mundo, 37 millones viven en la pobreza, una proporción mucho más alta que en los países acomodados de Europa. Sin embargo, la campaña de Obama ha concentrado sus esfuerzos en “la gente normal” y en prometer recortes fiscales a la clase media.
Y no es que Obama no tenga una política para ayudar a los pobres. No hay más que ir a su página web, hacer click en The Issues (los problemas) y luego en Poverty (pobreza). Allí verán una serie de propuestas serias que van desde elevar el salario mínimo hasta crear “barrios prometedores”, modelos que tratarían de transformar zonas con altos niveles de pobreza y de fracaso escolar mediante la oferta de servicios como educación infantil y prevención del crimen. (Visiten la página web de John McCain, y ni siquiera encontrarán la palabra poverty entre la lista de problemas; en cambio, si estáSpace Program ).
Entonces, ¿por qué no habla Obama de un tema sobre el que tiene mucha experiencia personal y mejores estrategias políticas? Tal vez no hay suficientes pobres que voten, o quizá votan a los demócratas de todas formas. Además, es probable que sus investigadores le hayan explicado que es más fácil ganarse a los votantes independientes de clase media si se les toca su bolsillo que si se les habla de la preocupación por los pobres.
Y si los pobres de Estados Unidos no figuran entre las principales preocupaciones de los votantes, no es extraño que los pobres de otros países sean prácticamente invisibles. También en este caso, Obama tiene una relación histórica personal -dados sus vínculos familiares con Kenia- y una política prometedora -las propuestas de incrementar la ayuda exterior de EE UU a 50.000 millones de dólares de aquí a 2012, utilizar el dinero para estabilizar a Estados que están al borde de la quiebra y llevar un crecimiento sostenible a África-. (Hoy, de todos los países donantes de la OCDE, Grecia es el único que da un porcentaje menor de su producto interior bruto que EE UU). Y sin embargo, cuando preguntaron al compañero de candidatura de Obama, Joe Biden, en su debate con su homóloga republicana, Sarah Palin, qué propuestas tendría que reducir un Gobierno Obama-Biden como consecuencia del uso de 700.000 millones de dólares para salvar a Wall Street, la única propuesta concreta que mencionó fue el aumento de la ayuda exterior. McCain nunca ha especificado a cuánto le gustaría que ascendiera la ayuda exterior de Estados Unidos.
Ambos candidatos hablan de las muertes de militares estadounidenses en Irak, pero no prestan tanta atención a las víctimas civiles de esa guerra. En su debate con Biden, Palin llegó a criticar a Obama por decir que “lo único que estamos haciendo en Afganistán es llevar a cabo ataques aéreos contra pueblos y matar a civiles”. Dijo que era un comentario “imprudente” y “falso” porque “eso no es lo que estamos haciendo allí. Estamos luchando contra terroristas y asegurando la democracia”. Por supuesto, matar civiles no es lo único que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN hacen en Afganistán. Pero lo extraordinario es que, a pesar de ser una firme defensora del carácter sagrado de la vida humana, Palin no se detuvo a lamentar las graves pérdidas de vidas humanas inocentes que los ataques aéreos estadounidenses han causado en Afganistán y sobre las que el presidente afgano, Hamid Karzai, ha expresado en repetidas ocasiones su indignación.
El problema ético de alcance mundial que ha ocupado un lugar más destacado en la campaña es el cambio climático. En este aspecto, los objetivos de los dos candidatos son prácticamente idénticos: ambos apoyan un sistema de intercambio de derechos de emisión con el fin de que Estados Unidos reduzca drásticamente las emisiones de gas de efecto invernadero antes de 2050. Obama quiere que el objetivo sea una reducción del 80% y McCain habla del 66%, pero, dado que el próximo presidente dejará el cargo, como muy tarde, en 2016, esa diferencia es irrelevante.
Curiosamente, existe una cuestión ética sobre la que ningún candidato ha hecho campaña y que, según se ha demostrado, podría tener posibilidades de influir en el voto. Un grupo llamado Defensores de la Naturaleza hizo público un anuncio en el que destacaba de manera muy gráfica el apoyo de Palin a la caza de lobos desde avionetas. Un estudio hecho entre republicanos, demócratas e independientes mostró que los que habían visto el anuncio se sentían más inclinados a votar por Obama. Según Glenn Kessler, responsable de la empresa HCD Research, que llevó a cabo el estudio en colaboración con el Instituto de Opinión Pública de Muhlenberg College, “éste es el primer anuncio en más de un mes que parece haber hecho mella” en los votantes. Una conclusión que encaja con el sólido apoyo que parece estar obteniendo una histórica iniciativa de California para lograr a través de las urnas que se prohíban las formas crueles de confinamiento de los animales en granjas, entre ellas el sistema de jaulas en batería para las gallinas.
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