Por Abraham B. Yehoshúa, escritor israelí, inspirador del movimiento Paz Ahora. Traducción: Sonia de Pedro (LA VANGUARDIA, 12/05/08):
En estos días se celebra sin demasiada pompa el 30. º aniversario de la creación del movimiento Paz Ahora en Israel. En general, la sensación que se tiene es de satisfacción, pues los mensajes de este movimiento han logrado calar en la mayor parte de la sociedad israelí. Sin embargo, junto a la alegría por haber demostrado que sus propuestas no eran desacertadas, entre los militantes de Paz Ahora se percibe que su acción, como movimiento extraparlamentario, no ha sido lo bastante enérgica ni centrada y que por eso no ha logrado frenar la creación de asentamientos de colonos, uno de los escollos más importantes para alcanzar la paz con los palestinos. Y es que ha sido más débil que su movimiento rival, Gush Emunim (Bloque de la Fe), que ha sabido promover con éxito la creación de asentamientos de colonos en tierras palestinas.
Y esto, ¿por qué? Primero hay que decir que Paz Ahora se fundó en Israel con al menos diez años de retraso. Tras la guerra de los Seis Días en 1967, algunos políticos valientes del Partido Laborista, entonces en el gobierno, junto con varios intelectuales, entre los cuales yo me hallaba, empezaron a oponerse abiertamente a la política de la primera ministra Golda Meir y de Moshe Dayan, ya que estos, en vez de mantener los territorios ocupados como moneda de cambio para conseguir la paz con los países árabes, comenzaron una política de anexión no oficial de territorios y a establecer colonias judías de forma dispersa en tierras palestinas, sirias y egipcias. Estos contados políticos, que acabaron aislados dentro del Partido Laborista hasta ser expulsados, y los intelectuales que los apoyaban no recibieron respaldo suficiente ni en la sociedad ni entre los laboristas, que gobernaban con el apoyo de pequeños partidos de izquierda, por lo que resultaba imposible crear un movimiento social de peso que hiciera frente al crecimiento de la derecha.
En las elecciones de 1977, en las que el Likud subió al poder con Menahem Begin a la cabeza, los movimientos pacifistas obtuvieron apenas un 1,5% de los votos, pese a incluir en sus listas a varios de los mejores intelectuales y artistas israelíes. En cambio, sólo medio año después surgió de pronto un movimiento popular a favor de la paz al que se sumaron miles de personas que hasta entonces no se habían opuesto a las posturas nacionalistas del gobierno. ¿Por qué se produjo este cambio?
Este giro en la opinión pública que dio lugar al movimiento Paz Ahora se debió a la visita por sorpresa del presidente egipcio Anuar Sadat a Jerusalén y a su propuesta de acabar con el conflicto con Israel siguiendo la fórmula de paz por territorios. Por supuesto que el gobierno israelí empezó a negociar las condiciones del acuerdo en el que Sadat incluía también el deseo de autodeterminación de los palestinos. Pero la negociación comenzó a complicarse y en un momento dado mucha gente en Israel temió que Menahen Begin hiciera fracasar las negociaciones. Entonces un grupo de oficiales en la reserva escribió una carta abierta al primer ministro exigiéndole la paz inmediata. Le decían que negociase como quisiera, pero con la condición de que finalmente se llegase a un acuerdo de paz “ahora”, pues no debía perder de ninguna de las maneras esa oportunidad y de hecho no se iba a aceptar ninguna justificación en caso de fracaso.
Y esa carta resultó ser eficaz e hizo que muchísima gente se manifestase en las calles. El bloque pacifista se fortaleció, y Menahen Begin entendió que no había más remedio que ceder en las negociaciones y, por tanto, devolver todo el Sinaí y desmantelar los asentamientos israelíes que se habían levantado allí, con el fin de firmar la paz con un país árabe tan importante como Egipto.
Sin embargo, nada más firmar el acuerdo de paz se vio que esa cesión a Egipto estaba dando legitimidad al gobierno del Likud para sembrar de colonias judías los territorios ocupados en Judea, Samaria y Gaza. Y cuando estalló la segunda intifada en el 2000 y quedó claro que los palestinos no iban a renunciar al “derecho de retorno” y que no estaban aún maduros para alcanzar una paz global, quizá habría sido mejor no poner tanto el acento en el “ahora” y haberlo puesto en la lucha contra la creación de más asentamientos, con el eslogan de que “las colonias judías son un obstáculo para la paz”.
Pero la batalla contra los asentamientos ha resultado ser demasiado dura para los jóvenes de Paz Ahora. No se ha luchado con la suficiente energía. Y por eso a los miembros de Gush Emunim les ha sido bastante fácil burlar al gobierno y seguir construyendo colonias y ampliando las que ya había. De ahí que no ha de extrañar que la celebración del 30. º aniversario de la creación de Paz Ahora haya despertado sentimientos encontrados y no haya atraído a demasiada gente.
Está claro que el reconocimiento de la necesidad de que hay que devolver los territorios ocupados en 1967 con el fin de posibilitar la creación de un Estado palestino se ha convertido en una opinión generalizada en el país gracias a Paz Ahora, pero hay que admitir que la manera para alcanzar la materialización que conlleva dicho reconocimiento no ha sido lo bastante eficaz, y por ello el camino hacia la paz será aún complicado y arduo.
