Por Darío Valcárcel (ABC, 27/04/09):
Y precisamente por eso, porque es inteligente, Nicolas Sarkozy corre peligro. Acaba de perdonar la vida a Merkel y a Brown, ha hecho comentarios sorprendentes sobre Zapatero, ha dado lecciones a Obama sobre Turquía. Estas proezas hubieran liquidado a otro mandatario. Sobre todo, si los elogios se reservan para Berlusconi: Areva, compañía nuclear del Estado francés, podrá vender a Italia su nuevo reactor EPR.
Sarkozy es tan rápido, tan peligrosamente listo, que recompone él mismo, en el acto, con mucho pegamento, los platos rotos que caen a derecha e izquierda, como Fernando de Aragón. El Rey Católico vivía en el siglo XV, Sarkozy es la era electrónica. Si sumamos esto a la capacidad personal, todo se vuelve prometedor y peligroso. Un sindicalista insultaba al presidente hace un año: «Quítenme a este imbécil de en medio», pedía de inmediato Sarkozy, carnívoro de la realidad.
En estas cumbres late un problema. Desde el siglo XV, Francia es una gran potencia media. España ha tenido fogonazos de gloria, a remolque de su mala organización financiero-administrativa. La fuerza de una gran administración ha estabilizado casi constantemente a Francia. A pesar de los saltos, Revolución Francesa, Vichy, Francia recupera el equilibrio. Desde 1945 a 1980, hay 35 años de milagro francés. Fuerza nuclear. Sillón permanente en el Consejo de Seguridad. Gracias al general De Gaulle, militar superior en no pocos rasgos a Bonaparte.España recorrió el camino contrario, guerra civil, cruel posguerra, cutre dictador mirando de reojo al gigantesco vecino.
España remó, remó y remó, desde 1970. Su recuperación fue un prodigio europeo. Gracias al tesón de millones de gentes, al sistema democrático pactado y a la UE. También a la estabilidad que aportó la Corona (no olvidar al Conde de Barcelona en el exilio). España fue una fuerte (y débil) potencia media, gracias al esfuerzo de empresarios, profesionales, fuerzas armadas, universidades, autónomos, agricultores constantemente adaptados…
Francia roza el 9 por cinto de desempleo, España casi dobla el porcentaje. Pero España tiene formidables sectores punteros. Al margen de las mayorías políticas, hay fuerzas bastante permanentes: Telefónica, Santander, BBVA, Corte Inglés… Detrás, empresas competitivas, Indra, Técnicas Reunidas, Mapfre, Iberdrola… Este es el suelo español más firme. Los países no se miden sólo por su PIB. El tejido empresarial francés es estratégicamente más fuerte: poder político con mayor capacidad de leverage: Suez, agua; Areva, nuclear; Axa seguros; EADS, aeroespacial. Y así en medicamentos, alimentación, tecnologías de seguridad…
La Unión para el Mediterráneo es precisamente una operación de Sarkozy para llevar a la Orilla Sur, de Marruecos a Turquía, no abstracciones sino infraestructuras, sanidad, finanzas solventes, alimentación fiable… España no debe dejar ese campo a Francia. En Marruecos y Argelia pesa casi igual. España pasaba su peor momento en 1900, cuando Francia hacía el imperio. Hoy son naciones más próximas. PIB medido en dólares por el Banco Mundial, 278 billones frente a 158.
Hay cuatro sectores en los que Sarkozy buscará el apoyo de Zapatero.
Energía nuclear: posibilidad pensable como puente hacia el futuro. Los riesgos de los residuos se prolongan durante 9.000 años. La opinión pública española está mayoritariamente en contra de esta fuente de energía, como está en contra de un mayor presupuesto de Defensa. Tendrá que evolucionar, pronto además, el tiempo va muy deprisa. En el terreno militar, Francia tiene cuatro submarinos, con 120 cabezas atómicas cada uno. Fuerza muy distinta a la de España.
Otan: Francia, como Reino Unido y Alemania, ha llegado a un acuerdo con Obama para reforzar sus efectivos en Afganistán. Obama ha enviado 21.000 hombres más. La escandalosa legislación contra la mujer chií la prohíbe ir a la escuela o al médico. Pero las fuerzas de ISAF no están allí para reorganizar la moral sino para impedir, en primer lugar, nuevos ataques como los de Las Torres Gemelas o Atocha. Es probable que los soldados americanos, británicos, españoles, canadienses, alemanes, permanezcan en esta nueva Guerra de los Treinta Años. Francia tiene en Afganistán 4.000 hombres si se suman soldados, gendarmes y personal civil.
Unión Europea: Sarkozy, Zapatero y Merkel quieren una Europa política. Los tres rechazan que los funcionarios manden. Cautamente, a veces cínicamente, los británicos favorecen la gestión. Alemania, Francia y España avanzan hacia un eje vertebrador. Necesitan dos condiciones que ahora se dan: colaboración de Washington (después de ocho años de estúpido boicot) y Tratado de Lisboa. En éste, son determinantes los artículos 31 a 46, sobre Defensa, Seguridad y Política Exterior.
