por Dolia Estévez (El Semanario 06/03/08)
Lo que no se vale es que, con el afán de ganar adeptos, dos personajes, uno de los cuales podría ser el próximo Presidente de EU, mientan, desinformen y lancen amenazas contraproducentes para el país y las relaciones con sus vecinos. “Pedir la renegociación del TLCAN es una forma elegante de decir matémoslo”, dice el economista Sidney Weintraub. “Si Obama y Clinton hablan en serio, quiere decir que son unos estúpidos. Creo que es politiquería. Pero no estoy seguro.” Obama culpa al TLCAN por la pérdida de “un millón de empleos”, cuando la verdad es que el saldo neto en el mercado laboral ha sido positivo. “Los datos que maneja son una locura”, dice el editor de El Impacto del TLCAN, la Primera Década (CSIS, 2004).
Nunca antes, ni los proteccionistas más frenéticos, habían llegado al extremo de amonestar con retirarse del acuerdo, si México y Canadá no aceptan reabrirlo para enmendarlo radicalmente. ¿Pueden? “Sí, el convenio prevé el retiro unilateral, siempre y cuando se avise a los otros socios con seis meses de anticipación”, responde la negociadora del TLCAN, Carla Hills, “pero sería un suicido económico y político”.
Hills y Weintraub enumeraron las consecuencias:
1) Los aranceles mexicanos que hoy promedian 14% y estadounidenses que no llegan ni a 2%, regresarían a los niveles previos a la entrada en vigencia del TLCAN. 2) No habría más arreglos preferenciales. 3) EU perdería cientos de miles de empleos, porque la cadena productiva ha sido diseñada con base en la competitividad estadounidense y no de tres naciones separadas. 4) Canadá cancelaría la previsión que México no aceptó, de no recortar el suministro del petróleo a EU, aún en tiempo de escasez interna. 5) México demandaría subir los aranceles a los productos agrícolas que acaban de ser liberados. 6) Canadá demandaría mecanismos de resolución de controversias más fuertes y punitivos contra EU. 7) Las disputas sectoriales desembocarían en guerras comerciales. 8) Peor aún: un nuevo acuerdo tendría que ser ratificado en las tormentosas e impredecibles aguas legislativas.
Hills cree que Obama regresará a sus cabales. “Clinton, en cambio, está tan equivocada y es tan categórica y terca, que quien sabe que hará de llegar a la Casa Blanca.”
¿MÉXICO? ¡BIEN GRACIAS!
Ante los nubarrones que se ciernen sobre el TLCAN, México ha respondido metiendo la cabeza en la arena. Ni Calderón, Sojo o Espinosa se han pronunciado públicamente. En contrapartida, con 75% de sus exportaciones destinadas al mercado estadounidense, Canadá no sólo rechazó oficialmente la reapertura sino advirtió que, de darse, pondría sobre la mesa un basto menú de demandas propias.
En Latinoamérica, el mensaje antitelecista preocupa a algunos gobiernos. El analista Freed Zakaria dice que en medios diplomáticos se empieza a poner en duda las promesas de Obama de que dará vuelta de hoja al repudiado unilateralismo de los últimos años.
A la pregunta de si México favorece la renegociación, el embajador Arturo Sarukhán respondió con un lacónico “no”. Al Financial Times, en cambio, sí dijo que México se ha beneficiado del convenio trilateral y advirtió contra una renegociación. “México no respalda la reapertura. Sería obstaculizar el funcionamiento del motor de la competitividad de América del Norte”. Con Andrés Openheimer, del Miami Herald, abundó que en un contexto de retroceso económico en EU, las críticas podrían “obstruir esfuerzos de aquellos que, como nosotros, creemos que la apertura de mercados puede generar crecimiento sustentable”.
Extraoficialmente, un asesor de Obama entró en contacto con diplomáticos canadienses para aclararles que lo de la reapertura es más para consumo de los electores de Ohio donde el TLCAN es el villano favorito. Pero con México no ha habido contacto. ¿Creerán que el que calla otorga y que México no merece las mismas atenciones que Canadá?
FESTEJO
La nueva jefa de Protocolo de la Casa Blanca, Nancy Brinker, ofreció una cena en honor de Sarukhán, no para celebrar la supuesta suspensión de la construcción del muro virtual, sino las relaciones con México.
El festejo, el primero de Brinker a un Embajador, tuvo lugar el 25 de febrero en la Casa Blair, la histórica mansión de huéspedes oficial, que ha alojado a Jefes de Estado durante más de medio siglo. Con música de fondo, brindis con atril, postres hechos en conjunto por los chefs de la Casa Blair y la Embajada, acudieron a la cita políticos y empresarios de primer nivel, incluidos los congresistas David Dreier y Eliot Ángel; la secretaria de Educación Spellings; el sobrino del presidente George P. Bush, el asesor presidencial Dan Fisk; el subsecretario Tom Shannon y el juez de la Suprema Corte, Antonin Scalia. Nadie quiso acordarse del muro.