En estos días se celebra sin demasiada pompa el 30. º aniversario de la creación del movimiento Paz Ahora en Israel. En general, la sensación que se tiene es de satisfacción, pues los mensajes de este movimiento han logrado calar en la mayor parte de la sociedad israelí. Sin embargo, junto a la alegría por haber demostrado que sus propuestas no eran desacertadas, entre los militantes de Paz Ahora se percibe que su acción, como movimiento extraparlamentario, no ha sido lo bastante enérgica ni centrada y que por eso no ha logrado frenar la creación de asentamientos de colonos, uno de los escollos más importantes para alcanzar la paz con los palestinos. Y es que ha sido más débil que su movimiento rival, Gush Emunim (Bloque de la Fe), que ha sabido promover con éxito la creación de asentamientos de colonos en tierras palestinas.
Y esto, ¿por qué? Primero hay que decir que Paz Ahora se fundó en Israel con al menos diez años de retraso. Tras la guerra de los Seis Días en 1967, algunos políticos valientes del Partido Laborista, entonces en el gobierno, junto con varios intelectuales, entre los cuales yo me hallaba, empezaron a oponerse abiertamente a la política de la primera ministra Golda Meir y de Moshe Dayan, ya que estos, en vez de mantener los territorios ocupados como moneda de cambio para conseguir la paz con los países árabes, comenzaron una política de anexión no oficial de territorios y a establecer colonias judías de forma dispersa en tierras palestinas, sirias y egipcias. Estos contados políticos, que acabaron aislados dentro del Partido Laborista hasta ser expulsados, y los intelectuales que los apoyaban no recibieron respaldo suficiente ni en la sociedad ni entre los laboristas, que gobernaban con el apoyo de pequeños partidos de izquierda, por lo que resultaba imposible crear un movimiento social de peso que hiciera frente al crecimiento de la derecha.
En las elecciones de 1977, en las que el Likud subió al poder con Menahem Begin a la cabeza, los movimientos pacifistas obtuvieron apenas un 1,5% de los votos, pese a incluir en sus listas a varios de los mejores intelectuales y artistas israelíes. En cambio, sólo medio año después surgió de pronto un movimiento popular a favor de la paz al que se sumaron miles de personas que hasta entonces no se habían opuesto a las posturas nacionalistas del gobierno. ¿Por qué se produjo este cambio?
Este giro en la opinión pública que dio lugar al movimiento Paz Ahora se debió a la visita por sorpresa del presidente egipcio Anuar Sadat a Jerusalén y a su propuesta de acabar con el conflicto con Israel siguiendo la fórmula de paz por territorios. Por supuesto que el gobierno israelí empezó a negociar las condiciones del acuerdo en el que Sadat incluía también el deseo de autodeterminación de los palestinos. Pero la negociación comenzó a complicarse y en un momento dado mucha gente en Israel temió que Menahen Begin hiciera fracasar las negociaciones. Entonces un grupo de oficiales en la reserva escribió una carta abierta al primer ministro exigiéndole la paz inmediata. Le decían que negociase como quisiera, pero con la condición de que finalmente se llegase a un acuerdo de paz “ahora”, pues no debía perder de ninguna de las maneras esa oportunidad y de hecho no se iba a aceptar ninguna justificación en caso de fracaso.
Y esa carta resultó ser eficaz e hizo que muchísima gente se manifestase en las calles. El bloque pacifista se fortaleció, y Menahen Begin entendió que no había más remedio que ceder en las negociaciones y, por tanto, devolver todo el Sinaí y desmantelar los asentamientos israelíes que se habían levantado allí, con el fin de firmar la paz con un país árabe tan importante como Egipto.
Sin embargo, nada más firmar el acuerdo de paz se vio que esa cesión a Egipto estaba dando legitimidad al gobierno del Likud para sembrar de colonias judías los territorios ocupados en Judea, Samaria y Gaza. Y cuando estalló la segunda intifada en el 2000 y quedó claro que los palestinos no iban a renunciar al “derecho de retorno” y que no estaban aún maduros para alcanzar una paz global, quizá habría sido mejor no poner tanto el acento en el “ahora” y haberlo puesto en la lucha contra la creación de más asentamientos, con el eslogan de que “las colonias judías son un obstáculo para la paz”.
Pero la batalla contra los asentamientos ha resultado ser demasiado dura para los jóvenes de Paz Ahora. No se ha luchado con la suficiente energía. Y por eso a los miembros de Gush Emunim les ha sido bastante fácil burlar al gobierno y seguir construyendo colonias y ampliando las que ya había. De ahí que no ha de extrañar que la celebración del 30. º aniversario de la creación de Paz Ahora haya despertado sentimientos encontrados y no haya atraído a demasiada gente.
Está claro que el reconocimiento de la necesidad de que hay que devolver los territorios ocupados en 1967 con el fin de posibilitar la creación de un Estado palestino se ha convertido en una opinión generalizada en el país gracias a Paz Ahora, pero hay que admitir que la manera para alcanzar la materialización que conlleva dicho reconocimiento no ha sido lo bastante eficaz, y por ello el camino hacia la paz será aún complicado y arduo.
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