Por David de Ugarte 21/02/2008
El inglés es la lengua internacional porque es la que utilizas cuando hablas con alguien de otro idioma- me dice Alexander Bard -lo que pasa es que la netocracia le cambiará el nombre y le llamará net-language, apostilla.
Le respondo que no uso un idioma para comunicarme más allá de los 400 millones de personas en cuatro continentes que hablan español como lengua materna. Uso muchos: inglés sí, pero también portugués, catalán, italiano y alguna vez hasta me he lanzado con el kikongo y el ruso… y lo haré en todo lo que me de tiempo a aprender o encontrar intérprete. Con mejor o peor suerte y conocimiento, desde luego, pero con voluntad no sólo de emitir sino de recibir.
Hoy en día pretender usar las lenguas imperiales en exclusiva implica un mesaje claro: el mundo es un teatro donde el debate anglo-norteamericano ocupa la escena y los demás somos sólo espectadores conminados a aplaudir y callar.
El dospuntocerismo es sólo el último jefe de clac. Nos quedan muchos más por ver.
Lo genial es que en Brasil todo el mundo que nos rodeaba hablaba, además del portugués, español y algo más, normalmente italiano, francés o alemán… y Bard decía que se estaban resistiendo a globalizarse por no hablar inglés!!!
Yo alucinaba. Las empresas que vimos tenían contratos en Libia, en Angola, en China… Los gobiernos locales hacían proyectos con la Macaronesia, con el ayuntamiento de Roma, con Colombia, con Chile… Los activistas y el público más joven salió el sábado a la hora de comer para llegar a la Campus Party que Telefónica organizaba en Sao Paulo con el show que habían montado en Valencia… ¡¡¡y se estaban resistiendo!!!
Los anglofonistas (que defienden el inglés como presunta “lengua de la globalización”) cada día se me parecen más a speakers neocoloniales de asalto que esperan el favor del que creen será más fuerte.
De fondo un pensamiento moderno que fue además el primer lema de EEUU: “E pluribus unum“, de muchos surgirá uno. Es al revés, la globalización o será distribuida o no será globalización sino imposición. E unus pluribum, debería ser nuestro lema: y de la unidad surgirán muchos…
¿Y saben por qué? Pues es sencillo, símplemente porque no existe una salsa de espaghetti perfecta.
El inglés es la lengua internacional porque es la que utilizas cuando hablas con alguien de otro idioma- me dice Alexander Bard -lo que pasa es que la netocracia le cambiará el nombre y le llamará net-language, apostilla.
Le respondo que no uso un idioma para comunicarme más allá de los 400 millones de personas en cuatro continentes que hablan español como lengua materna. Uso muchos: inglés sí, pero también portugués, catalán, italiano y alguna vez hasta me he lanzado con el kikongo y el ruso… y lo haré en todo lo que me de tiempo a aprender o encontrar intérprete. Con mejor o peor suerte y conocimiento, desde luego, pero con voluntad no sólo de emitir sino de recibir.
Hoy en día pretender usar las lenguas imperiales en exclusiva implica un mesaje claro: el mundo es un teatro donde el debate anglo-norteamericano ocupa la escena y los demás somos sólo espectadores conminados a aplaudir y callar.
El dospuntocerismo es sólo el último jefe de clac. Nos quedan muchos más por ver.
Lo genial es que en Brasil todo el mundo que nos rodeaba hablaba, además del portugués, español y algo más, normalmente italiano, francés o alemán… y Bard decía que se estaban resistiendo a globalizarse por no hablar inglés!!!
Yo alucinaba. Las empresas que vimos tenían contratos en Libia, en Angola, en China… Los gobiernos locales hacían proyectos con la Macaronesia, con el ayuntamiento de Roma, con Colombia, con Chile… Los activistas y el público más joven salió el sábado a la hora de comer para llegar a la Campus Party que Telefónica organizaba en Sao Paulo con el show que habían montado en Valencia… ¡¡¡y se estaban resistiendo!!!
Los anglofonistas (que defienden el inglés como presunta “lengua de la globalización”) cada día se me parecen más a speakers neocoloniales de asalto que esperan el favor del que creen será más fuerte.
De fondo un pensamiento moderno que fue además el primer lema de EEUU: “E pluribus unum“, de muchos surgirá uno. Es al revés, la globalización o será distribuida o no será globalización sino imposición. E unus pluribum, debería ser nuestro lema: y de la unidad surgirán muchos…
¿Y saben por qué? Pues es sencillo, símplemente porque no existe una salsa de espaghetti perfecta.
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