Por Fernando Reinares, director del Programa sobre Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos (EL PAÍS, 18/09/08):
Parece que ya lo sabemos, pero permítaseme recordar muy brevemente los antecedentes de este serio asunto. El pasado 19 de enero, 14 personas fueron detenidas por la Guardia Civil en Barcelona, debido a las fundadas sospechas, sobre las que el Centro Nacional de Inteligencia había sido oportunamente advertido por servicios secretos extranjeros, de que se estaba preparando una serie concatenada de atentados suicidas en el metro de la capital catalana y quizá también contra otros blancos. Atentados que habrían resultado altamente letales, pues sus posibles autores pretendían ejecutarlos en horas de la mayor afluencia de gente.
La Audiencia Nacional ha procesado ya a 10 de esos individuos, por su presunta implicación en esta tentativa, acusados de delitos correspondientes a actividades terroristas, al igual que a un undécimo relacionado con aquellos y que fue arrestado con posterioridad en los Países Bajos. Salvo uno que tiene nacionalidad india, el resto son todos paquistaníes. Todos varones, con una edad media de 36 años, aunque el mayor de los imputados llega a los 64 y el más joven se queda en los 26. Algunos eran inmigrantes con residencia en la capital catalana, que frecuentaban una mezquita denominada Tarek ben Ziyad. Otros habían llegado desde Pakistán, a través de países europeos como Suecia, Alemania y Portugal, para intervenir en la ejecución de los atentados previstos sin que sus tránsitos individuales llamaran la atención que hubiesen suscitado al desplazarse juntos.
Pues bien, Tehrik e Taliban Pakistan (TTP), grupo cuyo nombre de nada sonará a quienes no estén al día sobre la evolución del fenómeno terrorista, pero que es bien conocido para los especialistas en estos temas, ha reclamado su responsabilidad en la fallida tentativa de perpetrar una masacre terrorista en los transportes públicos de Barcelona a inicios de este mismo año. Lo ha hecho mediante un vídeo con formato de entrevista, posiblemente grabado hace unas semanas, el pasado agosto, y difundido a finales del mismo mes. En dicho vídeo, uno de los seis miembros que componen el directorio de ese grupo islamista radical, y que además es considerado como principal portavoz del mismo, concretamente Maulvi Omar, responde con estas palabras a una pregunta sobre si la organización armada a que pertenece podría llevar a cabo ataques contra Occidente: “El de Barcelona fue conducido por 12 de nuestros hombres. Ellos estaban comprometidos con Baitulá Mehsud y TTP ha reclamado ya la responsabilidad”. Respecto a los motivos para haber intentado perpetrar una acción de esas características en dicha ciudad, añade: “A causa de la presencia militar de España en Afganistán”. Baitulá Mehsud, a quien se menciona en estas declaraciones, es el máximo dirigente de Tehrik e Taliban Pakistan y, por cierto, a él se refiere nada menos que como emir uno de los ahora encausados en la Audiencia Nacional, precisamente el experto en explosivos y que había pasado varios meses en Pakistán antes de volver a Barcelona, poco antes de que a su vez lo hicieran los supuestos terroristas suicidas, según la documentación de que se dispone.
Pero ¿qué es Tehrik e Taliban Pakistan? ¿Dónde se encuentran sus bases? ¿Acaso está vinculado con Al Qaeda y su urdimbre de terrorismo global? Tehrik e Taliban Pakistan es un heterogéneo conglomerado formado como tal a finales de 2007 y al cual se adscriben algo más de 30 grupos establecidos en el sur de Waziristán pero que recientemente se ha extendido hacia el norte, sobre todo dentro de las denominadas zonas tribales de Pakistán, fronterizas con Afganistán. Es decir, en los mismos territorios, carentes de una autoridad estatal efectiva, que son en la actualidad epicentro del terrorismo global, donde se encuentran asentadas tanto la propia Al Qaeda como al menos una docena de grupos y organizaciones relacionadas con esta estructura terrorista, que actúan en aquella demarcación y fuera de ella. Por lo común, estas entidades y hasta otras 20 o 30 más a las que Al Qaeda proporciona liderazgo, entrenamiento y recursos de distinto tipo, ejecutan luego por delegación actos de terrorismo que no están al alcance de esta última o no desea llevarlos a cabo por sí misma. No es anecdótico a este respecto que Tehrik e Taliban Pakistan, con los entre 30.000 y 35.000 miembros de que se estima dispone, se localice en ese entorno, pues mantiene una alianza con Al Qaeda y está estrechamente ligado a los talibanes afganos. Además, el sur de Asia es desde hace casi dos años el principal escenario del terrorismo global y TTP se implica tanto en atentados que se cometen en suelo afgano como en localidades paquistaníes. Pero también es la región en que se planifican y preparan otros a cometer en Europa. Es el caso de los ocurridos en Londres en julio de 2005 o, según todo indica, los fallidos de Barcelona en enero de 2008.