Sarkozy y Zapatero coinciden en dar prioridad a proyectos concretos sobre abstracciones: ejemplo, el avión de transporte militar de EADS, el gigantesco A400M. Los gobiernos europeos han encargado 180 unidades. El apoyo de la industria americana (hay intercambios interesantes) llevan la expectativa comercial, y política, a 500 unidades. No hay acuerdo aún sobre los motores del avión, pero lo habrá. Es un prodigio de capacidad táctica, capaz de proyectar la fuerza militar a 8.000 kilómetros.
Crisis. El estímulo financiero francés dista del promovido por Obama, Geithner y Bernanke. El entendimiento entre Europa y EE.UU es mayor que las discrepancias. Francia corre el riesgo de una creciente tensión social. Los galos son duros: tienden a la exasperación social, a las bandas y jacqueries… En cualquier universidad china se sabe lo que es la Revolución Francesa o Mayo del 68 en París.
La persona del presidente cuenta, pero la francesa es una sociedad integrada. La vertebración marca las diferencias entre un país y otro. Sarkozy le echa valor al cargo. Cree en la prioridad de la política, Yes We Can. Podrá dar una sorpresa, si tiene salud, cuando al cabo de 10 años en el Elíseo, tendrá entonces 62, pueda aspirar a la presidencia europea. No es un discípulo de la ENA ni un politécnico como Chirac, Jospin, Juppé o Giscard. Es un abogado, más próximo al sector privado.
Grande y desordenado luchador. Ataca cinco frentes a la vez. Va deprisa.
Zapatero habrá de enfrentarse a este tipo reactivo, valeroso, devorador, bulímico. Los equipos son importantes. Del lado español habrá ministros de peso, Pérez Rubalcaba, Moratinos, frente a la ministra del Interior, la señora Alliot-Marie, o Bernard Kouchner, socialista, ministra de Asuntos Exteriores. La excelente economista Christine Lagarde se sentará ante la novicia Elena Salgado. Hervé Morin, ministro de Defensa, frente a Carme Chacón. El Rey español no gobierna pero reina: Será pieza clave para lograr acuerdos y evitar roces. Los consejeros del Elíseo pedirán al presidente que no toque mucho a sus interlocutores (¡¡el hombro de Benedicto XVI!!). Con todo, el mando socialista votó en secreto el mes pasado sobre Sarkozy: le dio 14 puntos sobre 20.
Y precisamente por eso, porque es inteligente, Nicolas Sarkozy corre peligro. Acaba de perdonar la vida a Merkel y a Brown, ha hecho comentarios sorprendentes sobre Zapatero, ha dado lecciones a Obama sobre Turquía. Estas proezas hubieran liquidado a otro mandatario. Sobre todo, si los elogios se reservan para Berlusconi: Areva, compañía nuclear del Estado francés, podrá vender a Italia su nuevo reactor EPR.
Sarkozy es tan rápido, tan peligrosamente listo, que recompone él mismo, en el acto, con mucho pegamento, los platos rotos que caen a derecha e izquierda, como Fernando de Aragón. El Rey Católico vivía en el siglo XV, Sarkozy es la era electrónica. Si sumamos esto a la capacidad personal, todo se vuelve prometedor y peligroso. Un sindicalista insultaba al presidente hace un año: «Quítenme a este imbécil de en medio», pedía de inmediato Sarkozy, carnívoro de la realidad.
En estas cumbres late un problema. Desde el siglo XV, Francia es una gran potencia media. España ha tenido fogonazos de gloria, a remolque de su mala organización financiero-administrativa. La fuerza de una gran administración ha estabilizado casi constantemente a Francia. A pesar de los saltos, Revolución Francesa, Vichy, Francia recupera el equilibrio. Desde 1945 a 1980, hay 35 años de milagro francés. Fuerza nuclear. Sillón permanente en el Consejo de Seguridad. Gracias al general De Gaulle, militar superior en no pocos rasgos a Bonaparte.España recorrió el camino contrario, guerra civil, cruel posguerra, cutre dictador mirando de reojo al gigantesco vecino.