Lo que no se vale es que, con el afán de ganar adeptos, dos personajes, uno de los cuales podría ser el próximo Presidente de EU, mientan, desinformen y lancen amenazas contraproducentes para el país y las relaciones con sus vecinos. “Pedir la renegociación del TLCAN es una forma elegante de decir matémoslo”, dice el economista Sidney Weintraub. “Si Obama y Clinton hablan en serio, quiere decir que son unos estúpidos. Creo que es politiquería. Pero no estoy seguro.” Obama culpa al TLCAN por la pérdida de “un millón de empleos”, cuando la verdad es que el saldo neto en el mercado laboral ha sido positivo. “Los datos que maneja son una locura”, dice el editor de El Impacto del TLCAN, la Primera Década (CSIS, 2004).
Nunca antes, ni los proteccionistas más frenéticos, habían llegado al extremo de amonestar con retirarse del acuerdo, si México y Canadá no aceptan reabrirlo para enmendarlo radicalmente. ¿Pueden? “Sí, el convenio prevé el retiro unilateral, siempre y cuando se avise a los otros socios con seis meses de anticipación”, responde la negociadora del TLCAN, Carla Hills, “pero sería un suicido económico y político”.
Hills y Weintraub enumeraron las consecuencias:
1) Los aranceles mexicanos que hoy promedian 14% y estadounidenses que no llegan ni a 2%, regresarían a los niveles previos a la entrada en vigencia del TLCAN. 2) No habría más arreglos preferenciales. 3) EU perdería cientos de miles de empleos, porque la cadena productiva ha sido diseñada con base en la competitividad estadounidense y no de tres naciones separadas. 4) Canadá cancelaría la previsión que México no aceptó, de no recortar el suministro del petróleo a EU, aún en tiempo de escasez interna. 5) México demandaría subir los aranceles a los productos agrícolas que acaban de ser liberados. 6) Canadá demandaría mecanismos de resolución de controversias más fuertes y punitivos contra EU. 7) Las disputas sectoriales desembocarían en guerras comerciales. 8) Peor aún: un nuevo acuerdo tendría que ser ratificado en las tormentosas e impredecibles aguas legislativas.
Hills cree que Obama regresará a sus cabales. “Clinton, en cambio, está tan equivocada y es tan categórica y terca, que quien sabe que hará de llegar a la Casa Blanca.”
¿MÉXICO? ¡BIEN GRACIAS!
Ante los nubarrones que se ciernen sobre el TLCAN, México ha respondido metiendo la cabeza en la arena. Ni Calderón, Sojo o Espinosa se han pronunciado públicamente. En contrapartida, con 75% de sus exportaciones destinadas al mercado estadounidense, Canadá no sólo rechazó oficialmente la reapertura sino advirtió que, de darse, pondría sobre la mesa un basto menú de demandas propias.
En Latinoamérica, el mensaje antitelecista preocupa a algunos gobiernos. El analista Freed Zakaria dice que en medios diplomáticos se empieza a poner en duda las promesas de Obama de que dará vuelta de hoja al repudiado unilateralismo de los últimos años.
A la pregunta de si México favorece la renegociación, el embajador Arturo Sarukhán respondió con un lacónico “no”. Al Financial Times, en cambio, sí dijo que México se ha beneficiado del convenio trilateral y advirtió contra una renegociación. “México no respalda la reapertura. Sería obstaculizar el funcionamiento del motor de la competitividad de América del Norte”. Con Andrés Openheimer, del Miami Herald, abundó que en un contexto de retroceso económico en EU, las críticas podrían “obstruir esfuerzos de aquellos que, como nosotros, creemos que la apertura de mercados puede generar crecimiento sustentable”.
Extraoficialmente, un asesor de Obama entró en contacto con diplomáticos canadienses para aclararles que lo de la reapertura es más para consumo de los electores de Ohio donde el TLCAN es el villano favorito. Pero con México no ha habido contacto. ¿Creerán que el que calla otorga y que México no merece las mismas atenciones que Canadá?
FESTEJO
La nueva jefa de Protocolo de la Casa Blanca, Nancy Brinker, ofreció una cena en honor de Sarukhán, no para celebrar la supuesta suspensión de la construcción del muro virtual, sino las relaciones con México.
El festejo, el primero de Brinker a un Embajador, tuvo lugar el 25 de febrero en la Casa Blair, la histórica mansión de huéspedes oficial, que ha alojado a Jefes de Estado durante más de medio siglo. Con música de fondo, brindis con atril, postres hechos en conjunto por los chefs de la Casa Blair y la Embajada, acudieron a la cita políticos y empresarios de primer nivel, incluidos los congresistas David Dreier y Eliot Ángel; la secretaria de Educación Spellings; el sobrino del presidente George P. Bush, el asesor presidencial Dan Fisk; el subsecretario Tom Shannon y el juez de la Suprema Corte, Antonin Scalia. Nadie quiso acordarse del muro.
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