Así las cosas, para entender de dónde procede la fallida tentativa de atentar en la metrópoli catalana hay que remontarse, a mi juicio, al mensaje dirigido a los europeos por Osama bin Laden, a través del sitio islamista de Internet Al Ekhlaas, aparecido con fecha 29 de noviembre de 2007. Mensaje en el cual se presentaba por una parte a los gobiernos de Europa como vasallos de Estados Unidos y por otra se hacía un llamamiento a los europeos para que presionasen a sus autoridades nacionales con el fin de retirar las tropas de Afganistán. Pero en el que también se incluía una evidente amenaza: “Estamos determinados a continuar tomándonos la revancha sobre los que no son justos y a expulsar a los ocupantes invasores”. Nada tiene pues de extraño que, ante la limitada capacidad operativa de Al Qaeda o el deseo de no arriesgar efectivos propios en determinadas iniciativas, sus dirigentes acordasen con los de Tehrik e Taliban Pakistan que miembros de esta última organización materializasen esa amenaza en uno o varios países europeos. Curiosamente, apenas unos días después de que se produjeran las detenciones en Barcelona, el canal qatarí de televisión Al Yasira hizo pública una entrevista con el líder de TTP, Baitulá Mehsud, hombre más bien rudo y no particularmente instruido, mostrando su voluntad de atacar ciudades del mundo occidental: “Rezo a Dios para que nos conceda la capacidad de destruir la Casa Blanca, Nueva York y Londres. Y tenemos confianza en Dios. Muy pronto, seremos testigos de los milagros de la yihad“. Es de suponer que dicha entrevista se realizó antes del 19 de enero.
¿Y por qué entonces Barcelona como blanco específico? En primer lugar, en esta ciudad se concentra la mayoría de los aproximadamente 40.000 paquistaníes que residen legalmente en España, lo que reproduce, en el contexto catalán, ambientes existentes en, por ejemplo, determinadas localidades o barrios del Reino Unido. Ambientes de impronta surasiática en los que resulta mucho más fácil mimetizarse a individuos procedentes de las ya aludidas zonas tribales y entrenados por Tehrik e Taliban Pakistan, por cierto en campos de adiestramiento exclusivamente mantenidos al efecto, para convertirse en terroristas suicidas. Ambientes en los que se desenvuelven además movimientos islamistas de orientación rigorista y excluyente, sólidamente establecidos en Pakistán e introducidos en la diáspora paquistaní, a menudo hostiles a la integración de los inmigrantes de su mismo credo y cuando menos ambivalentes en relación con el terrorismo denominado yihadista. Ambientes, en suma, que favorecen las condiciones en las que se producen procesos de radicalización violenta y la creación de células extremistas locales que pueden proporcionar cobertura a terroristas procedentes del exterior. En segundo lugar, el hecho de que en España estuvieran próximas unas elecciones generales, concretamente las celebradas en marzo de este mismo año, explica quizá que la oportunidad para perpetrar una serie de atentados suicidas altamente letales en nuestro país fuese vista por los terroristas de TTP como temporalmente más favorable a sus propósitos. Pero ésta es una mera conjetura, pues todo parece indicar que también había otros países y otras ciudades en su punto de mira.
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