Por JOSÉ REINOSO Pekín (ElPais.com, 27/03/2009)
Japón no quiere correr ningún riesgo ante el previsto lanzamiento de un cohete por Corea del Norte, que sobrevolará su territorio a principios de abril. El ministro de Defensa, Yasukazu Hamada, ha dado orden al Ejército para que esté listo para destruir cualquier resto que pudiera caer en suelo japonés si el disparo tiene algún problema.
Pyongyang ha dicho que va a colocar en órbita un satélite de comunicaciones, pero Estados Unidos y sus aliados creen que, en realidad, se dispone a ensayar un misil Taepodong-2, de largo alcance (6.700 kilómetros), capaz de llegar a Alaska. Tanto Japón como Estados Unidos tienen previsto enviar buques de guerra a la zona, dotados con misiles mar-aire Aegis.
"He dado órdenes para que todo esté listo para destruir cualquier objeto que pueda caer sobre Japón, debido a un accidente relacionado con objetos volantes norcoreanos", ha dicho hoy Hamada en Tokio, tras una reunión del Consejo de Seguridad nacional, informa Reuters. Se trata de la primera vez que Japón, país oficialmente pacifista desde el fin de la II Guerra Mundial, toma una medida de este tipo desde la reforma de 2005 de la Ley de las Fuerzas de Autodefensa.
Corea del Norte ha avisado a distintos organismos internacionales que la trayectoria prevista pasa por encima de Japón, mientras que los aceleradores de la nave deben caer en los mares al Este y el Oeste del archipiélago. Pyongyang ha advertido de que cualquier intento de interceptar o destruir el cohete sería considerado "un acto de guerra". Tokio ha asegurado que no planea disparar sobre éste salvo que suponga una amenaza directa.
El lanzamiento, previsto entre el 4 y el 8 de abril, ha elevado la tensión en Asia nororiental, y Hamada ha vuelto a pedir al régimen de Kim Jong-il que anule el lanzamiento. Rusia se pronunció en el mismo sentido, y ha solicitado la reanudación del diálogo con Pyongyang. El pasado miércoles, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió a Occidente de que no tomara ninguna decisión apresurada.
Las negociaciones a seis bandas -en las que además de Estados Unidos y Corea del Norte, participan Corea del Sur, China, Rusia y Japón- para poner fin al programa nuclear norcoreano están paralizadas desde diciembre pasado, debido a discrepancias sobre cómo verificar que el régimen norcoreano está desmantelando sus centrales atómicas.
Tokio, Washington y Seúl han advertido de que el lanzamiento viola las resoluciones de la ONU impuestas anteriormente a Pyongyang por anteriores pruebas de armamento, y Washington ha amenazado con llevar la cuestión al Consejo de Seguridad. Corea del Norte ha replicado que cualquier acción punitiva de la ONU sería considerada un "acto hostil".
Una prueba exitosa daría un impulso a la imagen de Kim Jong-il, cuya enfermedad, el año pasado, provocó dudas sobre su posición en el poder. Según Dennis Blair, responsable de inteligencia en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Corea del Norte pretende mostrar que tiene la tecnología para lanzar un misil balístico intercontinental. En 1998, disparó un misil Taepodong-1, que tiene un alcance de 2.500 kilómetros, por encima de Japón, provocando la ira de Tokio.
Japón no quiere correr ningún riesgo ante el previsto lanzamiento de un cohete por Corea del Norte, que sobrevolará su territorio a principios de abril. El ministro de Defensa, Yasukazu Hamada, ha dado orden al Ejército para que esté listo para destruir cualquier resto que pudiera caer en suelo japonés si el disparo tiene algún problema.
Pyongyang ha dicho que va a colocar en órbita un satélite de comunicaciones, pero Estados Unidos y sus aliados creen que, en realidad, se dispone a ensayar un misil Taepodong-2, de largo alcance (6.700 kilómetros), capaz de llegar a Alaska. Tanto Japón como Estados Unidos tienen previsto enviar buques de guerra a la zona, dotados con misiles mar-aire Aegis.
"He dado órdenes para que todo esté listo para destruir cualquier objeto que pueda caer sobre Japón, debido a un accidente relacionado con objetos volantes norcoreanos", ha dicho hoy Hamada en Tokio, tras una reunión del Consejo de Seguridad nacional, informa Reuters. Se trata de la primera vez que Japón, país oficialmente pacifista desde el fin de la II Guerra Mundial, toma una medida de este tipo desde la reforma de 2005 de la Ley de las Fuerzas de Autodefensa.
Corea del Norte ha avisado a distintos organismos internacionales que la trayectoria prevista pasa por encima de Japón, mientras que los aceleradores de la nave deben caer en los mares al Este y el Oeste del archipiélago. Pyongyang ha advertido de que cualquier intento de interceptar o destruir el cohete sería considerado "un acto de guerra". Tokio ha asegurado que no planea disparar sobre éste salvo que suponga una amenaza directa.
El lanzamiento, previsto entre el 4 y el 8 de abril, ha elevado la tensión en Asia nororiental, y Hamada ha vuelto a pedir al régimen de Kim Jong-il que anule el lanzamiento. Rusia se pronunció en el mismo sentido, y ha solicitado la reanudación del diálogo con Pyongyang. El pasado miércoles, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió a Occidente de que no tomara ninguna decisión apresurada.
Las negociaciones a seis bandas -en las que además de Estados Unidos y Corea del Norte, participan Corea del Sur, China, Rusia y Japón- para poner fin al programa nuclear norcoreano están paralizadas desde diciembre pasado, debido a discrepancias sobre cómo verificar que el régimen norcoreano está desmantelando sus centrales atómicas.
Tokio, Washington y Seúl han advertido de que el lanzamiento viola las resoluciones de la ONU impuestas anteriormente a Pyongyang por anteriores pruebas de armamento, y Washington ha amenazado con llevar la cuestión al Consejo de Seguridad. Corea del Norte ha replicado que cualquier acción punitiva de la ONU sería considerada un "acto hostil".
Una prueba exitosa daría un impulso a la imagen de Kim Jong-il, cuya enfermedad, el año pasado, provocó dudas sobre su posición en el poder. Según Dennis Blair, responsable de inteligencia en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Corea del Norte pretende mostrar que tiene la tecnología para lanzar un misil balístico intercontinental. En 1998, disparó un misil Taepodong-1, que tiene un alcance de 2.500 kilómetros, por encima de Japón, provocando la ira de Tokio.
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