Por Brahma Chellaney, profesor de Estudios Estratégicosdel Centro de Investigación Política de Nueva Delhi. Traducción: José María Puig de la Bellacasa (LA VANGUARDIA, 12/04/09):
India, la mayor democracia del mundo y una de las puntas de lanza del nuevo orden mundial emergente, acude a las urnas para elegir un nuevo gobierno. El tamaño y complejidad de India son tales, que las elecciones se celebrarán a lo largo de varias fases, entre los próximos 16 de abril y 13 de mayo. Sin embargo, sus resultados distan de garantizar un gobierno estable. De lo que no cabe duda es de que el próximo gobierno, como ha sido norma desde hace un par de decenios, será una coalición de varios partidos.
India presenta tres principales puntos fuertes y otros tantos débiles. Uno de sus puntos fuertes reside en su dilatado historial de gran potencia y factor esencial de cooperación en el panorama de las relaciones internacionales. En 1820, en el advenimiento de la revolución industrial, India y China representaban por sí solas casi la mitad de la renta mundial. Pero cuando India emergió como república en 1947, tras liberarse de la dominación colonial británica, su cuota del PIB mundial se había reducido a sólo un 3,8%.
Un segundo punto fuerte se refiere al hecho de que India simboliza la unidad en la diversidad. Es el país del mundo con mayor grado de diversidad. De hecho, es más diversa desde el punto de vista lingüístico, étnico y religioso que toda Europa. En India, las antiguas tradiciones van cogidas de la mano de la posmodernidad. Y ante todo India ha demostrado que, a diferencia de las sociedades tradicionalmente homogéneas de Asia Oriental, un país puede gestionar la diversidad de tal forma que constituya un elemento de prosperidad.
Un tercer punto fuerte estriba en que la democracia sigue siendo el mayor activo de India. este país es la única auténtica democracia en el vasto arco vecino que abarca de Jordania a Singapur. Aunque los conceptos de la libertad democrática y el imperio de la ley se asocian normalmente con Occidente, India puede reivindicar antiguas tradiciones respetuosas de estos valores. Las libertades básicas para todos formaron el eje del reinado del emperador Ashoka, del siglo III antes de Cristo, quien - como ha dicho el premio Nobel Amartya Sen-”no excluyó a las mujeres y los esclavos como hizo Aristóteles”.
A través de una mentalidad innovadora y creativa y de una dinámica política exterior, India - la civilización mundial de mayor capacidad de integración-se halla en este momento en condiciones de desempeñar el papel de puente entre Oriente y Occidente y, en este marco, el de nexo entre las aspiraciones rivales de países desarrollados y en desarrollo. Sin embargo, sus múltiples puntos débiles la abruman.
Uno de los puntos débiles más patentes de India - que la abruma en el ámbito regional-obedece a que sus países vecinos se hallan afectados por una inestabilidad tan crónica, que se enfrenta de hecho a una tiranía derivada de la misma geografía. Se halla encajada en el interior de un arco de estados fracasados o autoritarios que intentan socavar de variadas formas su naturaleza laica, multiétnica y pluralista. Al oeste, India tiene el cinturón tribal fronterizo de Pakistán y Afganistán, el epicentro del terrorismo mundial. Y al norte se yergue una China que se autoafirma a ritmo creciente y que se convirtió en vecina de India no debido a la geografía, sino a la fuerza de las armas mediante la ocupación de Tíbet en 1950-51.
En consecuencia, India se enfrenta a una paradoja derivada del mismo hecho de la proximidad y cercanía a otros países. Mantiene alianzas estratégicas con países distantes, desde Estados Unidos y la Unión Europea hasta Rusia y Japón, pero se enfrenta a amenazas reales procedentes de países cercanos. El Sudeste Asiático representa sólo el 2% del comercio exterior de India.
Habida cuenta del carácter inestable de su vecindad y de la consiguiente incidencia de tal circunstancia, no es de extrañar que otro punto débil de India sea el relativo a su seguridad interna. India, por ejemplo, ha sido golpeada por crecientes ataques terroristas, como el ocurrido en Bombay en noviembre pasado.
Un tercer punto débil reside en la dividida política india. La democracia india también tiende a funcionar mediante el imperio de la política de miras estrechas; de hecho, por el mínimo común denominador. Anteponer la amplitud de miras en materia de agenda nacional a la miopía política a corto plazo, por tanto, no es fácil.