España remó, remó y remó, desde 1970. Su recuperación fue un prodigio europeo. Gracias al tesón de millones de gentes, al sistema democrático pactado y a la UE. También a la estabilidad que aportó la Corona (no olvidar al Conde de Barcelona en el exilio). España fue una fuerte (y débil) potencia media, gracias al esfuerzo de empresarios, profesionales, fuerzas armadas, universidades, autónomos, agricultores constantemente adaptados…
Francia roza el 9 por cinto de desempleo, España casi dobla el porcentaje. Pero España tiene formidables sectores punteros. Al margen de las mayorías políticas, hay fuerzas bastante permanentes: Telefónica, Santander, BBVA, Corte Inglés… Detrás, empresas competitivas, Indra, Técnicas Reunidas, Mapfre, Iberdrola… Este es el suelo español más firme. Los países no se miden sólo por su PIB. El tejido empresarial francés es estratégicamente más fuerte: poder político con mayor capacidad de leverage: Suez, agua; Areva, nuclear; Axa seguros; EADS, aeroespacial. Y así en medicamentos, alimentación, tecnologías de seguridad…
La Unión para el Mediterráneo es precisamente una operación de Sarkozy para llevar a la Orilla Sur, de Marruecos a Turquía, no abstracciones sino infraestructuras, sanidad, finanzas solventes, alimentación fiable… España no debe dejar ese campo a Francia. En Marruecos y Argelia pesa casi igual. España pasaba su peor momento en 1900, cuando Francia hacía el imperio. Hoy son naciones más próximas. PIB medido en dólares por el Banco Mundial, 278 billones frente a 158.
Hay cuatro sectores en los que Sarkozy buscará el apoyo de Zapatero.
Energía nuclear: posibilidad pensable como puente hacia el futuro. Los riesgos de los residuos se prolongan durante 9.000 años. La opinión pública española está mayoritariamente en contra de esta fuente de energía, como está en contra de un mayor presupuesto de Defensa. Tendrá que evolucionar, pronto además, el tiempo va muy deprisa. En el terreno militar, Francia tiene cuatro submarinos, con 120 cabezas atómicas cada uno. Fuerza muy distinta a la de España.
Otan: Francia, como Reino Unido y Alemania, ha llegado a un acuerdo con Obama para reforzar sus efectivos en Afganistán. Obama ha enviado 21.000 hombres más. La escandalosa legislación contra la mujer chií la prohíbe ir a la escuela o al médico. Pero las fuerzas de ISAF no están allí para reorganizar la moral sino para impedir, en primer lugar, nuevos ataques como los de Las Torres Gemelas o Atocha. Es probable que los soldados americanos, británicos, españoles, canadienses, alemanes, permanezcan en esta nueva Guerra de los Treinta Años. Francia tiene en Afganistán 4.000 hombres si se suman soldados, gendarmes y personal civil.
Unión Europea: Sarkozy, Zapatero y Merkel quieren una Europa política. Los tres rechazan que los funcionarios manden. Cautamente, a veces cínicamente, los británicos favorecen la gestión. Alemania, Francia y España avanzan hacia un eje vertebrador. Necesitan dos condiciones que ahora se dan: colaboración de Washington (después de ocho años de estúpido boicot) y Tratado de Lisboa. En éste, son determinantes los artículos 31 a 46, sobre Defensa, Seguridad y Política Exterior.
Sarkozy y Zapatero coinciden en dar prioridad a proyectos concretos sobre abstracciones: ejemplo, el avión de transporte militar de EADS, el gigantesco A400M. Los gobiernos europeos han encargado 180 unidades. El apoyo de la industria americana (hay intercambios interesantes) llevan la expectativa comercial, y política, a 500 unidades. No hay acuerdo aún sobre los motores del avión, pero lo habrá. Es un prodigio de capacidad táctica, capaz de proyectar la fuerza militar a 8.000 kilómetros.
Crisis. El estímulo financiero francés dista del promovido por Obama, Geithner y Bernanke. El entendimiento entre Europa y EE.UU es mayor que las discrepancias. Francia corre el riesgo de una creciente tensión social. Los galos son duros: tienden a la exasperación social, a las bandas y jacqueries… En cualquier universidad china se sabe lo que es la Revolución Francesa o Mayo del 68 en París.
La persona del presidente cuenta, pero la francesa es una sociedad integrada. La vertebración marca las diferencias entre un país y otro. Sarkozy le echa valor al cargo. Cree en la prioridad de la política, Yes We Can. Podrá dar una sorpresa, si tiene salud, cuando al cabo de 10 años en el Elíseo, tendrá entonces 62, pueda aspirar a la presidencia europea. No es un discípulo de la ENA ni un politécnico como Chirac, Jospin, Juppé o Giscard. Es un abogado, más próximo al sector privado.
Grande y desordenado luchador. Ataca cinco frentes a la vez. Va deprisa.
Zapatero habrá de enfrentarse a este tipo reactivo, valeroso, devorador, bulímico. Los equipos son importantes. Del lado español habrá ministros de peso, Pérez Rubalcaba, Moratinos, frente a la ministra del Interior, la señora Alliot-Marie, o Bernard Kouchner, socialista, ministra de Asuntos Exteriores. La excelente economista Christine Lagarde se sentará ante la novicia Elena Salgado. Hervé Morin, ministro de Defensa, frente a Carme Chacón. El Rey español no gobierna pero reina: Será pieza clave para lograr acuerdos y evitar roces. Los consejeros del Elíseo pedirán al presidente que no toque mucho a sus interlocutores (¡¡el hombro de Benedicto XVI!!). Con todo, el mando socialista votó en secreto el mes pasado sobre Sarkozy: le dio 14 puntos sobre 20.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
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