En este contexto, es poco probable que las próximas elecciones de India señalen un cambio importante. Actualmente, India es un actor global con posibilidades de convertirse en potencia mundial. El buen gobierno, la visión estratégica, los planes adecuados de seguridad nacional y el dinamismo económico constituyen factores esenciales para que India desempeñe un papel acorde con su dimensión en el escenario mundial.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
India, la mayor democracia del mundo y una de las puntas de lanza del nuevo orden mundial emergente, acude a las urnas para elegir un nuevo gobierno. El tamaño y complejidad de India son tales, que las elecciones se celebrarán a lo largo de varias fases, entre los próximos 16 de abril y 13 de mayo. Sin embargo, sus resultados distan de garantizar un gobierno estable. De lo que no cabe duda es de que el próximo gobierno, como ha sido norma desde hace un par de decenios, será una coalición de varios partidos.
India presenta tres principales puntos fuertes y otros tantos débiles. Uno de sus puntos fuertes reside en su dilatado historial de gran potencia y factor esencial de cooperación en el panorama de las relaciones internacionales. En 1820, en el advenimiento de la revolución industrial, India y China representaban por sí solas casi la mitad de la renta mundial. Pero cuando India emergió como república en 1947, tras liberarse de la dominación colonial británica, su cuota del PIB mundial se había reducido a sólo un 3,8%.
Un segundo punto fuerte se refiere al hecho de que India simboliza la unidad en la diversidad. Es el país del mundo con mayor grado de diversidad. De hecho, es más diversa desde el punto de vista lingüístico, étnico y religioso que toda Europa. En India, las antiguas tradiciones van cogidas de la mano de la posmodernidad. Y ante todo India ha demostrado que, a diferencia de las sociedades tradicionalmente homogéneas de Asia Oriental, un país puede gestionar la diversidad de tal forma que constituya un elemento de prosperidad.
Un tercer punto fuerte estriba en que la democracia sigue siendo el mayor activo de India. este país es la única auténtica democracia en el vasto arco vecino que abarca de Jordania a Singapur. Aunque los conceptos de la libertad democrática y el imperio de la ley se asocian normalmente con Occidente, India puede reivindicar antiguas tradiciones respetuosas de estos valores. Las libertades básicas para todos formaron el eje del reinado del emperador Ashoka, del siglo III antes de Cristo, quien - como ha dicho el premio Nobel Amartya Sen-”no excluyó a las mujeres y los esclavos como hizo Aristóteles”.
A través de una mentalidad innovadora y creativa y de una dinámica política exterior, India - la civilización mundial de mayor capacidad de integración-se halla en este momento en condiciones de desempeñar el papel de puente entre Oriente y Occidente y, en este marco, el de nexo entre las aspiraciones rivales de países desarrollados y en desarrollo. Sin embargo, sus múltiples puntos débiles la abruman.
Uno de los puntos débiles más patentes de India - que la abruma en el ámbito regional-obedece a que sus países vecinos se hallan afectados por una inestabilidad tan crónica, que se enfrenta de hecho a una tiranía derivada de la misma geografía. Se halla encajada en el interior de un arco de estados fracasados o autoritarios que intentan socavar de variadas formas su naturaleza laica, multiétnica y pluralista. Al oeste, India tiene el cinturón tribal fronterizo de Pakistán y Afganistán, el epicentro del terrorismo mundial. Y al norte se yergue una China que se autoafirma a ritmo creciente y que se convirtió en vecina de India no debido a la geografía, sino a la fuerza de las armas mediante la ocupación de Tíbet en 1950-51.
En consecuencia, India se enfrenta a una paradoja derivada del mismo hecho de la proximidad y cercanía a otros países. Mantiene alianzas estratégicas con países distantes, desde Estados Unidos y la Unión Europea hasta Rusia y Japón, pero se enfrenta a amenazas reales procedentes de países cercanos. El Sudeste Asiático representa sólo el 2% del comercio exterior de India.
Habida cuenta del carácter inestable de su vecindad y de la consiguiente incidencia de tal circunstancia, no es de extrañar que otro punto débil de India sea el relativo a su seguridad interna. India, por ejemplo, ha sido golpeada por crecientes ataques terroristas, como el ocurrido en Bombay en noviembre pasado.
Un tercer punto débil reside en la dividida política india. La democracia india también tiende a funcionar mediante el imperio de la política de miras estrechas; de hecho, por el mínimo común denominador. Anteponer la amplitud de miras en materia de agenda nacional a la miopía política a corto plazo, por tanto, no es fácil.
En este contexto, es poco probable que las próximas elecciones de India señalen un cambio importante. Actualmente, India es un actor global con posibilidades de convertirse en potencia mundial. El buen gobierno, la visión estratégica, los planes adecuados de seguridad nacional y el dinamismo económico constituyen factores esenciales para que India desempeñe un papel acorde con su dimensión en el escenario mundial.
Fuente: Bitácora Almendrón. Tribuna Libre © Miguel Moliné Escalona
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